La venta
DEL CRUCERO «ESMERALDA» POR
EL GOBIERNO DE CHILE AL
ECUADOR

  Nuestro Gobierno señores
Nos quiere labrar la ruina;
Porque vendió a la Esmeralda
De luto está la Marina.

  Sintió la nave gran pena
Cuando dejó el tricolor,
Supiró con gran dolor
Ver que ya no era chiena,
A otra nacion ajena
Zarpó i dejó los albores;
De Chile los resplandores
Ya no la irán alumbrando,
Porque les está apagando
Nuestro Gobierno, señores.

  Dicen que al Ecuador
Se va el barco de opinion,
Mas me creo que al Japon
Pasará sin ni un temor.
Allá lucirá el valor
Peleando contra la China,
Nuestra Esmeralda ladina
Con mui diestra puntería,
I acá don Jorje, hoi en dia
Nos quiere labrar la ruina.

  Siendo un recuerdo naval
De la epopeya de Iquique,
Que permitió echar a pique
Su nave el héroe inmortal;
Por no arrear el nacional
Resistió la dura caída,
Ninguno volvió la espalda
Hasta que se sumerjió,
I ahora pregunto yo
¿Por qué vendió a la Esmeralda?

  ¡Oh! qué infelices seremos
En nuestra patria lucida;
Mañana o cualquier dia
Sin escuadra quedaremos.
Entónces todos qué haremos
Cuando venga la vecina,
La que se llama Arjentina
Entrará a estos lugares,
Porque ve que en nuestros mares
De luto está la Marina,

  Al fin, Montt siendo patriota
A Chile está arruinando;
Si así se sigue portando
Luego le darán la bota.
La Arjentina se alborota
Porque el dia se aproxima:
Dice franco que se anima
Saenz Peña, el presidente,
Con su ejército valiente
Ya se nos viene encima.

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Verso a lo divino
POR EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN

  La gloria es una ciudad
Gloriosisima i hermosa,
De perlas, jaspe preciosa
I de inmensa claridad

  En el gran reino eternal
Está mi Dios infinito
Con un grande libro escrito
En su trono de cristal
Con una corona real
Reluce su majestad;
También en el medio está
El árbol de doce frutos,
Donde predicen los justos
La gloria es una ciudad

  Del cielo son doce puertas
Declara San Sebastian
También me dicen que estan
Para los justos abiertas.
De pertas todas cubiertas
Se ve la mansión lujosa
Tan perfecta i luminosa
Es, según dice la histora,
La que se llama la gloria,
Gloriosísima i hermosa.

  Mostró el ánjel en su ser
La gloria a todos los hombres,
Escrita con nombres
La hermosura i el poder
También nos a conocer
Aquella ciudad grandiosa;
La midió por portentosa
Con una caña de oro,
I la adornó con decoro,
De perlas, jaspe preciosa.

  Es de admirable pintura:
De la plaza de oro fino
Sale un rio cristalino,
De agua saludable i pura;
Es de cien codos de anchura,
El rio, en formalidad,
Sus muros son, en verdad,
De perlas bien relucientes,
De zafiros trasparentes
I de inmensa claridad.

  Al fin, nos dice la historia,
En su armonioso concierto,
Son doce perlas por, cierto
Las que adornan a la gloria.
San Juan cantó esta victoria
De las puertas como son:
Tres estan al meridion
I otras tres al occidente,
También tres hai al oriente
I tres mas al setentrion.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU N[ÚMERO] 9

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Versos a lo divino
NOVENA PARA LOS NUEVE DIAS
DEL NIÑO JESUS NACIDO

       Dia primero

  Hoi se encuentra ya nacido
Nuestro Rei universal;
En Belen en un pesebre
Está el niño celestial.

  Vamos pastores a celebrar
El nacimiento del niño Dios;
Para endulzarle su bienvenida
Le cantaremos con tierna voz.

  Los pastorcillos cuando supieron
Que era nacido el Sumo Bien,
Todos corrieron sin vacilar
Para llegar hácia Belen.

  El ánjel vino, les anunció
Que ya era hora de ver al niño;
Todos marcharon, no hai que dudarlo,
A saludarlo por un cariño,

  Cuando llegaron donde El estaba
Sobre unas pajas lo encontraron
Con mucho gozo i dulce trino
Al Dios divino reverenciaron.

       Dia segundo

  Fué inmenso el regocijo
La alegría i el contento
Que tuvo en el nacimiento
María, al ver a su hijo

  Hasta los astros del cielo
Aumentaron su luz,
Con el brillo de aquel dia
Que le dió el niño Jesus

  Los pajarillos cantaron
Con mucha mas melodía,
Trinaban nuevas canciones;
En el nombre de María.

  Todos los séres del mundo,
Según dicen las historias,
Le dedicaban las glorias
Al gran Autor, sin segundo.

  Al fin, hombres i mujeres,
Los ancianos i los niños
Con devoción i fé tanta
Le tributaron cariños.

       Dia tercero

  Gloria cantemos al Rei del cielo
Porque a este mundo El ya bajó,
I el gallo dijo con dulce canto,
En un pesebre Cristo nació.

  Como a la una de la mañana
Se vió la aurora del nuevo dia,
Resplandeciente, pura i galana
Sobre unas pajas mucho lucia

  Dulce tu nombre Vírjen María
Tú eres la madre del Redentor;
Todo cristiano que a tí acuda
Dále tu ayuda con santo amor.

  El niño rubio que está en tus brazos
Sea mi guía i mi sosten,
Que yo su siervo, malva florida
Toda mi vida seré tambien.

  Desde que ví al tierno infante
Rebozé en gozo i en alegría,
Con sus cabellos tan amarillos
Quita los brillos al claro dia

       Dia cuarto

  Buenos dias le dé Dios
A usted misia Mariquita,
Los ánjeles de la Corte
Bajen a hacerle visita.

  Señora doña María.
Vengo de cierto i de fijo
A presentarle un regalo,
A su tan precioso Hijo.

  Vengo a dejarle un presente
Que se lo manda mi hermana,
Una bufanda de lana,
Mui bonita i mui decente;

  De bayetilla labrada
I de las mas principales,
También le manda una tela
Para que le haga pañales.

  Al fin le voi a avisar
A usted, doña María,
Que una prima hermana mia
Le manda un bonito ajuar.

       Dia quinto

  Señora doña María,
Impulsado por la fe,
Vuelvo otra vez donde usté,
En este segundo dia.

  Supe que aquí en el Portal
Estaba un Dios sin segundo,
Rei de todito este mundo,
Soberano i sin igual.

  Con los humildes pastores,
Cuando ya esten a tu presencia,
Al Sumo Bien de la ciencia
Le daré un ramo de flores

  Del huerto de mi mamita
Le oferto sin interes,
Para mañana tal vez,
De traerle una cosita.

  Al fin, adios, me despido
De su Hijito Soberano,
Mañana vendré temprano,
A ver cómo ha amanecido.

       Dia sesto

  Corran pastores
Para que vean
Luces divinas
Que centellean.

  En un pesebre
Ya apareció
El tierno niño
Que el mundo vió.

  Como a la una
Del vientre santo
Nació risueño
El dulce encanto.

  Era tan blanco
I relumbrante,
Mas que una perla,
El tierno infante.

  Al fin, llegaron
Con mucho amor
Adonde estaba
El Salvador.

       Dia sétimo

  Muchos regalos
Le presentaron
Al Rei del cielo
Cuando lo hallaron.

  Porque era linda
La Omnipotencia,
Llevó por nombre
Dios de clemencia.

  Anjeles fueron
Primeramente
Los que alabaron
Al reluciente.

  Despues que ellos
Lo saludaron;
A los pastores
Les anunciaron.

  Al fin, toditos
Por un cariño
Glorificaron
Al bello niño.

       Dia octavo

  Señora doña María
Yo vengo de la Angostura,
A cantarle un tonada
Que compuso mi Ventura

  Cuando compuso la letra
Esta chiquilla malvada,
Mi taitita i mi tio Cucho
Se reian a carcajada.

  Cuando supe ñá Marica
Que usted tenia un niñito,
Tomé la vihuela i vine
A cantarle este versito.

  La Venturita me dijo,
Con justisimo derecho,
Que el verso lo habia hecho
Dedicao pa su hijo.

  Al fin, pues doña María
Ya hice lo que mandó;
Si no le ha salido a gusto
La culpa no tengo yo.

       Dia noveno

  En el portal de Belen
Ya nació el buen Jesus;
Mas brillante que la luz
Es el Dios de sumo bien.

  Señora doña María
Yo vengo del Almendral,
A dejarle un regalito
A su Hijo celestial.

  Supe en mi casa anteayer
Que usted tenia un hijito;
Compuse este verso i vine
A cantarle a su niñito.

  Me dijo mi tio Juan,
Antes de irse a dormir,
Peta, ya que vais a ir,
Llévamele este chercan.

  Al fin, con miles amores
Para el niñito nacido,
Se lo mandó porque ha sido
De una cria de cantores.

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Versos a lo divino
VISITACION DE MARÍA A SANTA
ISABEL

  María siendo divina,
Permaneció varios dias
En casa de Zacarías
Con Santa Isabel, su prima.

  Propuso con gran cariño
De partir sin ni un quebranto,
Llevando en su vientre santo
A Jesús hermoso niño.
Aquel casto i blanco armiño
Fuente de agua cristalina,
Fué en su marcha peregrina,
Como un viajero aspierto;
Cruzó el penoso desterto
María, siendo divina.

  Pensó ella el viaje i partió
Sin detenerse un momento;
Con júbilo i gran contento
A Hefron se encaminó;
Cuando a aquel pueblo llegó
Rebosando de alegrías,
Por cumplir las profecías
Llena de paz i de gozo,
Alabando al Poderoso
Permaneció varios dias.

Luego que ya se vió en cinta
Caminó la Vírjen santa
Con una devocion tanta,
Según el autor la pinta.
De una manera distinta
Las aves con melodías
Le brindaban armonías,
Según se dice i se cuenta,
Que estuvo con su parienta
En casa de Zacarías,

  Cuando la vió a su presencia
Le dijo, bendita eres
Entre todas las mujeres,
Con mucha benevolencia.
Le hizo ella reverencia
Solo de ver que se arrima;
Donde estaba se aproxima
Llena de gracia i anhelo,
I tuvo mucho consuelo
Con santa Isabel, su prima.

  Al fin, fué mucho el placer
Que sintió santa Isabel;
El mismo momento aquel
Que no se encontró qué hacer
Oró, según mi entender,
Junta con su prima hermana,
Porque siendo soberana
Con divino i santo amor
Fué madre del Salvador
La fiel hija de santa Ana.

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Sigue la aventura
DE LOS DOS JÓVENES I UNA DAMA

  Sigue la historia, señores,
De Lorenzo i Juana Rosa,
Pero me falta una cosa
Que advertir a mis lectores,

  Siguió con bastante empeño
Hablándole del bolaco,
A ese tiempo llegó un paco,
I ella dijo: este es mi dueño.

  Viendo esto el policial,
Que cra tambien gran tunante,
Sin perder un solo instante
Se propuso hacerle mal.

  El paco andaba sin plata
Me creo que en aquel caso,
Pero bolseándole al huaso
Se curó hasta las patas.

  Ya lo que se vió curado
El perverso paco infiel,
Fué a dar parte a su cuartel
De lo que habia observado.

  De allá se mandó un sarjento,
Sin mas datos que por eso,
Ai huaso lo llevó preso
Por aquel atrevimiento.
  Lorenzo, con voz serena,
Traiga usted, le dijo, así
Para que me lleven a mí
De pacos una docena.

  El sarjento, con prudencia,
Le habló con tono severo,
Lo llevo al cuartel si quiero
Mas que se halle en defensa.

  Viendo ya la cosa séría,
Le dijo que estaba dado;
Como maso de tabaco
Lo llevó preso, amarrado.

  Cuando ya siguió marchando
En viaje a la policía,
Con pena i melancolía
En su bella iba pensando.

  Para acrecentar el mal
Aquellos hombres tiranos,
Lo amarraron de las manos
Como a cualquier criminal.

  Dejemos en la policía
Al huaso pasando lista,
Volvamos a la Juanita
Que está con José María.

       (Continuará)

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Versos históricos
LOS SALMOS — LOS PROVERBIOS
EL CANTAR DE LOS CANTARES DE
SALOMON

  El cantar de los cantares,
Escribió el rei Salomon;
Para esplicar lo infinito
Del Señor de la mansion.

  Los salmos primeramente,
Compuso con reverencia,
Guiado por la esperiencia,
Aquel monarca elocuente.
Con la moral suficiente,
Hizo historias por millares,
I hácia los puntos polares
Quiso ir i no alcanzó;
Pero sí siempre escribió
El cantar de los cantares.

  Los proverbios por segundo
Los dió a la publicidad,
Enseñando la verdad,
Con un cuidado profundo;
Los esparció por el mundo
Desde nacion en nacion.
Hasta la consumación,
Tendrán que ser observadas;
Las leyendas mas sagradas
Escribió el rei Salomon.

  Otro volúmen tercero,
Para endulzar los candores,
Publicó solo de amores.
El sagrado cancionero.
Por todito el mundo entero
Fué aplaudido su escrito,
Por lo claro i lo bonito
Se lo elojiaron las ciencias.
I empleó él sus tres potencias,
Para esplicar lo infinito.

  En tres obras principales,,
Se encierra todo el saber,
Del sabio i su gran poder
Según dicen los anales.
Son puras en esenciales
Que ya no hai comparacion;
Por una ciega pasion,
Perdió la gracia, les digo,
I recibió el cruel castigo
Del Señor de la mansion.

  Al fin la sabiduría
Le hizo cambiar la memoria,
I se olvidó de la gloria
Por amar la idolatría
La ciencia que el rei tenia
Le perturbó el corazon,
Pregunto yo con razon
Por salir de los errores,
A los mas sabios autores
Qué fin tuvo Salomon.

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Desgracia de un enamo-
rado
LO QUE LE PASÓ POR QUERER A
UNA VIEJA

  Una vieja me lo dió
En un oscuro rincon,
Al darnos el apreton
Dió un corcovo i me voltió.

  A nadie quise contar
La mano que me ha pasado,
Por botarme a enamorado
A la cárcel fuí a parar
No me quisiera acordar
De lo que a mí me pasó,
Cuando el juez me preguntó:
¿También te gusta el amor?
Yo le dije, sí señor,
Una vieja me lo dió.

  El juez tambien era lacho
I me dijo la verdad,
No te doi tu libertad
Por diablo, roto borracho.
Despues de rasparme el cacho
El majistrado bribon,
Con un tono de patron
Castigó mis picardías,
I estuve como seis dias
En un oscuro rincon.

  A los seis dias cabales
Salí a la calle de nuevo,
Tirillento como sebo
Para el colmo de mis males;
Sin mas que con cuatro reales
Dormí en un rico colchon
En catre de pabellon
Al lado de mi consuelo,
I ella me echó para el suelo
Al darnos el apreton.

  Porque no me quiso dar
Lo que le estaba pidiendo,
Cuando ya se fué durmiendo
Yo la comencé a agarrar.
Se principió a enderezar
I a su boca me atracó,
Tambien fuerte me mordió
Con dos dientes que tenía,
Porque no le gustaría
Dió un corcovo i me voltió.

  Al fin, digo en mi entender,
En lo que se me asemeja,
Que el que quiera a una vieja
No tiene el diablo que hacer;
Por mas que sepa querer
Siempre uno la saca mal,
Decirlo es mui natural
Dos veces digo i repito,
Como no era jovencito
Me agarró un odio mortal.

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Un adios eterno
VERSOS DEDICADOS
AL VICE ALMIRANTE OSCAR VIEL

  En la tumba de un amigo
Lloraré mi desventura
Encomendándolo a Dios
Al pié de su sepultura.

  Las ninfas de los jardines
Le depositarán flores,
Por hacerle los honores
Al compas de los clarines.
Malva, azucenas, jasmines,
Le han de adornar como digo,
Porque tiene de consigo
Con tan santa i justa fe;
Lágrimas derramaré
En la tumba de un amigo

  A dejarle sus coronas
De gran esplendor i briso,
Desde el mismo paraiso
Han de venir en personas.
De perfumadas congonas
Para eternar su dulzura,
Todas con mucha ternura
Vestidas de un blanco azahar,
Cuando las vea llegar
Lloraré mi desventura.

  Reinará la siempre viva,
A los rayos de la luna,
I el héroe con gran fortuna
Mil homenajes reciba.
Cuando su vida escriba,
No será el tiempo veloz;
Hoi con apacible voz,
Con una abnegación suma,
Iré triste con la pluma
Encomendándolo a Dios.

  Fué un marino afamado
El noble don Oscar Viel,
Valiente, patriota i fiel
I de todos mui amado.
Fué en la moral ilustrado
I de mui bella figura.
Por ser de conciencia pura,
Las lagrimas a torrentes
Derramarán sus parientes
Al pié de su sepultura.

  Al fin, la patria de duelo
Se halla desde sur a norte
Porque ha perdido un resorte
Jime sin tener consuelo.
Su familia con anhelo
Es la que mas ha sentido,
Solo de ver que ha perdido,
A un hijo que tanto amó;
Todo el hogar, pues, quedó
En un pesar sumerjido.

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La vergüenza perdida
DOS GUARDIANES MUERTOS EN
LLAILLAI POR UNOS BANDIDOS
I EL CRÍMEN DEL SALTO

  Hoi dia ya no hai vergüenza,
La vergüenza se perdió,
No digan que Balmaceda
Ha sido el que la mató.

  En Llai-Llai, dos salteadores,
A dos guardianes mataron,
I despues que les pegaron
Huyeron esos señores.
Son tan grande los horrores,
Según esplica la prensa;
El bandalaje comienza
A morar en desarreglo
Entre los hijos del pueblo,
Hoi dia ya no hai vergüenza.

  En el carro donde estaban
Venia otro niño preso,
I al paco porque era leso
Con mal ojo lo miraban.
Porque lo amenazaban,
La guerra a muerte empezó,
El tun i tun se sintió.
I aquí fué Troya dijeron,
Con la acción que cometieron,
La vergüenza se perdió.

  Se mandó un telegrama
A Ocoa en el mismo acto,
Pero ello han hecho pacto
Con el diablo, se proclama;
Asombra i la atencion llama,
La turba que nos enreda,
Por si algo atras se me queda
I no doi bien las señales,
La causa de tantos males,
No digan que es Balmaceda.

Crimen del Salto

  Los que en el Salto saltearon
I mataron una anciana,
Ahora en esta semana,
Prisioneros los tomaron.
Su crímen ya confesaron,
Segun lo he sabido yo.
Cuando el juez les preguntó,
Uno contestó lijero:
Este que es mi compañero,
Ha sido el que la mató

  Al fin, la occisa tenía
Trescientos pesos guardados,
I por ellos los malvados
Cometieron la herejía.
Tarde ya al venir el dia,
Fué el asalto que les cuento,
Con un gran remordimiento,
I con mi sentido mui listo
Los tres sucesos que he escrito,
Son la verdad i no miento.

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Terrible i trájico suceso
UNA NIÑA CALUMNIADA DIÓ
MUERTE A SU OFENSOR

  Ánjel Petraglia fué
Muerto por una mujer
Porque era un calumniador
Según mi humilde entender.

  Parssans, la jóven Elena,
Juró de darle la muerte,
I castigarlo bien fuerte
Para desechar su pena.
Tranquila i mui serena
Se encuentra ella les diré,
Diciendo ya me vengué;
I con la vida ha pagado
El que mi honra ha quitado
Anjel Petraglia fué.

  La jóven salió temprano
En busca de su rival,
A hacerle un terrible mal
Con impulso soberano.
Lo esperó con pecho ufano
Con la pistola al creer;
Para tiempo no perder,
Mas, como ella estaba alerta,
El fué, al entrar por la puerta,
Muerto por una mujer.

  Avisó a la policía
Que preso se lo tomaran,
I como allí se negaran
Fué mas grande su ironía.
Con la mayor sangre fria
Propuso librar su honor,
Armándose de valor
I estando en la oscuridad,
Lo victimó sin piedad
Porque era un calumniador.

  Dos cartas el amador
No ménos él le mandó
Al padre el cual las leyó
Con sentimiento i dolor.
Caro le costó el amor
Las delicias i el placer;
Cuando quiso atras volver,
Siente el fuego que lo abraza,
I murió en su propia casa
Según mi humilde entender.

  Al fin, por su propia boca
Avisó al guardian del punto,
I éste, al ver el asunto,
Se creyó que estaba loca
La sorpresasa no fué poca
Al saber la autoridad.
El hecho de esta verdad
Se publicó sin demora,
En ménos de media hora
Se esparció por la ciudad.

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