Versos
DE LOS ERRORES DE LOS HOMBRES
EN ESTE MUNDO

  No hai que admirarse señores
Si me ven querer a mí,
El querer es de los hombres
I yo para querer nací.

  Erró el valiente Samson
Perdió la vista i la fuerza,
Porque la mujer perversa
Traicionó a aquel corazon.
Erró el principe Enon
Por causa de los amores,
Los reyes i emperadores
Que a las ninfas han amado,
I si a mí me ven errado
No hai que admirarse señores.

  Tambien erró Salomon
Por darse a la idolatría,
Su ciencia i sabiduría
Le labró la perdicion.
En su amorosa pasion
Dijo la dicha perdí;
Desde que al trono subí
Gocé de mucho placer,
I envidia no han de tener
Si me ven querer a mí.

  Adan, siendo delincuente,
En su inocencia erró,
I por herencia él dejó
La muerte a su descendiente.
Desde entónce el sér viviente
Cargó sus culpas por nombres,
I Dios dijo, no te asombres
Si te decreto la muerte;
En el mundo por gran suerte
El querer es de los hombres.

  Erró Saul, siendo rei,
En el pueblo de Israel,
Por ser un monarca infiel
Faltó a la sagrada lei.
Erró en la Turquía el bei
Como se comprueba aquí,
I yo que el rumbo perdí
Desde aquellos tiempos ántes,
Entre todos los amantes
Yo para querer nací.

  Al fin, erraron los sabios
Faltándole al Hacedor,
I yo critico el error
Pero sin causar agravios.
Al impulso de mis labios
Nombraré a Jesus amado,
Que espiró crucificado
Como aquí comprenderán;
Desde que murió Adan.
Todos han vivido errados.

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Crímen en los Ánjeles
UN HOMBRE I UNA MUJER
AHORCADOS

  En los Ánjeles señores,
El veintiuno del pasado
Un hombre i una mujer
Los encontraron ahorcados.

  El crímen lo cometieron
Horrendo, como lo ven,
I preso toman a quién
Siendo que ninguno vieron.
Los criminales huyeron
Con brevedades mayores;
Quedaron los moradores
Con tan grande sentimiento,
Al presenciar lo que cuento
En los Ánjeles, señores.

  Grande fué la confusion
Con aquel crimen infiero,
El ajente corrió lijero
Preso de una emocion;
Maldice la negra accion
El pueblo desesperado,
Triste i descorazonado
Con rabia vociferó,
Cuando el crimen presenció
El veintiuno del pasado.

  Una niñita tomaron
Presa, de catorce años;
Porque declare los daños
Al juzgado la llevaron.
A ella le preguntaron
Sobre el suceso al creer,
Porque querian saber
Algo del hecho nombrado;
Cómo fueron victimado
Un hombre i una mujer.

  La muchacha hasta hoi dia
No ha dicho ninguna cosa
I la justicia celosa.
La tiene en la policía,
Vencerán en la porfía
Los hábiles majistrados
I persigue a los malvados
La pesquisa mui veloz.
I en un árbol a los dos
Los encontraron ahorcados.

  Al fin, mas tarde, lectores
Detallaré este suceso,
En otro versito impreso
Con todos sus pormenores.
Disculpen hoi los errores
Aquí les encargo yo.
Si mi mente algo faltó,
En la verdad como advierto,
Yo no sé si será cierto,
El diario lo publicó.

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El crímen
DE LA CALLE DE LAS HORNILLAS
—EL ASALTADO MUERTO A PUÑAL
I UN BANDIDO AHOGADO

  Dos perversos criminales
De aquella terrible plaga
Sin saber por qué motivo
Dieron muerte a Munizaga.

  El diez i nueve del mes
De febrero que acabó,
El crímen se cometió
Entre las dos i las tres.
No hice el verso en esa vez
Por reprender a los tales.
Descendencia de chacales
Son los que hicieron la muerte,
Corrompidos de tal suerte,
Dos perversos criminales.

  Por la calle Las Hornillas
El pobre occiso marchaba,
Topó cuando él no pensaba
A los de las palomillas.
Con unas frases sencillas
Le contestó al que lo halaga,
Hombre, si se te paga
Por qué me quieres pegar,
I no se pudo librar
De aquella terrible plaga.

  El asesino Duran,
Cayó al canal i se ahogó
I Córdova, se rindió
Siendo tan guapo, a un guardian,
Hoi los demas qué dirán
Del que se encuentra cautivo;
Yo pensando en lo que escribo
Los que los diarios contaron
Diré que lo ultimaron
Sin saber por qué motivo.

  El occiso mui formal
Combatió valiente i fiero,
I en aquel momento pero
Recibió el golpe mortal.
Como justo i natural
Uno de la jente vaga
Sacó una cortante daga
Lijero i de un repente;
A vista de tanta jente
Dieron muerte a Munizaga.

  Al fin al ver esos males
El vecindario dió aviso,
I pronto de un improviso
Llegaron dos policiales.
Sin temerle a los puñales
Siguieron a los bandidos,
Aunque estaban prevenidos;
Por si podian salvar,
Huyeron para escapar
Cuando se vieron perdidos.

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Contrapunto
DE UNA CHILENA CON UNA CUYA-
NA SOBRE LAS BRAVATAS DE
LOS CUYANOS,

       La Chilena
  Con cuidado i atencion
Te pregunto amiga fina,
¿Por qué los de la Arjentina,
Insultan a mi nacion?
Dadme la contestacion;
Vos como gran compatriota,
Contra nada se alborota;
Tu potencia no me aterra
Si nos declara la guerra,
Se va a quedar empelota.
       La Cuyana
  Estai mui equivocada
Amiga con mis paisanas;
Las valerosas cuyanas,
Para tí no valen nada
Es jente civilizada,
Perista i de mucha ciencia
Yo si te hago esta advertencia,
Anda i al gobierno dile,
Juro que entran a Chile
Sin encontrar resistencia.
       La Chilena
  Cierto es que buena Marina
Tienen yo no te lo niego
Pero rompiéndose el fuego
En ninguna cosa atina;
Brama brama i no camina.
Dónde mi roto valiente,
Que marcha con pecho al frente
Combatiendo aunque le afea,
I ya entrando en pelea
Hará temblar el oriente.
       La Cuyana
  Ustedes porque al Perú
Lo vencieron, no es hazaña,
Hoi si entran en campaña,
Vas pelear hasta tú,
Esto no es como en Maipú
Que lucieron el honor,
Mi abuelo fué cazador
En tiempo de la Independencia.
I nosotras por herencia
Hemos tocado el valor.
       La Chilena
  Al fin amiga cuyana
No se esté alabando tanto,
Mire que si me levanto,
Le pego por palangana;
Hasta que quite mi gana
Te guanteo sin testigo;
Buscais en Chile tu abrigo
En este momento pero,
Te has de blindar en acero
Si quieres pelear conmigo.
       (Continuará)

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Los garroteros del pueblo

  Pueblo chileno, atencion
Que allá van los garroteros;
Como unos mansos carneros
Le arrea sin compasion.

  Hasta cuándo mis hermanos
Se dejarán dominar,
Por los ricos en mi pensar
Que se muestran tan tiranos;
Toma el arma en vuestras manos
I castiga la traicion
Que hacen con nuestra Nacion
Los oligarcas banquistas,
I con los conversionistas
Pueblo chileno, atencion.

  Guillermo, Cucho i Martinez
Con un grande desarreglo,
Se quieren comer al pueblo;
Como rabiosos mastines;
Con sus corazones ruines
Pretenden los usureros,
Guardar todos los dineros
I vivir cómodamente;
Levanta pueblo la frente
Que allá van los garroteros.

  Otro negro maricon
Vomitado del infierno,
Entra a hacer el cuaterno
Con su indigno corazon,
Este color de carbon
Da en contra de los obreros,
I le dice a los logreros,
Que guarden su plata i cobres,
I mantengan a los pobres
Como unos mansos carneros.

  Dias tendrán que llegar
Desde hoi en lo de adelante,
Que el pueblo la voz levante
Para hacerse respetar;
En otro año a mas tardar,
Según pública opinion,
Esta lei de conversion
No me parece ser buena;
La clerigalla chilena,
Te arrea sin compasion.

  Al fin los hombres prudentes
Cuando suban al poder,
Gusto tendria i placer
Si bajasen las patentes.
Así nuestros descendientes
Vivirán con mas holgura,
Miren que la carga es dura
Que todo el pueblo ha sufrido
Hasta hoi i no ha tenido
Cura la cura del cura.

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Las negativas
DEL PARRICIDA ISMAEL VERGARA

       El infeliz Ismael
     Hasta el último negó,
     I con ser así no pudo
     Librarse como creyó.

     En una declaración
Que se le tomó al paciente
Dijo de que era inocente
Como Cristo en su pasion
Tengan consideracion
Con él aunque ha sido infiel
Jamas han visto el cordel
Señores, a su presencia
I protestó la sentencia
El infeliz lsmael.

  Dijo que ni en pensamiento
Tenia en su dicha i suerte
De darle a su padre muerte
No ha pensado ni de intento
Prometió con juramento
Decir verdad en lo que habló,
Las faltas él se guardó
Dentro de su corazon
Por si tenia el perdon
Hasta el último negó.

  Tambien dijo que asesinos
El nunca había buscado,
Ni ménos tener pensado
De hacer tales desatinos
Niega como los indinos
Porque es un hombre harto agudo;
Al crimen le plantó un nudo
Ciego él en su calabozo
Salvarse aquel pobre mozo
I con ser así no pudo.

  Prueba que Apablaza fué
El que le pegó primero,
¡Caramba! si es embustero
El tal Vergara, os diré.
El juez, como bien se ve,
Mui sereno le escuchó.
Le dijo él, señor, si yo
No tengo mano traidora,
I no ha podido hasta ahora
Librarse como creyó.

  Al fin, se plantó en la vieja,
Tranquilo i mui satisfecho,
Pero al probársele el hecho
Exhaló una triste queja.
Ve su suerte que se aleja
I la muerte ve llegar;
Se principia a preparar
Porque ya fuerte lo oprimen,
Pero su horrendo crímen
No ha querido confesar.

ROSA ARANEDA
Calle Zañartu, Nº 8 (entre San Pablo i Sama)

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El reo puesto en el banco

  Del que a muerte es sentenciado
La hora fatal va a llegar
Se encaminó al banco el reo
Con un valor ejemplar.

  Despues que Ismael sufrió
Los tormentos mas mortales,
Fisicos e intelectuales;
Desde que se le anunció
De muerte, en fin hoi murió
De balas acribillado
Este ser desventurado,
Que ha pasado tantos dias
Sufriendo las agonías
Del que a muerte es sentenciado

  En los dias que ha sufrido
En capilla el infeliz,
No ha demostrado un desliz
De no estar arrepentido;
Por varios padres ha sido
Auxiliado sin cesar,
I esta mañana al rayar
El sol, un padre le dijo:
Prepárate a morir, hijo;
La hora fatal va a llegar.

  Al poco rato despues
Escucho sin emocion
La órden de ejecucion,
Que el secretario del juez
Le leyó con sencillez;
Dijo: las horas no veo
De morir pronto, si creo
Que va a llegar el momento;
I en seguida a paso lento
Se encaminó al banco el reo.

  En todos los circunstantes
Que han ido a ver tal escena,
La angustia, el dolor, la pena
Se divisa en sus semblantes;
Todos miran anhelantes
Al reo sin pestañear;
Sin algún lado mirar
Algunas cosas rezando
Entre sí, i va marchando
Con un valor ejemplar.

  Al fin, ya estando sentado
En el banco, i con razon,
A todos pidió el perdon
Luego despues fué amarrado,
Al pronto el piquete armado
Sus fusiles apuntó,
Una descarga se oyó
Cuyas balas van de fijo
A darle muerte al hijo,
Que a su buen padre ultimó.

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El reo
MARCHANDO AL BANCO

  A sufrir la última pena
Va Ismael con emocion,
Apablaza quedó vivo
Pero en oscura prision.

  De la capilla salió
Vergara con paso lento,
Con pena i abatimiento
Al banquillo caminó.
A la jente horrorizó
El sonar de la cadena,
Toda entre angustia plena
Decia entre el pensamiento:
«Ya va al lugar del tormento
A sufrir la última pena»

  Temprano por la mañana,
Mui triste se confesó,
Los auxilios recibió
De la relijion cristiana.
¡Vírjen Santa, Soberana!
Tiene de él compasion,
Mira que con afliccion
Piensa cumplir su destino,
I en viaje al cadalso indino
Va Ismael con emocion.

  Despues que ya comulgó
I confesó él su delito.
Con el corazon contrito
De todos se despidió.
La vista al suelo bajó
Penoso i pensativo;
Ya va marchando el altivo
Para la eterna morada;
Por no ser culpado en nada
Apablaza quedó vivo.

  Temblando de ver que el plazo
Ya se halla sobre él.
Camina el pobre Ismael
Con acompasado paso.
Su perdon ha sido escaso
Para él en la nacion,
El otro sin dilacion
Tendrá que morir a pausa,
Pagando su justa causa
Pero en oscura prision,

  Al fin, Concha trabajó
Harto i no fué libertado,
Porque el Consejo de Estado
El indulto le negó.
Dia Lúnes se firmó
La cruel sentencia de muerte;
A qué desgraciada suerte
Ha tenido, lo comprendo,
Que en el patibulo horrendo
Quedará su cuerpo inerte.

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Carta del reo en capilla
ISMAEL VERGARA
A SU DESGRACIADA MADRE

Madre de mi alma querida,
Hoi dia voi a morir.
Que soi un gran criminal
I no merezco vivir.

  Cuando ésta que yo os dirijo
Madre, llegue a vuestras manos,
Ya entre vivientes humanos
No conteis a vuestro hijo;
Porque ya está el dia fijo
Del término de mi vida.
El banco del homicida
Ya empiezan a prepararme
I en él luego iré a sentarme
Madre de mi alma, querida.

  Llegando el funesto dia
En el banquillo afrentoso
Pagaré el crimen odioso
Que cometí, madre mia;
Con mi padre que tenia
Bienes bien para vivir.
Lo hice mártir sucumbir
Ante mi instinto feroz,
I por hecho tan atroz
Hoi dia voi a morir.

  Veintiseis años no enteros
Tenia yo, cuando el hecho
Cometí porque en mi pecho
Ya almacenaba los fieros
Instintos i los groseros
Signos de un mal natural.
Que en el camino del mal
Me han hecho ganar la palma
Ya veis, pues, madre de mi alma
Que soi un gran criminal.

  Pero aquí pregunto yo
De este mi fin, madre amada,
No será culpada en nada
De lo que a mí me pasó.
Usted bien me reprendió
I me supo correjir,
Por el bien, i a que seguir
Recordando lo pasado,
I sé que soi un malvado
I no merezco vivir.

  Al fin, en mi corazon,
Yo siento un golpe mortal,
Miéntras que el trance fatal
Llega de mi ejecucion.
Imploro vuestro perdon
I me despido de vos
Que hoi cesen entre los dos
Nuestros afectos humanos
Adios, nobles ciudadanos.
Adios, madre mia, adios.

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Entrevista
DEL REO ISMAEL VERGARA CON
LA MADRE I HERMANA EN SU
TRISTE CALABOZO.

  La madre con su amada hija
Llegan donde el triste mozo,
Que en estrecho calabozo
Tiene sus pupilas fija.

  En un bello libro santo
Levendo estaba contrito,
I al verlo las dos, un grito
Lanzan i rompen en llanto.

  Despues de mucho llorar
Dijole a la madre el hijo:
Querida madre, de fijo
Me tienen que fusilar.

  Ella con voz lastimera
Le contestó, ya lo sé,
I yo tambien moriré
Cuando hijo usted amado muera

  Sé, que no he de resistir
De mi suplicio el rigor,
Porque el dardo del dolor
Mi corazon va a partir.

  Madre, no muera por mí
Vive a esfuerzos sobrehumanos,
Para mi tiernos hermanos
Que necesitan de tí.

  Para ellos madre mia
Vive para que los guies,
Por el bien, i no los cries
En estrema regalín.

  Desmayada de dolor
Está la madre i no llora,
El sentir que la devora
Llegó a su grado mayor.

  Por convulsiones estrañas
La mártir es agredida,
I de pié mira aterrida
Al hijo de sus entrañas.

  Esta escena es por demas
Desgarradora… finó.
De este modo nadie habló
Ahí una palabra mas.

  La angustia mas matadora
El fiero dolor sañudo,
Embargarle la voz pudo
Allí por un cuarto de hora.

  Del reo se despidieron
Las dolientes mui veloz,
Un mudo abrazo las dos
Por último adios le dieron.

  Pero la madre angustiada
Mártir de su santo amor,
Al dejar su hijo, ¡horror!
Cayó al suelo desmayada.

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