En el proceso de Vergara
LA DESIGUALDAD DE LAS LEYES
ENTRE EL POBRE I EL RICO

  El jovencito Ismael,
Si hubiera sido un rotito,
Qué tiempo habria pasado
Al cadalso lijerito.

  Contésteme el pueblo franco
Lo que pregunto por suerte,
Si el roto hace una muerte,
Luego lo sientan al banco.
Los jueces a cada tranco
Lo tratan que es un infiel,
Bárbaro, asesino, i cruel,
Pillo, infame, come jente,
I hoi dicen que es inocente
El jovencito Ismael.

  Si un rico roba un millon
I asesina dos o tres,
Lo primero que hace el juez
Es conseguirle el perdon.
Todo el que nace con don
Jamas comete un delito,
I el parricida hoi repito,
Sin causar terror i espanto,
No lo defendieran tanto
Si hubiera sido un rotito.

  Si un pobre se desgrasea
Por una casualidad
Bien pronto la autoridad
Llevarlo al banco desea.
Eso a las leyes no afea
Ni al gran Consejo de Estado.
Al banco del acusado,
Hago esta propuesta sobre
Vergara, si fuese pobre,
Qué tiempo habria pasado.

  Aburto, caro lector,
Como no tenia plata,
Pasó por su suerte ingrata
Al patíbulo, ¡qué horror!
Este como tiene honor
No lo acusan de maldito,
La conciencia pide a grito
Su muerte, nó por venganza,
I que pase sin tardanza
Al cadalso lijerito.

  Al fin, dicen que los dos
Dieron muerte al caballero,
I el que le pegó primero
Tan solo lo sabe Dios.
El crímen fué bien atroz,
Todo el mundo lo asegura,
I el hijo con gran cordura
Nada hai que lo atemorice;
Pero hai un refran que dice
La lei pareja no es dura.

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Sigue el contrapunto
DE LA CHILENA CON LA CUYANA

       La cuyana

  No tengo necesidad
De ponerme ni un blindaje,
A mí me sobra el coraje
Te lo confieso en verdad.
No es menester veleidad
Si ustedes quieren la guerra,
Por el mar i por la tierra
Salgan, si se hallan capaz;
I vos los sigues de atras
Ladrando como una perra.

       La chilena

  A tus soldados de porra
Mucho en ménos de un suspiro,
Te juro que cien de un tiro
Me los encajo en la zorra.
Mi nombre jamas se borra
I es inmortal en la historia;
De improviso i de memoria
Te hago aquí la competencia;
I vos por tu impertinencia
Perteneces a la escoria.

       La cuyana

En tu inmenso socabon
Corgadas i bien repletas,
Te caben treinta carretas
I te sobra un buen rincon.
Mas grande que un carreton
Es tu aujero i doi la prueba,
Chúpate lesa esa breva
Pero cuenta con los daños;
Víveres para dos años
Tú los cargas en la cueva.

       La chilena

  Calla cuyana animal
Tus faltas te las critico,
I te pongo en el hocico
Con un cabresto un bozal.
Te piensas ponerme mal
Con tu torpe presidente,
Que bufa allá en el oriente
Como demente sin tino;
I no se pone en camino
Por no hallarse competente.

       La cuyana

  Capaz que haga pedazo
Mi jefe a Chile en un dia,
I vos tambien porquería
Tendrás que tantear mi brazo.
Cuando te atraque un chopazo
I caigas en cuatro patas,
Arrancando como ratas
Irás con los hombres grandes,
De aquel lado de los Andes
Suelo oir tus bravatas.

       (Continuará).

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Crímen en San Felipe
EL TENIENTE QUE ASESINÓ AL
SEÑOR RIOS EN LA ALAMEDA

  En San Felipe, señores,
El asesino Garcia
A Rios le dió la muerte
Con descaro i villanía.

  El dia dos del presente
Altivo i mui satisfecho,
Don Miguel cometió el hecho
Entre un público de jente.
¡Bueno el oficial valiente!
Han dicho los moradores;
No se asombren mis lectores
Por lo que les cuento yo;
El crímen se cometió
En San Felipe, señores.

  De la casa de un amigo
Salió el jóven Roberto,
Donde un compadre por cierto
Marchaba a buscar su abrigo.
Pensativo, como digo
Iba con melancolía,
Por la Cañada ese dia
Caminaba él con compás;
Cuando lo alcanzó de atras
El asesino Garcia.

  Furioso el tal oficial
En medio de la Cañada,
Sacó la traidora espada
Mas feroz que un animal.
Cual sanguinario chacal
Trató de dejarlo inerte,
Con aquel golpe tan fuerte
Dejó al occiso tendido;
Porque es un gran atrevido,
A Rios le dió la muerte.

  Por cuestion que no fué preso
Cuando él trató de llevarlo,
Propuso entonce ultimarlo
El oficialillo tieso,
Es el que hizo todo eso
Teniente de artillería;
Una niña le decia
No lo mate en esos casos;
Pero él dió de sablazos
Con descaro i villanía.

  Al fin, aquel hombre cruel
Haciéndose el mui bellaco,
Le dió una tarjeta al paco
I se marchó a su cuartel.
Otro crímen como aquel
No he visto ni espero ver,
El sujo lo hizo adrer
Según público pensar;
Hoi lo han de hacer pagar
Las hechas i por hacer

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Recuerdo
DE UNA ENAMORADA A SU AMANTE

  Mucho te quise tambien
Desde que te conocí
I el amor que puse en tí
Lo pagas con un desden.

  Aunque noticias me den
De tí que sois mentiroso,
En un tiempo, veleidoso,
Mucho te quise tambien.

  Cuando le disteis el sí
A mi amorosa pasion,
Te adoré con aficion
Desde que te conocí.

  Si te acordaras de mí,
Ingrato desapiadado,
Mirarias con agrado
El amor que puse en tí.

  Mis ojos cuando te ven,
I a amarte yo me prevengo,
El cariño que te tengo
Lo pagas con un desden.

  Al fin, decidme por qué,
Aquí te pregunto yo
Si me has de querer o nó
Yo tambien te lo diré.

ROSA ARANEDA
CALLE DE SAMA, NUMERO 16-G

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Lamentos de amores

  Ingrato, ¿por qué razón
Te muestras tan lisonjero,
Siendo que tanto te quiero
Me hieres el corazon?

  Si me niegas tu perdon
Moriré de sentimientos,
No me atiendes mis la mentos,
Ingrato, ¿por qué razon?

  De tí una respuesta espero
Para tranquila vivir,
Pues para hacerme sufrir
Te muestras tan lisonjero.

  Hermosísimo lucero,
Reclamarte es natural:
¿Por qué me pagas tan mal
Siendo que tanto te quiero?

  Dime ¿con qué galardon
Me habeis hechado en olvido?
Con ese amor tan finjido
Me hieres el corazon.

  Al fin, ¿con qué atractivo
Me borras del pensamiento
Para aumentarme el tormento
Sin que yo te dé motivo?

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Cancion del preso

  Se lamenta un prisionero
En su prision,
Suspira i llora
Cuando se ajita,
Salta i palpita
Su corazon.

  Entre grillos i cadenas
Con su dolor,
A veces canta,
Cuando delira
Jime i suspira
De puro amor.

  En la celda solitaria
Por su pasion,
Cuando la suerte
Se le retira,
Sale i te mira
Con aficion.

  En un triste calabozo
El desgraciado
Pide de dia
A su deidad,
La libertad
Será su amado.

  Por fin, sentenciado a muerte
El infeliz,
Entre sollozos
Muere de pena,
Por su morena
Se ve feliz.

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Cueca
DE LAS CONDUCTORAS

  Todas las conductoras
Son amorosas,
Cuando suben al carro
Parecen rosas.

  Parecen rosas, sí,
Jardin de flores,
Abrazan los zancudos
Con mil amores.

  Con mil amores, sí,
Por lindas i bellas
Andan los jovencitos
Detras de ellas;
Así es, así es, bonito
Un zancudito.

  Una conductora lacha
Le dijo a su compañera,
Un zancudo chiquito
De buena gana tuviera.

  Yo lo tuviera, sí,
Por prenda mía,
Para hacerle cariño
Dia por dia.

  Dia por dia, sí,
Es evidente,
Si me le atraco mucho
Habla la jente;
Así es vida, señoras,
Las conductoras.

Nota: esta cueca también fue publicada por Daniel Meneses en esta lira.

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Versos de literatura

  El campo se reverdece
En el otoño temprano,
Fértil, fragante i lozano
Todos los años florece.

  La florida primavera
Con sus colores avanza,
Ofreciendo su fragancia
Por montes i cordillera;
Corre una brisa lijera
Cuando en su tiempo aparece,
Lo hermosea i lo embellece
Al mundo el árbol frutal,
Con la lluvia torrencial
El campo se reverdece.

  El pasto mantiene al bruto,
A las aves la semilla,
Que alegre i tan parlerilla
Rinden a Dios atributo;
El aromático fruto
Alimenta al fiel cristiano,
Por órden del Soberano
Al hombre la vista encanta
Toda infinidad de planta
En el otoño temprano.

  Nacen con grandes hazañas
Las cristalinas vertientes,
Con espumosas corrientes
Humedecen los montañas;
Brota desde las entrañas
De la tierra en el verano,
Llegan donde el hortelano
Corriendo con tan buen fin
A dejarle su jardin
Fértil, fragante i lozano.

  El insecto se alimenta
Con lo que la tierra brota,
Sin haber ninguna nota
Lo mas bien que se sustenta;
Con el calor se alimenta,
Donde mora i permanece,
El sol sus rayos le ofrece
Al reptil i al gusanillo,
I el hermoso bosquesillo.
Todos los años florece.

Nota: esta décima también fue publicada por Daniel Meneses con pequeños cambios en esta lira.

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Versos de amor

  Una piedra con ser piedra,
Al golpe de un eslabon
Da una chispa de calor,
Del mismo calor se quiebra.

El amador que se ausenta
De su consorte adorada,
Cuando pinta la alborada
Triste jime i se lamenta.
Un gran sentir le atormenta,
Mas si la pena le arredra
Entre la marchita hiedra,
Abatido en tiempo récio
Siente el desden del desprecio
Una piedra con ser piedra.

  En un contínuo desvelo
Ardiendo su amor en fuego,
Por ver si tiene sosiego
Alza sus quejas al cielo.
Llora sin tener consuelo
Cual valeroso Sanson;
Su angustiado corazon,
En su desgraciada suerte,
Ve acercarse la muerte
Al golpe de un eslabon.

  No siente de sucumbir
El hombre por la mujer,
Nació pues para querer
Hasta vencer o morir.
Si ve el peligro venir
Resiste por el amor
Con el brillo brillador;
Dirá al estar en conquista:
Hermosa bella tu vista
Da una chispa de calor.

  Cuando con alma aflijida
Se apasiona el hombre a veces
I sus caricias ofrece
Al idolo de su vida,
Porque sea su querida
Sigue del placer la hebra;
I de este modo se enhebra
El espejo cual ensayo;
Dándale del fuego un rayo
Del mismo calor se quiebra.

  Al fin, cuando ya consigue
El hombre cumplir su intento,
Sigue amando mas atento
Sin que nadie se lo obligue.
Acariciando prosigue
Cuando es bien correspondido,
Aunque lo echen en olvido
No le da jamas tristeza,
Ni siente por su belleza
Menoscabar su sentido.

Nota: este verso también fue publicado por Daniel Meneses en esta lira.

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Nuevos versos
DE LAS CONDUCTORAS

  Otra vez de nuevamente,
Yo tambien les voi hablar,
En mi verso popular
Para divertir la jente.

  Como poetisa cronista,
I la ciencia que me brilla,
En esta estrofa sencilla,
Daré al público una lista.
Sin haber sido humorista
Al pueblo pondré al corriente,
Por sus hechos, que actualmente
Mi pluma jamas se empaca,
Para menearles huaraca
Otra vez de nuevamente.

  La nueve es, caro lector,
Niña mui bien apreciada
De su consorte adorada;
Lopez, el fino amador
Si él es como el picaflor,
La pobre se va amolar,
Digo, según mi pensar
Sin formalizar asunto;
De todo, punto por punto,
Yo también les voi hablar.

  Fernando con la Jovina,
Corrieron una carrera,
Llevando la delantera
Ella porque es mas ladina;
La aristocracia talquina
Me debe de perdonar,
Esto no es ponderar,
Son cosas que se estan viendo
Lo que yo les voi diciendo
En mi verso popular.

  La Delfina tambien es
Amada de los zancudos,
Los pasa por los embudos
Primera i última vez.
Yo no se con que interes
Se le hacen ellos presente,
Si supiera el intendente
De aquella escena amorosa,
Talvez no harian tal cosa
Para divertir la jente.

  Por último al vendedor,
Por pregonar los versitos,
Lo llevaron sin delitos,
Preso al cuartel «¡oh, qué horror!»
Dijo el mismo defensor
Con los titulos de rei;
Como que aquí lo vereis,
Lo que esplico al mundo entero;
Tomar preso a un versero
Eso no manda la lei.

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