Un hermano enfurecido
Una noche a la oracion,
Le dió la muerte a la hermana
Sin tenerle compasion.
Llegó el hermano por suerte
A la casa, de improviso
I sin darle ni un aviso,
A los dos les dió la muerte;
En aquel trance tan fuerte
Los encontró reunidos.
Ni estaban divertidos
Cuando él los encontró;
I el crimen lo ejecutó
Un hermano enfurecido.
Siempre los aconsejaba
De que mas bien se casaran
I mas no lo atormentaran;
I a ellos poco se les daba.
Nunca los amenazaba,
Digo, según mi version;
Solamente reprension
Bastantes veces les dió.
Por ellos se desgració
Una noche a la oracion.
Tambien pagó la sirviente
Su falta en aquel momento;
De su loco atrevimiento
Veré hoi si se arrepiente.
Al asesino lo siente
Toda la jente cristiana,
De ver que en edad temprana
Se hizo el mas desgraciado:
Con un revólver cargado
Le dió la muerte a la hermana.
Despues que los ultimó
El se fué a la policía:
Con la mayor sangre fría,
Prisionero se entrego.
I hoi se halla, he sabido,
En una oscura prision.
Tiste es su lamientacion
De aquel pobre estravagante:
Mató a ella i a su amante
Sin tenerle compasion.
Al fin, señores, yo cuento
Todas las veces verdad
Porque en mi moralidad
Ninguna cosa invento;
Fío en mi buen talento
Para hablarles moralmente.
Oigo que dice la jente
Con sentimiento i clamores:
Del fin del mundo señores,
Ya la corneta se siente.
DANIEL MENESES
POETA NORTINO MORANDE, 8-A