El rotito enamorado

  Áteme con una trama,
Si en algo le contradigo,
Azóteme con un hilo
Contra el pilar de su cama.

  Una vez en el Pasaje
Que andaba en mui alta facha,
Me le atraqué a una muchacha
Como lo hace un personaje.
Le hablé con tan buen lenguaje
Un discurso en mi proclama,
Ardiendo en vivida llama
En mí no hallará mudanza,
I si tiene desconfianza
Átame con una trama.

  Otra noche en el Portal
Haciéndome mui maldito,
Me le atraqué al ladito
A una jóven, yo, ¿qué tal?
Hablándole mui legal
Me le oferté como amigo,
Donde usted vaya la sigo
Por ver si me da un beso;
Bien puede mandarme preso
Si en algo le contradigo.

  Otra ocasión de sorpresa
Como a las dos de la tarde,
Para ver si era cobarde
Me le atraqué a una belleza;
Se echó el manto a la cabeza
I siguió en el mismo estilo,
¡Vé qué traza de pililo!
Me decia la morena,
I si acaso le doi pena
Azóteme con un hilo.

  Sin aflojarle ni un punto
Mas i mas me le atracaba,
Cada vez que la encontraba
Le hablaba sobre el asunto.
¡Vean qué traza de unto!
Oí que dijo la dama,
A su hermoso panorama
Si es que yo le haya faltado,
Deme una vuelta amarrado
Contra el pilar de su cama.

  Por último, en el Mercado,
Sobre de amores le hablé,
I cuando me le cuadré
Quedé mui avergonzado.
Me le oferté por su amado
No me dijo sí ni nó.
Lo que ella me contestó
Fué un tormento para mí,
I porque le dije as
Hasta preso me mandó.

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Una reprension
REPRENSION A LA CABRONA DEL
RESTAURANT DEL SOL DE LA
CALLE DE TRASLAVIÑA.

  Pido al público atención
Para que oiga estos cantares,
Ellos quitan los pesares
I dan la celebracion.

  Del pueblo de San Pelipe
Voi a tomar el fundado,
Para correjir lo malo
Hablo poco i bien hablado.

  Ya voi a seguir cantando
Porque lo malo no callo,
A la que le venga el sayo
Tendrá que quedar chillando.

  En la calle Traslaviña
En un restaurant del Sol,
A la luz de un farol
Se vende i se compran niñas.

  La dueña de este negocio
La llaman cara de Santo,
Se gana dinero tanto
Ella sin tener un socio.

  La que le hace compañía
Es una tal Sota de Oro,
Las dos son, digo i no ignoro
Estampa de la herejía.

  La tal cabrona lector
Que te nombro, no te asombres,
Hasta niñas de doce años
Se las entrega a los hombres.

  Siendo que es la perdicion
Esa mujer al pensar,
Qué tiempo habia de estar
Viviendo en la Correccion.

  Hasta un cura de los Andes
Por su enorme picardía,
Dijo en voz alta a la jente
Esa es pues una judía.

  Habiendo sido llevada
A la presencia de un juez,
Juró falso i negó el hecho
Con una defachatez.

  El negocio de mujeres
Le ha dado bastante plata,
Se gana ciento por ciento
Porque las compra barata.

  Hasta caballo ensillado
Tiene, i un cabron amante,
Con lo que ganan las niñas
El sujo pasa elegante.

  Ni usted señor Comandante
Castiga eso que es tan feote
Es que tambien sus guardianes
Ahí tienen cascarco.

VARIOS VECINOS.

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La mujer
QUE MATÓ A SU MARIDO PORQUE
LO PILLÓ CON LA CHEI

  Una mujer sin piedad
Mató a su pobre marido
Porque tenia otro amante
Mas buen mozo i mas querido.

  Sin mas porque lo pilló
Con otra niña abrazado,
Aquel diablo condenado
La puñalada le dió.
Las tripas fuera le echó,
¡Buena la barbaridad!
Se esparció esta novedad
Por las calles, sin enbozo,
De que victimó a su esposo
Una mujer sin piedad.

  A mí un vendedor me dijo
Lo que a él le han contado:
El hecho como ha pasado
No le sé de punto fijo;
A contarlo me dirijo
Del modo que ha sucedido;
Si en algo yo he mentido,
Disculpe el criterio tal;
Que con su furia infernal
Mató a su pobre marido.

  La causa fueron los celos
Que haya cometido el crimen;
Los mismos celos oprimen
A los hombres sin consuelo;
Cambió ella los anhelos
Al momento; en el instante
Le mostró nuevo semblante,
Yo no ocurro con qué idea;
Principió a darle pelea
Porque tenia a otro amante.

  La esposa tiene razón,
Pero si acaso es verdad;
Si es, pues, una falsedad,
De Dios no tendrá perdon.
Con su indigno corazon
Le pegó, yo lo he sabido,
I a la mansion del olvido
Lo echó sin hacer empeño,
Porque tenia otro dueño
Mas buen mozo i mas querido.

  Al fin, los diarios hoi dia
Ya no hablan de asesinato,
Siendo de que a cada rato
Se ven hechos de herejía;
Pregunto a la policía
En este trance tan fuerte,
Si les corre mala suerte,
Será tremendo el apuro:
I no hai quien viva seguro,
Lectores, con tanta muerte.

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Gran esplosion
EN LA FÁBRICA DE CARTUCHOS
SEIS HERIDOS

  Un incendio el mas horrible
Hubo en Santiago, señores,
Que asombró a los moradores
Con un pánico terrible.

  La Fábrica de Cartuchos
Fué presa del elemento,
Pero en el mismo momento
Para ver corrieron mucho.
Mui pronto en mis papeluchos
Doi la noticia visible.
Yo con mano irrisistible
Escribo lo acontecido,
Para decir de que ha habido
Un incendio el mas horrible.

  Dicen, pues, que fué casual
Sin saber cómo ni cuándo,
Pero yo estoi maliciando
Que el incendio es criminal.
Llegó el momento fatal
Para sus trabajadores;
Los ayes aterradores
Se oyeron con alborozo.
Al ver que un hecho espantoso
Hubo en Santiago, señores.

  Seis hombres mui estropeados
En el mismo acto quedaron,
I cuando ya los hallaron
No se tenian parados.
Al ser sus miembros quemados
Gritaban con gran dolores
I yo al sentir los clamores
Digo, casi sin sentido,
Fué tan fuerte el estampido
Que asombró a los moradores.

  Jente corrió un grimillon
Con justísimo derecho,
Ansiosa de ver el hecho,
De toda la poblacion.
Dar exacta esplicacion
Para mí me fué imposible,
I no siendo yo infalible
Disculpen, si en algo miento,
Al escribir lo que cuento
Con un pánico terrible.

  Los nombres de los quemados
Por último, fué Martin
Olivares, con Tomas
Castor, Moreno Izas
Todos los del polvorin.
Estos tuvieron mal fin
Digo aquí por dar consuelo,
Escribiendo con recelo
Les doi un consejo aquí.
Todo el que trabaje ahí
Su vida tiene en un pelo.

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Crímen en la Araucanía
EL MARIDO QUE ULTIMÓ A LA MU-
JER A GARROTAZOS

  Un infame indio salvaje
Asesinó a su mujer,
Con un garrote macizo
Le hizo la vida perder.

  Hacia tiempo que estaba
Pensando en darle la muerte,
Para vivir de otra suerte
Con otra india que amaba;
La querida lo animaba
I le daba gran coraje,
I yo ántes que se raje
El papel digo i repito,
Es el autor del delito
Un infame indio salvaje.

  Pensaron entre los dos
Una ocasion que se vieron,
Hacer la muerte que hicieron
Sin tener temor a Dios.
El crimen fué bien atroz
Según cuenta un mercader;
El suceso dió a saber
A un señor Gobernador,
Dijo que aquel sin amor
Asesinó a su mujer.

  La madre de la finada
Al indio lo puso preso,
Bueno que sufra por leso
Una larga temporada.
Dice él que todo no es nada
Sufrir porque fué preciso
Pensando me aterrorizo
En la infame picardía.
La hizo dar su agonía
Con un garrote macizo.

  Me cuentan de mui verdad
Uno que del sur llegó,
Dice que él mismo vió
Aquella barbaridad.
Le calentó sin piedad
Hasta hacerla fenecer,
Por no verla padecer
Cometió el acto inhumano;
Aquel marido tirano
Le hizo la vida perder.

  Al fin en la Araucanía
Sucedió lo que les cuento,
No estén creyendo que miento
En mi bella poesía.
No sé como esto seria
La acción horrible i tan fea
¿Habrá esto quien lo crea?
Sí, señor, muchos lo creen
I yo soi una tambien
Que tengo la misma idea.

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Verso humano
SOBRE LO QUE ES LA VIDA

  Nada, nada permanece,
Todo cuanto hai se deshace;
Apénas el hombre nace
Cuando ya en tormentos crece.

  Al principio toda cosa,
Despues que ha sido creada,
La verán que es derribada
Despues de ser tan hermosa;
Llega el tiempo i la destroza
Cuando contrario aparece;
Pero siempre nos ofrece
Su elegancia con gran gozo.
En este mundo engañoso
Nada, nada permanece.

  La planta, cuando chiquita,
En los jardines amenos
Si son malos los terrenos
Da una sombra poquita;
Retoña despues solita
Para que el calor la abrase;
Aunque mil tormentos pase
Nos presenta sus verdores.
En esta vida, señores,
Todo cuanto hai se deshace.

  El hombre, cuando es pequeño,
Es ánjel por su inocencia;
Pero la divina ciencia
Lo cria alegre i risueño.
Despues, sin hacer empeño,
Entra en el desenlace,
Por buscar a quien lo amase
Él se lanza a los placeres;
Mediano, en sus padeceres
Apénas el hombre nace.

  No hai cosa que no se acabe
Con la vida i con los años;
Lo que son los desengaños
Ya el mortal conoce i sabe;
Ve su plazo corto i grave
El varon cuando se mece
En la cuna i se adormece
Con las delicias que inspira;
Abre los ojos i mira
Cuando ya en tormentos crece.

  Al fin, por lo que se infiere,
La ciencia dice e implora,
Llegando el plazo i la hora,
Lo que tiene vida muere.
Todo sér, aunque no quiere,
Adorar al Beatísimo
En el nombre del Santísimo
Para ver si es justo i fiel,
Vendrá la muerte por él.
Mandada por el Altísimo.

ROSA ARANEDA
Calle Zañartu, Nº 8 (entre San Pablo i Sama)

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Víctor Alfaro sentado
EN EL PATÍBULO

  Alfaro el gran criminal
Con su existencia pagó
Autor de su muerte fué
El crímen que cometió.

  Víctor el gran desgraciado
Por cumplir su mala suerte,
Hoi va condenado a muerte
Al banco del acusado.
Triste i descorazonado
Marcha a la senda del mal;
De la pena capital
Con acompasado tranco
Llega i se sienta en el banco
Alfaro el gran criminal.

  Por la justicia chilena
Despues de que le probaron,
Los consejeros negaron
El indulto de su pena.
Al reo en aquella escena
Tristeza mucha le dió.
Cuando ya se le anunció
A desecharla hizo esfuerzo;
El hombre malo i perverso
Con su existencia pagó.

  Le firmaron la sentencia
Relacionada a su crimen
Porque fuerte los oprimen,
Nuestras leyes sin clemencia.
La Divina Providencia
Lo ha de salvar les diré
Como claro bien se ve,
Os digo con sentimiento
Que su mismo pensamiento
Autor de su muerte fué.

  Pensando en su abatimiento
No ser un buen ciudadano,
Dijo hoi por mal cristiano.
Voi a dar mi último aliento
Con mas de pesares ciento
A morir se preparó,
Su alma a Dios encomendó
Para cumplir su destino;
Pagó en el cadalso indino
El crímen que cometió.

  Al fin llegó sin parar
Hácia el banquillo marchando,
Que allí lo estaba aguardando
Con un precioso manjar.
De balas en mi pensar
Eran las que tenia
En aquel horrendo dia
Viendo el momento funesto,
Estaba el reo dispuesto
A dar su última agonía.

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Lamentos del reo Alfaro
EN SUS ULTIMOS MOMENTOS

  Ayer me hallaba en la vida
Contento, alegre i ufano
Hoi me encuentro sentenciado
A morir como cristiano.

  ¿Dónde yo lo pensaria,
i lo habia imajinado,
Verme en un banco sentado
Próximo a dar mi agonía?
Con la mayor sangre fría
Digo con mi alma aflijida,
Penosa i enternecida,
La muerte estoi esperando;
Solo i con ella gozando
Ayer me hallaba en la vida.

  Pues ni en imajinacion
Tenia ni en pensamiento,
Ver este fatal momento
Que me llena de emocion;
Casi me da turbacion
Al ver el plazo cercano,
Que estaba ántes tan lejano
De mí no me amenazaba;
Por eso entónces me hallaba
Contento, alegre i ufano.

  Les digo, i es natural
Yo con arrepentimiento,
De un momento a otro momento
Se hace un hombre criminal;
Tal vez yo para fata!
Fuí en este mundo criado,
Para ser acriminado;
Digo claro i lo repito,
Que sin cometer delito
Hoi me encuento sentenciado.

  Pruebo yo con mi honradez
I mi conducta a la vista
Que figuro en primer lista
A la presencia del juez;
Hoi que me hallo en esta vez
Acusado de inhumano.
Con un dolor soberano,
Por tener algún consuelo
Me encuentro ya sin recelo
A morir como cristiano.

  Al fin, en mi parecer,
Les advierto a mis lectores:
Nadie está libre, señores,
Que le pueda suceder;
Esperiencia han de tener,
Les digo con voz serena,
En tan horrorosa escena
Ahora que me hallo aquí,
Si les pasa lo que a mi
Sufrirán la misma pena.

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Despedida
DEL REO CARLOS CUBILLOS

  Adios mi hermosa nacion,
Se te va un parroquiano
Con un Señor en las manos
Pidiendo a todos perdon.

  Adios, Chile, patria mia;
Carmela, bella patrona,
Por tu preciosa corona
Pido que seais mi guia.
Háceme, pues, compañía
En esta triste afliccion
Con tu lindo pabellon,
Hoi que me voi a ir;
Primero voi a decir:
Adios mi hermosa nacion.

  Adios cárcel con alhago,
¡Oh! mi suerte estrafalaria,
Por una accion temeraria
Lector, con mi vida pago.
Este recuerdo les hago
A todos con pecho ufano,
Con un sentir soberano
Sin detenerme un segundo,
De esta tierra al otro mundo
Se te va un parroquiano.

  Adios justicia chilena,
Corte, tribunal sagrado,
Porque ninguno ha fallado
En darme la cruel condena.
Adios grillos, adios cadena,
Adios nobles ciudadanos,
Adios todos mis hermanos,
Hoi cesa mi padecer,
Me voi para no volver
Con un Señor en la mano.

  Adios mundo engañador
Que a mí me habeis engañado,
Hasta hacerme desgraciado,
Asesino i malhechor.
Adios, digo, con valor,
Porque llegó la ocasión;
Con rendido corazon,
Penoso i atribulado
Muero en el banco sentado
Pidiendo a todos perdon.

  Al fin, dijo el desdichado,
A la concurrencia, así:
No les pase lo que a mí
Que voi a ser fusilado.
Todos vivan con cuidado
Cuando se hallen en la escala,
Porque si toca la mala,
Dice el refran, por entero,
Que en casa del jabonero
El que no cae, resbala.

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Fusilamiento
DE DOS REOS EN VALPARAISO CÁR-
LOS CUBILLOS I VÍCTOR ALFARO

       Cubillos en el banco

  Luego que al banco llegó,
Se vió al reo mui penoso:
En el cadalso afrentoso
Ya con la vida él pagó.

  Tristeza es ver al mortal
De la suerte maldecido.
Contrito i arrepentido
En el momento fatal.
¿Habrá otro tormento igual?
Aquí les pregunto yo,
Nadie me dirá que nó
I por ganarse la palma,
A Dios encomendó su alma
Luego que al banco llegó.

  Con humilde corazon
Iba a cumplir su destino,
Clamándole al Unitrino
Que le diera su perdon;
De tu celestial mansion,
Le dice, sed bondadoso
Que a tu presencia con gozo
Iré porque estoi dispuesto;
I pensando en todo esto
Se vió al reo mui penoso.

  Triste i mui acongojado
Llega al lugar del suplicio,
En completo i sano juicio
Corrido i avergonzado,
De verse que acriminado
Es por un hecho borroroso,
I sin remedio forzoso
Si su estrella lo abandona,
Pagará con su persona
En el cadalso afrentoso.

  Se sienta sin ni un temor
En el patíbulo, ufano,
Porque mira que en su mano
Llevaba a Nuestro Señor;
Pidiéndole con fervor
Contra el pecho lo atracó,
Despues que un beso le dió
Dijo el pueblo entre impasible:
El asesino temible
Ya con la vida él pagó

  Por fin con mucha sensacion
El piquete en ese dia
Le fijó la puntería
Medio a medio al corazon.
Se oyó la detonacion
De la descarga que se hizo
Porque era justo i preciso,
I su alma con eficacia
Al darle el tiro de gracia
Voló hacia el Paraiso.

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