E l Nortino, tilin tilin,
—Riesco, — quien es el que toca
la campanilla.
—El Nortino, — un trabajador
señor que quiere hablar con el
jefe del Estado.
— Riesco, — entre ese operario.
—El Nortino, — mui buenos dias.
su exelencia.
— Riesco, felices los pase usted
mi grande amigo, digame con
confianza todo lo que tenga que
esplicarme, no se recele por na-
da, que yo estoi franco para
oirle.
— El Nortino.— yo señor hacen
pocos dias que llegué de la pro
vincia de Tarapacá, i antes de partir de
allá, varios de mis compañeros
de trabajo, me encargaron que
pase acá donde usted, para ha-
cerle ver los grandes abusos que
cometen los gringos dueños de
oficinas de Tarapacá, usted como
primer jefe de la nacion, i que
subió a la presidencia apollado
por los dos bandos Liberal de-
mocrático, i de Mócrata que son
los dos bandos que trabajan
por el progreso, i adelanto de
la nacion, i el bien estar de los
pueblos, usted como liberal que
dice que es debe de recorre las
provincias todas, una por una
haga lo que hizo el grande hom-
bre José Manuel Balmaceda uno
de los presidentes progresistas
que se han conocido en sete que-
rido Chile, el queria barrer con
todos los abusos que cometen
todos los vampiros que le setru-
jan la última gota de sangre al
pobre pueblo trabajador, que no
le pagan ni la mitad de lo que
vale el trabajo, porque esos oli-
garcas nunca se cansan de estru-
jar al pobre pueblo ignorante
— Riesco, — bueno mi amigo, ha-
ré lo que usted me dice voi ha-
cer alistar uno de los trasportes
de la nacion para ir, pero voi a
ir con mi secretario i algunos
diputados, que entiendan lo que
son esos trabajos para ver si
puedo poner remedio en algo i
aliviar a esos operarios.
— El Nortino — valle pronto i
cuando llegue a Iquique, revise
primeramente las casas embar-
cadoras, de salitre, i desde allí
irá viendo el abuso que se co-
mete con esa pobre jente que
trabaja en cargar salitre, i des-
cargar carbon, i varias merca-
derias que traen esas casas dis
rectamente de Europa, esos po-
bres hombres dejan todas las
fuerzas de sus pulmones, i mús-
culos que en pocos años quedan
inutilizados para el trabajo, i
hasta para servirle a la patria
en alguna guerra con alguna
nacion, trabajan diariamente de
año en año, i nunca juntan pla-
ta, para descansar en la vejez,
por los administradores de esas
casas, no les tienen piedad mas
que los vean sudar la última
gota de sudor, pero ne se deje
acariciar por ellos porque el bri-
llo del oro corrutor que le en-
señalen por puñados porque
ellos no sienten gastar veinte
mil pesos, por ganarse ciento
de miles, tambien le digo que
suba para dentro i verá todos
los abusos que cometen los ad-
ministradores de las oficinas sa-
litreras, los primeros abusos que
le voi a enumerar son los de las
calicheras cuando a un particu-
lar se le compone una calichera
se la quitan con el disfrás que
el caliche es malo, esto lo hace
el corrector porque el adminis-
trador se lo tiene ordenado así
esto lo hacen porque ven que va
a ganar de cien pesos para arri-
ba, no se fijan esos canallas que
aquel pobre operario perdido
trabajando como seis meses es
que solo ha ganado solo para el
chupe como dicen los nortinos
aquel pobre particular busca
otra calichera donde se lleva
lampeando chusca i botando
costras dias enteros, ahora paso
a darle cuenta del abuso que se
cometen con las malditas fichas
que solo corren en lo oficina que
se dan i estas son solo válidas
en la misma pulperia, sirven
para comprar con ellas todo ca-
so de articulo,
(Continuará)
DANIEL MENESES Poeta Nacional chileno
QUEBRADA DE MARQUEZ Nº 57
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