HORRENDO DRAMA
DE SANGRE
UN NOVIO QUE ASESINA A SU NOVIA
I EN SEGUIDA SE QUITA LA VIDA

  En Colina últimamente
Ha ocurrido, sin mas cuento,
Un drama horrible i sangriento
Que ha consternado a la jente;
Se trata precisamente
De un mozo enamorado
Que al ver casi fracasado
El proyecto de su amor,
Quiso matarse mejor
I matar a la que ha amado.

  Leon Florestan se llama
Este jóven criminal,
Ella Elena Carvajal,
Noble i simpática dama;
Mucho la atencion me llama
Este crimen cometido,
Ambos se habian querido
I unir deseaban su suerte,
Ambos quisieron la muerte
Al no ver su amor cumplido.

  Cuando en su apojeo estaba
El amor en relacion
Los sorprendió don Ramon
I el castigo preparaba;
Al jóven lo amenazaba
Con lanzarlo de aquel fundo,
Leon con respeto profundo
Sus amenazas le oyó,
Pero mas loco siguió
A su amada de este mundo.

  Cuando don Ramon notó
Que el amor mas continuaba
A Florestan le llamaba
I el empleo le quitó,
Tranquilo el jóven marchó
A su pieza como ajena,
Toma una arma i donde Elena
Se dirije en el momento,
I aquí con valor i aliento
Comete la orrible escena.

  Dos balazos disparó
A su Elenita querida
I su cabeza en seguida
Con valor se destapó;
Toda la jente corrió
A los disparos por cierto,
A su llegada les advierto
Ven a Elena agonizante,
I al pobre i fatal amante
También en el suelo muerto.

  Así terminó realmente
Esa carrera de amor
Con el luto i el dolor
Pintado en toda la jente;
Amadores del presente
Cuidado con la jornada
No hai que ser locos por nada,
Ya ven que un joven murió
I una gran dama quedó
Moribunda i deshonrada.

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DAVICITO GONZALEZ
Viaje del autor a Cabildo
COMENTARIOS DE SUS MILAGROS

  Por mera curiosidad
A Cabildo ultimamente
Me dirijí solamente
Juro por mi emfermedad;
Al sentarme a la verdad
En un carrito del tren
—¿A Cabildo va tambien?
Un cojo me preguntó;
—Si, señor, le dije yo,
Para allá marcha mui bien.

  —Yo, dijo un zunco del lado,
Voi a que me ponga mano.
— I yo, repuso un anciano
A hacerme moso apreciado.
—Yo tambien, dijo un pelado,
Voi a que me ponga el pelo.
— I yo, dijo sin recelo,
Una vieja hasta con tiña,
Voi a que me ponga niña
Ese anjelito del cielo.

  Luego un tullido llegó
Yo piernas voi a buscar,
Porque deseo bailar
El Dieziocho agregó.
Un sarnoso se asercó
Rascándose mui furioso,
A quitarme lo sarnoso
Voi donde el niño, nos dijo,
—I yo, replicó su hijo
A quitarme lo gangoso.

  Ciegos, cojos i tullidos,
Zuncos, viejos i zarnosos,
Ñatos, locos i gangosos,
Borrachos i otros heridos,
Todos, a fin, confundidos
En el tren pues nos marchamos,
En Calera nos vajamos
I allí un cúmulo de males
Juntóse para Gonzalez
I a Cabildo caminamos.

  Cuando nos desembarcamos
Inválidos solamente
Por todas partes realmente
Unicamente encontramos;
A todo campo alojamos
Porque en el alojamiento
Ya no habia cavimento
Asi es que a lo puro gallo,
Como para hacer ensayo
Dormimos sino les miento.

  Al otro dia siguiente
Fuimos donde Davicito;
Aquí va está lo bonito.
Aquel era un mar de jente,
Todo el dia ciertamente
En la apretura topié
Dos costillas me quebré
Teniendo al fin que seder
I mi entrevista con él
En otra Lira daré.

Imp. «El Debate» — S. Diego 291

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CARTA DE UNA NIÑA
A SU NOVIO

  Esperando el feliz dia
En que nos vamos a unir
No como ni paso a gusto
Ni ménos puedo dormir.

  A la puerta cada instante
Me asomo solo por verte
Pero desgraciada suerte
No puedo ver tu semblante
Mi corazon delirante
Porque te espero porfia
Pero ¡ai! la madre mia
Me llama i debo hacer juicio,
I así paso en un suplicio
Esperando el feliz dia.

  Si algo me mandan comprar
Mirando como una loca
Voi por ver si al fin me toca
Con tu mirada encontrar,
Cansada de suspirar
Vuelvo a casa sin sentir
Para entregarme a sufrir
Encerrada en mi apocento,
I esperar allí el momento
En que nos vamos a unir.

  Cuando ya los ruiseñores
Me despiertan con su canto
De mi lecho me levanto
I salgo a mirar las flores;
El jardin de los amores
Se me presenta mas justo,
Casi me muero de susto
Cuando pienso en la traicion
I en esta contemplacion
No como ni paso a gusto.

  Durmiendo veo a la jente
Que nos irá a acompañar,
Veo al cura i el altar
Del matrimonio pendiente;
Las velas veo fielmente
Alumbrando sin mentir
I al recordar, es decir,
Veo que sueño el pasado,
I no como con agrado
Ni ménos puedo dormir.

  Esperando ya el dichoso
Dia, pues, del casamiento.
De año es cada momento
Porque no tengo reposo;
Recibe, futuro esposo,
Si tu te acuerdas de mí
En esta esquela mi si
I un beso dueño adorado,
Porque yo te lo he mandado
Esperando otro de tí.

Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesías
       Juan B. Peralta
       Gálvez 521

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DESESPERACION
I MUERTE DE JUDAS

  Judas mui desesperado
Toda la noche corrió,
Despues en un circo moro
El infame se ahorcó.

  Preso el maestro divino
A Judas en realidad
Se le dejó en libertad
En aquel mismo camino;
El villano sin destino,
Comprendiendo su pecado
Que el mismo habia entregado
Al inocente cordero,
Tomó un oscuro sendero
Judas mui desesperado.

  Maldito de mí decia,
Soi un pobre condenado
Por haber yo traicionado
Al buen hijo de Maria;
Aquel que tanto queria
Miserablemente oyó
Lo he vendido, esclamó,
Por plata cobardemente,
I asi hablando tristemente
Toda la noche corrió.

  Al pasar, pues, el traidor
Frente al pórtico de un templo
El dinero para ejemplo
Votó lleno de furor
Hácia un monte con valor
Se fué ya sin el tesoro,
Allí formando un gran lloro
Maldecia de su suerte,
Encontrando al fin la muerte
Despues en un circo moro.

  Del circo moro pendiente
Su cuerpo, al fin es hallado,
Pero tan desfiurado
Que hacia temblar la jente;
En su rostro, ciertamente.
El delito se pintó,
Al verlo el público huyó
Según la historia asegura,
Porque lleno de locura
El infame se ahorcó.

  Amiguito, finalmente.
Así pagó su delito
Aquel apóstol maldito
Ahorcándose cruelmente
Si el traidor últimamente
Al verse ya desgraciado
Hubiera el pan acertado
Aquel que habia vendido
Se habria ya arrepentido
I estaria perdonado.

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VERSOS POR EL APOCALIPSIS
REVELACIONES, CAPITULO I, DEL
X AL XX

  El evanjelista vió
A un ánjel que le hablaba,
Este pues le revelaba
Muchas cosas que escribió.

  En Pasmo Juan se encontraba
Cuando un domingo el Señor
Al ánjel embajador
A su presencia mandaba,
Por las espaldas le hablaba
El ánjel cuando llegó,
El apóstol se asustó
I volviendo con recelo
Al emisario del cielo
El evanjelista vió.

  Siete candeleros pues
Vió que en sus manos tenia
I que el ser resplandecia
Desde la frente a los piés;
Siete estrellas a su vez
En su derecha mostraba,
En su boca se notaba
Una espada con dos filos,
I Juan miraba tranquilo
A un ánjel que le hablaba.

  Yo al verlo en tierra caí
El mas su diestra me puso,
I al levantarse confuso
Estas palabras oí:
Nada temas tú por mí,
Yo soi luego, me esclamaba,
El ser sonriente agregaba
El primero i el postrero,
I estas cosas mui severo
Este pues le revelaba.

  Yo estoi vivo habiendo muerto
Agregó el ser misterioso,
Yo soi pues el poderoso
El que manejo, por cierto,
Todas las llaves, te advierto,
Del infierno prosiguió
I de la muerte agregó
Con voz de nada en la vida,
Revelándole en seguida
Muchas cosas que escribió.

  Escribe habló, finalmente,
Lo que has visto al parecer
I las cosas que han de ser
I las que son al presente,
Las siete estrellas realmente
Que en mi derecha has notado
son siete ánjeles nombrados,
I los candelabros pues
Son siete iglesias talvez
Dice el ánjel mencionado.

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VERSO SOBRE EL PARTENON

  A Minerva levantó
Fidia con grande talento
Un precioso monumento
Que a todo Atenas admiró.

  Pericles, el gran gobernante
Queriendo conmemorar
Los dioses de aquel lugar,
Ordenó a su fabricante
Fidia a ser una importante
Estátua prevengo yo
Fidia luego comenzó
A idear el Partenon,
I sobre Pentelicon
A Minerva levantó.

  El Partenon construido
Tenia pues sin embargo
Setenta metros de largo
Según lo que se ha sabido;
De ancho solo ha medido
Treinta i dos metros, no miento
Veintiun metros sin mas cuento
Tenia tambien de altura,
Así formó su escultura
Fidia con grande talento.

  Ocho columnas de frente
El gran Partenon tenia
I diezisiete medía
De perfil precisamente;
En su interior reluciente
Contemplaba el pueblo atento
Con bastante fundamento
De oro puro famado,
En aquel muro encerrado
Un precioso monumento.

  De once metros ochenta
Centímetros se asegura
Que era la estatua de altura
I en su emblema presenta
La ciencia mui corpulenta
I en su visera se vió
De como representó
Minerva, yo me imajino,
El pensamiento divino
Que todo Atenas admiró.

  Por fin, amados oyentes,
La estátua les aseguro
Que era de oro puro
Con piedras mui relucientes,
Los jigantes mas valientes
Aquí se representaban,
Los atenienses se hallaban
Tambien pues representados,
I los sentauros formados
Lo cual todos admiraban.

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MAS SOBRE EL TEMPLO
CLANDESTINO DE LA CALLE DE SAN
DIEGO. MILAGROS DESCUBIERTOS.
UNA VIRJEN QUE DA PLATA. CÁN-
TICOS E INSCRIPCIONES SIGNIFI-
CATIVAS.

  Siguiendo la relacion
Del gran templo descubierto
Voi a relatar, por cierto,
Lo que dice una version:
Hace poco un buen baron
Al templo se presentó,
Donde de pobreza habló
I para darle conzuelo
Una Virjen del Carmelo.
Cien pesos le regaló.

  Rezando estaba el cristiano
Cuando la Vírjen en cuenta
Al rezador le presenta
Los cien pesos en su mano;
Concluir va a ver en vano
Aquí la supercheria:
David Gonzalez un dia
Como ánjel se presentó,
I ahora Escobar llegó
Como un fraile de Maria.

  Inscripciones de las calaveras

  1ª.—Acuérdate de la ira
venganza de Dios, la cual no
tardará.
  2ª.—Tu seras mañana lo que
yo soi.
  3ª.—Humilla cuanto puedas
tu espíritu, porque el fuego i
los gusanos castigará la carne
del impío.
  4ª.—No añadas pecado a pe-
cado, porque ni aun por uno solo
has de quedar sin castigo.
  5ª.—Piensa luego que ya vas
a morir, una cuenta has de dar
tu orgullo i hermosura en gusa-
nos han de quedar.

Himnos que se cantaban en el templo

  Himnos a Maria
Coros i cantares
Ante sus altares
Niños entonad.
  I.—Hoi sube a los cielos
Cercada de gloria
Niños su victoria
Sus glorias cantad.
  II.—Sentada en su trono
De hermosos querubines
A los cielos sube
Su Emperatriz.
  III.—De tí las virtudes
Tomaron su emblema
Su eterna diadema
Tu ciñes feliz.
  IV.—Dejas hoi la tierra
Tu que eres su cielo
Es que tu consuelo
No merece ya.

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UN TEMPLO MISTERIOSO
UN YERBATERO TRASFORMADO EN
SACERDOTE. UNA MODESTA CASA
CONVERTIDA EN ORATORIO. IM-
PORTANTES DETALLES.

  Santiago, mui sorprendido
Habla con cierto alboroso,
Sobre un templo misterioso
Que hoi no mas se ha descubrido;
Un hombre mui conocido
De toda esta capital,
Como médico especial
Este templo administraba,
Era el fraile que allí estaba
I este es Ramon Escobar.

  En la casa mencionada
Hai tres piezas de oraciones,
E imájenes en funciones
Que por él son adoradas;
Tambien han sido encontradas
Cuatro o cinco calaveras,
Dos escrituras enteras
Que tiene como misal,
El frai Ramon Escobar
I estas cosas son de veras.

  Misas allí celebraban
Procesiones i novenas
I varias niñas mui buenas
De monjas se consagraban;
Los vecinos escuchaban
Ciertos himnos relijiosos
Que monjas i fervorosos
Cantaban, agregare,
i en otro verso daré
Estos cánticos preciosos.

  Cuando ya fué descubierto
Este templo verdadero
En él se encontró al cordero
Del sacrificio, por cierto;
Cáliz i Custodia, advierto,
Habian en los altares,
Inscripciones i cantares
A la Vírjen del Carmelo
Que Escobar, aun sin recelo,
Tenia en ciertos lugares.

  Irene Marchante vivia
Con este nuevo pastor.
La cual tambien con fervor
Orando pasaba el dia,
De las monjas que tenia
Solo a Maria Quinteros
I a la Marchant por primero
Solo han podido encontrar,
Pero ya tendrán que hallar
A las otras, así lo espero.

  Este nuevo frai divino
Hace poco era casado
I ahora se le ha encontrado
Con la monja del destino
En su templo clandestino
Mil esposas ha tenido
Por engaño se ha sabido
Lo que se va averiguar,
I aun se tendrá que hallar
Un gran tesoro escondido.

Imp. «El Debates—S. Diego 291

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CONTRAPUNTO ENTRE UN
PADRE I UN PENITENTE

  P.— Padre mio acusemé
Que yo a un divino
Estando con sé hasta el vino
Del altar se lo robé,
Tambien sé que le llevé
La casulla i el sombrero
I hasta un vaso vinero
Que en el altar él dejo,
Todo lo cual vendí yo
Por un misero dinero.

  S.— Calla pobre desgraciado
Yo no puedo confesarte
Ni ménos el perdonarte
Porque ya estas condenado.
Si el diablo no te ha llevado
Lo ha hecho por ser prudente
Tu pecado francamente
Merece el castigo eterno.
En el fuego del infierno
Donde irás eternamente.

  P.— No por Dios confiesemé
Que no quiero condenarme
Ni mucho ménos quemarme
En ese fuego, diré,
Por su madre absuelvame
Que le doi para una misa
Hágame el favor de prisa
I no venga con torpesa,
Porque si no me confiesa
Le robo hasta la camisa.

  S.— ¡Al tu eres un bandido
Que vienes a confesarte
Nada mas que por librarte
De algún crímen cometido.
Si no estas arrepentido
No te puedes confesar
Porque seria aumentar
Mas tu pecado inaudito,
I así al infierno maldito
Mejor ivas a parar.

  P.— Padre, no soi bandolero
Yo soi solo un aplicado
Pero eso sé que enojado
Soi un diablo verdadero.
Cuando no tengo dinero
Yo no sé lo que es amigo
Ni a Jesucristo le digo
Que yo respeto por plata,
I si usted se me dilata
No sé como vá conmigo

  S.— Hijo mio le confieso
Que yo soi un fraile pobre
I aquí no tengo ni un cobre
Ni aunque me corte el pescueso.
Usted tampoco por eso
Hijito debe de enojarse,
Tranquilo va a retirarse
Francamente perdonado,
I limpio de sus pecados
Puede en el acto marcharse.

  P.— Yo no espero absolucion
Lo que quiero es su cartera
I deme sin mas espera
Cuanto tenga en su bolson.
Si me anda con dilacion
Saco mi corbo afilado
O mi choco preparado,
I aunque me condene altiro
Le doi aquí mismo un tiro
¿Lo oye mi padre amado?

  S.— Oyéndole estoi hijito
Pero es que aquí en mi bolsillo
no tengo un cobre sencillo
Se lo juro por Diosito.
Vamos si quiere hermanito
Para adentro i no me escondo
I hasta la caja de fondo
Se la entrego en realidad,
I en prueba de la verdad
Con mi cabeza respondo.

  P.— ¡Ai! padre no estoi tan loco
Para dejarlo moverse
Tendrá aquí que amanecerse
Si no me da luego un poco,
I vamos que ya mi choco
Quiere salir para afuera
Lo que yo a fin no quisiera
Porque se sale enojado,
De miedo usted se habrá meado
Mejor deme su cartera

  S.— Hijo aqui está mi cadena
Mi buen reloj i mi anillo
Mi cartera i mi bolsillo
I báyase en hora buena.
Ademas no se condena
Por lo que ántes ha hecho
Si hoi muere al cielo derecho
Se vá con mi absolucion
Llevando en esta ocasion
Este rosario en su pecho.

  P.— Eso es poco todavia
Yo deseo últimamente
El andar hoi mui decente
Pero con la ropa mia.
Hacer eso no podria
!Por lo cual yo necesito
Que me dé mui lijerito
Cuanto anda trayendo puesto,
I vamos callado i presto
A la obra padresito.

  I el bandido en el momento
Sacó un rifle recortado
El padre bien desmayado
De susto dejó su asiento.
Con un finjido contento
El padre se desnudó
I en un atado entregó
Todo lo que allí tenia
I al verlo irse decia
Pero al fin me libré yo.

Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesías
       Juan B. Peralta
       Gálvez 158

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