El del norte.—Amigo arribano, voi
a contarle una cosa mui importante,
que viene relacionada con la venta de
dos políticos que pertenecen a la Mu-
nicipalidad de Iquique.
Los dos políticos pertenecian al par-
tido balmacedista: uno de ellos es un
tal Cavada, dueño de panadería, el otro
es un tal Vivanco, dueño de cigarrería;
ámbos son los hombres mas cinicos del
grande i populoso puerto de Iquique;
éstos lo han hecho con el fin de aumen-
tar mas sus capitales.
Ellos vieron que seguir con los bal-
macedistas, iban mal, porque estaban
en minoría, i aliándose con los radica-
les iban a formar mayoría.
El del sur.—Pero mi amigo, esto de
los balmacedistas a nadie les asombra,
porque lo han hecho moda entre todos
esos hombres; es un lujo llevarse pasán-
dose a uno i otro partido.
En las elecciones para Presidente se
allaron con los radicales, i nombraron
de candidato a don Vicente Reyes, i
contaban el triunto seguro, porque con
la propaganda que hacian en La Nue-
va República, donde engañaban al pue-
blo diciéndole que votaran por dicho
señor i que ellos serian los salvadores
de él, porque eran defensores del Presi-
dente Balmaceda, el hombre mas aman-
te del pu[ ] , porque en su administra-
cion tu [ ]ra harto trabajo
i se vió [ ] por eso decian
ellos ese [ ] triunfando don
Vicente va[ ]os tiempos a la mis-
ma prosperidad; lo cual que no iba a
suceder asi porque yo hablé con el se-
ñor González, jerente de, La Nueva
República, i me dijo que estaban tra-
bajando para poder subir al poder i
desquitarse de lo que les habian robado
el noventa i uno yo le dije entónces,
quieren desquitarse de lo que les robó
Pedro con Juan, que tiene que hacer el
pueblo con lo que les robó el Partido
Conservador, cobrenles a ellos que son
los causantes de la revolucion i que se
haya quitadada vida ese grande hom-
bre, que todo el mundo lo siente hoi;
pero tarde ha venido a conocer el error
que cometió al principio no se siente ni
se echa de menos lo bueno, solo se vé i
se conoce la falta que hace un buen
hombre cuanto se siente el hambre i la
miseria.
I así no han tenido vergüenza los
saqueados pactar alianza con los saquea-
dores, para adueñarse de algunos pues-
tos públicos, i aun tenerlos consigo
para sus amigos o parientes siquiera,
despues que eran tan amigos los bal-
macedistas con los radicales, hoi se han
estado haciendo una guerra a muerte
por medio de los órganos de sus par-
tidos; porque La Lei les ha echado en
cara el cinismo que han cometido con
haberse unido al partido mas aborre-
cido de los chilenos.
Porque por dicho partido, es la causa
que sufrimos todos los pobres en Chile.
Porque donde entra a gobernar ese
partido se arruina la nacion completa-
mente, porque ese partido es como el
cólera asiático, que donde entra asola
los pueblos así son los conservadores
como ese huésped de la India de Asia.
Por eso, La Lei les dice a los balmace-
distas que no sean indignos i tan sin
udor, i que miren en el deshonor que
le hacen a la historia del grande Bal-
maceda, Pero, ellos no son balmacedis-
tas, porque son democráticos, don Ma-
nuel era demócrata i no democrático
era defensor del pueblo, i él queria para
todos la felicidad i la dicha; si él hubie-
ra cumplido sus cinco años i hubiera
seguido otro igual como él, con la mis
ma doctrina i enseñanza, habria segui-
do la prosperidad i el adelanto del pue-
blo de sur a norte. Ahora hai muchos
partidarios de él, i ántes todos le daban
la contra i le hicieron la guerra, por-
que decian los ignorantes, que los aga-
tuzaban los fanáticos que viven del fa
natismo, de la falsedad i de la mentira.
El del norte.—Ya he hablado todo
lo que es verdad, amigo arribano, de
los señores balmacedistas, me gusta us-
ted porque es un hombre franco i claro
para decir las cosas malas que cometen
los hombres de partido, ahora yo le
voi a decir de los de Iquique, esos eran
balmacedistas netos i ahora son radi-
cales, me gustan esos hombres, porque
siendo balmacedistas i conociendo el
error que cometieron sus correlijiona-
rios mas bien prefirieron unirse a los
radicales, i formar la mayoria en la
Municipalidad, para salvar de la mise-
ria a esos operarios que jimen en la mi-
seria por causa de lo malo que están los
rabajos en las oficinas que no son ni la
cuarta parte a lo que eran ántes; ahora
no se gana ni para el chupe, como se
dice por allá; a ver si con esta mayoría
en la Municipalidad puede componerse
Iquique i las pampas. Yo hallo buena
esta union, aunque muchos la tienen a
mal; los que hallan eso malo son los
que no saben conocer la verdad i los
contrarios de la razon i que aborrecen
a los radicales i a su órgano La Lei;
los vagos gablan de picados porque La
Lei les va ganando terreno i hacién-
dose querer del pueblo, i La República
se va desprestijiando que no tiene ni
avisos, porque ha pasado a ser pechoña,
porque sus hombres principales, dicen
los redactores de La Lei, que comen en
un mismo plato con los señores presbí-
teros, porque tienen en el poder como
jefe a don Cárlos Walker Martinez;
siendo primer Ministro don Cárlos i
jefe del partido conservador, tiene que
hacer mas por su partido que por los
demas, que son sus contrarios; por eso
los balmacedistas han buscado la amis-
tad de los correlijionarios de don Cárlos.
El del sur.—Compinche arribano,
hoi le voi a dar cuenta de un fusila-
miento en Valparaiso, de un tal José
Anjel Rivero, cuando se condenó a di-
cho reo por el Consejo de Estado, hu
bieron muchos condenados a muerte-; a
todos se les conmutó la pena, ménos a
Rivero, El Consejo de Estado pidió los
informes de la causa i todos los espe-
dientes para ver las causas, i halló que
la de Rivero no era para conmutarle la
pena, i le negó el indulto solo a él: a
los demas los condenó a prision. Yo
mi amigo, soi humanitarío; pero en es-
tos casos no lo soi, porque la vida de
Anjel no es de los querubines ni de los
serafines i de arcánjeles; es la vida de
aquellos ánjeles malos que nos dicen
que se revelan en contra del Eterno,
aunque yo soi incrédulo de dichos án-
jeles; pero aquí lo cito para que vean
los instintos de este Anjel chileno;
ahora falta que salga La Nueva ale-
gando en favor de dicha reo prosiguen
los escritores de dicho diario son defen-
sores i amparadores de criminales i
bandidos cuandon no son de ellos si
son conservadores piden la muerte
pronto.
(Continuará).
DANIEL MENESES.—Poeta Nortino, Morandé-8
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