En esta gran olimpiada
en que el mundo estaba atento,
en ésta enorme jornada,
donde el esfuerzo vibraba,
con todo el gran pensamiento,
de estas, las razas más bravas
para llegar a triunfar,
y poner los colores,
de nuestra patria querida,
en el alto pedestal,
de todos nuestros amores
tantas veces defendidas,
en los campos de la guerra
como en la forma sportiva
en esta chilena tierra.
De aquí fuimos Amsterdam
con pensamiento sincero
para ser de los primeros
en esta lucha mundial.
Y se luchó harto bravío
con corazón de chileno,
sin sentimiento sombrí
y con ánimo sereno,
Esta lucha de Amsterdam
en que nuestro tricolor
todo el que lo sabe amar
lo defendió con calor.
Toda nuestra altiva raza
tuyo en alto el pabellón
en el corazón de Plaza
ese insigne campeón,
que si no fué el primero
como luchador sincero,
defendió nuestros colores,
sin sentir los sinsabores
de esta gran lucha mundial
Los corazones chilenos,
que vieron este torneo,
como patriotas y bueno
ofrecieron el trofeo
a Manuel Plaza querido
de llevarlo con asombro
sobre sus bravios hombros
por ese triunfo adquirido.
Allá, las damas chilenas
de entusiasmo y de contento,
lloraron de sentimiento
como nobles, como buenas.
Y cual cariño que abraza
los chilenos corazones,
ellas fueron para Plaza
los más brillantes blasones,
Aquellas damas sinceras
batieron el pabellón
y fueron nuestras bandera
orgullo de la Nación.
Plaza sonriente y sereno,
en un esfuerzo supremo,
dijo “Señor soy chileno
he de triunfar como bueno”
De acá, nuestros corazones
palpitando de emoción,
como una noble ilusión
soñamos con ese triunfo
para nuestra gran Nación
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