HORRIBLE DRAMA
UNA PRISIONERA ENTRE LOS ARAUCANOS

  Aquellos tristes jemidos
en medio de aquella calma
penetraron en mi alma
en la forma de alharido;
no son raros los quejidos
en los toldos del salvaje.
pues aquel es vandalaje
donde no se arregla nada
sino a lanza i puñalada
a bolazos i a coraje.

  Para narrar lo que cuento
pasado en aquel confin
se atreve el huaso Martin
hasta hacer un juramento:
he visto en un campamento
de esos bárbaros destierros
entre quebradas i cerros
a un salvaje que se irrita
degollar a una chinita
i tirársela a los perros.

  He visto muchas crueldades
que el cristiano no imajina
pues ni el indio ni la china
sabe lo que son piedades:
por saber pues las verdades
del llanto que apercibí
al punto me dirijí
por donde el grito venia
¡ me horroriza todavía
el cuadro que descubrí!

  Como si fuese de ayer
está fijo en mi memoria.
¡ otra tan terrible historia
no es facil volver a ver!
era una infeliz mujer
que estaba de sangre llena
¡ como una Magdalena
oraba con tanta gana;
onocí que era cristiana
esto me dió mayor pena!

  Por la yerba me arrastró
caminando en cuatro patas
hasta que pasé unas matas
i ahí me puse de pié;
cauteloso me acerqué
al indio que estaba al lado
por que este es mui desconfiado
siempre de todo cristiano
i le divisé en la mano
el rebenque ensangrentado.

¡Situación triste fué aquella!
yo no soi hombre cobarde
pero supe aquella tarde
lo que llaman “ver estrella”
mas tarde supe por ella
de manera positiva
que entró una comitiva
de salvajes a su nido,
mataron a su marido
i la llevaron cautiva.

  Un hijito que lloraba
a su lado lo tenia,
la india la aborrecia
tratándola como esclava;
para escaparse deseaba
hacer una tentativa
por que a la infeliz cautiva
nadie la vá a redimir
i allí tiene que sufrir
el tormento mientras viva.

  La comenzó a maltratar
aquella india malvada.
la hacia estar levantada
cuando empezaba a clarear;
la mandaba trabajar
poniendo cerca a su hijito
tiritando i en un grito
con los frios inhumanos,
atado de piés i manos
lo mismo que un corderito.

  Aquella india tan fea
en lugar de corazon
talvez tendria un terron
de piedra póme o de grea;
pues le daba la tarea
de juntar leña i sembrar
viendo a su hijito llorar
i hasta que no terminaba
la india no la dejaba
que le diera de mamar.

  Cuando trabajo no habia
la prestaban a otra parte
i habia de andar con arte
si padecer no queria;
es jento por vida mia
que de súplicas no entieden
la piedad no la comprenden
i asi que crece el hijito
aunque se lamente a grito
se lo quitan i lo venden.

  Nacen sus hijos i en paz
en una tabla los atan
i en seguida les achatan
la cabeza por detras:
aunque raro por demas
ninguno lo ponga en duda;
entre aquella jente ruda
en su barbara torpeza
es gala que la cabeza
se le forme puntiaguda.

  Cuando en el suelo me vió
me saltó con lijereza
juntito de la cabeza
el bolazo retumbó;
ni al cuchillo respetó
i al tiro se fué a agarrarme,
ahí pretendió ultimarme
sin dejarme levantar
i no me daba lugar
ni siquiera a enderezarme.

  Como el indio no me suelta
toda mi fuerza ejecuto
pero abajo de aquel bruto
no podia darme vuelta;
¡Dios Poderoso del Delta,
quién te puede comprender
cuando a una débil mujer
distes en esa ocacion
la fuerza que en un varon
talvez no pudiera haber!

  La pobre mártir se arrima
i olvidando su aflixion
le pegó al indio un tiron
que me lo sacó de encima;
si no es porque ella se anima
no salgo de aquel apuro
i un rato mas, de seguro
que el indio me sacrifica,
mi valor pues se duplica
con un ejemplo tan puro.

  No se podia descansar
me chorriaba a mí el sudor,
en un apuro mayor
jamas me he vuelto a encontrar;
nos volvimos a topar
como deben suponer,
era mayor mi quehacer
para impedir que el brutazo
le pegara algún bolazo
de rabia a aquella mujer.

  ¡No habrá nadie que resista!
aquel salvaje inclemente
cometió tranquilamente
aquel crimen a mi vista;
que tanta fiereza exista
no lo comprende el cristiano
aquel bárbaro inhumano
(ella llorando lo dijo)
con las tripitas del hijo
le amarró luego las manos.

  Ni los chacales hambrientos
que cruzan por las montañas
tienen tan negras entrañas
ni tan negros sentimientos;
de ella fueron los lamentos
que en la soledà escuché,
en cuanto al sitio llegué
quede enterado de todo
i al mirarla de aquel modo
ni un instante titubié.

  Me preparé a la reyerta
i pasé con gran premura
mi mano por la cintura
i puse el cuchillo en puerta;
toda de sangre cubierta
aquella infeliz cautiva
tenia de abajo a arriba
la marca de los lazasos;
sus trapos hechos pedazos
mostraban la carne viva!

  Estaba hincada en el suelo
lo mismo que penitente
cuando me vió de repente
al echarse atras el pelo;
sus pupilas alzó al Cielo
en sus lágrimas bañadas,
tenia las manos atadas
su tormento estaba claro,
como pidiéndome amparo
me dirijió dos miradas.

  Estaba el indio arrogante
con una cara feroz,
para entendernos los dos
la mirada fué bastante;
pues en ese mismo instante
él me ganó la distancia
i aprovechó esa ganancia
como fiera cazadora,
desató su boliadora
i aguardó con vijilancia.

  Ya metido en la contienda
eché mano desde luego
a este que no yerra fuego
i ahí se armó la tremenda;
al pingo lo até la rienda
i aunque el peligro medí
nos mantubimos así:
me miraba i lo miraba,
yo al indio le desconfiaba
i él desconfiaba de mí.

  Cuando el indio se agasape
valo por cuatro o por cinco,
como tigre es para el brinco
i fácil que a uno lo atrape;
la cosa no era de escape
pues era peligro huir
i mas peligro seguir
esperando de esos modos
pues a carniarme entre todos
douadi otros venir.

  No podia así embromado
escaparme de otra suerte
sinó dando al indio muerte
o quedando allí estirado;
comprendí por de contado
que aquel asunto me urjía,
viendo que él no se movia
como a agarrarle el caballo
me fuí medio de soslayo
a ver si se me venia.

  Saltó sobre mi el salvaje
como quien tiene en si fé,
el miedo de verse a pié
aumentó mas su coraje;
rápido como un celaje
me mandó un par de bolazos
que yo barajé en mis brazos,
si me dá mejor me arredra
pues las bolas son de piedra
i vienen como balazos.

  Al primer corte, un ovillo
se me hizo el hijo de perra;
yo no he visto en esta tierra
salvaje mas diestro i pillo
[  ]nas arisco al cuchillo;
él las bolas con destreza
las recojia con presteza
i las volvia a largar,
haciéndomelas silvar
arriba de la cabeza.

  Va perdiendo quien se apotra
lo sabia yo por fortuna,
me amenazaba con la una
i me largaba con la otra;
yo tambien tuve mi potra
en aquel percance amargo;
en momentos que lo cargo
i que él reculando vá,
me enredé en la faja i yá
ahí cai largo a largo.

  En raza tan estraviada
como se está refiriendo
i como estaria sufriendo
la cautiva desgraciada!
aquella india malvada
que tanto la aborrecia
empezó a decir un dia
por quo lalleció su hermana
que sin duda la cristiana
le habia hecho brujería.

  El indio cayó en la trampa
porque por aquella trama
a la cautiva la llama
i se la llevó a la pampa;
ahí el ultraje no escampa
i la empezó a amenazar
que habia de confesar
si la brujería era cierta
o hasta que quedara muerta
la tendria que azotar.

  Le arrebató con furor
al hijo de entre sus brazos
i de cuatro rebencazos
la hizo crujir de dolor,
en seguida con rigor
azotándola seguia
mas i mas se enfurecía
mientras mas la castigaba
i la infeliz se atajaba
los golpes como podia.

  Al ver el valor grandioso
con que hacia resistencia
lo tomó por insolencia
aquel salvaje rabioso;
i así le dijo furioso:
“confechando no querès”
la dio vuelta de una al revéz
i por colmar su amargura
a su tierna creatura
se la degolló a los piés.

  El indio por donde quiera
saltaba como una cabra,
mudos sin decir palabra
peliábamos como fiera;
esta actitud altanera
nunca jamas se me olvida,
iba jugando la vida
con tan temible enemigo
teniendo allí de testigo
a una mujer aflijida.

  Mientras no logra matar
el indio no se desfoga,
mas yo le corté una soga
i lo empecé a aventajar;
los huesos me hizo sonar
de otro bolazo el maldito,
pegué yo entonces un grito
que le entró como bala;
pisa el indio i se refalaa
en el cuerpo del chiquito.

  Lo castigó en mi conciencia
su Divina Majestad,
donde no hai casualidad
suele estar le Providencia;
con prontitud i sin clemencia
en el suelo lo ataqué
i aunque de nuevo hizo pié
lo perdió aquella pisada
pues en esa atropellada
en dos partes lo corté.

  Pero era indio decidido 
su valor no se quebranta
le salia de la garganta
blasfemia en vez de quejido;
aunque el indio era fornido
la sangre lo enceguecia,
tanta sangre le salia
que sobre un charco pisaba
pero así se enderezaba
sin aflojar todavía.

  Formábamos aquel terno:
yo con la lengua defuera,
el salvaje como fiera
disparada del infierno
i ella en su dolor materno
presenciando aquel degüello;
se le erizaba el cabello
cuando la infeliz veía
que el indio se resistía
queriendo tomar resuello.

  Aquel indio furibundo
lanzó un terrible alharido
que retumbó como un ruido
si se sacudiera el mundo;
en un tercio de segundo
en el cuchillo lo alcé,
en peso lo levanté
a aquel hijo del decierto
cuando ya lo vi bien muerto
solamente lo largué.

  Aquella madre aflijida
de rodillas en el suelo
alzo los ojos al cielo
sollozando adolorida;
por encontrarme con vida
yo di gracias a mi Santo
i en su dolor i quebranto
ella a la Madre de Dios
que nos ampare a los dos
le pide en su triste llanto.

  Sobre un pedazo de lona
se hincó a rezar de repente
tenia sobre la frente
del martirio la corona;
se alzó con pausa de leona
cuando acabó de implorar
i sin dejar de llorar
envolvió con un trapito
los pedazos de su hijito
que yo le ayudé a juntar.

  Aunque lo maté en pelea
por vengar al indio muerto
si me pilla en el decierto
su familia me lancéa;
a la cautiva en tarea
mi caballo le ofrecí,
era un pingo que adquirí
i donde quiera que estaba
en cuanto yo lo silvaba,
venia a rascarse en mí.

  Yo luego me vi montado
en el del indio que era algo
así como liebre o galgo
que sabia correr boliado;
me retiré de ese lado
trayendo esa compañera,
marchamos la noche entera
haciendo nuestro camino
sin mas rombo que el destino
que nos llebaba onde quiera.

  Antes fuí al indio a enterrarlo
bajo de un monton de paja
para llevar de ventaja
lo que emplearan en hallarlo;
pues al lograr encontrarlo
nos habian de perseguir
i al decidirme a huir
con todo mi corazon
hice la resolucion
de peliar hasta morir.

       ROLAK

Nota: versión libre de “La vuelta de Martín Fierro” de José Hernández, §558 y ss.

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EL CRIMEN DE SAN JUAN
CAPTURA DE LOS ASESINOS

Tiembla la pluma en la mano
al narrar crimen tan duro
pues se tiene por seguro
de sea el mas inhumano;
aunque mi cerebro es sano
i aunque la musa me sobra
es tan séria la maniobra
que invoco al poder del Cielo
a que baje a mi entresuelo
a ayudarme en esta obra.

  I vamos derecho al grano
sin mas argumentacion
pongan bastante atencion
fijense bien en el plano
que coloco de antemano
al principio de este escrito,
porque es un buen requisito
conocer bien el local
para tener la cabal
comprencion de aquel delito.

  En el San Juan del Peral
fundo bonito i mentado
de un caballero afamado
con casa al camino real,
se ensañó el Jenio del Mal
de la manera mas cruel;
con sanguinario papel
i atravesando potreros
unos cuantos bandoleros
llegaron al sitio aquel.

  A las siete de la tarde
del sábado antepasado,
fué cuando fué ejecutado
aquel asalto cobarde;
con sijilo i sin alarde
se fueron ahí acercando;
se estaba el dueño paseando
en la pieza comedor
oyendo al hijo mayor
lo que estaba conversando.

  Luego vieron de repente
i sin tiempo de arrancar
abrirse de par en par
la puerta violentamente;
i de un balazo en la frente
cayó muerto el caballero;
al momento el grupo entero
al cadaver se le arrima
para robarle de encima
sus alhajas i dinero.

  Al ver esto la señora
huyó para no morir
a la pieza de dormir
pero su suerte la empeora;
la siguieron sin demora
i aun a tres de los chiquillos;
las dormilonas i anillos
saltaron de sus orejas
I sin escuchar sus quejas
la amarraron esos pillos.

  A la señorita Sara
que con el niño menor
huyó por un corredor
con suerte i fortuna rara,
como luego se notara
por unos de los presente
la persiguió tenazmente
hasta que la pudo hallar
que se habia ido a ocultar
a la pieza del sirviente.

  Esta señorita, que era
del caballero cuñada
fué prolija i avisada
pues donde la cocinera
escondió bajo la estera
casi todas sus alhajas;
le rejistraron las cajas
I como no hallaron nada
la dejaron amarrada
en la cama con las fajas.

Al sirviente hombre le dieron
una pareja paliza
i lo llevaron de prisa
donde al dueño acometieron;
ahí amarras le pusieron
i ya sin temor a riña
se dieron a la rapiña
rejistrando cuanto habia;
del dinero y pedrería
no dejaron ni una jiña.

  Al aviso de un pastor,
a los tiros i a la bulla
salió de la casa suya
el bravo Administrador
que dicen que es un señor
Paredes apellidado;
salió con un rifle armado
e hizo un disparo oportuno
pero no mató a ninguno
i al punto se vió atacado.

  A su hijo que atrevido
lo acompañaba con vela,
una bala se le cuela
i rodó por tierra herido;
el padre mui conmovido
carga al hijo a su manera
i regresa a la carrera
otra vez para su casa
i apenas la puerta pasa
como puede se atrinchera.

  El pastor Ulloa estaba
calentándose en el fuego
cuando se acercó un labriego
que por su puerta pasaba
al punto le preguntaba
si habia visto una carreta
i almismo tiempo el trompeta
le dió un golpe con un fierro
pero luego vino un perro
i de un talon me lo apreta.

  Al fin arrancó el malvado
i la señora Dolores
fué por los alrededores
a relatar lo pasado;
poco despues fué efectuado
aquel crimen inaudito;
es seguro que el maldito
quiso al pastor ultimar
con objeto de evitar
que pudiesen dar el grito.

  Para desatar la dama
que estaba entre los colchones
al irse ya los ladrones
salió la nodriza o ama
de debajo de una cama
donde se habia escondido;
¡no son para referido
la desgarradora exena
ni la aguda i honda pena
que se quedó en aquel nido!

  Hai razones suficientes
para creer que estos indinos
miserables asesinos
sean personas decentes;
¡ya los jueces competentes
tienen del crimen el hilo;
hai que sacarles el quilo
al que resulte culpable;
hai que darle al miserable
con la punta i con el filo!

  Causa indignacion i asco
tanto espíritu estraviado,
se llamaba el desgraciado
Don José Miguel Velasco;
¡ojala no sufra chasco
la indagacion judicial;
suba al banquillo fatal
la pantera sanguinaria
o ha de ser tarea diaria
presenciar crimen igual!

  Hai absoluta confianza
sobre que estos criminales
han de ser dictatoriales.
movidos por la venganza:
pues uno de la matanza
como mas tarde se ha visto,
el que hacia Jefe listo
entre aquellos alaricos
dijo: “ustedes estan ricos
i nosotros sin un cristo”.

  Ya se ha sabido despues
de que todos estan presos
i muchos hasta confesos
i convictos ante el Juez;
debemos por esta vez
dar gracias al Intendente
que es el hombre intelijente
que con paciencia i trabajo
dió con la cueva i se trajo
la partida delincuente.

  Ahora diente por diente,
ahora ojo por ojo;
cuidado con andar flojo
ni remiso ni clemente!
yo he de tener al corriente
al público con ahinco;
andaré a salto i a brinco
por laberinto i recodo,
para imponerlo de todo
por la miseria de un cinco!

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COMB[AT]E DE IQUIQUE

Voi a cantar con agrado
de toda pasion ajeno
el combate mas sereno
que jamas se ha presenciao

  Yo era un simple soldao
en el combate me acuerdo
no habia no guerrero lerdo.
el mas lerdo sra un venao.

  Estaba Prat en el puente
cuando divisó un humito
i se bajó lijerito
para hablar a su teniente.

  Le dijo: teniente vea
que se prepare la jente;
el enemigo está al frente
i hai que aceptar la pelea.

  I tomando la bocina
habló asì a la Covadonga:
que la jente se componga
I se arme de carabina.

  Que no presencie la mar
una en la derrota chilena;
hai que caer en la arena
jamas la bandera arriar.

  Despues le dijo a Serrano:
que prepare los cañones;
es preciso a [e]sos bribones
saludarlos de antemano.

  Cuando el Huáscar paso apaso
se nos puso por la espalda,
nuestra gloriosa Esmeralda
lanzó el primer cañonazo.

  Entonces el móstruo fiero
nos mandó una granizada
i fué la nave regada
con saugre de cien guerreros.

  I aunque así sigue dl combate
tiempo largo i fatigoso
no se hallaba un temeroso
ni pecho alguno se abate.

  Al fin se calló el cañon
i aquel jigante de fierro
le hincó cual hambriento perro
en el vientre su espolon.

  Salto Prat al abordaje
revólver i espada en mano
ahì por plomo peruano
recibió muerte salvaje.

  Despues Serrano lo imita
Aldea le sigue en pos,
ahì murieron los dos
en hecatombe bendita.
  Mientra el buque se hundia

en lo alto el tricolor,
con espartano valor
Riquelme audáz le ponia
fuego al último cañon.

  Aqui me paro cansao
i en mi relato no insisto
porque ya no me resisto;
a mi no me lo han contao
porque yo mismo lo he visto.

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COMBATE DE IQUIQUE
21 DE MAYO DE 1879
¡¡HURRAH!
AL 21 DE MAYO


  Hoi es la fecha inmortal
en que en sacrificio cruento
i en un sublime momento
Chile venció a su rival,
hoi es la fecha triunfal
en que cual duro barreno
le razgó la roca el seno
a la grande Independencia,
pagando así su insolencia.…
¡Un hurra, pueblo chileno!

  No se busque desde el dia
en que Dios el mundo hizo,
ni combate mas macizo,
ni mas grande valentía:
seria inútil porfía
buscarlo en mar o en terreno;
combatiendo como bueno
está David con Goliat.
¡Un hurrah a Condell i Prat!
Un urra pueblo chileno!

  Mientras con furia salvaje
el Huáscar con su espolon
ya a partir el corazon
de la Esmeralda, en coraje
grita Prat «¡al abordaje
soldados, no hai que ser meno
a triunfar de gloria lleno
o a perecer en la lucha,
saltando con quien lo escucha,
¡un hurra, pueblo chileno!»

  Encalla Moore abatido
i humillado en Punta Gruesa,
gritando con gran viveza
i a todo labio tendido:
«Ya no mas estoi rendido.
mandenme luego un galeno»
mientras que Condell ajeno
a todo indigno temor,
hace ondear el tricolor……
¡un hurrah, pueblo chileno!

  Cuando se calló el cañon
con la muerte del estoico
en aquel combate heroico
que no tiene parangon,
se vió con admiracion
en el cielo los perfiles.
de una hilera de fusiles
que llegaban hasta Lima;
la victoria andaba encima.…
¡un hurrah, pueblo chileno!

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A MIS LECTORES

     Mucho me dá que pensar
  que el pueblo se esté crevendo,
  que yo me llevo mintiendo
  por sus bolsillos vaciar.

  Me dicen con mucha ira
los que tengo por ajentes,
que está pensando la jente
que yo les digo mentira;
no es así, porque mi lira
quien la mueve es la verdad
tal falta de cortedad
me tiene con romadizo,
pues, confesarlo es preciso,
mucho me dá que pensar.

  Si miento yo, mentirán,
aunque esto cause molestía
i me titulen de bestia
toda la prole de Adan;
porque ellos tema me dan
para ir mis versos haciendo;
en ellos solo diciendo
lo que consignan en prosa,
i es por cierto triste cosa
que el pueblo se esté creyendo.

  Yo quiero desempeñar
el papel de fiel cronista,
i no habrá quien se resista
a mi firme voluntad.
sería barbaridad
que estuviera introduciendo
a quien estos versos vendo
un tropel de disparates:
no diga el pobre o magnate
que yo me llevo mintiendo.

  Por estas lineas que escribo
verá el pueblo que no aguanto,
ni con humildad de santo
alguna ofensa recibo;
pero sentimiento vivo
tampoco puedo guardar
porque sé refleccionar
i sé que con agacharme,
puedo bien acomodarme
por sus bolsillos vaciar.

  ¿Quien, poseyendo un palacio
quedrà habitar en un rancho?
¿quien quedrá pasar por chancho
siendo señor del espacio?
quien quiere el bien con despacio
quien procurará buscar
lo que lo ha de hacer llorar?
solo un huésped del hospicio
i tan triste beneficio
no lo ambiciona Rolak.

___

  El señor don Jorje Montt
eminente majistrado
a Briseño ha perdonado
con mui noble corazon;
dispertó la poblacion
con esta fausta noticia.
toda versaina ficticia
que hable del fusilamiento
arrójese en el momento
por ser boleada la albricia.

  Aunque el castigo era justo
i era legal la sentencia
este acto de clemencia
causará jeneral gusto;
la viuda pasará el susto
i se hallará mui contenta
al ver libre de la afrenta
i de la muerte al marido;
el que aun no ha delinquido
puede ir echando la cuenta.

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LA YUNTA
PERALTA Y REYES

     Peralta es un animal
  pariente de tio Grulo,
  con Reyes el tapaculo
  forman la yunta cabal.

  Armado de larga lanza
salió Peralta al combate,
yo le saqué chocolate
i le destripó la panza;
mancito como una ganza
se quedó con el bozal,
la ciencia gramatical
se le ha anudado en la jeta
para pretender de pueta
Peralta es un animal.

  Sé por si contesta el bobo
cual su respuesta serà
pues solo contestará
un rebuzno i un corcobo,
la quiso pasar por lobo
i se ha quedado dé nulo,
ya sin ningún disimulo
le voi a tostar seguido
por versero entrometido
pariente de tio Grulo.

  Este pueta dementado
su contestacion no hilvana,
pretendió venir por lana
i ha salido trasquilado;
lo dejo bien castigado
i ya no será mas chulo
porque según yo calculo
i lo que he oido decir
solo se puede medir
con Reyes, el tapaculo.

  Este último, boca abierta
i asqueroso guzarapo
con esa cara de zapo
anda buscando reyerta;
tiene que andar mui alerta
encajado en su albañal,
en el mas alto peral
lo voi a colgar de nu gancho
este con el otro chancho
forman la yunta cabal.

  Continuar un contrapunto
con un tonto de esta clase
mui repugnante se me hace
i por eso pongo punto;
macaco de caja de unto
de ojos i garras de jote,
eres jeton hotentote
conocido por tus mañas
de arrancarte las pestañas
i los pelos del bigote.

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PETICION
AL PRESIDENTE PARA
INDULTAR AL REO.

     Perdona señor la vida
  vos que podeis, a Briceño
  yo soi victima i me empeño
  al ver su esposa aflijida.

  En diversas reuniones
de diversas sociedades,
i de distintas ciudades
han llegado peticiones,
todas las corporaciones
han seguido esta medida;
con la presteza debida
han escrito a Su Exelencia
señor usad de clemencia
perdona señor la vida.

  El gran Cuerpo Consular
del puerto Valparaiso
en cuánto snpo el aviso
no se tardó en presentar
tampoco se hizo eeperar
todo el comercio porteño;
ha escrito con mucho empeño
al Presidente en persona
diciendo: señor perdona
vos que poqeis, a Briceño.

  La viuda del policial
llamada Maria Moreno
presentó otro escrito bueno
pidiendo indulto formal;
en tono sentimental
hace del dolor diseño
i dice señor: sois dueño
único en la situación.
Presidente Jorje Montt
yo soi víctima i me empeño.

  Don José Arrieta con tino
diplomático de fama
tambien puso un telegrama
al Presidente arjentino;
este mandatario fino
ha de pedir en seguida
el perdon del homicida
por parte que se ha de ver
i el gobierno ha de acceder
al ver la esposa aflijida.

  Nunca que me acuerde yo
desde el dia en que nacì
pedir un indulto vi
con mas empeño que hoi nó
si un momento se dudó
en conseguir induljencia;
ya no es posible en presencia
de tanto empeño escojido;
tendrá que prestar oido
i perdonar Su Exelencia.

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EL PERDON
DEL REO BRICEÑO

     Por mucho pueblo rodeado
  por su crímen cometido
  el reo Briceño ha sido
  al último perdonado.

  El juez de primera instancia
lanzó sentencia de muerte
i de castigo tan fuerte
apeló con arrogancia;
la Ilustrísima en sustancia
confirmó lo decretado
i despues de preparado
con dos dias de capilla
se iba a sentar en el la a la silla
por mucho pueblo rodeado.

  Eo su cela solitaria
tuvo engrillado los pies,
miró con intrepidez
a la silla funeraria;
en su agonia precaría
fué por su propio pedido
cristianamento atendido
por dos padres mercedarios;
temblaban los presidarios
por su crimen cometido.

  Sereno estuvo i seguro
de la capilla en el banco
mostrándose firme i franco
en aquel trance tan duro;
hasta parece que el muro
se ha sentido conmovido;
por todos compadecido
en la angustia de su mal,
en aquel trance fatal
el reo Briceño ha sido.

  No faltó balmacedista
que lloró como un chiquillo;
pidió que al ir banquillo
no le vendaran la vista;
una centinela lista
de su puerta en el costado
estaba siempre apostado
hablándole a el corazón
ha sido por Jorje Montt
al último perdonado.

  El señor Verdejo, mozo
secretario del juez Prado
fué por el reo encargado
de hacer un acto piadoso;
como padre i como esposo
le pidió a última hora
que avisara a su señora
que queria ver a su hijo
antes que el plomo prolijo
le dé muerte sin demora.

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LA BATALLA DE CONCON

  La estrella esplendorosa que fulgura
de mi querida patria en el pendon
con su rayo mejor, de luz mas pura
alumbra la batalla de Concon;
en ella recibió la Dictadura
puñalada de muerte al corazon
i ante aquel heroismo de espartano
se espantaron las hordas del Tirano.

  En aquella efeméride tan bella
el sable se humilló, se alzó el derecho,
de la victoria se marcó la huella
i al despotismo preparó su lecho;
en aquella grandisima epopeya
respiró de la patria el viril pecho
aquejado de aguda enfermedad,
el aire de la Ley, la libertad.

  De un lado veinte mil malos chilenos
i cerros erizados de cañones,
del otro cuatro mil bravos o menos
faltos de uodo aun de municiones;
i entre ambos, hinchando bien sus senos
aumenta el Aconcagua sus turbiones
para hacer imposible aquella empresa
que llenó al Universo de sorpresa.

  Huyeron los soberbios veteranos
i sus mui afamados capitanes
ante un monton de brrvos ciudadanos
avanzando con pasos de titanes;
del Neron los esfuerzos fueron vanos
para afianzar sus maldecidos planes
porque en presencia de brabura tanta
del Dictador la horda se quebranta.

  Dn cuatro haras de duro batallar,
del Congreso el ejército afamado
del Aconcagua pudo al fin pasar
las turbulentas aguas casi a nado
i luego se pusieron a avanzar
en medio de mortal fuego graneado
hasta que los jenízaros del Rey
cedieron a las tropas de la Ley.

  Con el ronco crujir de las cadenas
desdo ese instante para siempre rotas,
sintió el déspota helàrselo en las venas
la sangre aun mas negra que sus botas;
vió ahí la patria término a sus penas
i lloraron de gozo los patriotas.
¡Oh, veintiuno de Agosto, inmortal dia
el mas glorioso de la patria mia!

  El Parlamento ahí vengó la ofensa
i endulzó el amargor de su calvario
haciendo con estrépito i vergüenza
desplomarse al inicuo mandatario;
deedo entonces fué vana la defensa,
allí la Tiranía halló el sudario;
¡ salud Congreso varonil i santo;
salud, pléyade noble, inclito Canto!

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