Continuará la his-
toria en un Roman-
ce escrito especial-
mente y que se ven-
derá pronto, muy
barato, a la vez que
estamos en crísis.
Salió de su cauce el rio!
Dios me dé talento y seso
Para que pueda, el suceso,
Relatar como es debido.
El diezisiete en la noche
Comenzó el rio a crecer
Cual si sintiera placer
En hacer de agua derroche;
Y fué creciendo el Judío
En tal forma y tales modos
Que al punto pensaron todos:
¡¡Salió de su cauce el rio!!
Mandóse a la policía
Que acudiera prontamente
A dar auxilio a la jente
Que en el agua se perdia;
Mas la jente no quería
Sus casas abandonar
Prefiriéndose ahogar
En aquel raudal espeso.
Y para esto yo contar
Dios me dé talento y seso.
Despues de órdenes sin cuento
De los jefes y oficiales.
Fueron con ánsias mortales
Prestándose al salvamento.
Se sacaron los chiquillos
Sobre los hombros trepados
Los pascuales tan mojados
Que parecian pitíos
Sudaban con grande exceso
Conforme yo que atinjido
Quiero contar el suceso.
En carreras y alborotos
Muchas cosas se estraviaron
Aunque infinitas libraron
Los del órden y los rotos.
La Mercedes Conejeros
Perdió un manto de espumilla,
Un zapato, dos sombreros,
Una enagua y su bombilla;
La Sinforosa Ledesma
Un vestido de percala
Y su marido una lezna
Cuatro dientes y una pala
En fin que es larga la lista
Y el tiempo no ha permitido
Este hecho que nos contrista
Relatar como es debido.
Pero, queridos lectores.
Les prometo que muy luego
Y aunque me cueste sudores
Les daré tantos detalles
De lo ocurrido en la Mocha
En las casas y en las calles
Que van a quedarse tiesos
De puro gusto al mirar
Escrita en preciosos versos
Tanta cosa singular.
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