A una ingrata

    ¡Por qué es tanta tiranía!
¡Por qué no me has de querer!
Espero en Dios que algún dia
Mis penas han de volver.

    Oí de este despreciado
Sus quejas, amada suerte,
Que ya le llega la muerte
Porque tú le has olvidado.
Recuerda el tiempo pasado
Cuando en tus brazos dormia
I de que yo te decia
Que eras mi espejo brillante;
Puesto que yo fuí tu amante,
¡Por qué es tanta tiranía!

    Fijate con todo anhelo
I recorre tu memoria
Hasta ver aquella gloria
Que era todo tu consnelo.
Mira pues, precioso cielo
En tu advertido entender
Cuando estuve en tu poder
I pasé tranquilidad.
Por esto digo en verdad
Por qué no me has de querer!

    Te pregunto con reposo
Porque ha sido esa mudanza;
Dime si tendré esperanza
De ser siempre aquél dichoso.
Yo fuí tu amado amoroso
Que en verte me divertia,
I hoi por hoi en agonia
Me lamento a cada paso;
El verme siempre en tus brazos
Espero en Dios que algún dia

    Es mui bien reconocido
Que por mí ya no te empeña;
Siendo tú mi propia dueña
Me habeis echado en olvido;
Para mí sorpresa ha sido
I no acabo comprender.
Hoi te doi a conocor
Que vives en un engaño;
Pues espero que el otro año
Mis penas han de volver.

    Al fin, pues ingrata vente
A mis brazos con placer,
Compadécete de ver
Tu primer amor ausente
I revisa el espediente
Que hicimos juramentado
En el corazón grabado,
I seguro de tal suerte
Te digo que por quererte
He de morir a tu lado.

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A los ricos

    Todo rico es usurero
Dice un adajio vulgar;
Yo voi aquí asegurar
Ser un hecho verdadero.

    Es tan verdad lo que digo
En estos versos, señores,
Que todos con mil amores
Querrán servir de testigo.
Por esto lector yo sigo
Hablando mui altanero
Del sér infame i logrero
Diciendo con claridad
Que en este mundo, en verdad,
Todo rico es usurero.

    Este bicho acomodado
Como lo pasa gozando,
Se olvida del que sudando
Tanta riqueza le ha dado.
Por lo tanto aquí enfadado
Como poeta popular
No tengo mas que esclamar
Con hechos hasta sin cuento
Que lo que ahora yo cuento
Dice un adajio vulgar

    Es tan grande la avaricia
De los ricos al presente,
Que hasta la mas pobre jente
Le tienen tambien codicia.
Otros hai que con caricia
Quieren al pobre embaucar;
Para poderse llenar
Esto hacen, bien se entiende,
I por esto se comprende
Yo voi aquí asegurar.

    Por doquiera, aunque forzosos
Estos hijos del millón
Hablen, i sin razón,
Siempre salen gananciosos.
Hé aquí porque asaroso
Yo a esos tipos considero
Ser sin conciencia, i prefiero
Decir esto hasta morir
Antes que no pues decir
Ser un hecho verdadero.

    Por fin, los ricos, señores,
Mientras mas tienen, mas quieren
I para el pobre prefieren
La miséria i los dolores.
Los mas crudos sinsabores
Siempre éste ha soportado
Por darle al acaudalado
Honor, placeres i gloria
Consiguiéndole victoria
Por dó el haya trabajado.

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LA
NUEVA INMIGRACION

    Otra vez quieren traer
Del viejo mundo, señores
Una tropa de ladrones
Para causar mas horrores.

    Balmaceda, el gran ladrón,
Fué el primero que aquí trajo
Esta especie de estropajo
Que hoi arruina a la nacion.
Pues me causa indignacion
I no acabo comprender
Porque esto pueden hacer
Los que ayer nos dieron gloria;
I de estranjoros la escoria
Otra vez quieren traer.

    La industria que han traido
Estos inmigrantes bobos,
Es la industria de los robos
Como todos han sabido.
I no digan que atrevido
Les aplido estos colores
A estos escamoteadores
Que quieren darños las huachas
Cuando son nomas que hilachas
Del viejo mundo, señores.

    ¿Dónde iremos a parar
Con los tales inmigrantes?
Pues con males aterrantes
Nos tendremos que llevar.
No pudiendo soportar
A semejantes bribones
Ni menos contribuciones,
Diremos al presidente
Que es solo esa infame jente
Una tropa de ladrones.

    A mas que al chileno obrero
No sé le proteje en nada,
Se le trae uná manada
Como el lobo cárnicero.
Vamos a ganar dinero
Por ser tan trabajadores,
Dirán los esplotadores
Allá en su patria natal,
Cuando son peor que animal
Para causar mas horrores.

    Al fin, le digo al Gobierno
Que se deje de locura
I no traiga mas basura
Porque el odio será eterno
Que le tendrán como infierno
Los valientes de Concon;
Si éste no es mas orejon
Pues cosechará laureles,
O de nó, tormentos crueles
Pasará en toda ocasion.

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EL JOVEN
QUE SE ULTIMÓ POR EL DESPRECIO
DE SU PRENDA AMADA

    En lquique ha sucedido
Esta trajedia de horror;
Un buen jóven de aburrido
Se ultimó por el amor.

    Desde mucho tiempo hacia
Que este hombre desgraciado
Se encontraba enamorado
De una niña Rosalia.
Como ésta no lo queria,
Dijo mui enternecido:
—«Por encontrarme aburrido
Yo me tengo que matar»
I esto que voi a contar
En Iquique ha sucedido.

    Se llamaba el gran suicida
José Maria Aravena
Que para calmar su pena
Solo se quitó la vida.
Tal escena acontecida
Te la contaré, lector,
Dando bien el pormenor
Al impulso de mi lira,
I no digan que es mentira
Esta trajedia de horror.

    Estaba en su habitación
Cuando el tiro se lo dió;
Luego éste se sintió
Por su gran detonacion.
Todos con admiracion
Vieron en cama tendido
Al que siempre habia sido
Un buen hombre, i les advierto
Que esto hizo, i es mui cierto
Un buen jóven de aburrido.

    Se sabe que éste ha dejado
Una carta en que decia:
—«Por mi amada Rosalia
Yo la vida me he quitado.»
Estaria atribulado
Por ser agudo el dolor,
I por eso el bienhechor
Dijo mejor es que muera;
I este hombre, quien creyera,
Se ultimó por el amor.

    Al fin, lectores diré
De que esto se ha efectuado
En un puerto mui nombrado
Como ya les indiqué.
Esto mui bien yo lo sé
I lo digo con verdad
Que hai hecho sin variedad
El detalle mas mejor
Que ahora tengo el honor
Darlo a la publicidad.

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