Un amante a su querida
A balazos la mató.
Esta picara atrevida,
La talquina le jugó
Por irse con otro amante,
Le tocó tan triste suerte
Recibiendo horrible muerte,
En aquel tan cruel instante;
Con furor dicho marchante
Le quitó ¡qué horror! la vida,
La fuga emprendió en seguida.
Para no ser capturado,
De esta manera ha ultimado
Un amante a su querida.
Al verse ya malhechor,
Con afan trató ocultarse,
De la justicia librarse
Ya no podrá mi lector.
No tuvo ningún temor
Cuando el hecho cometió.
Este delito efectuo
En un lugar mui cercano,
Y a su querida el villano
A balazos la ultimó.
Hoi no sé si la justicia,
Habrá pillado al indino
Que cometió el desatino.
Por la desgracia impropicia
El juez con mucha pericia,
Hizo salir la partida.
El hechor en su guarida,
Dijo padesco a la vez.
Y la culpa tiene pues
Esta pícara atrevida.
La mujer tenga esperiencia
De lo que ahora acontece.
Porque el castigo merece
Por su tan grave insolencia,
Y por esta impertinencia
Tan cruel muerte recibió.
Si no huye tan veloz
Pronto seria pillado,
Dicha mujer al malvado
La Talquina le jugó.
Al fin diré que este mozo
Hechó las de Villa Diego.
Y el otro joven mui luego,
Se fué tambien presuroso,
Escapando del odioso
Que hizo tan vil hazaña.
Y despues como una araña
Un gran refujio buscaba,
Y el suceso se efectuaba
En la capital de España.