Homenaje
A DON JUAN JOSE LATORRE I A
DON JULIO BAÑADOS ESPINOSA

  A los ilustres señores
Con toda veneracion
Hai que hacerles homenaje
A nombre de la nacion.

  Glorias al señor Bañado
I don Juan José Latorre,
Hoi que buen viento les corre
I a la patria han arribado.
El uno de Diputado
Salió con miles amores;
Al otro por sus honores
Se le nombró Senador;
I hai que vivarlos, lector,
A los ilustres señores.

  Partieron del viejo mundo,
A Chile desde Europa:
Navegando viento en popa
Cruzaron el mar profundo;
Sin detenerse un segundo
Vinieron sin dilacion,
I yo con mucha atencion,
Con jabilo i alegría,
Le brindo esta poesía
Con toda veneracion.

  De todas las capitales
Las comisiones llegaban,
I las bandas les tocaban
Himnos i marchas triunfales;
Las damas mas principales,
Cada cual en su carruaje,
Luciendo el mas bello traje,
Hermosos i encantadores,
Decian al tirar flores:
Hai que hacerles homenaje.

  Un numeroso jentío,
Lo que se supo el aviso,
Ocurrió a Valparaiso
Para esperar el navío;
Mostraban gran señorío
Las ninfas en su balcon;
I en esta composicion,
Aplaudiendo de lo lindo,
Un ¡Viva Chile! les brindo
A nombre de la nacion.

  Por fin, diré que don Juan,
Al declararse la guerra,
No vino porque esta tierra
Se hallaba sobre un volcan.
Cumpliendo con el refran,
Sin que le den la razon,
El señor don Jorje Montt,
Según los diarios han dicho,
Lo hizo borrar por capricho
Pronto del Escalafon.

Ver lira completa

Horroroso asesinato
UN ANCIANO MUERTO A HACHAZOS
I OTRO A BALA

  Fueron quince forajidos
A casa de un tal José
A robar, i le robaron:
Es todo lo que yo sé.

  Donde Zúñiga, por cierto,
Fueron a buscar dinero,
I en el encuentro tan fiero
El anciano quedó muerto.
Estaba el pobre despierto
Cuando sintió a los bandidos;
Con instintos pervertidos,
Cada cual con su puñal,
A hacer el hecho brutal
Fueron quince forajidos.

  Les dijo el pobre viejito,
Viendo que mal se le trata:
«Si vienen a buscar plata,
Se la daré lijerito»:
I el caudillaje maldito
Usaron de mala fé:
Sin darle a saber porqué,
Despreciando el santo ruego,
Llegaron haciendo fuego
A casa de un tal José.

  Un hachazo en la cabeza
Le pegaron mui feroz
¡Ai Señor! ¡Jesús, por Dios,
Qué hombres con tanta vileza!
También diré que a la pieza
Con los sesos la mancharon,
Porque del cráneo saltaron
Según está comprobado;
Que éstos iban destinados
A robar, i le robaron.

  También un tal Misael,
Que era del occiso nieto,
Sin tenerle ni respeto
Le dieron la mucrte cruel.
Dos balas recibió él,
Como en el parte se ve:
Murió en el acto, os diré,
Sin Dios ni Santa María,
Dió la última agonia,
Es todo lo que yo sé.

  Al fin, digo en mi opinion,
Cuando yo leí la historia,
Se me turbó la memoria
I me tembló el corazon:
Eché en el verso un borron
Que borrarlo me costó;
Sin tener la culpa yo,
Digo con tono travieso:
Que al escribir el suceso
La pluma se me cayó.

Nota: Publicado por Daniel Meneses en esta lira.

Ver lira completa

Saludo de un amante
A SUS QUERIDAS

¿Cómo les va, palomitas?
El tiempo que anduve ausente
Ahora vengo llegando
Para hacérmeles presente.

  Con armonía i contento
Las saludo, herimosas bellas,
Porque parecen estrellas
Del celeste firmamento.
Dichoso el feliz momento
Que logré ver las perlitas;
Tan preciosas i bonitas
Las hallo en estos instantes.
Con sus queridos amantes
¿Cómo les va, palomitas?

  En la parte donde estaba
Jamás las pude olvidar;
Solia a veces llorar
Si de ustedes me acordaba;
Las tristezas que pasaba
Solo las sabe el que siente
Claro i veríficamente.
Desde que me cautivaron,
A que ménos no me echaron
El tiempo que anduve ausente.

  En mí no ha habido consuelo,
Tranquilidad ni alegría;
De lo tanto que sufría
Dia i noche me desvelo.
Hoi sin el menor recelo
Las voi a ir saludando.
Por si me están aguardando
Vine con justa razon;
A darles mi corazon
Ahora vengo llegando.

  La Delfina es la causante
¡Ella es no mas la que lo hace!
De que yo trabajos pase
Sin descansar un instante;
Maclovia con un galante
Se pasea mui decente,
I yo como dicijente
En este trance penoso,
Quisiera ser amoroso
Para hacérmeles presente.

  Al fin si a mí me dejas
Despues que fuí el primero,
Con ayes tan lastimero
Daré a Cupido mis quejas.
Aunque tu me desemejas
Sin aliviar mis pesares,
I si el conjunto de lares
Me quitarán el derecho,
Guarden dentro de su pecho
Mi amorosos cantares.

ROSA ARANEDA
SAMA, 16-O

Ver lira completa

Amor fino

  Es imposible, mi cielo,
Que te deje de querer;
Por tí tendré que perder
Toda mi dicha i mi anhelo.

  Sin tener ningún recelo
Mi fino amor te conquista;
Apartarme de tu vista
Es imposible, mi cielo.

  Si no has de corresponder
Mi amor, te lo digo yo,
El confesor me mandó
Que te deje de querer.

  Te digo a fé de mujer,
En mi pensar abatida,
Lo que mas quiero en la vida
Por tí tendré que perder.

  Con mirarte me consuelo
La vez que de ti me acuerdo
I si no te veo pierdo
Toda mi dicha i mi anhelo.

  Al fin, sin tener provecho
Te amé, i con justa razon
Mi aflijido corazon
Batalla dentro del pecho.

Ver lira completa

Cuecas amorosas

  Tienes una carita
Como princesa,
I cuando yo te miro
Me da tristeza.

  Me da tristeza, sí;
Digo al mirarte:
El corazón de pena
Ya se me parte.

  Ya se me parte, sí,
Paloma hermosa,
Por tí se halla mi vida
Toda penosa;
Asi es con desconsuelo,
Oh dulce cielo.

  Niña bella i amorosa,
Dueña de mi pensamiento,
¿Para qué me estas amando
Si no me das el contento?

  El contento ¡ai sí!
No las merezco
A tus bellas caricias
Me les ofrezco

  Me les ofrezco, sí.
En compañía
Para vivir contigo
Todos los dias.
Asi es, caen las flores
Por tus amores.

Ver lira completa

Los engaños de la vida

  Nace la rosa de diana
I al momento se deshoja;
Celaje que el aire arroja,
Echando su luz temprana;
Sombra pasajera i vana,
I de esto yo me presumo,
I con razón me consumo,
Ver que un hombre ha de querer
Aquello que viene a ser
Flor, celaje, sombra i humo.

  Es una deidad finjida
Que un hombre a querer anhela,
Polvo que se asienta i vuela,
Cruel engaño de esta vida:
Así la mas presumida,
Cuando se ve apasionada,
De su consorte privada
Por un fino padecer,
Aquello que viene a ser
Aire, polvo, engaño i nada.

  La edad roba la hermosura,
El tiempo la desemeja,
En triste achaque la deja.
Sin alivio i compostura;
La muerte la desfigura
Como tan claro se advierte,
Que de una u otra suerte,
Está la deidad mas bella
Aguardando en contra de ella
Edad, tiempo, engaño i muerte.

  Nace una hermosa mujer
I nace para vivir,
I vive para morir,
I muere para perder;
Toda su pompa i placer
Como bien claro se infiere,
Que la mujer cuando quiere
Ser con su dueño constante,
Es porque en el mismo instante
Nace, quiere, vive i muere.

  Al fin cuando la belleza
Pierde la mujer querida,
En lo mejor de la vida
Cambia de naturaleza:
Revestida de tristeza
La veran cuando la dejan
Si sus pesares le aquejan
Se verá siempre abatida:
Pasando la edad florida
Los años la desemejan.

Nota: décimas de López y Morán, “A mi hermana que perdió su hermosura por las viruelas”.

Ver lira completa

El cambio de baja
ES LA CARESTIA EN CHILE

  El cambio se halla de baja,
El alimento mui caro:
El pobre no tiene amparo
En Chile, si no se ataja.

  Despues que la oposicion
Nos ofreció oro i plata,
Se ha mostrado tan ingrata;
En todita la Nacion
Se oye la lamentacion
Desde el Mapocho al Laja;
Por mas que nos agasaja
Nuestro Gobierno activo,
Sin que le demos motivo
El cambio se halla de baja.

  Dos pesos vale una misa,
El casamiento otro tanto.
El bautismo, por mi santo,
Nos va a dejar sin camisa.
La Iglesia nos martiriza
Con su lei como el avaro;
Yo si algo aquí reparo
Digo, sin ir mas allá,
Por todas partes está
El alimento mui caro.

  ¿Qué tiene que hacer el clero
Con el cambio, si ha bajado,
Si aquél está mejorado
Esquilmando al mundo entero?
Recopilando dinero
Se encuentra en su descaro.
Con este ejemplo tan raro
Corrompen mucho la vida;
En nuestra patria florida
El pobre no tiene amparo.

  El comerciante suspende,
Sin mirar en el cinismo,
Hasta llegar al abismo
Todas sus cosas que vende;
No se fija de que ofende
A Dios en lo que trabaja:
Si su conciencia la ultraja
Le hablo esto para que pruebe:
El gañan la paga a nueve
En Chile si no se ataja.

  Por último, la conciencia
Ya en Chile se ha acabado
I solamente a quedado
La impiedad i la inclemencia.
Les hago esta referencia
I a todos voi advertir,
Sin cansarme de decir
Voi con mi tenacidad:
De hambre i de necesidad
Morir chilenos, morir!

Ver lira completa

Fuga de presos
de la cárcel de Cañete
TODA LA GUARDIA MUERTA

  Treinta i cinco prisioneros
De aquellos mas aguerridos,
De la cárcel se fugaron
Porque estaban aburridos.

  De un improviso atacaron.
Sin mas armas que las manos;
Esos nombres espartanos
Su vida no respetaron.
Cuando la puerta ganaron
Corrieron todos lijeros
Al campo los bandoleros;
Se cuenta de mui verdad
Que se hallan en libertad
Treinta i cinco prisioneros.

  Terrible fué la reyerta
De la una i otra parte:
Pero los hijos de Marte
Ganaron todos la puerta;
La guardia no andaba alerta
Para atacar los bandidos
Que estaban enfurecidos
Estudiando solo el plan:
Eran los que libre estan
De aquellos mas aguerridos.

  En aquel sério encontron
Antes que se les aborde,
De los guardianes del órden,
Quedó en el suelo un monton;
Cada cual como un leon
Los niños se presentaron,
Un punto no acobardaron
Ni recularon atras,
I con veinticinco mas
De la cárcel se fugaron.

  Se mandó parte al momento
Dando cuenta del suceso,
Diciendo no quedó preso
En ese establecimiento;
Con un ataque sangriento,
Cual tigres embravecidos,
Dejaron muchos heridos:
Como quien tiene poder
Pelearon hasta vencer
Porque estaban aburridos.

  Al fin, hoi los libertinos,
Despues de estar encerrados,
Sin sustos i sin cuidados
Recorren por los caminos;
Tiemblan los pobres vecinos
En toda la Araucanía;
Claman a Dios i María.
La jente en ese paraje.
Porque todo el bandalaje
Está a la órden del dia.

Ver lira completa

Combate en Valparaiso
ENTRE BANDIDOS I POLICIALES
UN BANDIDO MUERTO

  ¡Que laya de policía
Es la de Valparaiso!
Siendo que se le dió aviso
No demostró valentía.

  Tres rateros solo fueron
Donde el sastre Baquedano:
Sin llevar arma en la mano
A robar se dirijieron;
I cuando adentro tuvieron.
Notaron la cobardía
En la pesquisa que había;
No combatió con empeño
Dice un diario porteño;
¡Que laya de policía.!

  Se apostaron siete ajentes
I cuatro guardianes mas.
Pero no fueron capaz
Tomar a los delincuentos.
A mas de ser tan valientes,
El valor se les dehizo.
Yo aquí les pego macizo
Antes que se haga mas tarde:
Guardia infame i cobarde
Es la de Valparaiso.

  ¡Qué pacos tan sin valor
Son los del puerto en mi halago!
Pero cuando llega el pago
Ninguno tiene temor.
Vuelvo atras, caro lector,
A fijarme donde piso,
Porque es justo i es preciso;
I los diré en lo que escribo:
No tomaron ningún vivo
Siendo que se les dió aviso.

  Los pacos todos estaban
Con sus armas bien seguros,
I cuando ya en los apuros
De ellas no se acordaban;
A tonta i loca tiraban
Sin hacer la puntería;
El tun i tun se sentia
Del terrible tiroteo;
En el medio del fogueo
No demostró valentía.

  Por fin, el jóven García,
Aunque era diestro i aspierto,
Ha sido el único muerto
De aquella canalla impía.
Con la mayor sangre fria
Les detallo aquí su muerte:
Se les mostró sério i fuerte
Hasta que ya lo ultimaron;
Los otros dos arrancaron
Gracias a su buena suerte.

Ver lira completa

Fin del contrapunto
DE JUAN JOSÉ PALACIOS CON
ANTONINO RIVAS,
I MUERTE DE PALACIOS

  De nuevamente le sigo
Preguntando sin pensar:
Trinando bien la vihuela
Hago las cuerdas temblar
       Antonino
  El canto es una alegría
Que divierte al que es oyente;
Cuando se sabe bastante
Se hace el cantor eminente.
       Palacios
Por distintos revoltijos
Hoi le voi a preguntar,
Por si lo puedo encajar
En algunos escondrijos.
       Antonino
Tengo fama de pocta
Desde que Dios me dió vida,
I así es que en una guarida
Imposible es que me meta.
       Palacios
  Oiga usted, taita Antonino,
Le pregunto con mi voz,
De todos los animales
¿Cuál de ellos es mas veloz?
       Antonino
  Yo te contesto, Palacios,
Dándote a ver el por qué:
Hai uno según la historia,
Que es el huemul te diré.
       Palacios
  Oiga usted, taita Antonino,
Digame en lo que me fundo,
¿Por qué motivo el Eterno
En seis dias hizo al mundo?
       Antonino
  Palacios, yo te contesto
Como justo i natural:
Seis dias se demoró
Por enseñar al mortal.
       Palacios
  Digame, taita Antonino,
Con la señal de la cruz,
¿Por qué siendo tres personas
No dijo hagamos la luz?
       Antonino
  Palacios, me haces pensar,
I creo cierto i de fijo
De que con El no estarian
El Espíritu ni el Hijo.
       Palacios
  No es verdad, taita Antonino,
Antes que aquí moralice,
Las tres personas, se dice,
¿Son un solo Dios divino?
       Antonino
  Son tres personas distintas,
Como aquí ya oir sabrás,
Que en divinidad i poder
Es una sola no mas.
       Palacios
  Entónce el poder de Dios,
Hablando en conformidad,
Por su propia voluntad
Lo tienen los otros dos.
       Antonino
  Palacios, en la contesta
Te voi a dar yo a saber
Que en la mansion de los justos
Solo se encuentra un poder.
       Palacios
  ¿No hai quien mande, mas en-
                            [tónces
Que el Dios poderoso, eterno,
I sin moverse de allá
Sostiene todo el gobierno?
       Antonino
  Te doi a saber, Palacios,
Con la prontitud mas breve:
Sin el permiso de Él
Ninguna cosa se mueve.
       Palacios
  Oiga usted, taita Antonino,
Quiero que me dé a entender,
Al poderoso infinito
¿Quién le dejó ese poder?
       Antonino
  Te doi a saber, Palacios,
Sin ser yo un querubin:
Es un poder eternal.
Sin principio i sin fin.
       Palacios
  Cien pesos tengo yo en caja
I en vacas los voi a emplear:
Compradas a real i medio
¿Qué tantas vacas serán?
       Antonino
  Te doi a saber, Palacios,
En la contesta que ensarto:
Son quinientas treinta i tres
I un toro de a seis i cuarto.
       Palacios
  Digame, taita Antonino,
Si la lleva tan segura,
¿Tendrá el mar en lo mas hondo
Qué tantos metros de hondura?
       Antonino
  Palacios, yo te contesto
La verdad i sin mentir:
Tráeme el metro a mi vista
I lo vamos a medir.
       Palacios
  Le pregunto, ño Antonino,
I es menester que me pruebe:
¿Caerán cuántas goteras
En un dia cuando llueve?
       Antonino
  Me has dejado pensativo,
Pero te contesto ya
Anda i júntamelas todas,
Contándolas se sabrá.
       Palacios
  Digame, taita Antonino,
Si usted es hombre de talento,
¿Cuál ave nombró primero
A Cristo en su nacimiento?
       Antonino
  Aquí te contesto yo,
Sin que piense ni en la muerte:
Al gallo le cupo en suerte
El decir: ¡Cristo nació!
       Palacios
  Digame, taita Antonino,
Siendo de que no lo vieron
Cuando nació el Salvador,
Los Magos ¿cómo supieron?
       Antonino
  Te doi a saber, Palacios,
Sobre la leyenda aquella
Tuvieron conocimiento
Por anuncio de una estrella.
       Palacios
  Digame, taita Antonino,
Puesto que en cantar se alaba,
¿Cuántos dias se tardaron
Para llegar donde estaba?
       Antonino
  De la Seleusia a Belen,
No sé si a mí me engañaron,
Trece dias con sus noches
Anduvieron i llegaron.
       Palacios
  ¡Ampárame, Vírjen pura,
En mis angustias i llantos!
Cantando con este viejo,
Válganme todos los santos.
       Antonino
  De balde haces compromiso
Con San Francisco, a mi ver,
Cantando con este viejo,
Santos no te han de valer.
       Palacios
  ¡Oh, gran Poderoso Eterno,
Tu misericordia espero!
I librame, si aquí muero,
De las llamas del averno.
       Antonino
  Librarte, hombre, no podrás
Yo te lo doi a saber,
Porque tu reino ha de ser
El reino de Satanás.

(Muere Palacios, Sigue Antonino)

  Les advierto a los oyentes
Con mi memoria malita,
A este pobre que está muerto
Enciéndanle una velita.

  Miéntras yo sea Antonino
I viva sobre la tierra,
Dificulto que halla alguno
Que me venza en cruda guerra.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

Ver lira completa