Lamentos del reo
ISMAEL VERGARA EN LA CAPILLA

  Talca, ciudad floreciente,
Pueblo mui civilizado,
Tendrá que ver asombrado
Fusilar a un delincuente.

  Ampárame gran Señor,
Al ver que en capilla estoi,
A Vos me encomiendo hoi
Que me des fuerza i valor;
Te suplico con amor
Que no muera impenitente,
Yo mostrándome clemente
A contarles me dirijo:
Que es la tierra del mal hijo
Talca, ciudad floreciente.

  ¿Por qué motivo, gran Dios,
Permites que sufra tanto?
Mitiga un poco mi llanto
Que mi dolor es atroz.
Ve hoi mi plazo veloz
I que la hora ha llegado;
Con un triste desgraciado
No debes de ser así,
Siendo que es donde nací,
Pueblo mui civilizado.

  Fué verdad que le dí muerte
A mi padre, sin clemencia,
Pero hoi la Omnipotencia
Me ha castigado mas fuerte;
No me consuela en mi suerte
Viendo que estoi sentenciado;
Se muestra mui enojado
El Poderoso en su asiento;
Mi triste fusilamiento
Tendrá que ver asombrado.

  Ya me parece que veo
Que me vienen a llevar,
Para el banco sin tardar
A cumplirles el deseo;
Desempeñará este empleo
El piquete que está al frente;
Yo le encargo a la jente
Con mi noble proceder,
Que corra i venga a ver
Fusilar a un delincuente.

  Al fin, digo, en mi pensar
Ten piedad, Señor de mí;
Que el crimen que cometí
Lo debo i lo he de pagar;
Dios me ha de perdonar
Con su infinita virtud,
Hablo aquí con prontitud,
Con gran fuerza i resistencia;
A fin de que tome esperiencia
En Talca la juventud.

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Sigue la aventura
DE DOS JÓVENES I UNA DAMA

  Juana, encontrándose sola
Entre las glorias del mundo,
Principió con el segundo
Como a menearle la cola.

Le habló, como por ejemplo,
La Juanita, al huaso así,
Atráqueseme usted a mí
Que le serviré de templo.

  Contestó, José María
Que a Juana no le gustó,
Porque le menospreció
El amor que le tenia.

  El le dijo, señorita,
Como hace el que es amador,
Mude a otra parte su amor
Ahora que está solita.

  Componiéndose el por qué
Le dijo mui pensativa,
Para mí, miéntras yo viva
No hai hombre conforme usté.

  No se deja ver qué mas
Contestó José María,
Con bastante sangre fria:
Señora, no soi capaz.

  Contesta la bella Juana,
I dice: a todo me obligo,
Con tal que viva conmigo,
Aunque sea una semana.

  Es decirle la verdad,
Rosita, yo no la quiero:
Vivir aparte prefiero
I ausente de su amistad.

  ¿Por qué hace Ud, menosprecio
De lo que le estoi hablando?
Me mira, i queda pensando,
Como si fuese algún necio.

  Déjese usted de amolarme
Señora, no sea loca;
Que sea suya mi boca,
Eso seria matarme.

  ¿Por qué tanta tiranía
Tiene usted para conmigo?
Todo lo que yo le digo
Lo deja para otro dia.

  Solo por no oirte hablar
I mi amor no corresponde,
Donde nadie sepa donde
Viva, me voi a enterrar.

       (Continuará)

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Versos a lo divino

  De una madre divina
Vide doce hijos nacer.
Fueron por la omnipotencia
Todos de un mismo poder.

  Es un grandioso misterio
Creado por el Altísimo,
Santificado purísimo,
Les diré escribiendo en serio.
Observan el magisterio
De la doncella latina
I enseñaron su doctrina
Por los campos i poblados;
Salen los hechos sagrados
De una madre divina.

  A un solo padre adoraban
Que lo llamaban Maestro,
Porque era un Señor mui diestro
Todos lo reverenciaban.
Sus dias dulcificaban,
Con aquel divino Sér;
Ninguno quiso perder
La gracia i su santa idea,
En el pueblo de Judea
Vide doce hijos nacer.

  Por toda la cristiandad
Fama i renombre dejaron,
I su vida la ocuparon
Predicando la verdad.
De Jerusalen, ciudad.
Partieron con gran paciencia;
Llenos de gracia i de ciencia
Sin encontrar un obstáculo,
Estando en el senáculo
Fueron por la Omnipotencia.

  Por muchas partes de oriente
Recorrieron sin temor;
En el nombre del Señor
Bautizaban a la jente.
Su falta, al que era creyente
Le daban a conocer,
Entrando aquí a comprender,
Como si hoi dia anduvieran,
Les diré yo de que eran
Todos de un mismo poder.

  Por fin, la madre, jamas
Se cansó de amar sus hijos,
Aquellos que tan de fijos
Han vencido a Satanas.
Ellos nos daban la paz,
La mansedumbre i dulzura;
Con humildad i ternura
Que no es dable presumir,
Enseñaban a vivir
A la humana criatura.

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Versos históricos
POR EL HIJO DEL TRUENO EL
CANTOR DEL EVANJELIO

  Boanerjes el gran cantor
Sabio poeta i eminente;
A María Magdalena
Le daba un beso en la frente.

  Sobre una alta montaña
Tuvo él su nacimiento,
I le sirvió de aposento
El fondo de una cabaña:
Lo saludó con hazaña
El rayo devastador,
I el insigne trovador
Con un entusiasmo santo,
Se hizo célebre en su canto
Boanerjes el gran cantor.

  Hijo de un Príncipe Real
Fué el cantor del Evanjelio,
Según esplica Cornelio
Dándonos cuenta cabal;
Como él no hubo otro igual
En aquel pueblo de oriente;
Se hizo el mas elocuente
Tal como en el libro han visto;
Fué en tiempos de Jesucristo
Sabio poeta i eminente.

  Al triste daba consuelo,
Alegría al desgraciado.
Con su musa, el afamado
Lleno del mas grato anhelo;
Como dón del alto cielo
Era su voz clara i llena;
Jamas nunca se enajena
Cuando en su lira trinando,
Hacia dormir cantando
A María Magdalena.

  Cuando a Magdalena vió,
Os diré en lo que armonizo,
Que en su canto de improviso
Cantando la enamoró;
Hácia al castillo corrió
Para hacérsele presente;
Anheloso i mui urjente
Ardiendo en amor divino,
Aquel amador tan fino
Le daba un beso en la frente.

  Al fin, la noble María
Al ilustre ciudadano,
Que le apretase la mano
Con gusto le permitía;
Cada noche que él venia
Gozaba de aquella flor.
Con el mas dulce candor
En prueba de que la amaba;
Lo que él le regalaba
Era un beso de amor.

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La gran guerra del oriente
ENTRE LA GRAN CHINA I EL
JAPON

  La Gran China i el Japon,
Con empuje i resistencias,
Esas dos grandes potencias
Se hallan en revolucion.

  A cien chinos de un soplido,
Un japonés los avienta,
Eso si no los revienta,
Los deja todos molido,
Al oir el estampido
Del mortífero cañon,
Cae al suelo un batallon,
I corren todos por tierra;
Haciéndose estan la guerra,
La Gran China i el Japon.

  Oh calaco chuna má,
Dijo un canaca en la fila,
Tienen que quedar la pila,
De los japoneses ya;
Dice que él dominará,
Con bombas de mas violencias;
Son muchas las diferencias,
Que hai i los hijos de Marte,
Se ganan la mejor parte
Con empuje i resistencias.

  Los Chinos, la proteccion,
A sus dioses les pidieron,
Los Ídolos no atendieron,
Esta triste esclamacion;
Nada hacen por su nacion,
Las divinas providencias,
Pero sí, con emerjencias
Marchan por buscar la suerte.
I se hacen la guerra a muerte
Esas dos grandes potencias.

  El Japon, aunque es pequeño,
Pero en valor es bien serio,
I de aquel celeste imperio
Se cree él hacerse dueño;
No piensa el sultan, ni en sueño,
Perder en ninguna accion,
Por eso con precision
Arma su indiada valiente;
En la época presente
Se hallan en revolucion.

  Al fin, el Japon ufano,
Se va entrando a la China,
I labrándole su ruina
Con impulso soberano.
Ya sea tarde o temprano
Le dará a la guerra el fin;
I un heróico mandarin,
Al son del clarin guerrero,
Dice que él será el primero
Que va a tomarse a Pekin.

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El reo que hizo
EL ASESINATO EN EL CUERPO DE
INJENIEROS ES
CONDENADO A MUERTE.

Remijio Aburto, el soldado,
Les digo en mi poesía
Por haber muerto a García
A muerte está condenado.

  Para el autor del delito
Del cuerpo de Injenieros,
Toditos sus compañeros
Piden el castigo a grito.
Yo no hallo de que es bonito
Balear a un hombre esforzado,
Pero ya está decretado
I la sentencia leida,
Que ha de pagar con la vida
Remijio Aburto, el soldado.

  El consejo, sin tardanza
Se reunió con primor;
Para juzgar al hechor,
Principió por la Ordenanza.
El reo, como por chanza
Con el valor de aquel dia
Demostró mas alegría
Como valiente chileno;
Se halla tranquilo i sereno,
Les digo en mi poesía.

  Su defensor alegó
Como letrado de ciencia,
I creo que la sentencia
Nada bien le pareció.
Enérjicamente habló
Con muchísima hidalguía;
Dijo que él lo defendia
Por piedad, i pecho franco;
Pero tendrá que ir al banco
Por haber muerto a García.

  El reo oyó la lectura
Del oficial, mui conforme,
I aunque el golpe era enorme
No maldijo su ventura.
Para él fué una dulzura
Aquel decreto firmado;
Lo recibió con agrado
En el momento preciso,
I solo por lo que hizo
A muerte está condenado.

  Por último, una hermana
Entró donde el reo estaba,
I llorando, lo abrazaba
Aquella alma cristiana.
Le dijo, traeré mañana
Un confesor, sin tardar,
El contestó sin pensar
Con mucha moralidad:
He de decirle verdad,
No me quiero confesar.

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Drama por el amor QUITARON LA VIDA EN UN HOTEL

  El viérnes, caro lector,
En Buenos Aires, señores,
Se mataron dos amantes
Por causa de los amores.

  Emilio, con sentimiento
Que por fuerza fué casado,
Se propuso el desgraciado
De dar su último aliento.
Llegó el fatal momento
Para el fiel amador,
Armándose de valor
Le dió muerte a su querida
I él se suicidó en seguida,
El viérnes, caro lector.

  Faustina Rosa, la bella.
Le brindaba su amor puro,
I a él se le hacia duro
Vivir aparte sin ella.
La adoraba como estrella
Por su hermosura i fulgores;
Le contó él sus dolores
Despues de hacer juramento;
Sucedió el drama sangriento
En Buenos Aires, señores.

  De la casa, mui sereno,
A pasear él la invitó,
Con gusto lo acompañó
Ella en aquel dia pleno.
De angustia i de pesar lleno
Se vió en aquellos instantes,
Por pasiones dominantes
Con el corazon ardiente,
Para unirse eternamente
Se mataron dos amantes.

  A un restaurant llegaron
Buscando los dos la suerte.
I para darse la muerte
Eterno amor se juraron.
Tambien dos cartas dejaron
Escritas, los amadores,
En donde los pormenores
Estaban visible i claros.
Se ven los hechos mas raros
Por causa de los amores.

  Al fin, el jóven compró,
Para cumplir lo pensado,
Un revólver preparado
Con el cual se suicidó.
A ella primero mató
I él se victimó en seguida.
Para emprender la partida,
Como en este verso ven,
Se apuntó el arma a la sien
I el tiro sonó en seguida.

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Sigue la aventura
DE DOS JÓVENES I UNA DAMA

  Ya salió José María
De la prision donde estaba,
Buscando mui anheloso
La prenda que mas amaba.

  Lo primero que pensó
Fué de seguir a su bella
Hasta que diese con ella,
I como hombre cumplió.

  Le dijeron de que Juana
Con amoroso semblante,
Estaba comprometida
Con otro nuevo marchante.

  Contestó en esos momentos
Al que la nueva le dió:
Miéntras no lo vea yo,
Pues no me creo de cuentos.

  Era tan grande el amor,
La voluntad i el cariño,
Que le tenia a su armiño
Puro i dulcificador.

  Como un loco, por las calles,
Salió por ver si la hallaba,
¿Dónde han visto a mi morena?
A todos les preguntaba.

  Ya libre de la prision,
Sin encontrar un atajo.
Anduvo todito el dia
Calle arriba, calle abajo.

  En calle de Duarte afuera
Halló a Juana en un ranchito,
Viviendo con un rotito
Mui alegre i placentera.

  Cuando él se le presentó
I le hizo la visita,
En esa dia solita
En la casa la encontró.

  Ella, al verlo entrar
I hallándase sin defensa,
Con temor i con vergüenza
Dijo, aquí me va a matar.

  José María, contento,
Le habló de amores a Juana,
I con mas fuerzas que gana
Ella le convidó asiento.

  El accedió mui gustoso
La oferta que ella le hizo,
I pronto, de un improviso,
Le preguntó por su esposo.

       (Continuará.)

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Versos históricos
LA PEREGRINACION DE ABRAHAM

  Salió el patriarca Abraham
De un pueblo de la Caldea;
A buscar lo que desea
Fué a tierra de Canaan.

  De Ur hermosa ciudad,
Para a otra tierra ir,
Se propuso de partir
Solo a buscar la verdad.
Caminó con humildad,
Como en la historia verán;
Con trabajo i mucho afan
El desierto atravesó;
Del pais donde vivió,
Salió el patriarca Abraham.

  Dejó padres i parientes,
I se marchó, como ven;
Con Lot llegó al Sichen
Para ser de allí vivientes;
En Moreh condescendientes,
Fué de la lei cananea,
Humilde el varon se emplea,
Pensando a Dios adorar,
Llegó al estraño lugar,
De un pueblo de la Caldea.

Pasó de allí mas allá,
Hasta Bethel i llegó,
I un altar edificó
En que adoró a Jehová.
Con bastante santidad,
El patriarca en buena idea,
Para que el creyente crea,
Cuando ya Dios le anunció
A Ejipto se dirijió
A buscar lo que desea.

  De Ejipto volvió a Betbel,
Con Lot su primo hermano,
A adorar al Soberano
I ser su devoto fiel.
Le separó para él,
Como aquí comprenderán,
Las riberas del Jordan;
Le dió para su gobierno;
Por permision del Eterno,
Fué a tierras de Canaan.

  Al fin, declararon guerra
Cinco reyes contra cuatro,
Sobre lo que hablo idolatro
De las leyes de esa tierra.
Esto el testamento encierra
De aquella hermosa comarca
Por edicto del monarca,
En el jénesis me fundo,
De los siervos de este mundo
Fué Abraham primer patriarca.

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Reprension
AL MARIDO MAL CASADO

  No seas de mal corazón
Con esa pobre mujer,
Siendo que te ha dado el sér,
No le pegues sin razon.

  Aunque sea la mas bella
Mujer del jénero humano,
Siendo el marido tirano
Nunca hará vida con ella.
Buscándole la querella
Llega como un tiburon,
Dándole su resfregon
Para sacarla de cera;
Con tu amable compañera
No seas de mal corazon.

  Llega borracho a la casa
Buscándole la pendencia,
I la pobre con paciencia
Llorando no mas lo pasa.
Te has de fijar en tu traza
Para hacerla padecer;
Si ella te da de comer
A costa de su sudor,
Pórtate un poco mejor
Con esa pobre mujer.

  No le das ni el sustento
Para su alimentacion,
Por eso es que ni atencion
Pone en tí en ningún momento.
Hombre sin conocimiento
No te des a aborrecer,
Con ese mal proceder
Todo el mundo te va a odiar;
I la has de acariciar
Siendo que te ha dado el sér.

  No miras de que haya jente
Para faltarle a tu esposa,
Viendo de que es amorosa
Contigo, i condescendiente
Sois tan necio e imprudente
Que ya no hai comparacion;
Te muestras como Neron
Por tu mala humorada;
Siendo que no te hace nada
No le pegues sin razon.

  Al fin, llega el atrevido,
Donde su señora esposa,
Dándole por cualquier cosa
de golpes, siendo marido.
Como un desconocido
Se le presenta al hogar;
Yo te voi aconsejar
Para que seas buen casado;
Viendo que Dios te la ha dado
La debes mucho cuidar.

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