Versos a lo divino
LA SENTENCIA QUE FIRMÓ
PILATOS EN CONTRA DE JESUS

  Preso estoi por el amor
Cautivo por la inocencia,
Virjen dame la paciencia
Que yo soi tu protector.

  En Jesemaní tomaron
Preso al Dios verdadero,
I en clase de prisionero
A Caifás se lo llebaron
De hechicero lo acusaron,
Al divino Redentor,
Diciendo es embaucador
Del pueblo señor hoi dia,
Pero Cristo les decia
Preso estoi por el amor,

  Júdas fué el que lo entregó
Al Dios que hizo el firmamento
I despues de sentimiento
Corrió a un árbol i se ahorcó,
El solo se castigó
Su inicua i mala conciencia,
I Dios con venebolencia
Dijo antes de ver se fallo
Creanme que hoi dia me hallo
Cautivo por la inocencia,

  Fué llevado a donde Anás
I desde Anás a Pilatos,
I esos tres hombres ingratos
Se le mostraron falas,
Pero el Mesias con paz
Sufria con ovediencia,
I al recibir la centencia
La divina majestad,
Decia con humildad
Virjen dame la paciencia.

  Pilatos dijo porqué
Me traen este inocente,
Contestó el pueblo increyente
Señor por su malo fé,
I el acusado de pié
Miraba sin ni un temor
A su juez, i su señor,
Le dijo con mucha suerte
No me condenes a muerte
Que yo soi tu protector.

  Al fin, ébrio de furor
Gritaba el pueblo indignado,
Que sea crucificado
Por blasfemio, é impostor,
Muera si es el redentor
Ante que las horas pacen,
Ya que hablando se deshacen
Dijo Cristo maniatado,
Perdónolos padre amado
Que no saben lo que hacen.

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Jesus es sentenciado
a morir en la cruz
A LO DIVINO

  En la cruz el celestial
A presencia de Maria,
Dió su última agonia
Por redimir al mortal.

  En un columna atado
Fué azotado el redentor
Pero el siempae con amor
Nos miraba con agrado
I para ser sentenciado,
Fué llebado al tribunal,
Aquel Dios anjelical
Tan puro como un Armiño.
Nos miraba con cariño
En la cruz el celestial.

  Pilatos, tomó la pluma
Para firmar la centencia,
I dijo soi de inocencia
Con una abnegación suma,
Sintió un pesar que le abruma
Desde aquel horrende dia,
Con la mayor sangre fria
Jesuscristo lo miraba,
I todo esto soportaba
A precencia de Maria,

  Cristo el madero cargaba
En su ombro mal herido,
I el rostro descolorido
Se le notó que llevaba,
Mucha jente lo rodeaba
Por hacerle compañía,
I el redentor le decia
Que iba en mal desarreglo,
I a la precencia del pueblo
Dió su última agonia.

  Simón como hombre bueno
La cruz le ayudó a cargar,
Por eso pudo llegar
A la cima el Nazareno
Marchaba de angustia lleno
Aquel cordero pascual,
En el momento casual
Se oyó que hubo de decir,
A las tres voi amorir
Por redimir al mortal.

  Al fin, la Virjen miraba
A su hijo con tanta pena,
Con Maria Magdalena
Veia que agonizaba,
Mucha jente se vurlaba
De él ironicamente,
Pero el Dios omnipotente
Sus faltas les perdonó,
I hizo cuando murió
Estremecer al oriente.

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Versos dedicados para
el Viérnes santo
EL MUERTO RESUCITADO

  Todos los años se muere
I vuelve a resucitar,
No puede entrar al cielo
Ni se puede condenar.

Van mil novecientos años
A que Jesus espiró,
Esto no lo he visto yó
No se si serán engaños,
Por redimir nuestros daños
Cristo el tormento prefiere,
El hácia la cruz se adhiere
Con un regocijo tanto,
I el dia del Viernes Santo
Todos los años se muere,

  Fué en los tiempos de Tiberio
Cuando lo tamaron preso,
Por el asunto de un beso
Sufrió el castigo mas serio
La Iglesia guarda el misterio
I lo adora en todo altar,
Es gran dicha recordar
Desde aquel tiempo ante,
Muere para el ignorante
I vuelve a resucitar.

  De año en año en este dia
Piden como yo lo he visto,
Para el entierro de Cristo
I soledad de Maria,
Los templos por su agonia
Se visten de un negro velo,
Los creyentes hacen duelo
Por él, lo tengo observado,
I asi el resucitado
No puede entrar al cielo.

  Dia Viérnes es decir
Los hombres i las señoras,
Concurren a las tres horas
Por ver a Jesus morir,
Yo tambien por no mentir
Un año quise rezar
Al ver que ya iba a espirar
El martir de mi memoria,
No puede ir a la gloria
Ni se puede condenar.

  Al fin, el Dios celestial
Recibió muchas heridas,
Por eso mas de mil vidas
Tienen hasta hoi en lo actual
Mas creo que es inmortal
Aquel soberano juez,
Pueden decirme quien es
Ese hombre los creyentes,
Porque los demas vivientes
Su mueren solo una vez,

Imp. y Lit. de G. A. Rohde y Ca.- Valp.

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Los estragos
DE LA HORRIBLE PESTE BUBÓNI-
CA EN LA REPUBLICA ARJEN-
TINA I SU PREPARACION DE
VIAJE PARA CHILE

  La horrible peste bubónica
Ya se encuentra en la Arjentina
Matando que es un contento
Como una fiera dañina.

  Ni la vírjen de Lujan,
Siendo pura i soberana,
Ha podido a esa indiana
Correrla, como verán:
Frailes i monjas están
Clamándole a Santa Mónica
Por que boten a esa irónica
Le ofrecen crecido pago,
I donde entra hace estragos
La horrible peste bubónica.

  Cuando al Rosario llegó
Por primera de pasada,
En donde estuvo alojada
Como a ochenta mató;
Allí se le combatió
A fuerza de medicina;
Partió desde allí la indina
Sembrando el desconsuelo,
Ese terrible flajelo
Ya se encuentra en la Arjentina.

  A veinte cobres raton
En Buenos Aires se paga,
I junta la jente vaga
Al dia medio millon;
Así la gran poblacion
Salvará del sufrimiento
Pero la peste su asiento
Ha hecho en muchos hogares,
I está en esos lugares
Matando que es un contento:

  Nuestra autoridad al pensar
Ha mandado a la lijera
Jente a la cordillera
A no dejarla pasar;
I si aquí llega a entrar
Será doble la bolina,
Irá sembrando la ruina
Por chincheles i despachos;
Se cebará en los borrachos
Como una fiera dañina.

  Al fin, aquí hai una santa
De Andacollo, aunque le cueste
A la señorita peste
La hará humillarse a su planta,
Yo con mis devociones tantas
Estos versos escribí,
Venga con el nó o el sí
Tendremos que recibirla,
I hasta saldrá a combatirla
El niño de Sotaquí.

Daniel Meneses
Poeta Chileno

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Jesús entrando
A JERUSALEN

  A Jerusalen entró
Nuestro amado redentor
Montado en una pollina
Lleno de su santo amor.

  Conociendo el buen Jesus
Que el plazo se le acercaba,
A morir se preparaba
En el árbol de la Cruz.
A dar la divina luz
Hácia la ciudad marchó
Cuando a sus puertas llegó
Tan alegre lo contemplo
A despedirse del templo
A Jerusalen entró.

  A Nazaret él volvió
Buscando el alojamiento,
María encontró al momento
Casa donde se hospedó.
Magdalena allí llegó
Con humildad i fervor.
I al ver su tierno dolor
Sin la menor eficacia,
La consoló con su gracia
Nuestro amado redentor.

  El último adios le dió
A la hermosa casa santa
Con una humillacion tanta
De todos él se despidió;
La bendición les echó
Aquella verdad divina,
Les enseñó su doctrina
Mucho antes de su pasion,
Triunfante entró a Sion
Montado en una pollina.

  Palmas, oliva i laurel
En la calle le tendian,
Al momento que veian
Al justo Dios de Israel
Todos creerán pues en él
Que era su Dios i Señor.
Por obtener su esplendor
Lo encomendaban al cielo
I él les daba gran consuelo
Lleno de su santo amor.

  Al fin, con mucha humildad
La pascua la celebró
I a morir se preparó
La divina majestad.
Salió de aquella ciudad
Sumiso, triste i con pena,
Viendo que la hora suena
Del plazo de su sufrir:
Dijo pronto he de morir
En la noche de la cena.

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Súplicas a Jesus

  Llorando te lo pedí,
No me lo quisistes dar;
Si quieres calmar mi llanto
Dame siquiera a probar.

  Padre eterno bondadoso
Mírame a mí con amor,
I concédeme un favor
Si eres misericordioso.
Te amo tan lleno de gozo
Desde cuando en vos creí
Quise marchar donde tí
Para ser glorificado,
I un lugarcito a tu lado
Llorando te lo pedí.

  Por vivir en el pecado
Mi alma se desespera,
Quien sabe si cuando muera
Pasaré a ser condenado;
Me encuentro desesperado
Causa de tanto penar,
Hasta me hace desconfiar
De ir a la jerarquía,
I lo que ántes te pedia
No me lo quisistes dar.

  Tiéneme, pues, compasion,
Dios poderoso infinito,
Perdóname mi delito
I llévame a la mansion;
Es tanta mi confusion
Que tengo i ya no lo aguanto,
Tú veis de que sufro tanto
Para alcanzar a tu trono,
Gran Dios, dime te perdono
Si quieres calmar mi llanto.

  Ya no tengo resistencia
En mi triste abatimiento,
I no descanso un momento
De alabar tu providencia;
Quiero estar a tu presencia
Para poder descansar,
Si me dejas de amparar
Se aumentará mi afliccion,
I el pan de mi salvacion
No me lo quisistes dar.

  Por último, arrepentido
Estas hai que referir,
I cuando llegue a morir
Jamas podré ser perdido
Nunca he echado en olvido
Al Dios que me da consuelo,
Muchas veces me desvelo
Pensando, i tengo la idea,
Que aunque mis pecados sea
Tengo que entrar al cielo.

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Pasion de Cristo
LAS TRES HORAS DE AGONÍA

  Tres horas agonizó
Jesús en la cruz clavado,
Por redimir el pecado
Hasta que ya espiró.

  Su primer suplicio fué
El de espinas coronado
I en la columna azotado,
Por unos hombres sin fe.
Cuando ya estuvo de pié
Hácia el Gólgota marchó.
I a Verónica encontró
En la mitad del camino;
Aquel cordero divino
Tres horas agonizó.

  El dia viérnes temprano
Fué mas doble su tormento
Con el madero sangriento
Que cargó con pecho sano;
Siendo justo i soberano,
Fué escupido, abofeteado.
I un fariseo malvado
Dijo con burla i sonrisa:
Mírenlo como agoniza
Jesús en la cruz clavado.

  Por la calle de Amargura,
Al Calvario se llevó.
I al encuentro le salió
María la Vírjen pura.
Inmensa fué su dulzura
Que sintió aquel hijo amado,
Por ella fué consolado
Porque le ayudó a sentir,
I él dijo voi a morir
Por redimir el pecado.

  El bueno i el mal ladron
Le hicieron compañía
En aquel horrendo dia
Implorando su perdon,
Dímas en su corazon
Misericordia imploró,
El Redentor prometió
De llevárselo a la gloria
I lo grabó en su memoria,
Hasta que ya espiró.

  Al fin, Jestas desconfió
En ese momento aquel,
I por no creer en El
Dicen que se condenó,
I a Dímas porque creyó
Le perdonó sus pecados;
En los momentos deseados
Encontró paz i consuelo
I se encuentra allá en el cielo
Con los bienaventurados.

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El bautismo de Jesus

  Voló la humilde paloma
De su lindo palomar;
En busca del Salvador
Al mundo hubo de bajar.

  Cuando en el cielo se abrió
De la gloria por encanto,
Salió el Espíritu Santo
A la puerta i se paró.
Las potencias recibió
Del uno i trino i las tomó;
Ya cuando a salir se asoma
A dar al mundo el consuelo,
De los palacios del cielo
Voló la humilde paloma.

  Con un tan rápido vuelo
De la mansion descendió
I a Jesus lo coronó
De delicias con anhelo.
Rompió el espacioso velo
Del espacio sin parar,
Ansiosa ya de llegar
Con la nueva verdadera,
Partió como mensajera
De su lindo palomar.

  Dios esperaba la hora,
Diganme por qué será,
Para mandar desde allá
La paloma voladora.
Ella fué la anunciadora
Del pensar del Hacedor,
Que la mandó con amor
Como aquí comprenderán;
Llegó a orillas del Jordan
En busca del Salvador.

  Llena de gracia i de gloria
Se le presentó a Jesus,
Brillante como la luz
La ha mostrado la historia.
No hai en el hombre memoria
Ni nadie podrá alcanzar
Este hecho a esplicar
Del Verbo Eterno, es decir,
A enseñarnos a vivir
Al mundo hubo de bajar.

  Al fin, despues del bautismo
Sin la menor eficacia
Quedó su poder i gracia
Entre todo el cristianismo.
Visiblemente en sí mismo
Sin la culpa orijinal
Todo humano que es mortal
En su digno corazon
Recibe como por don
La bendicion celestial.

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Un milagro de Jesus

  Por un milagro divino
Cuando en el monte estuvieron
Con dos peces i cinco panes
Cinco mil hombres comieron.

Salió Jesus predicando
Desde el mar de Galilea;
Por todita la Judea
Su doctrina iba enseñando
Con cuanto amor contemplando
La obra de Uno i Trino,
Con humildad se previno
En el solemne momento,
Multiplicó el alimento
Por un milagro divino.

  Un numeroso jentío
Lo acompañó hácia el desierto,
I el Salvador como aspierto
Les mostraba su amorío.
Todos marchaban con brio
I con gozo lo siguieron.
Su fe jamas la perdieron
Desde que lo acompañaron;
Su gloria reverenciaron
Cuaudo en el monte estuvieron.

  Jesus de ver el contento
Del pueblo que lo seguia,
Ya que me hace compañía
Hai que darle el slimento.
Mandó a Pedro mui atento
Que se deje de ademanes
Es menester que te ganes,
Faumentar toda esta jente
Porque tengo suficiente
Con dos peces i cinco panes.

  Cristo se maravillaba
Dice el sagrado papel,
Contemplando al pueblo fiel
Que con amor lo rodeaba.
Dulcemente lo miraba,
Han dicho los que escribieron;
En ningún punto mintieron
Los de la divina ciencia;
Solo por su omnipotencia
Cinco mil hombres comieron.

  Al fin, Jesus lo que vió
A su pueblo abastecido,
Les dijo mi Padre ha sido
El que los alimentó.
A mí Él me permitió
De hacer lo que presenciaron;
De los restos que sobraron
Con un tan divino arreglo
A la presencia del pueblo
Doce cestas se llenaron.

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El prendimiento
DE CRISTO

  Al gran hijo de María
Al suplicio lo llevaron,
En medio de dos ladrones
En una cruz lo enclavaron.

  Cuando el Salvador del mundo
Dió principio a predicar,
Su vida fué un ejemplar
Dijo un autor sin segundo;
Fué un teólogo fecundo
I de harta sabiduría,
Los hombres con tiranía
Con una adversaria suerte,
Buscaron para dar muerte
Al gran hijo de María.

  Por su mucha santidad
Supo hacerse respetar,
E hizo apaciguarse el mar
De una horrible tempestad;
Mostró su divinidad
A los que lo acompañaron,
Su gloria reverenciaron
Toda la piadosa jente,
I a morir injustamente
Al suplicio lo llevaron.

  A Jerusalen subió
Jesus con moralidá,
Del templo de Jehová
Los mercaderes corrió;
A latigazos echó
De allí, a los Opulones,
Con inicuos corazones,
Los escribas, es decir,
Lo hicieron mártir morir
En medio de dos ladrones.

  Luego de haberlo tomado
Preso a nuestro Redentor,
Pidió el pueblo con furor
Que sea crucificado;
Pilatos con desagrado
Hizo lo que le gritaron,
De ver que le amenazaron
Con Tiberio, en aquel dia,
Con gran furia e ironía
En una cruz lo enclavaron.

  Al fin, con alma tan pura,
A aquel humilde cordero,
Cruzó cargando el madero
La calle de la Amargura;
María con gran ternura
Al encuentro le salió,
Gran pena cuando lo vió
Sintió al verlo como iba,
Dejándola pensativa
El de ella se despidió.

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