Versos dedicados a
Emilio Oyarzun
por recopilador de
poesias ajena

  Juan el recopilador
Es solo un ciego trompeta,
Quere colarla de poeta
Sin ser improvisador.

  Se llama voz popular,
El papel que el publica,
Por que conmigo se pica
De aquí se mandó cambiar,
Yo lo voi a desafiar
Al científico impresor,
Para que vea el lector
La fama de la pantera,
Es un ladron de primera
Juan el recopilador.

  Emilio con el cantito
Mui bien engaña a la jente,
Hasta el muchacho inocente
Cae alli con el cinquito
Bueno el tema bien bonito
Que a inventado ese chancleta
Bien va siguiendo la veta
Lo mismo que un plumario,
El poetastro literaio
Es solo un ciego trompeta,

  Con una ciencia pomposa
Escribe peor que un lebrel;
Para dar en el papel
Algún artículo en prosa,
Le dice su buena esposa
Hijo usted no se meta
Jamas nunca en la retreta
Viesen a esa basura
Siendo que vive a oscura
Quiere colarla de poeta..

  La avecilla y el Milan
Vende en una hoja chica,
Las que al pueblo les dedica
Lo mismo que por refran,
De vastos i de gavan
Se parece un gran señor
Duerme de lo mas peor
Porque no tiene ni cama,
I así quere darse fama
Sin ser improvisador.

Varias de mis poesías
Me a rimpreso ese canalla
Mejor se fuese a la playa,
A enterrar sus picardias
Por se  r tantas sus falsias
Publico aquí al orgulloso,
No le doi paz ni reposo,
Mas que el mundo lo alage,
Hasta cuando no me pague
El ciego infame tramposo.

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La embajada de Recarte
de Normandia
al palacio del Emperador
Cárlos Magno.

  De tierras de la Turquía,
Adonde el Emperador,
Marchó como Embajador
Ricarte [d]e Normandía

  Despues de que combatieron
Al Almirante Balen,
Juntamente con Roldan
Solo once se reunieron,
En esa ocasion perdieron
  A uno de gran nombradía,
Roldan con valentía
Propuso a sus hombres diestros
Uno irá donde los nuestros
De tierras de la Turquia.

  Ninguno dijo yo iré
Siquiera por un desvelo,
I el capitan sin recelo
Les dijo yo partiré,
La noticia llevaré
Porque me sobra el valor,
Al pronto sin ni un temor
Ricarte propuso el ir,
I llegar sin el morir
A donde el emperador.

  Otra batalla se dió
Enseguidas es decir,
Porque pudiese partir
El que la nueva llevó.
El desierto atravesó.
Gustoso i con gra primor,
I al rei Clarion cual terror
Lo venció con buena suerte
I despues que le dió muerte
Marchó como Embajador,

  Despues que al Rei ultimó
Vió venir desde la puente,
Una multitud de jente
I hácia donde él llegó.
Cruda batalla le dió
Con vastante osadía
Viendo en ellos tiranía
No siguió en el desafio,
Badió el caudaloso río
Ricarte de Normandía.

  Por último el mensajero
Hacia donde el rei entró,
La embajada le contó
Como un noble caballero,
Punto por punto el guerrero
Le detalló el sufrimiento,
Cárlos Magno al momento
Con su ejército marchó,
I en la puente castigó
A Galafre el mal intento.

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Jenoveva en la prision.

  Galo el hombre criminal,
Sin piedad, ni compasion,
A Jenoveva mandó
A una oscura prision.

  Cuando llegó la princesa
Al castillo con su esposo
A ella la amó el mentiroso
Por su hermosura, i belleza
Usando de tal vileza
El trató de hacerle mal,
I por su mal natural
Propuso ser su querido,
I fué el mas aborrecido,
Golo el hombre criminal.

  El mui sirvientillo infiel
Seducirla a ella quiso,
Por ser malo lo que hizo
Calló el castigo en El,
La Condesa viendo al cruel
Que le hizo una relacion,
De amores, en la ocasion.
I ella le dijo que nó,
A Draco el la muerte dió
Sin piedad ni compasion.

  La Condesa iba a mandar
Una carta asu marido,
En la que iba referido
Su desgracia i su pesar,
I Golo sin vasilar
Hácia donde ella entró
La espada desenvainó
I dió muerte al pobre mozo,
I aun sucio calabozo
A Jenoveva mandó.

  La carta el Conde leyó
Que mandó el calumniador,
I para lavar su honor
A muerte la sentenció
Cuando ya el propio volvió
Trajo la contestacion,
La leyó con atencion
A aquel perverso malbado,
Ya la habia encarcelado
En una oscura prision.

  Al fin, Golo como advireto
Decia entre si pensando,
Que su crimen tan nefando
No sería descubierto,
Dijo tengo al traidor muerto
Con el atestigaré
Probaré que los pillé
A los dos en el pecado,
I solo él fué castigado
Por lo infame, i mala fé.

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Arreglos completos
sobre los
asuntos internacionales
entre
Chile y la Arjentina

  El pacto internacional
Ya se halla medio arreglado
Los hombres del otro lado
Lo han encontrado mui mal.

  Toda la prensa Arjentina
Vocifera dia dia,
Diciendo que es picardia
Lo que ha hecho la vecina,
Ellos se buscan la ruina.
Por aumentar su caudal,
De aquí con pujanza tal
Le dicen al zorro loco,
Que se arreglará de a poco
El pacto internacional.

  Las dos escuadras iguales
Se dice que quedarán
Ni aun mas se traerán 
Balas a los arcenales,
I sin estos materiales.
Floreserá nuestro Estado
I yo como desconfiado,
Doi a mi pueblo un consejo
Que este asuntito tan viejo,
Ya se halla medio arreglado.

  El Ejército de tierra
Igualmente quedará,
I mas no se aumentará
I así no tendremos guerra,
Cortaremos nuestra cierra.
Para que pase el soldado
Con rifle i bien equipado,
Pero no a meterles susto,
A un que no están mui agusto,
Los hombres del otro lado.

  Cuando ya el árbitro inglés
En el litijio de el fallo,
A que preparan su gallo
Para pelearnos despues,
No ocurro con qué interés
Se autoriza el oriental
Ya como gran nacional,
De Chile digo en provecho
Que el arreglo que se ha hecho,
Lo han encontrado mui mal.

  Al fin lo tengo pensado
Todo nuestro porvenir,
e que ellos van a decir
Chile quedó amejorado,
Por lo que se ha escriturado.
Mucho chillan los cuyanos,
Como leones africanos
En sus guaridas están,
I al fin creo aprobarán
El peso de nuestras manos.

Imp. y [Lit.] de G. A. Rohde y Ca.- Valp.

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Horroroso asesinato
UN ANCIANO MUERTO A HACHAZOS I
OTRO A BALA

  Fueron quince forajidos
A casa de un tal José
A robar, i le robaron
Es todo lo que yo sé.

  Donde Zúñiga, por cierto,
Fueron a buscar dinero,
I en el encuentro tan fiero
El anciano quedó muerto.
Estaba el pobre despierto
Cuando sintió a los bandidos;
Con instintos pervertidos,
Cada cual con su puñal,
A hacer el hecho brutal
Fueron quince forajidos.

  Les dijo el pobre viejito,
Viendo que mal se le trata;
«Si vienen a buscar plata,
Se la daré lijerito»;
I el caudillaje maldito
Usaron de mala fé:
Sin darle a saber por qué,
Despreciando el santo ruego,
Llegaron haciendo fuego
A casa de un tal José.

  Un hachazo en la cabeza
Le pegaron mui feroz…
¡Ai Señor! ¡Jesús, por Dios,
Qué hombres con tanta vileza!
Tambien diré que a la pieza
Con los sesos la mancharon,
Porque del cráneo saltaron
Según está comprobado:
Que éstos iban destinados
A robar, i le robaron.

  Tambien un tal Misael,
Que era del occiso nieto,
Sin tenerle ni respeto
Le dieron la muerte cruel.
Dos balas recibió él,
Como en el parte se ve:
Murió en el acto, os diré,
Sin Dios ni Santa María;
Dió la última agonía,
Es todo lo que yo sé.

  Al fin, digo en mi opinion,
Cuando yo leí la historia,
Se me turbó la memoria
I me tembló el corazon:
Eché en el verso un borron
Que borrarlo me costó;
Sin tener la culpa yo,
Digo con tono travieso:
Que al escribir el suceso
La pluma se me cayó.

DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morande, 8-A

Nota: Publicado por Rosa Araneda en esta lira.

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Versos de sentimientos

  Esa por quien me olvidaste
Con tanto rigor, mi dueño…
Vos no me tienes amor
Conforme yo te lo tengo.

  De primeras me dijiste
Que ibas a ser mi amante:
Un amor firme i constante
Fué el que vos me prometiste;
Pero siempre paso triste
Al ver de que me dejaste;
Ya no hai pena que me baste,
Ni consuelo en el llorar;
La vida me va a quitar
Esa por quien me olvidaste.

  Pues con un mal pensamiento
Me quisiste cautivar;
Me tendré yo que acordar
De tu falso juramento.
Fuiste de tan mal intento
I de semblante halagüeño;
Te recuerdo con empeño
Con mi corazon herido,
Porque me echas en olvido
Con tanto rigor, mi dueño.

  Ojalá nunca en mi vida
Te viera yo a mi presencia,
Por no sufrir impaciencia
I quedar mas abatida.
Ya la esperanza perdida
Está, pero nó mi honor;
No seas mal pagador
Con quien te supo querer;
Te digo en mi padecer:
Tú no me tienes amor.

  Me prometistes, infame,
De no echarme en el olvido,
Pero hasta aquí no has cumplido
I es menester que reclame
Al dios Cupido i lo llame;
Desde luego me prevengo;
Jamas con ninguno arengo;
Te suplico, blanco armiño,
No me tienes, pues, cariño
Conforme yo te lo tengo.

  Al fin, con gran desconsuelo
Sufro, i todo esto es injusto,
Porque nunca tendré gusto
Careciendo de tu cielo.
Sin encontrar un desvelo
Díganme ¿cómo estaré?
A todos les contaré
El mal trato que me has dado;
De ver cómo te has portado,
Miéntras viva lloraré.

Nota: publicado por Rosa Araneda en esta lira.

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Versos a lo divino
LA ENCARNACION DEL MESIAS POR EL
ESPIRITU SANTO

  Gloriosísima María
Soberana i gran Señora,
Te suplico a toda hora
Que seais mi luz i guía.

  El ánjel anunciador
Descendió de la mansion,
A anunciar la encarnacion
Del Soberano Señor;
Con regocijo i fervor
La Vírjen dijo aquel dia,
Cúmplase la profecía
I las gracias se derramen,
Para que todos me llamen
Gloriosisima María.

  De la nueva anunciacion
Digo aquí con dulce voz,
La formación de mi Dios
No fué obra de varon;
De los hombres i redencion
Fué i rayo de la Aurora,
Antorcha iluminadora
Fué de todo lo criado;
I eres limpia sin pecado,
Soberana, gran Señora.

  Te dijo, bendita eres,
El ánjel en su venida,
Tú vas a ser distinguida
Entre todas las mujeres;
Exenta de los placeres
Te criastes protectora,
Quien misericordia implora
De ti cumple su deseo;
I al verme como me veo
Te suplico a toda hora.

  Por el Espíritu Santo
Concebistes a tu Hijo,
I es un misterio prolijo
Que a muchos les causó espanto;
Yo con mi divino canto
Te ensalzo con alegría;
Con gusto i con armonía
Fuistes Madre del Señor,
I te pido por favor
Que seais mi luz i guía.

  Al fin, madre Soberana,
Cobíjame con tu manto,
Al verme que sufro tanto
En esta vida mundana;
A ti pido en esta plana
Que me deis la proteccion;
Con rendida humillacion
Clamo a tí, Vírjen santísima;
Benigna i sacratísima
Tiéneme pues compasion.

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Amenaza
DE LA ARJENTINA QUE SE ENCUENTRA
ALIADA CON BOLIVIA PARA HACER-
NOS LA GUERRA

  No hai que acobardar chilenos,
Si la Arjentina quisiera
Pisarnos nuestra bandera,
Eso no seria bueno.

  Tiempo hace que estan los cuyanos
Por declararnos la guerra,
Porque creen que en nuestra tierra
Los rotitos son marranos;
Nuestros jefes soberanos
Reclutarán los mas buenos.
Nos quieren mirar en ménos,
Siendo que somos vecinos;
I al venir los arjentinos
No hai que acobardar chilenos.

  Riojanos i mendozinos
Se hallan entusiasmados,
En armas civilizados
Para ponerse en camino;
Sus jefes, con mucho tino,
Al cruzar la cordillera,
Con una voz altanera
Anima al gaucho valiente;
Pelearia mas de frente
Si la Arjentina quisiera.

  Si quiere esa gran potencia
Entrar al Chile florido,
El chileno, aunque vencido,
Hará doble resistencia.
Saldrá con tal emerjencia
La indiada de la frontera,
Cada cual como una fiera,
Estas menciones les hago;
Mas bien que no hagan amago
Pisarnos nuestra bandera.

  Los bolivianos pretenden
Conquistar a Antofagasta,
I Chile les dice, basta,
Mis soldados no se entienden.
Saldrán, como se comprende,
A defender el terreno
Con un empuje sereno,
Hasta vencer o morir;
Rendirnos sin combatir,
Eso no seria bueno.

  Al fin, cuando nuestro jefe,
Jeneral de divisiones,
Salga con sus batallones
A castigar al hereje,
Antes que al tiempo lo deje,
Con heroismo impotente
Marchará el rotito urjente,
Despreciando el santo ruego;
I cuando ya rompa el fuego,
Hará temblar al Oriente.

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El reo puesto en capilla

  El reo puesto en capilla
Sin poderse resistir,
Pensando selo en morir
Al Hacedor se le humilla.

  Qué tristeza i confusion
Será para un desgraciado
Al verse ya condenado
En su lúgubre prision;
Sin tener apelacion
Su conciencia pura brilla
Como con alma sencilla,
Sumerjido en gran dolor
Se encomendará al Señor,
El reo puesto en capilla.

  De verse ya sentenciado
Por la Corte i el fiscal,
Se lamentará el mortal
En su aposento encerrado;
Estando bien confesado
Se preparará a partir.
Cuando ya vaya a salir
De su oscuro calabozo
Hácia el banquillo afrentoso,
Sin poderse resistir.

  Antes de la ejecucion,
Según esplica la plana
De la relijion cristiana,
Le dieron la comunion.
Con Cristo i con afliccion
La hubo él de recibir,
Para dejar de existir
En completo i sano juicio;
Salió mareado al suplicio,
Pensando solo en morir.

  Despues que ya recibió
Al cuerpo i sangre de Cristo,
Dijo ya me encuentro listo
Porque Dios me visitó.
Mi alma la fortificó
Aquella real maravilla,
Postrado ya de rodilla
Pidiéndole dé perdon;
De todito corazon
Al Hacedor se le humilla.

  Al fin, con gran reverencia
Oyó la última misa,
En la iglesia con gran prisa
Le pidió a Dios resistencia;
Teniéndola a su presencia
En la postrera oracion,
Le hizo una esclamacion
Con santo i cariño tierno;
Roguémosle al Padre Eterno
Que le dé su salvacion.

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El reo marchando
AL BANCO

  Al banquillo ultimador
El reo va caminando,
Pensando solo en morir
Hácia el cadalso marchando.

  Ya va en viaje el cautivo
Pidiendo a todos perdon,
Rezando en su corazon,
Mui penoso i pensativo;
Yo tambien en lo que escribo
Me da tristeza i horror,
Saco fuerzas de valor
Para esplicárselos ya
Que se fijen como va
Al banquillo ultimador.

  De la celda el desgraciado
A salir se preparó,
Despues que ya recibió
El sacramento sagrado;
A donde era destinado
Trata de irse acercando,
Pensativo imajinando
Solo a avanzar se previno;
Al lugar de su destino
El reo va caminando.

  Con paciencia i sencillez
La jente lo estará oyendo,
A cada paso pidiendo
Perdon por última vez;
Ya no lo verán despues,
Porque pronto va a partir
Sin poderse resistir,
Pues, ya esto le convino:
Irá por todo el camino
Pensando solo en morir.

  De su lúgubre aposento
Sacaron al desdichado
Para ser ya fusilado
En el crítico momento;
Con pena i abatimiento
A Dios se iba encomendando,
En su desgracia pensando,
Digo aquí con tierna voz,
Ya va, ¡Jesus! ¡Santo Dios!
Hácia el cadalso marchando.

  Al fin, Juan Rojas pagó,
Dirá la jente aflijida,
Solo con su triste vida
El crimen que cometió;
El padre que lo auxilió,
I su salvacion implora,
Al amanecer la aurora
Se le atracó i le dijo:
«Prepárate a morir, hijo,
Que ya va a llegar la hora.»

Imprenta, MONEDA,

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