Los hombres Balmacedistas
Mui ocultos trabajaban
Hacian como seis meses,
Para dar una asonada
Mui en secreto en Santiago;
Ellos tejian la trama
De una spiración séria
Que iba a causar gran desgracia:
En Diciembre, domingo once
Era la fecha fijada,
Para en este pueblo hacer
La mas horrible matanza.
Iban a incendiar de noche
Pues ciento setenta casas,
I a los que iban a ultimar
Era la lista mui larga:
Uno era don Jorje Montt,
Sus ministros i compaña,
I los dos Walker Martinez
I don Manuel Irarrázabal,
I don Ramon Barros Luco
Presidente de la cámara, (1)
I así otras muchas personas
Que es mui largo enumerarlas.
Tambien el Arzobispado
Iba a verse como una ascua,
I los templos de Santiago
Caerian bajo las llamas.
Para hacer esta revuelta
Con tres cuarteles contaban:
El cuarto, el Constitución
I tambien el Esmeralda,
I tenian mucha jente
Para ese dia, alistada,
Que cerca de los cuarteles
Tenian piezas con armas
Revólvers habian muchos
Cuchillos mucha abundancia,
I no pocas carabinas
I hartas càpsulas con balas.
También habian kepíes
I ropa flamante, aseada
Para servir a los jefes
Que iban a dar la batalla.
El sábado por la tarde
Nuestro Gobierno se alarma
Con esta nueva noticia
Que le fué comunicada.
A las nueve de la noche
Era la hora señalada
Del domingo mencionado,
Que iba a correr sangre tanta.
El Gobierno con sijilo,
Sabiendo lo que pasaba,
Acordó secretamente
A todos el darles caza.
En el 1º de linea,
Que Constitucion se llama,
Habian dos oficiales
I ambos estaban de guardia.
Estaban comprometidos
A entregar la guardia armada,
Cuando viniese el tumulto
Tendrian la puerta franca.
El teniente Bahamondes
Que hizo al norte la campaña,
Capitan García el otro,
Dictatorial fina raza,
La justicia llegó presto
I al punto a los dos levanta.
Ya han confesado su parte
Con relación detallada.
Se prosiguió a tomar preso,
Con medidas acertadas,
A todo Balmacedista
Que en esa coladaestaban.
En la tarde del domingo
Habian cincuenta i tantas
Personas, en calabozos,
Todas inconunicadas
Cayó Malaquías Concha,
Balmacedista de fama,
I ademas muchas personas
Que omito ahora nombrarlas.
Junto con Blanlot Holley
Rafael Allendes se escapa,
I van por la cordillera
Dando soltura a sus patas.
Todos los conspiradores
Que han caido ya a la trampa,
I los que pueden caer
Les castigarán sus faltas.
Los caudillos u oficiales
Se pasarán por las armas,
I los demas a destierro
A alguna isla solitaría.
Dios no quiso que Santiago
Fuese una ciudad incendiada,
Como fué la antigua Roma
Por Neron i su comparsa
Cuando contemplo, lectores,
Esa acción tan temeraria
Que se pretendió el hacer,
Se me entristece algo el alma.
Yeo que no está tranquila
Esta mui querida patría,
Que todavia sus hijos
Respiran odio i venganza.
Esos que fueron vencidos
En la pasada campaña,
I que pronto perdonó
El gobierno de la escuadra,
Hoi altivos i soberbios
Contra el Gobierno se alzan:
Pretenden cortar cabezas
Cual las mieses la guadaña.
Lo que hai en duda, lectores,
¿De dónde han sacado plata
Para hacer esta revuelta
Que ha sido tan bien pensada?
Muchos creen que don Claudio
De la Arjentina mandaba
Gruesas sumas de dinero
Para restaurar su banda;
Otros creen que los picados,
Por la mui crecida alza
De tantas contribuciones
Esas sumas erogaban.
¿l cómo fué descubierto
El plan que ocultos fraguaban
Estando ya todo listo
I en horas mui inmediatas?
—Fué que el teniente nombrado
A un oficial que estimaba
Le comunicó el secreto,
I él dió parte sin tardanza
A su comandante Aguirre,
I este fué a la Comandancia
I la autoridad, entonces
Quedó mui bien informada.
Así vino a descubrirse
La conspiración tan magna,
Que por el favor de Dios
El plan ha quedado en nada.
Pues que sirva esto de ejemplo
Al Gobierno que nos manda:
Que no dé motivo al pueblo
Para que apoye esa causa.
(1) De Diputados.
Ver lira completa