TREMENDO ASESINATO
EN COLLIPULLI

Es un hecho criminal
que pide castigo a grito,
el matar a un jovencito
a traision i con puñal.

  Encontrábase en su pieza
a las nueve de la noche,
del tiempo haciendo derroche
i saboreando cerveza
en conversacion travieza,
del Juzgado un oficial,
si no lo recuerdo mal,
llamado Rómulo Arena
i lo que hoi nos apena
es un hecho criminal.

  Con Herrera, Leiva, Lara
i José Bernardo Mora,
se hallaban a dicha hora
en bullisiosa algazara,
cuando por desgracia rara
un tinterillo maldito,
hallando el paso espedito,
se dentró de un empellon,
haciendo la negra accion
que pide castigo a grito.

  El famoso tinterillo
sin que mediara palabra,
se lanzócomo una cabra
i desenvainó un cuchillo;
al ver del puñal el brillo
Mora, que es un soldadito,
con sentimiento bendito,
vino una herida a sufrir
por pretender impedir
el matar a un jovencito.

  Pero el insigne bribon,
por sobre todos pasando,
solo se detuvo, cuando
le atravesó el corazon;
sin dar una convulsion
cayó Arena a golpe tal.
Es Abelardo Bernal
el sanguinario asesino
que ha hecho este desatino
a traision i con puñal.

  El hechor preso cayó
i aunque despechado chille,
el Juez que es Donoso Grille
el sumario concluyó.
La víctima se enterró.
El jóven Mora, valiente,
está en peligro inminente.
Solo ataja este turbion
la gran pena del talion
que dice: diente por diente!

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A Condell, en los momentos
de su muerte

  La muerte quiere hacer presa
Al león por exelencia,
Al bravo de Punta Gruesa
Que venció a la «Independencia»

  Al valiente capitan
Que el enemigo cañon
Respetando su valor,
No pretendiera tocar,
Una cruel enfermedad
Viene con ruda fiereza
A anonadar su grandeza
En lucha porfiada, abierta.
¡Al héroe más alerta
La muerte quiere hacer presa!

  Telegramas de Quilpué,
Donde reside el paciente,
Con laconismo doliente
Nos revelan su etiquez.
Al que fuera en una vez
Tipo ejemplar de potencia,
Una porfiada dolencia
Está minando su fuerza,
Para llevarse perversa
Al león por exelencia.

  ¡No llores, que en tu dolor,
Noble Esparta americana,
Te acompañará mañana
Todo noble corazon!
No lo llores, patria, nó,
Que el fulgor de su grandeza,
Colocará en tu cabeza
Hermoso cerco de gloria!
¡Será inmortal en la historia
El bravo de Punta Grueza!

  Talvez no baste este suelo
Ni el coloso de los Ande,
Pedestal de hombre tan grande,
Por eso se marcha al Cielo;
Ruega con profundo anhelo
Venga la convalescencia,
Que no se estinga la ciencia
Que guiára en su camino
Al valeroso marino
Que venció a la «Independencia.»

  Cuanto abarca de importante
En Chile la medicina,
Ya parece que no atina
A salvar al almirante.
Ese pecho de diamante,
Como cristal delicado,
Por la mirada quebrado,
Nos hace en razon temer
Que en horas más llegue a ser
Admiracion del pasado!
       ROLAK.

Se venden: Cequion num 11

Nota: Carlos Condell murió en Quilpué el 24 de octubre de 1887.

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Entre la Covadonga y la
Independencia

  -No halla en el mundo barrera
Quien tiene gran corazon»:
Con su mirada certera
Lo dijo el gran Napoleon.

  Miéntras Prat, el denodado,
Ardiendo en digno coraje,
Lanzó el grito ¡al abordaje!
I al «Huáscar» hubo saltado
Por Aldea secundado,
Miéntras su nave altanera
Se hundia con su bandera,
La «Covadonga» pequeña
Probaba que, quien se empeña,
No halla en el mundo barrera.

  Tan pronto empezó la lucha,
Condell al sur navegó
Y a la costa se atracó
Con gloria i pericia mucha.
A su comandante escucha
La noble tripulacion,
La firme resolucion
De perecer combatiendo,
Tal órden dá, yo lo entiendo,
Quien tiene gran corazon.

  Lo sigue la «Independencia»,
Corriendo a tontas i a locas
Por entre las duras rocas
Por castigar su insolencia.
Al fin pagó su imprudencia
Aquella nave guerrera,
Partiéndose como ce[r]a.
Condell le arrió pabellones,
Apuntando sus cañones
Con la mirada certera.

  Así venció la gaviota
Al furioso Leviatan;
Así surjió un capitan
De celebridad ignota,
Sobre una barquilla rota,
Sin velámen ni timon,
En la mas bella ocasion
Del mas brillante heroismo.
«¡Es un Dios el patriotismo»
Lo dijo el gran Napoleon!

  La memoria no me engaña
Cuando llego a asegurar
Que en los anales del mar
No existe mayor hazaña.
Francia, Turquía i España,
Italia, Grecia, Inglaterra,
No tienen accion de guerra
De mas jigantesca talla,
Porque es la mas gran batalla
Sobre la faz de la tierra!

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Heróico combate entre la Es-
meralda y el Huáscar

  Es bien digno del buril
Del gran Melendez Pelayo,
Tanto arrojo varonil
Como en veintiuno de Mayo.

  Húmeda está la mañana,
El mar se encuentra brumoso,
Y el Astro-Rei vergonzoso
De alumbrar tierra peruana,
Se muestra de mala gana
Escondiendo su perfil.
Este episodio jentil,
Es preciso declararlo
Que, (nadie puede negarlo),
Es bien digno del buril.

  Nuestras naves, de repente
Divisan en lontananza
Un humo que siempre avanza
Y otro despues diferente,
El gran Prat está en el puente,
Sacude el sol su desmayo
Y su refuljente rayo
Enciende aquel panorama
Que, a gritos, la musa llama
Del gran Melendez Pelayo.

  Ante los dos leviatanes
Radiantes de poderio,
Tomaron tal desafío
Unidos los capitanes;
Remontando sus afanes,
O bien vencer o morir,
Prorrumpen en vivas mil,
Rompen el fuego animosos,
Asustando a los colosos
Tanto arrojo varonil……

  La «Covadonga» escapó.
En la «Esmeralda» está Prat,
Que grita: Chile jamás
Su pabellón humilló!
Sabido es cómo peleó;
Ni allá en los tiempos de Layo
Se puede hallar un ensayo
Mas grande de patriotismo,
Que muestre tanto heroismo
Como en veintiuno de Mayo!

  ¡Oh, patria, patria querida!
El mundo entero confiesa
Que no hai superior grandeza,
Ni hai hazaña preferida.
Merece ser esculpida
Esta sublime epopeya,
En el orbe la mas bella,
Hasta hoi sin precedente
Por un brazo omnipotente
Sobre la faz de una estrella!

Imprenta Estrella de Chile, Sto. Domingo, 47

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Preliminares del gran dia

  En el heroismo diario
De la pasada campaña,
La mas culminante hazaña
Fué la de este aniversario.

  Consagrado a la labor
Y a una productiva paz,
Chile mostraba la faz
De un pueblo trabajador.
Su mansedumbre i candor
Juzgó el complot victimario,
Por un temor ordinario
Y apresuró la reyerta.
¡Una hoja más abierta
En el heroismo diario!

  Chile estaba descuidado,
Sin ejército aguerrido,
Mas del clarin al sonido
Todo hombre se hizo soldado.
Su ejército fué formado
Del palacio a la cabaña,
Con brillo que no se empaña
Y que le dió la victoria,
Siendo esta su mayor gloria
De la pasada campaña.

  Para nadie era un misterio
Que en el medio de la mar
Debia tener lugar
El tole-tole mas sério.
El gobierno con imperio
Mandó con conducta estraña
Fuera la escuadra con saña
El Callao a clausurar.
Así se vino a crear
La mas culminante hazaña.

  Williams tuvo sus razones
Para dejar a su espalda
La «Covadonga», «Esmeralda»,
Ambos viejos cascarones.
Quedaron, pues, esos leones
Por mandato estrafalario,
Esperando su calvario
De Iquique en la mansa rada.
¡La fecha glorificada
Fué la de este aniversario!

  Quiso la mala ventura
Que, yendo por alta mar,
Fuera la escuadra a parar
Del Callao allá en la altura,
Miéntras con grande premura
El «Huáscar» e «Independencia»,
Haciéndose competencia,
Con proa al sur navegaban
Y el proyecto se formaban
De hacernos pedir clemencia.

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Un matrimonio por la Iglesia

  El matrimonio sensato
Que no sea falso cuento;
Que no se haga en el convento
Sino en el civil curato.

  La ley ya lo ha decretado
Que no hai union conyugal
Que se reconozca tal
Si no la ha legalizado
Y rejistros ha formado,
Donde hallar en cualquier rato
Un sacramento barato
En lugar del relijioso,
Y que es por hoi sin embozo
El matrimonio sensato.

  Si don Antonio Estivil
Se quiere buscar mujer,
No olvide que lo ha de hacer
Por el rejistro civil;
Así se asegura mil
Y mas años de contento,
Y si por algún evento
Esa mujer lo abandona
Entónces la ley le abona
Que no sea falso cuento.

  La agarra de las orejas,
Y es lo mas verosimil
Que ha de volverla al redil,
Como a las mansas ovejas,
Y, volviéndose a sus rejas,
Verá en su sacudimiento
Que todo arranque violento
No tiene de ser razon,
Y que la mejor union
No ha de hacerse en el convento.

  En cambio, si don Antonio
Busca a Luisa por esposa
Y con funcion relijiosa
Quiere hacer su matrimonio,
Bien seguro que el demonio
Ha de hacer su desacato,
Y no ha de haber alegato
Que amenace a la perjura,
Pues la ley no tiene Cura
Sino en el civil curato.

  La mujer niega al marido
Y a ésta abandona aquél,
Y es la torre de Babel
Con su peor colorido;
El hijo es desconocido,
Es un náufrago sin playa,
Y el matrimonio canalla,
Como la estampa lo advierte,
Tiran despues con su suerte
Cada cual para su raya.

         ROLAK.

Se venden: Cequion num. 11

Nota: verso publicado por Rólak, ver.

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La mujer del pobre

  Voi a tratar de hacer ver
Cuáles son los requisitos
Que ha de tener la mujer
Que le conviene a un rotito.

  Hai dos horas por que pasa
Todo mortal en la vida
Con su conciencia aflijida:
Cuando se muere i se casa.
Hagamos hoi tabla raza
De muerte, porque ha de haber
Mas tarde ocasion de ser
Algo estenso en este tema,
Miéntras que hoi otro lema
Voi a tratar de hacer ver.

  Debe ser bastante fea,
Que ninguno la pretenda;
Así no tendrás contienda
Que ocasionada te sea;
Debe atender la batea,
Tener robustos bracitos,
Ser mui escasa de hijitos,
Comer mui poco, tan poco,
Que se alimente con cocos,
Cuales son los requisitos.

  Debe ser desmemoriada,
Para que llegue a olvidar
Si le llegas a faltar,
Y aguante tus bufonadas;
Debe hallarse bien armada
De lo que hai por conocer,
Pues debe saber cocer,
Ha de manejar la aguja,
Porque esto, dijo una bruja
Que ha de tener la mujer.

  Debe ser mujer modesta,
Enemiga del vestuario,
Pues de ese modo el salario
A gastarse no se presta;
Con una mujer como ésta
El matrimonio es bendito:
Un bizcocho, un dulcesito
Que a ninguno le hace mal,
Y es la escojida mitad
Que le conviene a un rotito.

  Quien tenga su juicio sano
¿Podrá atreverse algún dia,
Cometiendo una herejía,
Buscar tan escaso arcano?
Seria su intento vano
Buscarla aquí o en Japon,
Que es pedir vida al panteon,
Es el avance del colmo,
Es pedir peras al olmo
Y pasarla por……. simplón!

Nota: verso publicado por Rólak, ver y Adolfo Reyes, ver.

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SALTEO
Y muerte de un bandido

  Voi a narrar un salteo
Que por su carácter es,
De cuantos crimenes veo
El mas criminal talvez.

  Afuera de la ciudad
Una señora prolija,
Acompañada de su hija,
Guiadas por la piedad,
A practicar caridad
Salieron, según yo creo,
A casa de un tal Mateo
Y de su esposa Dolores.
Escuchen bien mis lectores:
Voi a narrar un salteo.

  Miéntras la santa matrona
Curaba su enfermedad,
Mateo con gran maldad
Sus riquezas ambiciona
Y se fraguó la intentona
De cometer con revéz
Por el malvado interes
El acto mas inaudito,
Y declaro el mas maldito
Que por su carácter es.

  Como sabia su hogar,
Apénas hubo sanado,
Con un puñal al costado
Se encaminó a tal lugar,
Con ánimo de robar
Como era su gran deseo;
Pero ese crímen tan feo
Tuvo solucion fatal,
Porque no tiene rival
De cuantos crímenes veo.

  Cuando el mísero insensato
Hubo llegado hasta el lecho
Y cuando el puñal al pecho
Dirije el infame ingrato,
En aquel solemne rato
La hija viene a su vez
Y del revólver la nuez
Hace jirar con tal tino,
Que mata a aquel asesino
El mas criminal, talvez.

  Así la Vírjen María
Por defender la virtud,
Castigó la ingratitud
Y la torpe alevosía.
El bandido al fin moria
Por un ánjel castigado;
No debe ser olvidado
Por la conciencia villana,
Que una cosa es ir por lana
Y otra salir trasquilado!

Imprenta Estrella de Chile, Sto. Domingo, 47

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¡FECUNDIDAD!
Los tres niños mellizos

  Dios le dijo a la mujer
«Multiplicaos seguro»
El caso que hemos de ver
Pasa de castaño oscuro.

  Cuando comió la manzana
La que fué nuestra madre Eva
(Y hai quien dice que fué breva)
Un dia por la mañana,
Estando de mala gana,
«Ya que quisistes comer,»
Multiplicarse i crecer
Es mi imperioso mandato…
Debes tú pagar el pato»,
Dijo Dios a la mujer.

  Cuentan de un emperador
Que, al saber tuvo una madre,
(Aunque la espresion no cuadre)
Siete hijos de un empujon,
Se le alegró el corazon,
Y calculando el apuro
De ese percance tan duro,
Afirmó su subsistencia.
Y ante tan bella esperiencia
Multiplicaos seguro.

  Quien no crea esta historieta,
Vaya a la calle Llanquihue
Y con certeza averigüe
Si le miente este poeta,
Y así llegará a la meta
Convencido, a mi entender,
Que una robusta mujer
Tres hijos dió, que están vivos,
Por todo lo cual describo
El caso que hemos de ver.

  Nadie ha querido auxiliar
A estos niños del cielo,
Que parecen caramelos,
Que nadie quiere chupar,
Patria ni particular;
Y siendo el padre maduro
Y el alimento inseguro,
Tan grande fecundidad
Me creo que, con verdad,
Pasa de castaño oscuro.

  La madre tambien es pobre,
Y para decirlo todo,
Su marido es un beodo
Que no le entrega ni cobre,
Y ella no tiene ni sobre
Qué pueda caerse muerta.
Y por mi abuela la tuerta
Que es caso bien aflijido,
Tres hijos haber parido
Y estar la bolsa desierta.

         ROLAK.

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CONTRA PUNTO
ENTRE
Pedro Urdemales i el Correjidor Zañartu.

  Ciente diez años cabales
Hacen que anduvo en el mundo
El célebre sin segundo
Llamado Pedro Urdemales.
  Zañartu, don Manuel Luis,
Era el gran correjidor
I en ese entonce el señor
Que gobernaba el pais.
  Era el tal mui vanidoso
I, por lo tanto tirano:
De su poder soberano
Hacer gala, fué su gozo.
  La mejor renta tenia,
La mejor casa habitaba,
La mesa en que se sentaba
Era la mejor que habia.
  Su esposa, doña María,
La mas bonita mujer,
I era riesgoso tener
Más que lo que él poseía.
  Así se esplica que un dia,
Rondando la población,
Le llamara la atencion
Un letrero que decia:
  «Sepa quien se haya parado
A leerme con despacio,
Que habita en este palacio
Don Juan vive sin cuidado.
  El correjidor, picado
En lo mas hondo del alma,
Repitió con mucha calma:
«Don Juan, vive sin cuidado»
  Haremos que este don Juan
Viva desde hoi cuidadoso
I su letrero orgulloso
Lo baje de ahí al zaguan.
  A la mañana siguiente,
El duro correjidor
Mandó buscar al señor,
El del letrero insolente.
  Una vez en su presencia,
Le dice: ¿Usted, caballero
Por qué ha puesto ese letrero
Que anuncia su independencia?
  —Señor, sin cuidado digo
Que vivo aquí en esta tierra,
Porque a nadie hago la guerra
Ni conozco un enemigo.
  —Pues bien, ¡por Santa Teresa!
Si es que mañana no apuntas
A contestar mis preguntas,
Te hago cortar la cabeza.
  Se fué don Juan asustado
A su rejia habitacion
I a la mas dura aflixion
Se entregó desesperado.
  Al tener conocimiento
Pedro Urdemales de aquello,
Conteniendo su resuello
Se dirijió a su aposento.
  I así, sin decir palabra,
Se le dentró de repente,
Andaba mui indecente
I mas pobre que una cabra.
  Qué hai, señor, ¿cómo le vá
¿Ud, tan rico i llorando?
I yo que me hallo cantando
I el hambre me mata ya!
  —Ai, Pedro, si a contestar
No acierto mañana mismo
No sé cuantos embolismos,
Zañartu me hace ahorcar.
  —Vaya un acto justiciero!
¿I por qué tal tiranía?
—No recuerdas que tenia
Sobre mi puerta un letrero?
  —Recuerdo perfectamente.
—Pues bien, le ha desagradado
I este lance me ha creado
Para matarme, el demente.
  ¡Llorar por esa chufleta!
Si Ud, me firma aquí un vale,
A fé de Pedro Urdemale
Lo saco en bien de esta treta.
  —Con mucho gusto, buen Pedro.
¡Un vale por cuanto quiera!
—A fin de que Ud, no muera
Veremos si yo me arredro.
  Tengo su misma estatura,
Su misma fisonomía;
Lo salvo, por vida mia…
¡Vamos a hacer la escritura!
  Por mil pesos ya firmada,
Para mayor parecido,
Pedro se puso el vestido
De su triste camarada.
  Así, dirijió apurado
Donde Zañartu sus piés;
Golpeó, preguntan, ¿quién es?
—Don Juan vive sin cuidado.
  Ante tal provocacion,
Sale Zañartu enojado
de la puerta un costado
Abre de su habitacion.
  I sin mas auto i traslado,
Como si vinieran juntas,
Principiaron las preguntas
Bajo el tenor apuntado:
       EL CORREJIDOR
  Deseo saber, don Juan,
Porque así me he decidido,
¿Qué tiempo va trascurrido
Desde nuestro padre Adan?
       URDEMALES
  Ese tiempo no lo sé,
Porque el sol señala el dia
I sabe su señoría
Que lo detuvo Josué.
       C.
  Se me ha antojado la gana
De saber esta otra cosa:
¿Cuál es la fruta mas sana
I cuál es la mas sabrosa?
       U.
  La mas sabrosa ha de ser,
Según la razon humana,
La dulcísima manzana
Que Dios impidió comer.
  Es la mas sana la breva,
Pues con sus hojas la higuera
Permitió que se cubriera
La vergüenza Adan i Eva.
       C.
  ¿Por qué el armiño prefiere,
Antes de caer al cieno,
Entregarse como bueno
A la mano que lo hiere?
       U.
  Porque en su instinto brutal
Tiene honor e intelijencia;
I hai hombres que en su existencia
Muestran ser mas animal.
       C.
  Tengo una i lea mui bella:
Se me ha ocurrido saber
¿Cómo se puede mover
Allá en el cielo una estrella?
       U.
  Se mueven, según yo sé,
Lo mismo que las carretas,
Tienen dos ruedas sujetas
I las mueve San José.
  ¡Mil demonios i centellas!
¿Cómo me pruebas tu eso?
—Mandando Ud, de esprofeso
A preguntárselo a ellas.
       C.
  Deseo saber ¿qué flor
No se vé, gusta ni huele
  por la que el hombre suele
Esponer hasta el honor?
       U.
  La única que en verdad
Tenga tan grande valor,
a, señor correjidor,
La de la virjinidad.
       C.
  ¿Por qué la flor de la higuera
No es por nadie conocida
Siendo ella tan perseguida
En toda la primavera?
       U.
  Porque la breva no lleva
La cáscara cristalina,
I a buscarla nadie atina
Dentro mismo de la breva.
       C.
  ¿Cómo San Francisco pudo,
Con su cabeza cortada,
Tenerla en el brazo alzada
I darle un beso tan rudo?
       U.
  Ud, me exije que diga
Con que boca la besó:
Según lo comprendo yo,
Fué con la de la barriga.
       C.
  ¿Quién es niña en la vejez,
I aunque doncella, es preñada,
I es la niña mas preciada
Sin tener brazos ni piés?
       U.
  Sin contestar por antojo
I porque Ud, no me riña,
Esa misteriosa niña
Tiene que ser la del ojo.
       C.
  Di ¿qué sér en la horfandad
Nace i en dura prision,
I encuentra su destruccion
Al hallar su libertad?
       U.
  Según reflexiono i creo
I para ser verdadero,
Ese raro prisionero
Debo decir que es el… Peo.
       C.
  Deseo saber ¿quién es,
En este mundo de Dios,
Quién nace en cuatro i en dos
Prosigue i concluye en tres?
       U.
  El hombre es ese varon,
Que gatea en la niñez;
Hombre, anda en dos, i despues;
Ya viejo, anda con baston.
       C.
  Si no me responde llano,
Don Juan, le aplico mi lei
¿En qué se parece un rei
A un fraile dominicano?
       U.
  Si por eso me perdonas,
Os respondo sin tardanza
Que la sola semejanza.
Es que ámbos tienen coronas.
       C.
  ¿Cuál elijieras de fijo
Si condenados a muerte
Te dieran uno a la suerte:
Hermano, mujer o hijo?
       U.
Al primero, porque es llano
Que mujer e hijos perdidos
Lleguen a ser adquiridos,
Pero jamá otro hermano.
       C.
  Yo deseo conocer
Aunque es grosera intentona,
¿Cuánto valdrá mi persona,
Si se pudiera vender?
       U.
  Diré, sin merecer bravos,
Que si fuérais a una féria,
Valdríais una miseria.
Setenta i cinco centavos.
       C.
  ¡Voto al diablo! ¡qué insolencia!
Bien pronto la pagarás
O esplicación me darás
De tu chusca consecuencia.
       U.
  Si Dios, rei doble i sincero
Valió apénas treinta reales,
Valdrá un rei quince cabales,
I vos, seis reales… sin pero.
       C.
  Ahora por fuerza anhelo
Saber de fijo en sustancia,
¿Cuál es la mayor distancia
Que hai de la tierra al cielo?
       U.
  ¡Lo mismo que con escuadra
Que la hubiera yo medido,
La distancia que he sabido
Es de un millón de cuadras!
       C.
  Lo que acaba de decir
¿Cómo probarlo podrá?…
—Es mui fácil, mande allá
Que las vayan a medir.
       C.
  Váyame Ud, respondiendo;
¿Entre el ruido i la elegancia,
Allá en las playas de Francia,
Qué se haya mi hermano haciendo?
       U.
  Señor, le voi contestando:
Que si se encuentra con vida,
Es una cosa sabida
Que se encuentra resollando.
       C.
Lo declaro, cómo nó,
Que respondes sin demora;
Mas, vamos a ver ahora,
¿En qué estoi pensando yó?
       U.
  Piensa Ud, con sus cabales,
De que Ud, ha interrogado
A Juan vive sin cuidado
I habla con Pedro Urdemales.
       C.
  ¡Perdono a don Juan, carai!
I os sobo a vos la badana,
Si no me traeis mañana
Un real de hai i otro de no hai.
  Al otro dia buscó
Unas alforjas cochinas,
Las llenó a un lado de espinas
I al palacio se marchó.
       U.
  Os traigo, dijo Urdemales,
Lo que me habeis encargado:
Emplié ayer en el Mercado
Cabalitos los dos reales.
       C.
  Cuidado, porque jugais
La vida i no es bufonada…………
Dijo en un lado: ¡No hai nada!
I en el otro: hai, hai, hai, hai.
  Zañartu quedó vencido,
Don Juan quedó perdonado
I Urdemales dispensado
Del engaño cometido.

       FIN.

       ROLAK.

Imprenta Estrella de Chile, Sto. Domingo, 47
Se venden: Cequion, núm. 11

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