HORRENDO CRIMEN
EN CONCEPCION
UN MARIDO QUE MATA A SU MU
JER A HACHAZOS.— HERMOSO
EJEMPLO PARA LAS MADRES
DE FAMILIA.

  La ciudad de Concepcion
Teatro ha sido últimamente
De una escena espantosa
Que ha conmovido a la jente,

  En la calle de Carrera
De la ciudad mencionada
Vivia la desgraciada
Del drama que desespera;
Carmela se vocifera,
Que pasaba en discusion
Con su esposo sin razon
I de cuyo resultado
Un crimen ha presenciado
La ciudad de Concepcion.

  La Cármen Jerez vivia
En diversion permanente
Por lo cual, precisamente
Delgado la reprendia;
Con las hijas que tenia
La Jerez, digo realmente,
Remolia espresamente
Hasta que el hogar dichoso,
De un crímen espantoso
Teatro ha sido últimamente.

  Delgado nada le daba
Para mantener diez hijos
I ella en trabajos prolijos
El sustento se buscaba;
Por esta causa se hallaba
Siempre la infeliz esposa
En tertulia deshonrosa,
Sin hacer mayor conquista
Llegó a ser protagonista
De una escena espantosa.

  El marido, finalmente,
Dicen que la asesinó,
Porque en su casa encontró
Remoliendas diariamente;
Este crímen ciertamente.
Es un ejemplo probado
Para las madres que han dado
A sus hijas libertad,
Por cuya barbaridad
El crimen fué perpetrado.

Ver lira completa

CARTA DEL REO DUBOIS
Al pais en jeneral

  Con el pulso tembloroso
Voi a narrar sin aliento
La amargura i el tormento
Que sufro en el calabozo.

  Siete meses prisionero
Me encuentro pues encerrado
Como un perro encadenado
En donde la muerte espero,
En vano me desespero
En vano yo jimo i lloro
Jamas encuentro reposo
I ya que me hallo cautivo
Al pueblo esta carta escribo
Con el pulso tembloroso.

  Los grillos no me han sacado
Desde que preso caí
Las cadenas sobre mí
Sin piedad se han colocado
Con esposas han estado
Mis manos sin fundamento
Así pues en mi aposento
Me han querido asesinar
Pero yo ántes de espirar
Voi a escribir sin aliento.

  Solo no puedo comer
Tan poco puedo taparme,
Nadie quiere desatarme
I sigo en mi padecer
A un hijo i a mi mujer
Que en el mundo sólo cuento
Dedico por el momento
Está carta noble i bella
Para que vean en ella
La amargura i el tormento.

  A la verdá injustamente
Se me condena a la muerte
Así lo querrá mi suerte
Pero yo muero inocente.
Ningún crimen francamente
He cometido alevoso
No soi yo un facineroso
Digno de llevar cadenas,
Mas ofrezco a Dios las penas
Que sufro en el calabozo.

  Como no soi un burgues
Ni tampoco un usurero
Llegaré al banco lijero
Sin hallar perdon talvez.
No importa, muero a mi vez
Declarando a la nacion
Que injusta fué mi prision
I que injusto muerto he sido
Dejando a un hijo querido
Quien me parte el corazon.

Ver lira completa

NACIMIENTO DEL ANTE-
CRISTO
En los suburbios de Roma una anciana de 100 años da a luz un niño barbado, el color de sus barbas son verdes i sus cabe- llos colorados.

  El Ante-Cristo ha nacido
En el Imperio Romano,
Según noticias que tengo
Este hijo es de un anciano.

  El mundo mui alarmado
Se encuentra precisamente
Porque en Roma últimamente
Nació un chiquitin barbado.
El chiquitin mencionado
Es un sabio distinguido
El habla con tanto ruido
Que a una legua se siente
Por lo que dice la jente
El Ante-Cristo ha nacido.

  En sus ojos sin igual
Presenta en forma de cero
Un espantoso letrero
Que dice Juicio Final.
Yo soi un ser celestial
Hijo del Dios Soberano,
Grita aquel niño inhumano
Que llega a causar horror
Diciendo seré el Señor
En el Imperio Romano.

  Sus barbas verdes a los pies
Alcanzan que da recelo
I de su cabeza el pelo
Salen llamas a su vez.
El mundo con interes
Corre a verlo les prevengo
El mismo niño sostengo
Salió hablando sin sentir
I yo cuento sin mentir
Según noticias que tengo.

  Con los dedos escribiendo
En las piedras se le ve
Cuya escritura diré
No se borra, así lo entiendo.
El siempre pasa diciendo
Venga a mí el pueblo cristiano
A confesarse temprano
Que el mundo se va a acabar
I lo que es mas singular
Este hijo es de un anciano.

  Cuando este niño nació
Su madre una tal María
Falleció en el mismo dia
I a los cielos se elevó,
Su hijo al pueblo salió
Diciendo en forma especial,
Escucha pueblo infernal
Ya el fin del mundo ha llegado
I mi padre ha decretado
Venga el juicio universal.

Ver lira completa

La muerte de Jesús —Sus
últimas pa[l]abras.

  Jesús, en su gran tormento,
Perdonó, amados lectores,
A sus sacrificadores,
Dice el Nuevo Testamento.

  Despues de ser enclavados,
Dicen algunas versiones,
Que, a vista de las naciones,
Los reos son levantados.
Cristo, entre aquellos malvados
Perdon pide en el momento,
Para aquel pueblo sangriento
Que le tiene moribundo,
I así se apiada del mundo,
Jesús, en su gran tormento.

  Dimas a Jesus pidió
Su proteccion ese dia;
Hoi mismo en mi compañia
Estarás, le contestó.
Esta bondad demostró
Ante los espectadores,
I aun a sus burladores,
Desde que cargó la cruz,
El bondadoso Jesus
Perdonó, amados lectores.

  A Juan tambien adoptó
Por hijo ese mismo dia
De la aflijida Maria,
Que al pié de la cruz lloró;
Pronto Jesus comprendió
Que le quedaban, señores,
A salvar mas pecadores;
Por caridad i compasion
También les dió allí el perdon
A sus sacrificadores.

  Cristo, al verse abandonado
En el tormento monstruoso,
Dios mio! dijo angustioso,
¿Por qué me has desamparado?
Todo ya está consumado,
Volvió a decir sin aliento,
Luego a su padre contento
Su alma le encomendó
I así el Salvador murió,
Dice el Nuevo Testamento.

  Por fin, cuando ya espiró,
La misma historia nos cuenta,
Que una horrorosa tormenta
Sobre aquel pueblo cayó;
El mismo Sol se cubrió
De un color trasparente.
A sustada huyó la jente
Esclamando en alta voz:
Este sin duda es un Dios
El que han muerto injustamente.

JUAN BAUTISTA PERALTA,
Galvez número 826.

Ver lira completa

La sentencia de Jesús.

  En una columna atado
Fué puesto el reo inocente;
Maltratado injustamente
Se vió su cuerpo sagrado.

  La muchedumbre furiosa
A gritos pide la cruz
Para darle al buen Jesus
La muerte mas afrentosa.
Poncio, olvidando que su esposa
Una cosa le ha encargado,
Manda que sea azotado
El reo sin condolencia,
Siendo por esta sentencia
En una columna atado.

  Jesús en este tormento
Seis mil seiscientos i tantos
Azotes, dicen los Santos,
Que recibió en un momento;
Su doloroso lamento
Llegó a oidos de la jente;
Esta, sarcásticamente
Se reía con cinismo,
Al ver que en tal salvajismo
Fué puesto el reo inocente.

  Al pueblo el juez preguntó
Si ya estaba satisfecho
Con el gran castigo hecho,
I este le dijo que nó.
La cruz! ¡la cruz!, exclamó
Todo el público indolente,
Muera el blasfemo insolente,
Dicen de un modo infernal
I el reo, en forma bestial,
Maltratado era cruelmente.

  Poncio, oyendo lo que decian
Siente miedo, aunque era fuerte,
Firma la pena de muerte
Tal como se lo pedian;
Cuando ya aquello escribian
El reo fué desatado,
I el pueblo, regocijado,
No se impresiona, por cierto,
Aunque de sangre cubierto
Se vió su cuerpo sagrado.

  Por fin, todo se arregló
Para marchar al Calvario;
Jestas, el mas sanguinario,
Fué el primero que salió;
Dimas luego le siguió,
Mostrando mil sinsabores,
Mas atras marcha ¡oh! lectores!
Cristo, el cordero inocente,
Que va a morir ciertamente
Por salvar los pecadores.

Ver lira completa

Jesus en casa de Pilato

  A casa del juez romano
Jesus era presentado,
Bastante fué maltratado
Por aquel pueblo inhumano.

  Efectuada la prision
Donde Anás fué conducido
Por el pueblo enfurecido
Que le juzga sin razon.
Despues de la acusacion
Hecha en casa de ese anciano,
Se le encierra, i, mui temprano,
Ordena, el viejo malvado,
Que el reo sea llevado
A casa del juez romano.

  En casa ya de Pilatos
El pueblo pide la audiencia;
Poncio, por condescendencia,
Atiende al pueblo insensato.
Despues de un gran aparato
Hecho por el majistrado,
Dice que sea llevado
El preso a su tribunal,
I, peor que un criminal,
Jesus le fué presentado.

  Como culpa no le halló,
Al pueblo, le dice el juez,
Que el reo inocente es,
I esto a todos irritó;
A donde Herodes mandó
En seguida el majistrado
Que el preso fuera arrastrado;
Lo que hicieron me imajino,
I durante aquel camino,
Bastante fué maltratado.

  Herodes le interrogó
Cuando estuvo en su presencia;
Jesús en aquella audiencia,
Diré que no respondió.
El Tetrarca le pidió
Un milagro; pero en vano.
El Redentor Soberano
No le atiende, yo diré,
I arrastrado otra vez fué
Por aquel pueblo inhumano.

  Por fin el pueblo i Jesus
De nuevo van a Pilatos,
Allí, el público insensato,
Para aquel pide la cruz.
El juez, sin encontrar luz
De falta en el inocente,
Por tranquilizar la jente
Manda que sea azotado
El reo, aquel juez malvado,
Viendo que era injustamente.

Ver lira completa

Los sucesos de la noche de cena

  Siguiendo la narracion,
Cristo, el cordero inocente
Por su apóstol fué entregado
A aquella cobarde jente.

  Jesús, su última cena,
En casa de Elix la dió
Donde a todos encargó
Su doctrina santa i buena;
Ademas, con mucha pena
Les habló de su pasion
I en prueba de humillacion
Lavóles a todos el pie,
I este dato lo daré
Siguiendo la narracion.

  Dejando luego el cenáculo
Va al huerto con sus varones
Donde dicen las versiones
Que llegó sin un obstáculo,
Pero el mas triste espectáculo
Vió Jesús, precisamente
Porque del mundo indolente
Sus crímenes recordó,
Tanto que sangre sudó
Cristo, el cordero inocente.

  Despues de hacer su oracion
Va i recuerda a Pedro i Juan
Los que a presenciar irán
Su injustísima prision;
Juan, con mucha impresion,
A Maria le ha encargado;
En este instante cercado
Es por un pueblo inhumano
I del modo mas villano
Por su apóstol fué entregado.

  ¿A quién buscais? preguntó
Jesus con voz imponente,
de oirle solamente
La multitud toda huyó;
El Decurión les mandó
Volver inmediatamente
Diciendo precisamente
Que Jesus fuese aprehendido,
I su órden la ha cumplido
Aquella cobarde jente.

  Por fin Marcos le tomó;
Pedro, al ver su atrevimiento,
Dándole un golpe violento
Una oreja le cortó;
El maestro le mandó
De que envainara su espada;
Tomó la oreja cortada
Del atrevido sirviente
I mui milagrosamente
Se la dejó colocada.

Ver lira completa

Peregrinación de Jesus.—Su en-
trada en Jerusalen.

  Despues de ser bautizado
Jesús, dice el Testamento,
Enseñó su mandamiento
A aquel pueblo empecatado.

  A los treinta años cumplidos
Jesus su casa dejó,
I por los pueblos salió
En busca de los impíos,
Bautizando a los judios.
Halló al Bautista nombrado,
Juan, al ver a su Cristo amado,
Le habló con bondad divina
I en Santidad se ilumina
Despues de ser bautizado.

  Las Samarias recorrió
Predicando a todos bien,
Despues a Jerusalen,
Por morir se encaminó;
El pueblo le recibió
Con gran júbilo i contento,
Pero desmintió al momento
Aquel júbilo finjido,
Siendo luego perseguido
Jesús, dice el Testamento.

  Al ver lo que Cristo hablaba,
El sacerdocio mas fuerte
Se unió para darle muerte
Al que tanto predicaba.
Júdas tambien secundaba
El terrible movimiento,
Jesús, aunque vió el tormento,
Sin embargo, no cayó,
I, hasta el dia en que murió,
Enseñó su mandamiento.

  Fallada la compra i venta
Del inocente Jesús,
Se acordó darle en la cruz
La muerte como una afrenta;
La misma historia nos cuenta
Que el sacerdocio malvado
Quedó tambien encargado
De cumplir lo que acordó,
I todo esto consintió
Aquel pueblo empecatado.

  Por fin, donde Anás está
Reunido el sacerdocio
Solo esperando al consocio
Que a vender su amigo vá;
El dinero listo ya
Está para el vendedor;
Júdas llega con temor
A la casa mencionada
I la plata fué entregada
Al miserable traidor.

Ver lira completa

Lamentos pampinos

  En las pampas salitreras
Se lamenta el operario
Por el escaso salario
Que gana en las calicheras

       I

  Entre los oficineros
Se hacen muy buenoss acuerdos,
Como que son hombres cuerdos,
Avarientos y usureros.
Casi todos estos logreros
Son de tierras extranjeras,
Que estudian dos mil maneras
De usurpar nuestro trabajo
Y nadie les pone atajo
En las pampas salitreras

       II

  En todo Tarapacá
El pobre trabajador,
Se ha hecho esclavo del rigor
Como bien probado está,
Que á toda la autoridad
La ha comprado el empresario,
Porque el poder millonario
Hasta la razón desquicia,
Y en vista de esta injusticia
Se lamenta el operario

       III

  No es dable ya soportar
Esta opresión desmedida
Que ni para la comida
Alcanzamos á ganar;
Y es inútil protestar
Del abuso atribulario,
Gime el pobre proletario
Al ver su familia ambrienta
Desnuda y toda mugrienta
Por el escaso salario

       IV

  No espere tener bonanza
El pobre en las oficinas,
Por tantas reglas mezquinas
Su saldo, al sostén no alcanza;
Por el fraude en la balanza
Y las trabas usureras,
Todas las clases obreras
Se quejan de su desdicha
Por la miserable ficha
Que gana en las calicheras

       V

  Al fin ya estamos cansados
En la pampa, los pampinos
Por los abusos indignos
De los muchos empleados.
Hay algunos ¡qué malvados!
Que no tienen compasiòn
De las triste situación
Que le explotan su salario
Con toda especulación.

Ver lira completa

LA BANDERA CHILENA

       I

  La bandera tricolor
De Chile, !enseña gloriosa!
Siempre flameará orgullosa
Sintetizando el honor,
Del chileno vencedor
Que por su patria querida,
En la campaña aguerrida
Hasta la muerte desdeñar
Por defender esta enseña
No siente perder la vida

       II

  Pues, el colorado ardiente
Significa, sin errambre,
Que Chile derramó sangre
Para hacerse independiente,
Porque el chileno valiente
Pelea como una fiera,
No le iguala la pantera.
Con toda franqueza lo hablo;
Puede atropellar al diablo
Defendiendo su bandera.

     III

  En seguida el color blanco
Que significa la paz.
El chileno tan tenaz
En tal situación es franco,
Generoso y torna al flanco
Derecho de la razón;
Con su noble corazón
Al enemigo no ultraja
Al contrario, lo agazaja
Sin hacerle humillación.

       IV

  Es emblema de pureza
También el color azul
Y en el Escudo el Huemul
Simboliza la belleza.
En el Cóndor la grandeza
De nuestra feliz Nación,
Que ha causado admiración
A los paises extranjeros,
Y espero que en pocos años
Habrá mucha ilustración.

       V

  Muy bien colocada está
Esa explendorosas estrella,
Que mil reflejos destella
Desde nuestra libertad.
Fué un obsequio de amistad
Que Norte-América le hizo
A Chile, sin compromiso
Pero sí, por simpatía,
De cuyo acto de hidalguía
Chile no quedó indeciso.

       VI

Al fin, mis conciudadanos,
Honremos nuestra bandera
Con abnegación sincera
Uniéndonos como hermanos,
Y alzaremos nuestras manos
Cuando nos llame el deber,
A todos á defender
Esta bandera tan bella,
Debemos pelear por ella
Hasta morir ó vencer.

Ver lira completa