La política del pobre
CUANDO ES POLITIQUERO

  ¡Qué le conviene a un pobre
Meterse en politiquía,
Ponerse a hablar por historia
Sin tener sabiduría!

  El mísero miserable
No se ponga a cuestionar,
Porque le han de reparar
Si es en sus hechos variable.
No hai mas que ser mui amable
Aunque no gane ni un cobre;
Hago esta propuesta sobre,
I decirlo es necesario,
I también ser partidario
¡Qué le conviene a un pobre!

  Solo aquel que por idea
Habla lo que le parece,
I en la nada permanece
Sin hallar lo que desea;
Todo su estudio lo emplea,
Escribiendo dia a dia;
Pero sin ortografía.
Piensan en pisar la escala
Muchos, i tienen por gala
Meterse en politiquía.

  He visto a algún ignorante
Hablar con desproporcion;
Sin tener educacion
Quiere ser supeditante.
Como cuaiquier estudiante
Se afana en cantar victoria,
I si no tiene memoria
Le diré, por si se ofende,
Para qué, entónces, pretende
Ponerse a hablar por historia.

  Unos dicen: soi letrado,
Pero no saben ni jota;
Yo de la primera nota
Mucho les he reparado.
Aunque sea bien hablado
I de harta filosofía,
Si no han de seguir la guía
De nuestros antecesores,
No se metan a cantores
Sin tener sabiduría.

  Al fin, algunos autores
Como hombres de talento,
Con su bello entendimiento
Sacan al mundo de errores.
Sabios, grandes escritores,
Diganme lo que contiene
La ciencia, i de qué proviene;
Que con afan permanente,
Sea hablador i elocuente,
Al pobre ¡qué le conviene!

Ver lira completa

Lamentos de un amante

  Un pensamiento de amor
En mi alma tiene aposento:
Me priva de estar contento
Un fuego devorador.

  Siento un dolor incesante
Por tus desdenes, mujer,
Que ya no encuentro qué hacer,
I muero por ser tu amante.
Fatigado i anhelante
Paso en contínuo clamor;
I al ver tu hermoso candor.
Bellísimo i blanco armiño,
Te remito por cariño
Un pensamiento de amor.

  Si lo que sufro supieras
Por estar en tu amistad,
Diciéndote la verdad
Talvez que te condolieras.
Son las súplicas primeras
Que te hago en este momento;
Con tan grande atrevimiento
Te recuerdo i digo aquí:
Que un suspiro para tí
En mi alma tiene aposento.

  Mi cerebro trastornado
Está por tu ingratitud,
I paso con inquietud,
Triste i descorazonado.
¿Por qué no me habeis amado
Siendo que te soi atento?
No cumples el juramento
Tal como lo prometiste,
I el desaire que me hiciste
Me priva de estar contento.

  Si tú supieras amar
I corresponder mi amor,
Yo seria tu amador
Hasta ya finalizar;
Te empezaria a adorar
Sin recelo el que menor;
Jamas seria traidor
Cuando contigo estuviera,
Aunque entre mi pecho ardiera
Un fuego devorador.

  Al fin, te estoi adorando
Con un amor verdadero;
Es tanto lo que te quiero,
Que por tí paso penando.
Dime, mi bien, para cuándo
Piensas darme tu tesoro:
Si no me dices: te adoro,
Tremendo será tu daño;
I al ver ya tu desengaño
Llorarás como yo lloro.

Ver lira completa

La vergüenza perdida

  Hoi dia ya no hai vergüenza;
La vergüenza está perdia;
Solo hai sabiduría.
Pero sin resto de ciencia.

  En la misma capital,
Siendo que hai tantos guardianes,
Saltear está por refranes
Entre los hijos del mal.
Todos los dias…¡qué tal!
Se denuncian por la prensa
Hechos que causan ofensa:
I hago esta propuesta sobre
Que entre los ricos i el pobre
Hoi dia ya no hai vergüenza.

  Falta solo que el ladron
Se venga por la Alameda,
Derechito a la Moneda
I mate a don Jorje Montt.
Hablo por cuya razon,
Esplico con enerjía,
Porque entre en la clerecía
Reina el odio i los rencores,
Porque ya en esos señores
La vergüenza está perdia.

  Por la fuerza los curiales
Quieren subir al poder:
Sus ojos no lo han de ver,
Ni podrán hacer mas males.
Mejor que sus capitales
Los gasten en policía,
I así no habrá tiranía.
Digo con mi dulce voz,
Que en la justicia de Dios
Solo hai sabiduría.

  Casi dia no se pasa
Que en la Morge no haya un
       [muerto.
Viva el honrado despierto,
O de no, cae la nasa.
La suerte está mui escasa
En los hombres de conciencia.
Hai que ir tomando esperiencia,
Les compruebo en mis anales:
Lei hai en los tribunales,
Pero sin rastro de ciencia.

  Al fin, señores, cuidados
Les encargo de que tengan
I que todos se prevengan,
Viviendo mui bien armados.
Dentro su casa encerrados
Encomiéndense a San Pablo.
Perdonándome el bocablo,
Les diré con lijereza:
Por causa de la pobreza
La gente está hecha el diablo.

Ver lira completa

El bandolerismo
EN EL SUR
GRANDES SALTEOS I ASESINATOS

  ¡Por Dios, chilenos! ¿qué
       [haremos
En tan triste situacion?
Salteos i asesinatos
Se están viendo en la nacion.

  En toda la Araucanía
Se ha esparcido el ateismo,
Porque ahí el bandolerismo
Está a la órden del dia;
De esa infame tiranía
Escaparnos no podremos.
Al Gobierno clamaremos
Que justicia a todos haga:
Si él no estermina esa plaga,
¡Por Dios, chilenos! ¿qué haremos?

  Matan hasta por un real
¡Cómo será la alegría!
La jente esta tan impía
Que alarmarse es natural;
Toditos en jeneral
Sufren gran consternacion.
Para llamar la atencion
Repito yo con afan:
Los indijenas están
En tan triste situacion.

  No tienen ningún temor
Los de la infame cohorte,
Pues creo no les importe
Que los castigue el Señor.
Con un salvaje valor
Andan los Panchos Falcatos
Haciendo mil desacatos,
Sin tardanza ni demora,
Pues se ven a toda hora
Salteos i asesinatos.

  En una correspondencia
Que vino desde Traiguen,
Están descritos mui bien
Los hechos en referencia.
Piden los indios clemencia
Con justísima razon;
I yo aquí por compasion
En decir no me resisto:
Cosas que nunca se han visto
Se están viendo en la nacion.

  Al fin, el que en el sur viaja,
Ya que siempre espera agravios,
Lleva la muerte en los labios
I en los dientes la mortaja.
Por quitáme allá esa paja
Cualquier bandido le pega;
Mas si aquél no se las niega,
Le sale el cuento cambiado.
Si cae preso el malvado,
Así no mas se sosiega.

Ver lira completa

Ecos de un amante
AL IDOLO DE SUS AMORES

Te doi mi amor por ser fiel
       Clavel.
Contigo no siento pena
       Azucena,
Te adoro como una diosa
       Rosa.

  Al mirarte niña hermosa
Me cuento alegre i ufano,
Porque tomo de tu mano
Clavel, Azucena i Rosa

Te quiero sin veleidad
       Edad.
I te adoro en cierto caso
       Plazo,
Sufro tu desden un año
       Engaño,
I no me basto de verte
       Muerte.

  En este trance tan fuerte
Me quejo i digo ¡ai de mí!
Solo esperando por tí
Edad, Plazo, Engaño i Muerte.

Te estoi amando con calma
       Alma,
Con mi esperanza perdida
       Vida,
Me lamento con razon
       Corazon

  Para mi dicha el perdon
I poder yo descansa
Espero que me has de dar
Alma, Vida i Corazon.

Por tus caricias me muero
       Tintero,
Devorado por la hiel
       Papel,
I un sentimiento me abruma
       Pluma.
  Al revisar esta suma,
Oh! mi bien, yo por decirte,
Tomara para escribirte
Tintero, Papel i Pluma.

Mi cielo, cuando te miro
       Suspiro,
I tus amores imploro
       Lloro,
Mas, si de adorarte dejo,
       Me quejo.

  Por fin, me miro al espejo,
I veo mi desventura,
Ausente de tu hermosura,
Suspiro, Lloro i me quejo.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NUMERO 8
ENTRE SAN PABLO I SAMA

Ver lira completa

Versos de astronomía

  Voi a recorrer la esfera
Hasta llegar a Esquilon,
Desde planeta en planeta
Por ver la numeracion.

  La luna primeramente
Se ve brillante i hermosa,
En su cielo luminosa
Cuando se haya en creciente.
Sale hácia el lado de oriente,
Mirando a la tierra entera,
Jirando veloz, lijera,
Deja sus visibles rastros
I yo por ver a los astros,
Voi a recorrer la esfera.

  Marte, se encuentra en seguida
I es de Mercurio vecino,
Camina con mucho tino
Tomando nueva medida;
Vesta, Astrea, dirijida,
Juno, Céres en posesion,
Apala en revolucion.
Febo con Iris jirando;
Así voi a ir contando
Hasta llegar a Esquilon.

  El mas atracado al sol
Es Mercurio, el soberano,
I Vénus tambien cercano
Goza del mismo arrebol.
Flora, ostentando su rol,
Pasa al lado de un cometa;
El astrónomo decreta
Lo que observando estará,
He de nombrar hasta allá,
Desde planeta en planeta.

  Júpiter, como primarios,
Elevado en tanta altura,
Marcha con guia segura
Acompañado de varios.
Saturno en los combinarios,
Sobre la elevacion
Con rápida de rotacion;
Herschel de varios modos
Va nombrándolos a todos
Por ver la numeracion.

  Al fin, Leverrier, está
Hácia en tan alta eminencia,
Que no ha alcanzado la ciencia
A observar su claridá.
Todavía mas allá
Estan todas las estrellas:
Varios séres que sin ellas
No gozan de la nobleza;
Pero con tanta limpieza
Alumbran sus luces bellas.

Ver lira completa

Un ciego con plata
IMPLORANDO LA CARIDAD POR
LAS CALLES

  Estaba un ciego escuchando,
Un gran tropel que venia,
De limosna le pedia
A un burro que iba pasando.

  De las costas se marchó
El ciego a esta ciudad;
A implorar la caridad,
Acá a Santiago él llegó;
Casa de alto se compró,
El, con lo que fué juntando,
Hoi se está regocijando
Con aquella gran fortuna;
Los trancos de una cuncuna
Estaba un ciego escuchando.

  Cuando a este pueblo llegó,
Propuso ir a la intendencia
A pedir una licencia,
I el intendente a él le dió.
Permiso el pobre sacó
Para dos años i un dia;
Con aquella regalía
Se creyó él un magnate,
I lo hizo perder el quilate
Un gran tropel que venia.

  Una mañana temprano
Se marchó para el abasto
Con un enorme canasto
Haciéndose el mui marrano;
Encontró un parroquiano
I le habló con cortesía;
Todito lo que queria
Le declaró en un papel;
A otro ciego como él
De limosma le pedia.

  Yo le oí a un despachero,
Pero no recuerdo a que hora,
Que le dijo a su señora:
¡Qué ciego tan majadero!
Si uno no le da dinero,
Vuelve la cara choreando,
El alabado, rezando;
Se paró en una esquinita
I le pidió limosnita
A un burro que iba pasando.

  Por último, el ciego ahora
Con el sudor de los lesos,
Cuenta con bastantes pesos
I una mui linda señora;
Siempre mendiga e implora
Como cualquier pobrecito;
Por las casas, el maldito,
Tranquilo i mui cocoroco,
Les va sacando de a poco
Con paciencia el centavito.

Ver lira completa

La conversion metálica
I ESPERANZA DE VER LA
PLATA I EL ORO

  Pretenden los usureros
Con la lei de conversion,
Hacernos morir de hambre
I arruinar mas la nacion.

  Hoi dia el ajiotismo
Con una voz altanera,
A toda la clase obrera
Quiere mandarla al abismo.
Sin vergüenza i sin cinismo
Se nota que los banqueros
Nos privan de los dineros
Sin tener motivo i causa;
Que fenezcamos a pausa
Pretenden los usureros.

  El noventa i seis se espera
La tal conversion metálica,
I con intencion vandálica
Marcha don Jorje lesera.
El ministerio prospera
Con su cínica intencion,
I en llegando la ocasion
Para el rico de bufetes,
Se acabarán los billetes
Con la lei de conversion.

  La plata quieren, señores,
Que no importe ni un comino,
¡Qué partido tan indino
Es el de estos invasores!
Los cambistas con errores
Urdiendo estan un enjambre,
I el pueblo como un alambre
Está, i esto es un descaro,
Que pretenda el rico avaro
Hacernos morir de hambre.

  De veinticuatro peniques
Quieren sellar la moneda,
I al entrar en la vereda
Se descubren los paliques;
Sin que los atajen diques
Marchan a la perdicion;
Poniendo toda atencion
El ajiotista nos mata,
Pues quiere plata i mas plata
I arruinar mas la nacion.

  Al fin, la plata i el oro
No vendrá a nuestros bolsillos,
Porque hai muchísimos pillos
Que ambicionan el tesoro;
Cuál de todos es mas moro
Les doi a saber, señores;
Son tan grandes lo horrores
Que hasta el alma me conmueve;
Los que la pagan a nueve
Son, pues, los trabajadores.

Ver lira completa

Salvaje asesinato
A INMEDIACIONES DE LAUTARO I
UN ASALTO EN EL LUGAR DE
LLANQUIHUE.

  Un hombre mas que salvaje
Le dió muerte a un celador;
Yo le casco al malhechor
Hasta que el papel se raje.

  A inmediacion de Lautaro
Sucedió este hecho sangriento
Del modo como lo cuento,
Ha sido el crimen tan raro.
Si esta accion yo la reparo
I afrento al gran personaje,
Solo porque se rebaje
Aquel bandido ignorante;
Victimó a su semejante
Un hombre mas que salvaje.

  Despues que ya lo ultimó
Aquel bárbaro tirano,
Le cortó al muerto una mano
I de y pa lo quemó.
Nada le aterrorizó
A aquel hombre sin pudor;
Sin temerle ni al Señor
Digo en lo que he leido,
Que el cruel canalla bandido
Le dió muerte a un celador.

  Con sus instintos de fiera
Le dió muchas puñadas
Las cuales fueron contadas
De una i de otra manera.
No es hombre sino es pantera
El tal asesinador,
Yo con fuerza i con valor,
Aunque de mí se queje,
Para que no sea hereje
Yo le casco al malhechor.

  Es Antonio Curapí
El otro occiso, señores,
Dos fueron los salteadores
Que le dieron muerte ahí.
Créame el público a mí,
I el que en las fronteras viaje,
Procure llevar un paje,
Esta es la pura verdad,
Que les pego sin piedad
Hasta que el papel se raje.

  Por último, Calabrano,
Siendo un valiente bandido,
Fué en el combate vencido
I murió en edad temprano;
Los indios con diestra mano
Lo hubieron de asegurar,
I bien, para completar,
Recibió el golpe macizo;
Por mas empeño que hizo
No se les pudo escapar.

Ver lira completa

El marido
QUE ULTIMÓ A LA MUJER I AL
LACHO PORQUE LOS PILLÓ DUR-
MIENDO JUNTOS.

  En la ciudad de la Union
Un asesino gabacho
Mató a la mujer i al lacho
Con justísima razon.

  El domingo que pasó
Al despuntar los albores,
De un improviso, señores,
Esta desgracia ocurrió.
Del modo que principió
Daré yo la esplicacion,
Con tristísima emocion
Lectores mios les cuento,
Sucedió el drama sangriento
En la ciudad de la Union.

  Llegó el marido celoso
A la casa i los pilló;
Durmiendo los encontró
Con un sueño delicioso.
El crimen mas alevoso
Hizo imitando a un borracho,
I despues a un despacho
Se fué a tomar, doi aviso,
Que es el que estas muertes hizo
Un asesino gabacho.

  El hombre tenia idea
Que ella le ponia el gorro,
I como no era mui porro
La ultimó sin dar pelea
Para que el crimen se vea
Lo hizo en su mismo despacho;
Pero yo aquí se lo tacho,
Aunque le parezca mal;
Con un cortante puñal
Mató a la mujer i al lacho.

  En la cama los halló,
Haciendo no sé qué cosa;
Luego la mujer mañosa
Malamente lo trató.
Porque no se le humilló
Ella i le pidió perdon,
Si no como tiburon
Lo recibió de tal suerte,
Por eso él le dió la muerte
Con justísima razon.

  Por último, al querido,
Sin mirar el hombre en nada,
Lo echó de una puñalada
A la mansion del olvido.
Lo dejó tan mal herido
Que hoi se encuentra muerto ya,
¡Ai, por Diosito, papá!
Le decia una niñita,
Con susto la pobrecita:
¡No me mate a mi mamá!

Ver lira completa