HORRIBLE CRIMEN
Una mujer que da muerte a ha-
chazos a un niño

  Se acaba de cometer
Un crímen mui espantoso:
Muerto ha sido un pobre mozo
Por una fiera mujer.
El diario nos da a saber
Que la mujer sin razon
A Prefisterio Alarcon
La dicha mujer mató.
I este crímen cometió
Con la fiereza del leon.

  Clara Figueroa realmente
De Santa Bárbara era,
La médica yerbatera
Que majoraba a la jente.
Hace poco, ciertamente,
Alarcon la fué a ver,
La mencionada mujer
Con él pues se disgustó,
I a hachazos lo asesinó
Con gran furia, al parecer.

  La médica mencionada
Despues que cometió el hecho,
Con cinismo i con despecho
Guarda al muerto la malvada.
Mas tarde sin decir nada
Oculta sacó a Alarcon
I lo arrojó a un callejon
Para que la policía
Lo encontrase al otro dia,
Según dice una version

  Al otro dia siguiente
La policía encontró
El cadáver diré yo
Asesinado cruelmente.
La justicia tenazmente
Al asesino buscó,
Pero luego se encontró
Con que era una señora
La cruel asesinadora,
I en el acto la aprendió.

  Llevada a la policía
La mujer en referencia
Ella con toda conciencia
Confesó su fechoría.
Dijo con gran valentía
Que el muchacho en relacion
Era un niño mui bribon
I que ese dia intentó.
Asesinarla, agregó.
Sin tener aun razon.

  Yo, prosiguió nuevamente,
Al conocer la intencion
Del mui infame Alarcon,
Tomé el hacha de repente.
El, al verme, cual serpiente
Sobre mi se abalanzó.
Muchos golpes me tiró,
Los que yo le barajé,
I con la hacha le acerté
Un golpe que le mató.

Ver lira completa

Espantoso crimen
Un hijo que asesina a la madre

  Un crímen mui espantoso
Se acaba de cometer,
Muerta ha sido una mujer
Por su hijo fascineroso.

  Juana Rojas, dice el diario,
Que se llamaba la anciana,
O sea la veterana
Que asesinó un victimario;
El bandido sanguinario.
Autor del hecho monstruoso,
Es un desgraciado mozo
Que solo por atrevido
En el mundo ha cometido
Un crímen mui espantoso.

  Temuco mui alarmado
Ha pasado últimamente
Comentando solamente
El suceso desgraciado,
Ignacio, el torpe malvado,
Dicen que es al parecer
Un dejenerado ser
Que a la madre asesinó,
Cuyo crimen, diré yo,
Se acaba de cometer.

  Cuando este hombre se embriagaba
Según nos cuenta la jente,
A la madre mui cruelmente
El salvaje maltrataba,
Ultimamente llegaba
A la casa sin saber,
Juana empezó a reprender
Al hijo de jenerado
I solo por lo narrado
Muerta ha sido una mujer.

  Despues de la reprension
Rebolledo, un diablo malo,
En silencio toma un palo
Para cometer su accion;
Acto continuo el Neron,
Como el tigre mas furioso
Dió un garrotazo alevoso
A la desgraciada Juana,
Muriendo despues la anciana
Por su hijo fascineroso.

  En seguida el delincuente
Emprendió fuga ligero
Seguido de un caballero
Fué tomado prontamente
A la cárcel ciertamente
Se llevó al facineroso
Ahí en un buen calabozo
Encerrado fué el cobarde
Para que muera mas tarde
En el banquillo afrentoso

Imp. Leon V. Caldera.— Bandera, 919

Ver lira completa

Graves denuncios
CONTRA EL GOBIERNO DE CHILE

  Chile con indignacion
Ha sabido últimamente
Como nuestro presidente
Traicionaba su nacion.

  Se habla con insistencia
Que el gran gobierno chileno
Negociaba mui sereno
La Puna i su diverjencia.
Ese acto de su eXcelencia
Significa una traicion
En contra de su nacion
Que comete sin justicia,
I recibe esta noticia
Chile con indignacion.

  El ex-ministro acreditado
Ante el gobierno del Plata
En una carta relata
Lo que Errázuriz ha intentado.
Nos dice aquel majistrado
Que el patriota presidente
Entregaba ocultamente
La Puna a otra nacion,
I el pueblo de esta traicion
Ha sabido últimamente.

  Con Moreno celebraba
El gobierno conferencias
I en aquellas confidencias
Pruebas de amistad le daba.
Ademas le aseguraba
Que el arbitrio ya vijente
A efecto precisamente
Chile no lo llevaria,
I a esto el pueblo diria
Como nuestro presidente.

  En una sesion secreta
Celebrada últimamente
La minoria valiente
Combatió la opereta
Con que el gobierno sujeta
Los rasgos de su intencion.
La Cámara en su sesion
Rechazará aquel tratado
Porque en el pacto un malvado
Traicionaba su nacion.

  Al fin, pues, lo que acontece
Es gravísimo i funesto
I debe saberse presto
Sea, pues, como se fuese.
Si el lazo alguno merece
Que se le ate prontamente;
El pueblo enérjicamente
Debe todo averiguarlo,
Para que proceda a ahorcarlo
Aunque sea el presidente.

JUAN B. PERALTA.— Galvez, 828.

Ver lira completa

Supuesto fin del litijio
CHILENO ARJENTINO

  Todo asunto ha concluido
Con la vecina nacion,
Aplauso a la solucion
Que el gran conflicto ha tenido.

  La tenacidad gastada
Por la nacion arjentina,
Es la culpa mas indigna
De la odiosa paz arnada;
La litigante porfiada
Solo el arreglo ha admitido,
Porque al vecino ha temido
Lo vió armar su juventud,
I gracias a esta actitud
Todo asunto ha concluido.

  El asunto que hoi termina
Con los vecinos de oriente
No se ajusta ciertamente
A nuestra propia doctrina;
¿Por qué quedó una colina
O un punto sin solucion?
Talvez la administracion
De Chile en esto discrepó,
Porque siempre algo dejó
Con la vecina nacion.

  Cuando este asunto dejó
Don Diego Barros Arana,
Nuestra diplomacia vana
A su cargo la tomó;
Esto solo le bastó
A nuestra administracion
Para dar sin discrecion
La Puna con sus terrenos,
I así den pues, los chilenos
Aplauso a la solucion.

  En cuanto Roca subió
Al poder, precisamente,
Propuso aquel Presidente
Un plan que aquel inventó;
Un tribunal ideó
Según yo mismo he sabido,
Que resuelva sin mas ruido
La cuestion sobre la Puna,
I aplaudamos la fortuna
Que el gran conflicto ha tenido

  Chile por fin aceptó
Aquella proposicion
Que importa a nuestra nacion
Su deshonra advierto yo;
En ello ya consintió
Nuestro astuto Presidente,
Ahora el pueblo inconsciente
Tendrá que sufrirlo todo,
Aunque se cubra de lodo
La honra del continente.

Ver lira completa

El enredo de la Puna
LAS INTRIGAS ADMINISTRATIVAS

  Pobre Chile desgraciado
Cualesquiera lo hace leso,
A pesar del gran progreso
Que en diplomacia ha alcan-
                                      [zado.

  Quien creyera que un valien-
                                           [te
Pais como es el chileno,
Aceptase tan sereno
Lo que hace el Presidente;
El desmembra ciertamente
Su territorio sagrado,
Sin ser aun amonestado
Por ese pueblo de acero.
I así dice el estranjero:
¡Pobre Chile desgraciado!

  Ya ven, pues, como la Puna
A la Arjentina ha entregado
Nuestro pais desgraciado
Sin recompensa ninguna;
El pobre pueblo a la luna
Se queda sin saber eso,
Porque su astuto Congreso
Todo lo hace con sijilo,
I el pueblo estando tranquilo
Cualesquiera lo hace leso.

  Despues de aquella torpeza
El Gobierno se da tregua,
Para marcharse a Panquehua
Donde comienza su empresa;
Despues de una sobremesa
En aquel punto el Congreso,
Tuvo el protocolo espreso
En que la Puna se daba,
Su Excelencia lo firmaba
A pesar del gran progreso.

  Chile con indiferencia
Recibia la noticia,
Sin calcular la injusticia
Que cometió Su Excelencia;
En Panquehua en conferencia
El Gobierno del Estado,
Con sus Ministros al lado
La Puna dió al arjentino,
A pesar del gran camino
Que en diplomacia ha alcanza-
                                         [do.
Por fin el gran aparato
Que ya el Gobierno ha formado,
Es para dar sin cuidado
La Puna al nuevo Pilato;
Falta que ahora en un plato
Se lave mui bien la mano,
Con que le firmó al cuyano
Ese pacto indecoroso,
Donde entregó con reposo,
Todo el gran suelo araucano.

Ver lira completa

Ejecucion del reo
Albornoz

Con verdadera impresion
Voi a dar a mis lectores
Los completos pormenores
De esta triste ejecucion.

  Temprano hoi me levanté
Para marcharme al momento
Al mismo establecimiento
De la ejecución diré.
Al llegar pues me encontré
Con el reo en su prision,
Inspirando compasion
Porque lloraba de pena;
I a narrar voi esta escena
Con verdadera impresion.

  Albornoz se levantó
Hoi dia un poco temprano,
I el ausilio soberano
En la iglesia recibió.
Despues a Dios le pidió
El perdon de sus errores;
Cuando esto hacia, señores,
Sollozaba el delincuente,
I una relacion fielmente
Voi a dar a mis lectores.

  Así al cadalso afrentoso
Despues marchó el desgracia
                                          [do
Casi muerto i desmayado
Camina el facineroso.
Su cuerpo mui tembloroso
Lo apoya en sus confesores;
Tristes los espectadores
Contemplan al pobre reo,
I yo doi según me creo
Los completos pormenores.

  Antes que al banco llegara
De rodillas cayó al suelo;
Pidiendo perdon al cielo
A la muerte se prepara.
Despues que ya se sentara
Al banco de la espiacion
Reza triste una oracion
Despidiéndose del mundo,
I este recuerdo es profundo
De esta triste ejecucion.

  Por fin ya se colocaron,
Los tiradores al frente,
I sobre aquel delincuente
En seguida dispararon.
Las balas atravesaron
El pecho del desgraciado.
El público consternado
Mira al desgraciado reo
I rezando triste un creo
Encomienda al ultimado.

Ver lira completa

Carta del reo Albornoz
A SU ESPOSA

  Al partir pues de la vida
Con el corazon partido,
Tu desgraciado marido
Te escribe, esposa querida.

  La pluma, amada Dolores,
Tomo con gran sentimiento
Para darte en un momento
Los mas duros sinsabores.
Hasta a tí pues mis clamores
Llegarán, esposa mia;
Mi prolongada agonía
Me tiene desfallecido,
I perdon a tí te pido
Al partir pues de la vida.

  Recuerdo que en la preciosa
Parroquia de Santa Ana
Mui feliz una mañana
Te tomé a tí por esposa.
Pero ¡ai! aquella hermosa
Felicidad ha concluido;
Hoi trasformado en bandido
Se me ha arrojado el baldon,
I de tí espero el perdon
Con el corazon partido.

  Como cruz te recibí
Al pié de un sagrado altar
Prometiendo ser leal,
Cosa que no te cumplí;
Pues deshonrada por mí
Quedas, bien lo he comprendi-
                                         [do;
Pequeña tu suerte ha sido
E infeliz en tus amores,
Pero perdona, Dolores,
Tu desgraciado marido.

  Mis hijos principalmente
Te encargo ántes de morir,
I este encargo has de cumplir
En favor de un delincuente.
Tu corazon es clemente
I miéntras estes en la vida
No olvides hijita mida
Jamas a tu buen esposo
I aunque soi facineroso
Te escribo, esposa querida

  Por fin al sepulcro iré
Triste i resignadamente
Porque muero injustamente
Lo que a tí confesaré
Esta carta, te diré
Te la envio mui penoso.
Con el pulso tembloroso
La he escrito, esposa bella,
I recibe pues en ella
El corazon de tu esposo

19,070.— IMP. CERV.

Ver lira completa

La crucifixion
DE JESUCRISTO

  Jesús, el Dios inocente
Al calvario era llevado,
Donde fué crucificado
Por el pueblo ciegamente.

  Despues de ser sentenciado
Por Pilato, el juez romano,
Jesús el Dios Soberano,
Al Gólgota fué llevado;
Escupido i maltratado
Es el Cordero paciente
Por aquella torpe jente
Que su muerte pide a grito
Sin tener ningún delito
Jesús el Dios inocente.

  María con triste pena
Por ver al Hijo divino
Salió, pues, aquel camino
Con María Magdalena;
¡Oh, cuán dolorosa escena
Esa Madre ha presenciado!
A su Hijo ensangrentado
Lo encuentra en esos momentos,
Que en medio de mil tormentos
Al Calvario era llevado.

  La Madre desconsolada
Cae en brazos de Jesus;
Quiere quitarle la cruz,
Pero léjos es arrojada.
Juan al verla desmayada
Léjos de ahí la ha llevado,
Miéntras que a su Hijo amado
La jente lo maltrataba;
Hasta que por fin llegaba
Donde fué crucificado.

  Cuando el martillo sintió
La Vírjen, dando un jemido,
En estado amortecido
En brazos de Juan cayó.
Luego despues que volvió
Corrió apresuradamente
Al ver su Hijo inocente
Que se encontraba enclavado,
Siendo escupido i burlado
Por el pueblo ciegamente.

  Por fin, en esa agonía
Cristo a la Madre miró,
I a Juan pues se la entregó
Como Madre en ese dia;
I a María le decia:
—He ahí tu Hijo amado.
Despues que ya hubo hablado
Palabras de gran consuelo,
Se encomendó al Dios del cielo
I murió Jesus amado.

JUAN B. PERALTA
GALVEZ, 826

Nota.— Estas poesias son propiedad del autor. Se prohibe su reimpresion.

Imp. Barcelona – Moneda, entre Estado i San Antonio

Ver lira completa

La sentencia de muerte

  En una columna atado
Fué puesto el Reo inocente,
Azotado mui cruelmente
Se vió su cuerpo sagrado.

  Para cumplir, pues, fielmente
La pena que le impusieron,
Dos verdugos lo trajeron
Con vara precisamente.
Los dos convenientemente
Toman al Maestro amado;
Lo amarran asegurado,
Dan comienzo al gran tormento
Dejándolo un buen momento
En una columna atado.

  El tormento comenzó
Sobre el Hijo de María,
La sangre a mares corria
Por su espalda, digo yó,
Su quejido se escuchó.
Desde léjos, ciertamente;
De la columna pendiente
Su cuerpo sagrado está;
I en esta forma en verdad
Fué puesto el Reo inocente.

  Seis mil seiscientos i tantos
Azotes le prodigaron,
Su herida desangraron
Bastante, dicen los santos,
I muchos amargos llantos
Le oyeron precisamente.
Poncio sale nuevamente
Al pueblo i dice: — No hai cruz
Porque ya ha sido Jesus
Azotado mui cruelmente.

  —Nó, responde el pueblo ingrato,
La cruz para el hechicero,
Barrabás sea primero,
Libre, dicen a Pilato;
Entónces el juez insensato
Complace al pueblo malvado;
Nueva sentencia ha dictado
De muerte para Jesus,
I mui pronto en una cruz
Se vió su cuerpo sagrado.

  Por fin, dos facinerosos
Al Calvario son llevados,
I en medio de los malvados
Van con Jesus mui gustosos.
Los fariseos rabiosos
Prodigan los inocentes
Mil insultos ciertamente
Que por burla le decian;
I una corona le hundian
De espinas sobre su frente.

Ver lira completa

Sobre la tentacion

  —¿Me conoces? preguntó
El arcánjel tentador.
—Sí, respondió el Salvador,
Muche te conozco yo.
—Bueno, tu padre me dió
Hoi tres horas de licencia
Para hablarte con paciencia
Sobre esa raza infernal
A que tú piensas salvar
Dando tu propia existencia.

  Neron, tigre coronado,
Sabes que con picardía
A cualquier hombre encendía
En su palacio dorado.
Ya sabes cómo el malvado
Sus banquetes alumbró;
Su misma madre mató
Por ver dónde fué enjendrado,
I tan enorme pecado
Vais a lavarlo, agregó.

  Alalila traicionó
Pérfidamente al marido;
Herodes enfurecido
Mil crímenes cometió;
Trece mil niños mató
Por matarte a tí tambien.
De sangre en Jerusalen
Un mar deseaba ver;
I por ese hombre tan cruel
Muere el nacido en Belen.

  Hasta Jerjes por reinar
Mata, pues, a ochenta hermanos
I estos hombres inhumanos
También los quieres salvar.
Calígula el infernal
Se hace adorar como Dios.
De Tiberio sigue en pos
Ese otro ilustre homicida
¿I tambien darás la vida
Por ese otro tigre vos?

  —Sí, por todos moriré,
Dice Jesus tristemente.
El tentador insolente
Da un fuerte grito diré:
—¡No te basta lo que hablé!
Dijo el Demonio irritado,
Ya ves cómo te he narrado
Toda la historia sangrienta
De esa raza que ni en cuenta
A ti nunca te ha tomado.

  No importa, vuelve a decir
Jesus con resignacion.
Yo por darles el perdon
En la cruz quiero morir.
Cuando el Satan pudo oir
Lo que el mártir esclamó,
Un gran rujido exhaló
Retirándose al momento.
Cristo se echó al pavimento
I su oracion comenzó.

Ver lira completa