El dinero
Oiga mi auditorio amado
Este contrapunto atento,
Del trigo con el dinero
Responda el último acento.
Tengo poder esclusivo
I soi el mas poderoso,
Hago al pobre caudaloso
I doi libertad al cautivo;
Antes i en lo sucesivo
Pido a todos el cuidado,
Porque soi un respetado
I el que me alega es un grano;
Le considero villano,
Oiga mi auditorio amado.
Por mí estudian los profetas
Porque para eso soi propio,
Con el útil telescopio
Conocen cuántos planetas;
Yo hago escribir a los poetas
I todo les acrecento,
Para que con su talento
Pueda ser un buen dichoso;
Observe todo curioso,
Este contrapunto atento.
Como villano atrevido
Te opones a mi grandeza,
Sabiendo que con certeza
Toda pasta he reunido;
Plata, cobre i oro han sido
Que corren el mundo entero;
Soi cruzado caballero,
I con nadie soi ingrato;
Escuchen el alegato
Del trigo con el dinero.
Yo hago aldeas i potencias
Gobiernos con rejimientos,
Capillas con sus cimientos
Vizcondados, presidencias;
A los sabios les doi ciencias
I los pongo en gran contento,
El palacio, el monumento
I pirámide mas alta;
I si alguna cosa falta
Responda el último acento.
Al fin en toda la tierra
Aquí concluye mi plana,
Yo convierto en tierra llana
La mas eminente sierra;
Hago que se ponga guerra
Una con otra nacion,
I al cobarde corazon
Le doi como me refiero;
Porque teniendo dinero
Al mas pobre le doi Don.
El trigo
Oiga mi auditorio amado
Este contrapunto atento,
Del dinero con el trigo,
Responda el último acento.
El trigo atento escuchaba,
I ya falto de paciencia,
Le dice con evidencia
Calla villano le hablaba:
Tu errante lengua espresaba,
I en eso vas mal fundado,
Del vulgo eres criticado,
I así para que no ignores
Esta sustancia, i nó errores,
Oiga mi auditorio amado.
Mira tu soberbia loca
Que desvanece al cristiano,
Puede tornarlo pagano
I ser su prudencia poca;
Porque por su misma boca
En fin te diré mi aliento;
Yo al Padre Santo alimento
En su solio i rejia silla,
Juzgo de mi parte brilla,
Este contrapunto atento.
A obispos i cardenales,
A la reina como al rei,
Los mantengo en justa lei,
A condes i jenerales
Duques, marqueses cabales
Con mi poder les obligo,
Que haga paz al enemigo
Lo mismo en cualquier imperio;
Es asunto sabio i serio;
Del dinero con el trigo.
Hago al labrador sembrando,
Al poderoso en su hacienda,
Al ermitaño en su hermienda,
I al abogado alegando.
Al confesor confesando,
I al impresor sin tormento,
Al rejente el pensamiento,
I en su casa a la doncella,
Si no es justa mi querella,
Responda el último acento.
Al fin, como ya lo pruebo
Yo lo he hecho muchas veces,
En sus juicios a los jueces,
En su juventud al mancebo;
Del ausilio no me muevo
Para decir al instante,
Que le pongo al caminante
En direccion al camino,
Cada cual en su destino
I en el mar al navegante.
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