Carta que escribió el reo Fran-
cisco Olivares en su calabozo i
mandó a los diarios pidiendo
a la sociedad para que pidieran
conmutacion de su pena de
muerte.

  Doi al público esta carta
Triste i mui apesarado
Antes de pasar, señores
Al banco del acusado.

  Pueblo chileno, atencion
Oyeme te voi yo hablar
Sin algún punto faltar
De mi lóbrega prision
Les hago esta narracion
Con furia i con rabia harta
Aunque el pecho se me parta
De pena i ya se desquicia
Porque vean la injusticia
Doi al público esta carta,

  Maldito sea, lector
Toda mala compañía
Que quita al hombre alegría
Privándolo del honor
Hoi que por ser malhechor
A muerte estoi condenado
La gracia se me ha negado
De indulto como les digo
Por eso a Chile maldigo
Triste i mui apesarado.

  Yo soi Francisco Olivares
No puedo negar mi nombre
Porque soi hombre i bien hombre
No me atormentan pesares
Mis ojos lloran a mares
Pero no exhalo clamores
Escribo aquí los errores
Con arrogancia i contento
Para esplicar lo que cuento
Antes de pasar, señores

  En mi oscuro calabozo
He escrito yo esta esquela
La cual mi vida revela
Desde cuando yo era mozo
Mui luego, pronto i forzoso
Tendré que ser fusilado
Yo soi un desventurado
En este momento atroz
Marcharé pronto i veloz
Al banco del acusado.

  Por último sin razon
Me van hacer sucumbir
No me hagan tanto sufrir
Si no me dan el perdon
Ya no encuentro compasion
En la noble autoridad
Hágase su voluntad
Cuando las balas reciba
Moriré diciendo ¡viva
Chile i su libertad!

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El indulto del reo Francisco Oli-
vares, pedido por S. E. i firma-
do por el Consejo de Estado

  Despues del fusilamiento
Doi al público el indulto
De Panco, i esquivo el bulto
Con espléndido talento
La sociedad con contento
Apoya a los bandoleros
No hallo que son justicieros
Los hombres, yo lo comprendo
Al ver lo que están haciendo
Me gustan los consejeros:

  Del Puerto una comision
Pidió el perdon del reo
I Errázuriz, según veo
Tuvo conmiseracion
Si hacen una mala accion
Los libran los caballeros
Sean o nó pendencieros
Toditos se quedan riendo
Al ver lo que están haciendo
Me gustan los consejeros.

  Despues que dan la sentencia
De muerte, digo en verdad
Les pide la sociedad
Para los reos clemencia
Será justa esta conciencia
Pegunto a los verdaderos
En estos momentos fieros
Los crimenes van cundiendo
Al ver lo que están haciendo
Me gustan los consejeros.

  Si por suerte un honrado
Por desgracia a otro da muerte
Todito el pueblo su suerte
Le maldice al desgraciado
Se libra todo malvado
Por los hombres medianeros
Los crimenes de rateros
No hai que ielos aboliendo
Al ver lo que estan haciendo
Me gustan los consejeros.

  Por último la conciencia
Ya en Chile se acabado
Sabiduria ha quedado
Pero sin rastro de ciencia
En un partido clemencia
Hai para muchos, i suerte
Es el partido mas fuerte
Que por nada tiene susto
[  ] al que encuentra de su gusto
Pide sentencia de muerte.

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SIGUE EL DIALOGO
ENTRE EL ROTITO DEL NORTE
CON EL DEL SUR

  El del sur.—Quedamos en el otro
número, mi grande amigo que iba
a principiar contándole algo de los
delegados chilenos que fueron a
Buenos Aires.
  Le contaré pronto, pero primero
le diré que en la imprenta «Chile»
dejaron el diálogo malo, porque la
conclusión del segundo número la
pusieron al principio del primero.
No es culpa del poeta, es falta del
que compone las columnas de los
versos; pero seguiré con mi narra-
ción de los cinco caballeros chilenos
que fueron delegados á defender
nuestros terrenos.
  Se han dado varias conferencias;
pero nada se ha sacado en limpio,
porque el señor Mac-Iver se les ha
afirmado en las teorías de don Die-
go Barros Arana.
  Viendo que nada conseguian,
nuestros representantes ni los otros,
hallaron por conveniente someter
los deslindes de la Puna al arbitraje
i nombraron, como todos los chile-
nos i los arjentinos lo saben, de
juez árbitro al señor Buchanan, mi-
nistro plenipotenciario de los Esta-
dos Unidos. Yo soi de parecer que
el ministro yankee, va a dar lo mas
de la Puna a los cuyanos.
  El del norte.—Es mui verdad,
compañero, porque los norte ameri-
canos aborrecen a los chilenos, o
mas bien dicho, le tienen envidia a
Chile, porque es el pais mas indus-
trial de sud-américa, i ha progresa-
do tanto en tan pocos años.
  El enojo de los yankees es desde
el tiempo que pelearon los marinos
del Baltimore con los marinos chi-
lenos en Valparaiso i que salieron
en la refriega varios muertos i he-
ridos i que por eso quisieron decla-
rar la guerra a nuestro gobierno.
  No tenian vergüenza los señores
de la Amériea del Norte hacerle la
guerra a un pais tan chico como el
de nosotros i ellos siendo un pais
tan grande; hasta que Chile les pa-
gó las pérdidas que tuvieron, i hoi
se ha puesto nuestro litijio de la
Puna de Atacama en manos de Bu-
chanan, por eso hai parecer que el
yankee se la va a dar a los arjenti-
nos, pero si se quedan con nuestra
Puna, que le costó tanta sangre a
Chile para conquistar esa parte en
la guerra con el Perú i Bolivia, si
la entregan los delegados i no la
defienden, yo seré el primero que
daré el grito de guerra e invitaré a
mis hermanos a los cuarteles.
     (Continuará)

Daniel Meneses,
Poeta Nacional.
MORANDE 8-A

Imp. del Comercio. Moneda, 1027

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GRAN SALTEO EN EL CERRO
ALEGRE, EN LA CALLE DEL HOSPI-
TAL.—TRES ASALTADOS HERIDOS
I UN BANDIDO CAPTURADO

  A la calle del Hospital
Fueron a hacer un salteo,
Ocho bandidos me creo
Pero la sacaron mal,
Siendo parte tan central,
Que hallan tenido valor
De ir allí sin temor,
Hace[n] cruel picardia
I solo [la po]licia
Capturo un malhechor.

  Tiene por seña la casa
Número trescientos once
En la que se sintió entonce
Una algazara grandasa,
Muchos dijeron que pasa
En el hogar del vecino,
La policia con tino
Corrió al lugar del suceso,
I tan solo tomó preso
A un pícaro asesino.

  Con piedras, i con un palo
A la puerta la golpeaban,
I de adentro contestaban
Con un precioso regalo.
Viendo Vazquez el caso malo
Se atracó hacia la muralla,
Para ponerlos a raya,
Lo mismo que el can violento
Con ellos trabó al momento
Una reñida batalla.

  Sintió todito el fogueo
Del Cerro Alegre la jente,
Los cacos hicieron frente
Con satánico deseo,
Fué terrible el tiroteo
Que hubo sin ponderar,
Uno no pudo arrancar
Ni aun vestidos de galas,
Por mas que tiraron balas
Nada pudieron robar.

  Al fin Vazquez salió herido,
Januario i Margarita,
I de esa acción maldita
Mas detalles no he tenido,
Con talento, i buen sentido
Doi el notición barato,
Este es el único dato
Que en los diarios escribieron
I los ocho que allí fueron
Solo uno pagó el pato.

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VERSOS HUMANOS
LA FIDELIDAD DE UN AMIGO

  En la tumba de un amigo
Lloraré con tierno llanto.
Lo sentiré miéntras viva
Porque lo he querido tanto.

  El dia que me avisaron
Que mi amigo habia muerto
Llegué corriendo, por cierto,
A dónde lo sepultaron.
Las lágrimas me rodaron
Por la cara, sin testigo,
Sentí como un desabrigo
En mi cuerpo i un sudor.
Quién no llora con dolor
En la tumba de un amigo.

  Era amigo de constancia
Este que hoi dia he perdido,
Tan amante i tan querido
Desde mi primera infancia;
Su vivir era elegancia
Les digo en mi triste canto
Sin ir hácia el Campo Santo
Siento en mi mente un plin
Al saber su triste fin
Lloraré con tierno llanto.

  Me profesó su amistad
Desde que lo conocí,
I ahora que lo perdí
Veo mi fatalidad,
Fué amigo sin veleidad
De vos humilde i no altiva,
I este recuerdo reciba
De mí que tanto lo amé,
Ver que mas no lo veré
Lo sentiré miéntras viva.

  El me decia: «amiguito
Fielmente nos amaremos,
I no nos apartaremos
En la vida ni un ratito.»
Ahora lloro i me ajito
I de mi mismo me espanto,
La cabeza me quebranto
De ver de que se me ha ido,
Jamas lo echarè en olvido
Porque lo he querido tanto.

  Al fin, la parca traidora
Con su guadaña de filo,
Cortó de su vida el hilo
En tan angustiada hora,
Hoi en otra mansión mora
El, gozando del placer
I yo aunque con padecer
Siempre lo tengo en memoria,
I cuando muera, en la gloria
Espero que lo he de ver.

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LLEGADA DE UN AMANTE
DONDE SU QUERIDA

  Ya estoi aquí, prenda amada,
Has lo que quieras de mí.
Porque te dejé i me fuí
Estás conmigo agraviada.

  Mi partida fué veloz,
I en un viaje de improviso
No pude darte el aviso
Ni vine a decirte adios,
Por ese motivo vos
Estais como disgustada.
Una expresión mal hablada
No me digas por tus labios,
Que a quitarte los agravios
Ya estoi aquí prenda amada.

  Ya sabes desde tu infancia
Que fuí leal para contigo,
I que tengo de testigo
Mi fineza i mi constancia.
En ninguna circunstancia
No me olvidaré de tí,
La prueba es que ya volví
Como un amante rendido
Si ingrato para tí he sido
Has lo que quieras de mí.

  Para aliviar tus dolores,
Ya que no he podido hablarte,
Solo deseaba mandarte
Suspiros de portadores.
Grave fueron mis clamores
Desde el dia que partí
Al considerar así
Veo que te hallas quejosa,
Melancólica i llorosa
Porque te dejé i me fuí.

  Tambien puedo asegurarte
Que el corazon en el pecho,
Iba en lágrimas deshecho
Por irme sin avisarte,
No debes incomodarte
Por mi ausencia dilatada
Mi historia a larga jornada
Es la que te hago presente
I veo que injustamente
Estás conmigo agraviada,

  Al fin, adorado cielo
Encantadora belleza,
Desecha toda tristeza
Tu congoja i tu desvelo:
Ya llegó vuestro consuelo.
Ya todo está remediado,
Ya terminará el cuidado
Que te tenia penosa,
Desde hoi vivirás gustosa
En los brazos de tu amado.

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DEFENSA DE LOS CANES
UN PERRO ABOGADO
I AL MISMO TIEMPO POETA
VERSOS ESCRITOS POR SU PROPIA PATA

  Algo de nuestro progueso
Es menester que detalle,
Perro que ande por la calle
Sin bozal se lleve preso.

  Supe en el norte que aquí
Los perros mueren a pausa,
Viendo que no tienen causa
A defenderlos partí,
Permita Dios de que a mí
No me corten el pescueso,
Hasta que me dejen tieso
Tendré que aclarar la cosa,
I mas tarde hablar en prosa
Algo de nuestro progreso.

  A nuestra raza canina
Le priva la libertad,
La inhumana autoridad
Porque dice que es dañiña;
De tal lamentable ruina
Es mui bueno que les paye
Antes de que me desmaye
Combatiré en mil refriegas,
I algo de mis colegas
Es menester que detalle.

  Me dicen que un perro infiel
Mordió al señor Martinez,
I habran mas de cien caines
Que son mas perros que él,
Solo por el hecho aquel
Es menester me engalle
Donde quiera que se halle
Pues dijo el señor Usia.
Llévese a la perreria
Perro que ande por la calle.

  Los perros mueren aficiados
Se dice que por el gas,
Esto harán i mucho mas
Nuestros grandes majistrados,
Aullan los desgraciados
Pensando en el pan i el queso.
De ver que estan en proceso
Su libertad esperando,
Perro que ande pululando
Sin bozal, se lleve preso.

  A los perros sin motivos
Preso los hacen llevar,
I yo tendré que alegal
Por ellos mientras esten vivos
Pero es para hacer recibos.
Una resma de papel,
Yo como abogado fiel
Alego de varios modos
De ver que hacen a todos
Guerra a muerte i sin cuartel.

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JURAMENTOS DEL POETA

  Si me la ganan cantando.
Estallaran los volcanes,
Sentirán para ese dia
Truenos, vientos i huracanes.

  Yo parece que he nacido
Con inspiracion de poeta,
A este hermoso planeta
Para hacerme distinguido,
I si llego a ser vencido
Seguiré moralizando.
I otros libros estudiando
Por hablar todo lo cierto,
Juro de caerme muerto
Si me la ganan cantando.

  Jamás nunca he pisado
Las puertas de algún colejio
I así quiero privilejio
Por lo tanto que he cantado
Para escribir como un hado,
Tengo mas de mil refranes,
I hecharé en dos vutanes
A los que me hagan la guerra,
Si algún poeta me encierra
Estallarán los volcanes.

  Solamente una leccion
A mi pues, se me enseñó,
I solo me he dado yo
Esta media educacion,
Por eso la puntuacion
Falta en mi poesia,
Si otro con sabiduría
Me quitase mis honores,
Ruidos i grandes temblores
Sentirán para ese dia.

  Quiero hacer universal
A mi ciencia catedrático.
Sin jamás leer gramática
Les hablo gaamatical,
Nunca la he sacado mal
Desde Arica a Magallanes,
Sin ocupar a los manes
Solo voi dando carrera,
I oirán cuando me muera
Truenos, vientos i huracanes.

  Si al fin, con su vida acaba
Un rico que sea poeta.
Por mas que sea trompeta
Toda la prensa lo alaba,
Pero yo le haré la pava
Mientras respire en la faz.
Si uno haciéndose capaz
Venga a encederme la pira,
Cuando yo rompa mi lira
Prometo no cantar mas.

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Crímen en la Araucanía
EL MARIDO QUE ULTIMÓ A LA MUJER
A GARROTAZOS

  Un infame indio salvaje
Asesinó a su mujer:
Con un garrote macizo
Le hizo la vida perder.

  Hacia tiempo que estaba
Pensando en darle la muerte
Para vivir de otra suerte
Con otra india que amaba.
La querida lo animaba
I le daba gran coraje;
I yo ántes que se raje
El papel, digo i repito:
Es el autor del delito
Un infame indio salvaje.

  Pensaron entre los dos
Una ocasion que se vieron
Hacer la muerte que hicieron
Si tener temor a Dios.
El crímen fué bien atroz
Según cuenta un mercader;
El suceso dió a saber
A un señor gobernador;
Dijo que aquel sin amor
Asesinó a su mujer.

  La madre de la finada
Al indio le puso preso;
Bueno que sufra por leso
Una larga temporada.
Dice él que todo no es nada,
Sufrir porque fué preciso.
Pensando me aterrorizo
En la infame picardía;
La hizo dar su agonía
Con un garrote macizo.

  Me cuentan de mui verdad
Uno que del sur llegó,
Dice que él mismo vió
Aquella barbaridad.
Le calentó sin piedad
Hasta hacerla fenecer;
Por no verla padecer
Cometió el acto inhumano:
Aquel marido tirano
Le hizo la vida perder.

  Al fin, en la Araucanía
Sucedió lo que les cuento;
No estén creyendo que miento
En mi bella poesía;
No sé cómo esto seria
La acción horrible i tan fea.
¿Habrá esto quien lo crea?
Sí, señor, muchos lo creen,
I yo soi uno tambien
Que tengo la misma idea.

DANIEL MENESES
POETA NORTINO, Morandé, 8-A

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Versos dedicados
A LA CONDUCTORA NÚMERO 11

  Muchacha del terciopelo,
Yo voi a darte un consejo;
Nunca caerás en riesjo
Si lo observas con anhelo.
No quieras que Dios del cielo
Te salga a tí castigando;
Por lástima te lo mando
Como persona entendida;
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.

  La madre te preguntó:
¿Dónde dejastes a mi hijo?
I vos con un aire fijo
Contestastes: ¿Qué sé yo?
Tan sólo porque te habló
La seguistes insultando.
Bastante jente mirando
Se encontraba, corrompida:
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.

  Te pregunto, Claudinita,
Por qué estais tan enojona,
Es que estarás regalona
Del inspector, bella hijita.
No sea así, mi perrita,
Que yo la seguiré amando;
Pero si anda enfadando
A la jente, mi querida,
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.

  Me cuentan que el inspector
Es su adorado consorte
I que él le hace la corte
Con un volcánico amor.
Yo no lo creo, lector,
Lo que me siguen contando.
Este ejemplar te lo mando
Antes de hacer mi partida.
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.

  Al fin, una comerciante
De Talca me pidió el verso,
I yo sin hacer esfuerzo
Lo publiqué en el instante.
Si falta a la consonante
Me pueden ir disculpando;
I firme le iré cascando
A la sílfide florida:
Si no arregla bien su vida
He de seguirle cantando.

     (Firma) M. D. C. D. M

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