Declaracion de [amor]

  Mándáme quitar la vida,
Si es delito el adorarte:
Yo no he de ser el primero
Que muero por ser tu amante.

  Ingrata, mal pagadora
Con quien te ha querido tanto,
No he podido con mi llanto
De ser tu amante, traidora.
Mi corazón jime i llora
De ver a mi alma aflijida,
Entre un pensar sumerjida,
En contínuo batallar.
Si yo te llego a engañar
Mándame quitar la vida.

  Confiésame la verdad
Si no me tienes amor:
Ya basta para rigor
I para tanta crueldad.
Si sigues con veleidad
Jamas podras apartarte
De mí; si quieres quejarte
Yo soi amoroso i franco;
Por eso siéntame al banco
Si es delito el adorarte.

  Me tienes con pasion poca
Esperanzado, tirana:
Regálame hoi o mañana
Un sí de tu bella boca.
Aunque mi esperanza es loca,
Dichoso me considero
Viendo que me desespero
I la suerte me maltrata:
Quien sufre por una ingrata
Yo no he de ser el primero.

  Lo que mi corazón siente
No te lo quiero contar
Por no darte mas pesar
Al verme que estoi ausente.
Si hai alguno que te cuente
De que yo he sido farsante,
De verte tan inconstante
Pienso dejar de existir
Mas que tengan que decir
Que muero por ser tu amante.

  Al fin aquí yo te esplico
Lo que me hallo sufriendo
I me estás entreteniendo
Lo mismo que niño chico.
Como amante te suplico
Que no me hagas padecer;
Diceme con qué placer
Me aborreces i por qué;
I pienso que moriré
Por tu ingratitud, mujer.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NUMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Bríndis distintos

  Brindo, dijo un ciudadado,
Por toda esta noble jente:
Haciéndomeles presente
Alzo la copa en la mano
Con impulso soberano,
No sé si les he gustado:
Alegre i regocijado
En mi armonía i contento,
Brindo por el dulce acento
Ya que me hallo congregado

  Brindo con suma dulzura
Esta copa de mistela,
I el rico ponche en canela
Me priva de la amargura;
A la que me ha hecho la hechura
Debo de corresponder;
Con mi corto proceder,
A la jóven que hai al frente,
Por ver si es condecendiente
La voi a comprometer.

  Brindo por la señorita,
Ya que me hallo a su presencia,
Con mucha bevolencia,
Por lo graciosa i bonita;
Permitanme una copita
De coñac o ponche en ron,
Que yo aquí con dulce són,
Hoi que se ha llegado el caso,
Un suspiro en este vaso
Les brinda mi corazon.

  Por todos voi a brindar
Con un semblante halagüeño:
La dueña de casa, el dueño,
Me tendrán que disculpar,
En este particular
Poniendo toda atencion,
Con mucha veneracion;
I ya que a brindar me obligo,
Alzando la copa digo:
¡Viva la Constitucion!

  Brindo por el santo Papa
I brindando digo así:
Al conservador de aquí
Le voi a brindar la llapa:
De mi brindis nadie escapa
Al refrescar la garganta;
El que la copa levanta
Es compatriota, señores,
Para brindar los honores
A Chile con gloria tanta.

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Verso para desmentir
la falsedad

  Jesucristo no fué hijo.
Ni madre ha sido María.
Mucho ántes de que naciera,
Ya padre Jesus tenia.

  Dicen que el Señor murió,
Yo les digo que no es cierto;
Si acaso se hubiera muerto
El ¿por qué entónces vivió?
Mas creo que se durmió
Con un sueño mui prolijo;
Lo pruebo yo aquí de fijo
En nombre del Soberano,
Pues de ningún ser humano
Jesucristo no fué hijo.

  Hai muchos que están creyendo
Que van a ser condenados;
¡Caramba que van errados
Los hombres, hoi lo estoi viendo!
Dicen que en un fuego ardiendo
Han de perder la alegría;
Triste ha de ser la agonía
Por toda una eternidad;
No hai quien diga la verdad,
Ni madre ha sido María.

  Otros creen en la muerte
I en que se van a morir;
No el cuerpo se va a dormir
Para poder hacer suerte;
Cuando llegue el trance fuerte
De la ilusion pasajera,
Suponiendo que así fuera,
Siglos ántes que el infierno
Ya era hombre el Verbo Eterno
Mucho ántes de que naciera.

  Muriendo con confesion
Creen ir al cielo es preciso,
No vamos al paraiso
Hasta la consumacion;
Allí nuestra salvacion
Será de propia armonía,
No habrá noche, todo es dia
En aquel lugar sagrado,
Antes que fuera crïado
Ya padre Jesus tenia.

  Por último, el purgatorio
Es suplicio temporal;
El infierno es otro igual,
Mas eterno i vejetorio;
Para el hombre es mui notorio
Al ponerse esto a pensar.
Yo aquí sin moralizar
Les diré, según mi idea:
Por mui pecador que sea,
Nadie se va a condenar.

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Salomon i la reina de Saba

  ¿Cuál es aquel que ha podido
Resistir con valentía
De una jóven la porfía
Estando de amor herido?

  Salomon, siendo dotado
Por Dios i rei soberano.
Intentó con pecho ufano
Rendir tributo al pecado.
Un dia en su trono, airado,
Echó a mi Dios en olvido.
Pregunto yo, confundido,
Según mi humilde entender:
Resistirse a la mujer
¿Cuál es aquel que ha podido?

  Llegó de parte de Oriente
La reina de Saba, hermosa,
Jóven, esbelta i graciosa,
Buscándolo mui urjente;
I la miró indiferente
El monarca en aquel dia;
Quiso, con soberanía,
Borrar aquella pasion,
I no pudo el corazon
Resistir con valentía.

  Desde entonce aquel monarca,
Lo declara San Andres,
Se hizo traidor a la fé,
Olvidando su comarca.
Quiso la opresora Parca
Guiarlo en la idolatría.
Su ciencia i sabiduría
Lo principió a combatir,
I no pudo resistir
De una jóven la parfía.

  Grande fué la confusion
Viendo su horrible pecado,
I la jente en su reinado
Se llenó de admiracion.
Lo que vió su perdicion,
Quiso haberse arrepentido:
Recobrando su sentido,
Intentó hacer penitencia,
I lo acusó su conciencia,
Estando de amor herido.

  Al fin esplico con tino
Que se perdió Salomon,
Pues buscando una pasion
Siguió al sexo femenino.
Esto a él se le previno
Despues que fué coronado,
I siendo tan admirado
En el pueblo de Israel,
Nadie da noticias de él
Si es salvo o es condenado.

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El jardinero i la flor

  Un jardinero de amor
Plantó una planta en un prado:
La cuidó con mucho agrado
Hasta que ya le dió flor.

  En un jardin deleitoso
Propaso plantar la planta,
La cual le alegra i le encanta
En la tumba del reposo.
Este hortelano amoroso
En medio de aquel verdor,
Solo de ver su esplendor
Al despuntar los albores,
Se deleitaba en las flores
Un jardinero de amor.

  Despues de que ya creció,
Como el deseo era tanto,
Con la pena i con su llanto,
Con lágrimas la regó.
Con ella alegre vivió
Risueño i regocijado,
Por vivir acompañado
I tenerla como dueña.
En la raiz de una peña
Plantó una planta en un prado.

  Dicha planta con contento
Nació en el fértil terreno,
La tierra le abrió su seno
I le prestó el alimento;
Con aquel rico sustento.
Dió fragancia al despoblado,
i su dueño apasionado
En la selva deleitante,
De verla tan elegante
La cuidó con mucho agrado.

  En él no habia pesar
Al lado de su plantita;
Desde que estaba chiquita
El la hizo fertilizar;
Dia i noche si cesar
Pasaba a su alrededor,
Disfrutando del candor
Por tomar mas esperiencia,
Tuvo con ella paciencia
Hasta que ya le dió flor.

  Al fin, el tiempo tirano
Dejó de ser halagüeño
A él, siendo que era dueño,
Se la quitó de la mano
I se la llevó ufano
A otro lejano confin,
I el agudo retintin
Su corazón le gravaba,
De ver que no divisaba
La reina de su jardin.

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Intento de asalto
A LA ARTILLERIA. MUERTOS I HE-
RIDOS EN EL COMBATE

  Cincuenta dictatoriales,
Con descaro i villanía,
Fueron de guerra a tomarse
El cuartel de Artillería.

  ¡Buena la sinvergüenzura
Que pretendieron hacer!
En el dia de anteayer
Corrió sangre que es lesura…
Lloran hoi con amargura
De verse tan refatales;
I a donde nuestros leales,
Con un gran desasosiego,
Llegaron haciendo fuego
Cincuenta dictatoriales.

  Estos no tienen temor
De morir en las prisiones;
Porque al ver sus intenciones
Se siente espanto i horror.
Yo les alabo el valor.
Digo aquí con bizarría.
Porque con la luz del dia,
Lector, si dudoso lo halla,
Entraron dando batalla
Con descaro i villanía.

  ¿Cuáles serán sus pensares
I lo que intentan hacer,
Que yo no puedo saber
Para escribir mis cantares?
Opino en mis ejemplares
Que muchos van a amolarse
Por cuestión de desquitarse.
Con heroismo imponente
La guardia primeramente
Fueron de guerra a tomarse.

  De un carro lijeramente.
Se apearon todos ufanos
Con puñales en las manos,
Vivando a su presidente.
El centinela potente
Les hizo la puntería:
El tun i tun se sentía
En la terrible pendencia:
Les hizo gran resistencia
El cuartel de Artillería.

  Por último, los que fueron
Diré que mal la sacaron,
Porque de los seis que entraron,
Adentro cuatro murieron;
Los otros todos huyeron
Con intencion de escapar.
Si se llegan a salvar,
A nuestro Gobierno dile:
Miéntras Chile sea Chile,
No piensen jamas ganar.

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Versos de literatura

  Nace la yerba en el prado
Entre la yerba las flores,
Con sus vistosos colores
I su aromo delicado.

  Nace la luna en creciente
Alumbrando allí en el cielo,
Vestida de un blanco velo
Se vela mas reluciente;
Nace del monte el torrente
Desde lo mas encumbrado,
Cuando el sol ha calentado
Vaporiza todo el mundo;
I en el otoño fecundo
Nace la yerba en el prado.

  Nace la brillante Aurora
Con su luz resplandeciente,
Hácia al lado del oriente
Risueña i encantadora;
La Parca con voz sonora
En los jardines mejores,
Los mas ilustres señores
Disfrutan de aquel consuelo;
I armonizan con anhelo
Entre la yerba las flores.

  Nace el sol en la alta esfera
Con sus rayos eminente,
Alumbrando permanente
Hasta dar la vuelta entera;
La graciosa primavera
Al coronar los verdores;
La tierra con mil vapores
A la planta fertiliza;
I el vejetal se divisa
De diferentes colores.

  Nace la preciosa estrella
Fija en el firmamento,
Al orbe le da el contento
Con su hermosura tan bella;
Dicho resplandor sin ella
No adorna el globo azulado,
En el vasto despoblado
Con una armonta tánta,
Nace la silvestre planta
I su aromo delicado.

  Al fin, nace de repente
La luz, al venir el dia,
Con el lucero de guia
Que camina hácia el poniente;
Nace el arroyo i la fuente
Que vierten con lijereza,
Brota el agua que embelesa
Con mucha desproporcion;
Nace en cada estacion
Distinta naturaleza.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Verso histórico
LA CAUTIVIDAD DEL PUEBLO DE
ISRAEL EN BABILONIA

  Bebió en los vasos sagrados
En el festin Baltazar;
Daniel vino a interpretar
Lo que estaba escriturado.

  Cuando aquel impío sér,
Renegando el Sumo Bien,
Destrozó a Jerusalen
Violando la santa lei,
Llevó presa aquella grei,
Siendo de Dios tan amados,
Todos mui desesperados
Viendo aquel tirano atroz,
Que por burlarse de Dios
Bebió en los vasos sagrados.

  Todo Israel fué cautivo,
Aquella nacion pagana
Diré que no por su gana
Sufrió sin tener motivo.
Porque el caudillo altivo
Su fé les hizo olvidar,
Para su mayor pesar
Aquel hereje invasor;
Blasfemó del Hacedor
En el festin; Baltazar.

  Setenta años prisionero
Estuvo todo Israel,
Mandado por un infiel
En un pais forastero.
Pero el Dios justiciero
No lo dejó de amparar;
Es un hecho al contemplar
Que los magos no entendian,
Las iniciales que habian
Daniel vino a interpretar.

  Un ídolo de metal
Les dió órden que adoraran,
I que a él se encomendaran
En aquel palacio real;
Vió escribir todo su mal
Estando regocijado;
Quedó el monarca asombrado
De las letras increibles
Eran por mano invisibles
Lo que estaba escriturado.

  Al fin, ni el mas entendido
Al rei le dió esplicación,
I Daniel, justo varon,
Supo dar su contenido.
De todo fué distinguido
Por su gran sabiduría;
El monarca lo queria,
Según el autor decreta,
Fué el mas insigne profeta
Daniel en la profecía.

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Cuecas distintas

  Una avecillla lloraba
Con un agudo dolor,
I suspirando decia
Dónde estará mi candor.

     Mi candor se ha perdido,
       Lo ando buscando;
     Pero vendré a encontrarlo
       Quien sabe cuándo.

     Quien sabe cuándo, sí,
       Daré con él,
     Para decirle ingrato,
       No seais, tan cruel;
     Así digo llorando,
       Te estoi amando.

  Estoi queriendo una flor
Por lo bonita i frontosa;
Es ella la mas hermosa
En el jardin de tu amor.

     En el jardin estuve
       Solo un momento,
     I a las flores les dije
       Lo que yo siento.

     Lo que yo siento, ai sí,
       Quién te contara,
     I hoi solo por no verte
       Vuelvo la cara,
     Así es tiempo penoso,
       Clavel hermoso.

  Yo me enamoré de noche
I la luna me engañó;
Otra vez que me enamore
Engaño a la luna yo.

     I me engañó, ai sí,
       Con su luz bella,
     Ha sido la causante
       De mi querella.

     De mi querella, ai sí,
       Con sus albores
     Le prestó claridad
       A mis amores:
     Así, aséis i cuando
       Vivo penando.

  Tengo un agudo dolor
Que me devora hasta el alma,
No puedo vivir en calma
Yo por pensar en tu amor.

     Por tu amor yo rindiera
       Mi triste vida,
    I por no estar penando
       Tan aflijida.

     Tan aflijida, ai sí,
       Paso por tí,
     De ver que no te acuerdas
       Nunca de mí.
     Así muero palomo,
       Sin saber cómo.

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Drama sangriento
EL SOBRINO QUE ULTIMÓ AL PRI-
MO HERMANO POR CASARSE CON
LA TIA.

  Un jóven enamorado
Con intentos de pagano,
Por casarse con la tia
Ultimó a su primo hermano.

  Desde mui tierno el amante
Solicitaba a su cielo,
Dia i noche sin recelo
Sin perder un solo instante;
Donde ella suplicante
Se presentó avergonzado.
Viéndolo ya apasionado
Con un cierto frenesí,
Dijo ella se halla de mí
Un jóven enamorado.

  En Tacna es donde pasó
Esta desgracia amorosa,
Si falto en alguna cosa
No lo ví, se me contó.
Noticia no se mandó
Aquí porque era en vano;
Pero en un diario peruano
Se halló esta novedad,
I que lo ultimó es verdad
Con instintos de pagano.

  Hacia tiempo que estaba
Contándole sus amores;
Como hacen los amadores,
Sobre el asunto le hablaba;
Su pasion le declaraba
Con la mayor sangre fria.
Usando de la ironía
Voraz i traidoramente,
Le dió muerte a su pariente
Por casarse con la tia.

  Sin mirar que era sobrino
Le desafió casamiento,
I propuso en el momento
Cumplir su fatal destino.
La señora no convino
En la oferta del tirano,
Viendo el peligro cercano
No le dió temor ni susto,
Por pagarse de su gusto
Ultimó a su primo hermano.

  Por fin, dijo sin tropiezo,
Creyendo hacer su suerte,
Despues que le dió la muerte
El infeliz cayó preso.
Eso le pasó por leso
I no aprender a querer,
Hoi tendrá que padecer
En una cárcel seguro
Por el amor tan impuro
Que tuvo a la mujer.

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