Versos históricos
LA CONQUISTA DE JERUSALEN POR
EL EJERCITO ROMANO

  El heróico Vespasiano
Como en la historia lo ven
Conquistó a Jerusalen
Con su ejército romano.

  Tito, siendo emperador,
Se le puso por idea,
Llevar la guerra a Judea
Con heroicidad i valor.
Triunfante el batallador
Entró a aquel pueblo cristiano,
Valiente, altivo i nfano,
I despues de la victoria.
Se hizo inmortal en la historia
El heróico Vespasiano.

  El pueblo judío estaba
Reunido en jeneral,
En la ciudad principal
I una fiesta celebraba.
Hácia sus puertas llegaba
El monarca sin denten,
Antes que digan amen
I sin darles un aviso.
Los atacó de improviso
Como en la historia lo ven.

  Grande fué la confusion,
La tristeza i el quebranto,
Que sintió con el espanto
La jente en la poblacion.
En busca de salvacion
Huyeron todos tambien;
Sin haber ningún vaiven
En aquel terrible instante
El enemigo triunfante
Conquistó a Jerusalen.

  Los judíos se batieron
Sin descanso varias horas,
Con las tropas invasoras
Hasta que ya se rindieron.
Sus hogares defendieron
Inútilmente i en vano,
Con las armas en la mano
I la vió el héroe fecundo,
Se hizo célebre en el mundo
Con su ejército romano.

  Al fin, Tito el mentado,
En aquel hermoso imperio,
Recibió el castigo serio
I murió envenenado.
Por su hermano el malvado,
Esto la verdad encierra,
Con sus máquinas de guerra
Muchos pueblos conquistó
Despues que al trono subió
Fué de renombre en la tierra.

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Versos de las astucias
DE BERTOLDO

  Bertoldo estando ensacado
En la última sentencia
Dejó con astucia i ciencia
Al alguacil encerrado.

  La reina mui impaciente
Se atracó i le dijo al rei:
Castíguelo por la lei
A este hombre impertinente.
Lo hizo tomar de repente
Preso, el monarca al malvado,
Triste i descorazonado
Pensando solo en la muerte,
Renegaba de su suerte
Bertoldo estando ensacado.

  A un rio mui candaloso
A Bertoldo iban a echar,
Pero él pudo escapar
Porque era harto habiloso.
Con angustias i sollozo
Imploró a la Providencia,
Pidiendo al cielo clemencia
Viendo tanto su sufrir
I no pensaba morir
En la última sentencia.

  Mui sereno i con primor
El de riquezas habló,
I el guardia le preguntó,
¿Qué es lo que dice señor?
Yo soi noble i tengo honor,
Soi rico i tengo opulencia,
I hoi sufro con mi conciencla
La dicha de unos doblones;
Burlada las intenciones
Dejó con su astucia i ciencia.

  Despues que se libertó
Volvió al palacio de nuevo,
Mas astuto aquel mancebo
Al rei se le presentó.
La reina lo que lo vió
No le fué mui de su agrado,
Mas él se habia escapado
Como en su historia se ve,
De que dijo él, yo dejé,
Al alguacil encerrado.

  Al fin, el pobre alguacil.
Por avariento i confiado.
Murió en las aguas, ahogado
Aquel hombre varonil.
Con sus manos el jentil
La boca al saco amarró,
Cuando ya adentro lo echó
Alegre se siguió riendo,
Bertoldo, i quedo viviendo
I el otro pobre murió.

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Versos
DEDICADOS AL ESCRITOR DE EL «POPULAR CANCIONERO»

  El popular cancionero
Vende libros por millares,
Bonitos sus ejemplares
Del rimador marrullero,

  Allá en la Imprenta Santiago
Por un escritor abate
Un enorme disparate
Se publicó con halago;
Permita Dios que haga amago
Cruzarme a mí el embustero;
Con su estudio verdadero,
Escribe como por mofas,
Sus cuecas de doce estrofas
El popular cancionero.

  Su moral i gran talento
Nadie lo puede negar,
Pero, en gramatizar
Le falta el entendimiento,
Mas creo que por intento
Escribe él sus cantares,
I yo en mis preliminares
Le digo al crítico, necio,
Si los da a ménos precio
Vende libros por millares.

  Como es dueño de una imprenta
Hago esta propuesta sobre,
Aunque los espenda a cobre
Siempre a él le haria cuenta;
Si quiere gastar ostenta
Salga a recorrer lugares,
Por los círculos polares
Pase i se hará eminente,
I entónces dirá la jente
Bonito sus ejemplares,

  El poeta es retumbante
I de grandes humoradas;
Pero siempre en sus tonadas
Escasea el consonante.
Desde hoi en adelante
Le contestaré lijero,
Sin que me blinde en acero
Les diré a mis lectores,
Esta es la ciencia señores
Del rimador marrullero.

  Al fin, el ménos pensado
Saldrá desde el cementerio,
Un muerto escribiendo serio
I haciéndose mui letrado;
No los pille descuidado
El poético difunto,
Colegas, digo en mi asunto
Perdonándome el vocablo,
Aunque sea el mismo diablo
Yo le sigo contrapunto.

Nota: Quizás hace referencia a este libro: “El Cancionero Popular” de 1894.

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Asesinato en Valparaiso
UN ITALIANO VICTIMADO

  Un terrible asesinato
Hubo en el puerto, lectores,
El cual lo voi a narrar
Con todos sus pormenores.

  El muerto es un Italiano,
Dueño de panadería,
El que en ese horrendo dia
Fué victima estando sano.
En su cama aquel cristiano
Se acostó a dormir un rato,
Cuando entró el mentecato
A la pieza i lo mató.
Por eso es que allí se vió
Un terrible asesinato.

  Solo estaba el occiso
Con el pequeñito Julio,
I por quitarle el peculio,
Lo atacaron de improviso.
Sin darle ningún aviso
Con brevedades mayores,
Sus mismos trabajadores
Cometieron el destrozo,
I el hecho mas horroroso
Hubo en el puerto, lectores.

  Despues de que lo ultimaron
Armandóse de valor.
Sin recelo i sin temor
La casa la rejistraron,
Cuanto habia se llevaron
I huyeron para escapar,
Con gran zozobra i pesar
Les diré con sentimiento
Es homicidio sangriento
El cual les voi a narrar.

  Los hechores hasta ahora
Se encuentran en libertad,
I la pesquisa en verdad
Los persigue sin demora.
La parca devoradora
Atrapará a esos señores,
Haciéndoles estos favores
De la accion que cometieron,
Les publiqué lo que hicieron
Con todos sus pormenores.

  Al fin al jóven Vicente,
Lo ha sentido el pueblo entero,
Siendo tan buen caballero
Fué muerto traidoramente,
Un chiquitin inocente
Se fué con un oficial.
La guardia municipal
No cesa de pesquisar,
Por ver si puede pillar
Al perverso criminal.

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Crímen horrendo en Talca
EL HIJO QUE MATÓ AL PADRE

  El hijo sin compasion
A su padre asesinó,
El crimen que cometió
Asombró a la poblacion.

  Dicen de que en su oficina
Estaba el señor Vergara,
Cuando entró cara a cara
Su propio hijo i lo asesina;
Tres golpes según se opina
Le pegó él a traicion,
Con una cierta emocion
Doi al público el suceso
Diciendo ya está confeso
El hijo sin compasion.

  Él con César Apablaza
Entre los dos lo mataron
Despues que lo victimaron
Lo enterraron en la casa;
La autoridad no se atrasa
Cuando desapareció.
Con empeño lo buscó
Hasta que ya dió con él,
I el jovencito Ismael
A su padre asesinó.

  Varios dias se pasaron
Sin descubrir el misterio,
I viendo el peligro serio
Una noche lo sacaron
En un coche lo llevaron
Hácia el rio i se tiró;
El cuerpo en el agua quedó
Lo digo porque es mui cierto,
Que al fin fué descubierto
El crimen que cometió.

  Meneses viéndose preso
Con entera voluntad.
Declaró lo que es verdad
Porque no es un hombre leso;
Los autores en proceso
Jimen hoi en la prision;
Sin hallar consolacion
Os digo aquí sin embozo,
Que el hecho tan alevoso
Asombró a la poblacion.

  Al fin todo, Talca entero
Tranquila i con pecho franco,
Pide que muera en el banco
El mal hijo carnicero;
Sea el suplicio lijero
Bien luego i con prontitud,
Dios premiará la virtud
Con su santa omnipotencia,
Para que tome esperiencia
En Talca la juventud.

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Aventuras de dos jóvenes
I UNA DAMA

  Voi a principiar contando
La historia de dos amantes,
Que en esos mismos instantes
Ambos se andaban buscando.

  José María salió
Una mañana temprano,
I a Lorenzo su paisano
Por casualidad encontró.

  Uno a otro se invitó
Para ir a hacer la mañana;
El deseo i buena gana
A un despacho los llevó.

  Al momento el despachero
Al ver entrar los dos huasos,
De arrollado unos dos masos
Luego les proporcionó.

  Uno de ellos le pidió
Una copa de aguardiente,
I una moneda corriente
En la mano le pasó.

  Mui jovial i placentero
Al pronto él les sirvio,
I el ódio les toleró
Porque tenian dinero.

  Ahí encontraron garreo
Los dos, para mi entender.
Porque llegó una mujer
Para colmo del deseo.

  La dama, de un de repente
Llegó al despacho a comprar,
Donde se vino a encontrar
Con estos dos pretendientes.

  Uno de ellos mas prudente
Al otro empezó a decirle:
Párate i anda a servirle
Una copa de aguardiente.

  Luego se le fué atracando
El guasamaco a la dama,
Quien mui lueguito a la cama
Me la siguió convidando.

  La pobre niña observando
Abrió la boca i le dijo:
Con un lenguaje prolijo
Usted me está pololeando.

  Con bastante amor le habló
I siguió con su porfía,
Pero cuánto él le decia
Ella contestaba, nó.

       (Continuará)

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NUMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Un regalo de una anciana

  Una vieja me dió un peo
Engüelto en unos manteles,
Yo lo fuí a olorosar
Pensando que eran claveles.

  La anciana se arrelingaba
Cuando a un baile se le invita,
Parecia jovencita
La vez que se perfumaba;
Yo al espejo me miraba
Ardiendo en vivo deseo,
Me miré i me hallé mui feo
En el momento preciso;
I en seña de compromiso
Una vieja me dió un peo.

  Al verla yo tan galana
Sin acobardarle un punto,
Le hablé sobre el asunto
La encontré i la hallé con gana
¡Quién pudiera una semana
Gozar sus amores fieles.
A orilla de uno laureles
En un cierto rinconcito!
Me dió ella el regalito
Engüelto en unos manteles.

  ¡Ai hijito, no me parta!
Me dijo, que estoi doncella.
Pero tenia la huella
De hondo como una cuarta;
Como su furia era harta
No me le pude escapar,
Me lo comenzó a apretar
Hasta que me ví aflijido,
I lo que sentí el sonido
Yo lo fuí a olorosar.

  Sin que le ofertara plata
Me llevó para su casa,
I encima de una payasa
Nos dimos guata con guata;
Dimos la funcion barata
Cerquita de unos cuarteles
I unos muchachuelos leles
Según lo he sabido yo
Dijieron, lo alorosó
Pensando que eran claveles.

  Al fin, me dijo la abuela.
Solo a usted le prevengo.
En ochenta años que tengo
No sé yo lo que es canela;
Aunque sepa que me duela
No le he de acobardar;
Se principió a preparar
Con cariño verdadero;
A usted porque es el primero
Le voi a dar a probar.

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Prometimientos
DE AMORES

  Astros, luna i sol dorado,
Pena, tristeza i dulzura,
Glorias que dan amarguras,
Al amante desgraciado.

  Ya ves que por tí quisiera
Te prometo con franqueza,
Morir en suma bajeza
Por tu sonrisa hechicera.
Tu mirada lisonjera,
Me deja como encantado,
Triste i descorazonado
Suspiro como demente,
Al ver brillar en tu frente
Astros, luna i sol dorado.

  Borrarte de mi memoria.
Para mí es imposible,
Siempre te tengo visible
Porque eres mi dicha i gloria.
Con la pasion ilusoria
Me encanta tu preciosura;
Por gozar de mi ventura
Contigo paso soñando;
Aunque siempre me estás dando:
Pena, tristeza i dulzura.

  Mi alma cuando yo te miro
Da al corazon su querella,
Porque al verte hermosa bella,
Me quejo i pego un suspiro.
Contigo sueño i deliro
Cuando el amor me apura;
Irán a la sepultura
Mis amorosas delicias,
Solo hallan en tus caricias
Glorias que dan amarguras.

  Si yo de amarte dejara
Solo hallaria la muerte,
Porque mi vida es quererte
I estar mirando tu cara.
Si alguno me lo estorbara
Privándome de tu lado.
Sino he de ser tu adorado
Te digo precioso cielo,
Que tu le des el consuelo
Al amante desgraciado.

  Al fin, por cuya razon,
Tu gracia i cariño imploro,
I en pruebas de que te adoro
Te entrego mi corazon.
Si me niegas el perdon
Infeliz será mi suerte,
Reducido a polvo inerte
Quedaré como paciente
Muriéndome solamente
He de dejar de quererte.

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Versos históricos
EL CANTAR DE LOS CANTARES
DE SALOMON

  El cantar de los cantares,
Escribió el rei Salomon;
Para dar esplicacion
De aquellos santos lugares.

  Despues que fué coronado
Allá en la tierra santa,
Propuso con gana tanta
Escriturar lo sagrado;
Puso atencion i cuidado
En sus bellos ejemplares,
Pero en sus preliminares
Sin demostrar un agravio,
Publicó aquel rei tan sábio
El cantar de los cantares.

  Segundamente empezó
El libro de los proverbios,
Al impulso de sus nervios
Hasta que lo concluyó:
Fama i renombre tomó
Según pública opinion:
Causó al mundo admiracion
Con sus pájinas brillantes.
Las obras mas importantes
Escribió el rei Salomon.

  Fué célebre en su reinado
I de harta sabiduría,
I la ciencia que él tenia
Mi Dios se la habia dado;
Con muchos pueblos aliado
El fué i sin distincion,
A punto sin precision
Según esplican sus glorias,
Infinidades de historías
Para dar esplicacion.

  Siendo puro su saber.
Tan noble i tan eminente,
Una reina de repente
Lo hizo la gracia perder;
Por amor a la mujer
Fueron dobles sus pesares,
I navegó los tres mares
Que existen en el oriente,
Para conocer su jente
De aquellos santos lugares.

  Al fin, aquel rei nombrado
Yo les diré sin demora,
Que no se sabe hasta ahora
Si es salvo o es condenado,
Lo cierto es que sepultado,
Es el hombre, aunque no quiere,
I la historia nos refiere
Sin que tengamos motivos,
Que en la mansion de los vivos
Lo que tiene vida muere.

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Reclamo de la mujer
DE JOSÉ DOMINGO BRICEÑO
PIDIENDO SU LIBERTAD

  Al gran Consejo de Estado
Pregunto yo con razon.
Por qué le negó el perdon
A Briceño, el esforzado.

  La Mujer presentó escrito
Adonde el juez sumariante,
I él le contestó al instante
Señora, yo no le admito;
Que firme yo, no es bonito
Lo que ya está decretado,
Le dijo el señor Prado
Tranquilo i con mucha pausa;
Pregúntele por su causa
Al gran Consejo de Estado.
La mujer dijo, yo apelo

  A la Corte, i apeló,
Pero allí nada ganó
Dijo con calma i consuelo;
Doble fué su desconsuelo
Que sintió en el corazon,
Os diré en este renglon
Con la pluma anjelical:
Que no es la lei jeneral
Pregunto yo, con razon.

  Despues presentó al Consejo
En otro escrito la bella,
Sobre la misma querella
Sin mirar en ningún riesgo;
Donde quiera que me quejo
Dijo, no hallo proteccion,
I el señor don Jorje Montt
Sin que nadie me lo obliga,
Espero aquí que me diga
Por qué le negó el perdon.

  Dicen que lo sentenciaron
Por la muerte del guardian,
No lector minando van
Porque a él no le probaron;
Cuando preso lo tomaron
Lo encontraron desarmado,
Con otros acompañado
Esta es la pura verdad;
Le niegan su libertad
A Briceño el esforzado.

  Al fin, con moralidad
Voi diciendo en lo presente,
Que se muestre mas clemente
Nuestra leal autoridad;
Ténganle al hombre piedad
No son tantos sus delitos,
La conciencia pide a gritos
Que deje el suplicio cruel;
No lo hagan tanto por él
Hágánlo por sus hijitos.

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