Mas detalles de la batalla
DE CONCON

  Alzérreca se creyó
Con el acero en la mano
Vencer i tomarlo preso
Al noble jefe prusiano.

  Cuando ya se avistaron
Las dos grandes divisiones
Temblaron los corazones
I las cornetas sonaron,
Las del tirano avanzaron,
Adelante se notó;
Pero qué es lo que ganó
Con su pericia i buen tino?
Vencer al roto nortino
Alzérreca se creyó.

  Los de acá mui bien armados,
Pero en gran desasociego,
Entre un circulo de fuego
Se vieron acorralados,
Por todas partes rodeados;
Tuvo ese dia temprano,
El bravo leon africano
Huyó, ya no haciendo frente,
Porque no fué competente
Con el acero en la mano.

  Körner habia jurado
A fé de la santa luz,
Por su espada i la cruz
Triunfar ó quedar botado.
El enemigo injuriado
Peleaba sin tropiezo,
Pensando talvez el leso,
En esa hermosa mañana,
Era su intención i gana
Vencerlo i tomarlo preso.

  Luego vieron la pujanza
De los que Canto traia,
I al mirar la valentia
Perdieron toda esperanza;
Prepararon bien su lanza,
Con empuje soberano
Hacían esfuerzo en vano
En su voz i tono altivo
Solo por tomar cautivo
Al noble jefe prusiano.

  Por último, de Concon
Perdidos se derrotaron
I en el puerto se alistaron
Para darse otro encontron.
Este fué con mas razon
Porque saltaron la rueda,
Permita Dios que no pueda
Volver la guerra aunque quiera
I así será la bandera
Bordada de oro y de seda.

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Verso histórico
LA SALVACION DE MOISÉS
I LIBERTAD DE ISRAEL

  Moisés, el libertador
Fué del pueblo de Israel,
Castigó al monarca infiel
Por mandato del Señor.

  Voi a contarles la historia
Del lejislador, su fin;
Yo sin ser un San Agustin
Les hablaré de memoria:
Su vida ha sido una gloria
Por el Supremo Hacedor,
Que le concedió un favor
Yendo en el cesto encerrado,
Fué de las aguas sacado
Moisés el libertador.

  Despues de que lo sacaron
La princesa miró al niño,
I le tomó gran cariño
Cuando se lo presentaron.
Mucho, mucho se alegraron
Todos a la vista de él;
Con un amor tierno i fiel
Creció con Aaron su hermano,
Padre amante i soberano
Fué del pueblo de Israel.

  Al instante que divisa
Aquella hermosa belleza,
Corran, dijo la princesa
A buscarme una nodriza.
Marcharon con tanta prisa,
Sin salirse del nivel,
Con gusto el momento aquel
Aquí, aunque el lector se asombre,
Diré que cuando fué hombre
Castigó al monarca infiel.

  Al poco tiempo, os diré,
A la corte fué llevado
I ricamente educado
Fué el lejislador, se vé.
Vivió pues con santa fé
Para Dios, con esplendor,
I en pago de aquel amor
Por haberlo favorecido,
Libró al pueblo oprimido
Por mandato del Señor.

  Al fin, cuando ya creció,
La Divina Providencia,
Porque deje la opulencia,
Del palacio lo llevó.
Bastante tiempo tardó
En volver el gran campeon;
Junto una vez con Aaron
Haciendo un nuevo arreglo,
Para reclamar su pueblo
Se presentó a Faraon.

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Recuerdo
DE LAS TRES CARNICERÍAS DE LA
GUERRA CIVIL EN CHILE DE
1891 LO CAÑAS, CONCON I LA
PLACILLA

  Las almas de los mortales
Al cielo piden venganza,
Por la sangrienta matanza
Que hubo en los campos triunfales.

  Los heróicos de Concon,
Por el ataque tan cruel,
Claman al Dios de Israel
De todito corazon
Que niegue pues el perdon
A los constitucionales.
De sus tumbas sepulcrales
Al poderoso infinito,
Piden el castigo a grito
Las almas de los mortales.

Las madres, los huérfanos i viudas
  La viuda, huérfano i madre,
Como oveja en su redil
Con santo amor varonil
Claman al Eterno Padre.
Aquí aunque no les cuadre
A los hombres de pitanza,
Si es injusta la balanza
Señores, hoi en la tierra,
Los que sufren por la guerra,
Al cielo piden venganza.

       Los de lo Cañas

  Los de lo Cañas, otro tanto,
Según lo que se malicia,
Piden severa justicia
Con un entusiasmo santo.
Causan hoi terror i espanto
Yo no sé con qué esperanza
Ninguno admite alianza
Con nadie, i en lo presente,
Los odios están permanente
Por la sangrienta matanza.

       Los de la Placilla

  Tambien los de la Placilla
¿Qué cosa podrán decir?
Que se les quitó el vivir
Por una infame cuadrilla.
Hoi nuestro pueblo humilla
Con sus leyes desleales,
Sin ocupar los anales,
Diré con la historia abierta:
Terrible fué la reyerta
Que hubo en los campos triunfales.

       La relijión i un creyente

  Al fin, pues, la relijion
Está mui aumentada;
No parece lei sagrada
Mas bien es inquisicion.
A eterna condenacion
Tendrán que ir los católicos
Por sus sermones diabólicos
Que predican al creyente,
En voz del Omnipotente:
¡Abajo los apostólicos!

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Captura del gran
bandido italiano Mussolino con
todos los detalles de sus crimenes
violaciones y los incendios en los
hogares.

  Ya cayó el lobo altanero
A la jaula de improviso,
Aquel que en su tiempo hizo
Correr la sangre a reguero.

  El gran bandido italiano
Con nadie tuvo piedad;
Por eso es que en libertad
No saldrá ese mal cristiano.

  En una sanguina fiera
Se trasformó siendo hombre
E hizo temblar con su nombre
A toda la Italia entera.

  La autoridad lo buscaba
De verlo tan bien temido.
I fama i nombre el bandido
Cada dia mas tomaba.

  Cuando en libertad se hallaba
Era el dios de los terrores,
De sus aperseguidores
Se reia i se burlaba.

  Cientos de miles de pesos
Gastó el rei por capturarlo,
Pero al irlo atraparlo
Huia de los procesos.

  En su vida criminal
Hai crímenes a manojos,
I mas de mil charcos rojos
Hizo vertir su puñal.

  Dijo uno lo divisé
Al salteador de camino,
I por milagro divino
De sus manos me escapé.

  A veintidos años fué
Condenado el bandolero
Por sus crimenes, mas primero,
Que cometió les diré.

  El célebre Musolino
Cuando joven fué apreciado
Despues de ser tan honrado
Se convirtió en asesino.

  Muchos incendios hacía
Por los pueblos donde andaba,
I al verse preso que estaba
Escribió su biografía.

  Hoi que está preso el rapas
Los jueces con embeleso
Le han escrito en el proceso
Catorce crímenes mas.

Daniel Meneses Calle de Marquez, 57
Poeta Nacional.

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El asesino, de Mac-Kinley
La triste ejecución del anar-
quista que asesinó al presidente
de los Estados Unidos.

  Que amargas las horas son
En el reloj de mi afan,
Mui poco i nada le dan
Alivio a mi corazon.

  Ya con la vida pagó
Czolgos, franco diré,
Autor de su vida fué
El crimen que cometió.
Electrizado murió
Despues de triste prision,
Yo aquí con miceracion
Sin que nadie me lo avise
Oigo de que el reo dice
Qué amargas las horas son.

  En Búfalo el presidente
Estaba entre gran conquista
I allí el perverso anarquista
Lo mato traidoramente
Tomaron al insolente
Preso como lo verán
Dijo el reo los que están
Aquí, demen pronto muerte
Porque se cambió mi suerte
En el reloj de mi afan.

  A un sacerdote católico
Pidió para confesarse,
Esto lo hizo por salvarse
I decir que es apostólico;
Pero su instinto diabólico
Lo trasforma en musulman
Sus jefes hoi lo dirán
Como con voces de reyes
A uno alivio las leyes
Mui poco y nada le dan.

  Por su crimen tan atroz
A muerte fué sentenciado
I el infeliz desgraciado
Lloraba i clamaba a Dios
Llegó el momento veloz
I no consiguió el perdon
Dijo con justa razón
El reo el diario contó
Por eso nadie le dió
Alivio a mi corazon.

  Al fin, pregunto chilenos,
Sin yo revisar las listas
Que por qué los anarquistas
Matan a los hombres buenos.
Del progreso son venenos
Todos esos hombres brutales
Manchan siempre los anales
Con pésima i negra suerte
Pero nunca le dan muerte
A Obispos ni a Cardenales.

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Romualdo Negrete
Ultima sentencia por la Corte
de Valparaiso donde le firma la
Condena a muerte del reo.

  Negrete hoi dia señores
A muerte está condenado
El solo espera el perdon
Del gran Consejo de Estado.

  Con pena i abatimiento
Cuento con mucho dolor
Que pronto verás lector
Un triste fusilamiento
Cuando ya llegue el momento
Temblarán los moradores
I yo con tristes clamores
Diré con melancolía,
De que se halla en agonía
Negrete hoi dia señores.

  Al perverso criminal,
Por su pésima conciencia,
Le ha firmado la sentencia
La Corte, con el Fiscal,
Por el Código Penal
La sentencia le han firmado
Hoi dia ya no es malvado
Ni aquel bandido feroz
Por el crimen tan atroz
A muerte está condenado.

  La vagancia y libertad
Hace al hombre depravado,
I si roba siendo honrado
Es causa la autoridad.
Y a Negrete sin piedad
Van a darle el apreton,
Con humilde corazon
En estos momentos fieros
De los leales consejeros
El solo espera el perdon.

  Riesco el grande soberano
Sin piedad i sin clemencia
Le firmará la sentencia
De muerte a ese mal cristiano
Morirá en edad temprano
Según ya está decretado,
Aunque se halla encadenado
No le quita el cuerpo al bulto
Porque espera el indulto
Del gran Consejo de Estado.

  Al fin, cuando ya al banquillo
Vaya el reo con afan
Los malas lenguas dirán
Ya va a fenecer un pillo
Yo con mi tono sencillo
Consuelo a ese pobresito;
Hasta rezarle un bendito
Quisiera, pero no sé,
Y aquí con mi buena fé
Le dedico este versito.

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El Contrarresto.

  Triste el cisne canta i llora
Con un dolor tan profundo
Ver que lo aparta del mundo
La parca devoradora
Ve con él andar la hora
Desde su primera infancia
Quiere disipar con ansia
Su desdicha i mala suerte
La claridad de su muerte
Alumbra con elegancia.

  Dándonos un adios postrero
Llega el sol al ocaso
I las musas del parnaso
Tocan su lindo pandero
Con un canto plañidero
Entonan himnos de amores
I el campo de mil colores
En primavera se viste
I consolando al triste
Se ven los blancos albores.

  Reposa el blanco Lucero
En su carro de cristal
Con su diadema imperial
Saluda al orbe primero
Se sonrie lisonjero
Entre el brillo brillador
I con un gozo mayor
Velozmente se levanta
Dando verdor a planta
Despues que pasa el calor.

  En los brazos de la Aurora
Gorjea un niño inocente
Lozano, alegre i sonriente
Como el signo que atesora
Es antorcha alumbradora
Que de hito en hito camina
Tan luego que el sol declina
Se mece sobre su maca
I así sombria i opaca
Se ve la hermosa colina.

  Al verlo tan adornado
Lo saludan mui risueños
Con sus cantos halagüeños
Recorren el despoblado
Alabando al sol dorado
Lo pasan muchos abriles
Entre verdes toronjiles
Pasan el tiempo triunfante
Dejando oir alarmante,
Al fin canciones por miles.

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Versos de Literatura.
CONTRARRESTADO

  Triste el cisne canta i llora
Dándonos su adios pestrero,
Reposa el blanco Lucero
En los brazos de la Aurora.

  Alumbra con elegancia
Al nuevo dia la luz,
I la flor de su capuz
Nace dándonos fragancia.
I el ave con arrogancia
Trina con su voz sonora
En la selva encantadora,
Goza de paz y dulzura,
I al pié de su sepultura
Triste el cisne canta i llora.

  Se ven los blancos albores
Alumbrar en el oriente,
Embalsaman el ambiente
Las aromáticas flores
Los canarios parladores.
Gorjean de Enero a Enero;
Despues a su habitadero
Cada cual marcha derecho
A descansar en su lecho
Dándonos su adios postrero.

  Ya lo que pasa el calor
Sopla lento el cefirillo
I el hermoso bosquecillo
Muda de aspecto y verdor;
I silva en el espesor
Todo pájaro agorero,
Se muestra mui altanero
Oculto en la enramada
I en su órbita plateada
Reposa el blanco Lucero.

  Se ve la hermosa colina
Verde, i con tal lozanía,
I al oscurecerse el dia
La encapota una neblina
I la brisa vespertina
Aparece engañadora
Cual soberana señora
Camina i mui poco avanza
I así mi suerte descanza
En los brazos de la Aurora.

  Al fin canciones por miles
Entonan en la pradera
En tiempo de primavera
Los pájaros volatiles
Los corderos sus rediles
Dejan, i marchan al prado
Alegres en sumo grado
Toditos en compañía
Triscan con mucha alegría
Al verlo tan adornado.

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Verso de Amor.

  Margarita qué hubo de eso,
Le dijo el huaso a la huasa;
Le contestó la malasa
Aquí está pegado al hueso.

  En un pequeñito cuartiton
Vivia una viejesita
Que tenia una huasita
Mas linda que un anjelito;
Hácia donde ella un huasito
Se atracó con embeleso, 
I haciéndose el mui travieso
Le fué abriendo el apetito
I le dijo el pobrecito:
Margarita qué hubo de eso.

  Un dia a una funcion,
De su casa la sacó
La huasa lo acompañó
No sabiendo su intencion
I en un oscuro rincon
El se le atracó, i la abraza,
I ya viéndose en la nasa
Le habló con triste pensar,
Dame siquiera a probar
Le dijo el huaso a la huasa.

  Ella se tiró a arrancar
Para dejarlo burlado,
Aunque lo vió preparado
No se le queria dar.
Por hacerlo desconfiar
Se meneaba la diablasa;
No probarás ni en la plaza
La fruta que tengo aquí,
Muérete no mas por mí
Le contestó la malasa.

  Una noche en la cocina
Pilló el huaso a la huasita,
I luego una agarradita
Le dió según se orijina.
La traviesa campesina
Se negó en darle un beso
Pero con eso i sin eso
Ella le dijo sonriendo:
Lo que tú me estás pidiendo
Aquí está pegado al hueso.

  Al fin, la sacó hacia afuera,
A donde un árbol florido,
Armaron bien el partido
I corrieron la carrera.
La huasa, quién lo creyera,
Sintió un empacho lueguito
La barriga lijerito
Le creció con rapidez
I al poco tiempo despues
Dió a luz un huaso chiquito!

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PROXIMO FUSILAMIENTO
Del criminal que asesinó al sacerdo-
te en la Comuna de Providencia.
Horrible crimen en Ñuñoa

  El hombre que asesinó
Al fraile en la providencia
En la primera sentencia
Ya el juez lo condenó
A muerte i la sentencia
Ultimamente el fiscal
Se verá en la capital
Talvez mui proximalmente
Marchar a un delicuente
Hácia el banquillo fatal.

  La corte confirmará
La sentencia con valor
Porque al asesinador
No le va a tener pied[a]d
Jamás nunca libertad
Severá ese desgraciado
Por el crímen malvado
Que cometió en hora plena
Le firmará su condena
El gran consejo de estado.

  En poco tiempo veremos
Marchar a ese hombre al banco
Ya verlo servir de blanco
Los honrados correremos
Antes perdon pediremos
Para ese pobre i clemencia
Pero al mirar su presencia
Quedaremos adcirados
Tendrá que ser afusilado
Contestará su eccelencia

  En ñuñoa mis lectores
Sucedió un drama a mi ver
Un hombre i una mujer
Se ultimaron por amor
A todos esos moradores
Conmovió el crímen fatal
Diciendo no hai otro igual
En el mundo ya lo he dicho
Que ha veces por capricho
Se hace el hombre criminal.

  A una quinta llegaron
Los dos en mui buena union
Sin saber porque razon
La vida se la quitaron,
Caro el cariño pagaron
Según el diario contó
Cuando se les rejistró
Todo el cuerpo al doncel
En un bolsillo de él
Una carta se encontró.

  En dicha carta decia
Que nadiee a cul pado,
Esta la esr[c]ibió el finado
Antes de su alevosia,
Cuando llegó policia
Hácia el lugar del suceso
Vió que con eso i sin eso
No habia culpa en el dueño,
Por eso no hizo empeño
De tomar ninguno preso.

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