Gran catástrofe
EN MENDOZA— INUNDACION EN
TODA LA CIUDAD.— MUCHAS
VÍCTIMAS.

  La gran ciudad de Mendoza,
Se quiso a agua acabar,
La acaba de visitar
Una lluvia espantosa.

  El dia ocho de Enero
Según los partes dijeron,
Las cataratas se abrieron
I principió el aguacero.
Cuarenta minutos, pero
Llovió con furia horrorosa,
La borrasca tenebrosa
Puso en alarma a la jente;
Inundó completamente
La gran ciudad de Mendoza.

  Subió un metro, o poco mas,
Aumentando los tormentos,
En esos tristes momentos
El agua sobre la faz.
Si es falso esto, me dirás
Por qué te has puesto a engañar,
Les puedo aquí asegurar
De una verdad hasta mil,
Que ese pueblo varonil
Se quiso a agua acabar.

  La jente con desconsuelo
Oraba con devocion,
Pidiendo la salvacion
Se encomendaba al cielo.
Con angustia i con recelo
No cesaba de llorar;
Lástima me da contar
A mí, i nada me halaga,
De ver que una enorme plaga
La acaba de visitar.

  No hace mucho que un temblor
Dos provincias arruinó,
I de nuevo hoi le mandó
Otro castigo el Señor.
I no conoce el error
Esa jente vanidosa,
Porque vive orgullosa,
I profana de valiente;
La visitó de repente
Una lluvia espantosa.

  Al fin, Chile tan piadoso,
Al cuyano, i no es pelambre
Despues que le mata el hambre
Se pone mas orgulloso.
Mi pueblo es tan jeneroso
Mas que ninguno en la tierra,
I el chei, vida de la sierra
Prosigue con su bravata,
Despues que les damos plata
Nos quiere declarar guerra.

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Ultimos detalles
DE LA CAUSA DEL REO ISMAEL
VERGARA DONDE PIDE RECURSO
DE NULIDAD DE LA SENTENCIA
EL ABOGADO.

  El gran Consejo de Estado
Le firmará la sentencia,
Al hijo que ultimó al padre
Sin piedad i sin clemencia.

  Fué verdad que Malaquías
De aquí lo fué a defender,
I no le alcanzó el poder
Para alegar tantos dias;
No salió con sus porfias
El tal ilustre abogado,
Corrido i avergonzado
Quedó con tristeza i pena;
I firmará la condena
El gran Consejo de Estado.

  Toda la jente decia:
En Chile, de sur a norte,
No es propio que la Corte
Perdone esa herejía;
Porque fué una alevosía
Que servirá de esperiencia,
Grabada en toda conciencia
Queda la horrorosa escena;
I a nombre de la lei chilena
Le firmará la sentencia.

  La pobre esposa, señores,
Tendrá que llorar a mares,
Los tormentos i pesares
Sin soportar los dolores;
Ratitos de sinsabores
Sufrirá, aunque no le cuadre,
Cuando el pecho le taladre
El dardo dirá impaciente:
Lo condenan inocente
Al hijo que ultimó al padre.

  Quiere establecer ahora
Recurso de nulidad
El defensor, es verdad,
I la causa mas demora;
Mas tiempo i perdon implora
Don Ismael con paciencia,
Las Cortes con reverencia
Para Marzo, sin tardar,
Lo tendrán que condenar
Sin piedad i sin clemencia.

  Por último, el defensor
De Apablaza, con mas suerte,
Lo libertó de la muerte
Con enérjico valor;
El otro batallador
Jamas se ha querido dar,
I lo quiere libertar
Del banquillo, en mi entender,
Las hechas i por hacer
Al fin tendrá que pagar.

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Súplica a lo divino
AL SALVADOR DEL MUNDO

  Antes que amanezca el dia,
Oh, mi Dios, enhorabuena,
Déjame alguna dulzura
Para desechar mi pena.

  Adórote, niño, yo
En el Portal de Belen,
Oh, cual fragantoso Eden
Que a mi alma la perfumó
El gallo fué el que anunció
Cuando ya nació el Mesía,
El rei de la jerarquía
Purificando la luz
Salúdote, buen Jesus,
Antes que amanezca el dia.

El pajarito cantaba
Cuando lo fue a visitar
I el niño al verlo llegar
En el pesebre gorjeaba.
El su bendicion le daba
Dijo santa Magdalena.
Al hombre que se enajena
I sigue otra relijion,
Dale siquiera el perdon,
Oh, mi Dios, enhorabuena.

El Padre Eterno previno
Que aquel autor sin segundo
Descendiese a este mundo
Humilde, pobre i mezquino;
Siendo un infante divino
Sufrió tan cruel amargura;
Toda humana crïatura
Lo adoraba con anhelo.
I ántes que te vais al cielo
Déjame alguna dulzura.

  El veinticinco nació
De diciembre el Salvador;
Con clarísimo esplendor
A la tierra iluminó.
En la miseria creció
Lleno de la gracia plena.
Con alma pura i serena
Te pido con afliccion,
Mirame con compasion
Para desechar mi pena.

  Al fin, cuando san José
Llegó a Belen aquel dia
Con su adorada María,
Los dos con tan buena fé,
Dijo: ¿dónde encontraré
Hospedaje, vida mia?
En esa jente que habia
No encontraron pïedad.
I solo hallaron crueldad
En toda la monarquía.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Cantos
PARA LOS NUEVE DIAS DE LA
NOVENA DEL NIÑO DIOS

  Señora doña María,
Vengo llena de contento
A celebrar de su hijo
El divino nacimiento.

  Le traigo lienzo de hilo
Que le compré en los portales,
Del mas mejor i mas fino
Para que le haga pañales.

  Lana yo tambien le traigo,
Disculpe que es mui poquita,
Pero creo alcanzará
Para hacerle una gorrita.

  En una tienda compré
Cinco varas de castilla,
I se las vengo a dejar
Para que le haga mantilla.

  Al fin, le traigo un jarrito,
Perdone el corto cariño,
I en él espero, señora,
Que tome agüita el niño.

       Segundo dia

  Dios te salve, Reina i Madre,
Según nos dice tu historia,
Emperatriz de la gloria,
Hija del Eterno Padre.

  Dios te bendiga, María,
Con su infinita bondad.
Te dé gracia i gran poder
Por toda la eternidad.

  Dios te haga soberana
En los coros celestiales,
I te ponga la corona
De los tres imperios reales.

  Dios te dé miscricordía
Con su sábia providencia,
I con invocar tu nombre
Halle el hombre resistencia.

  Al fin, Dios te trajo al mundo
Con divino regocijo,
I te creó santa i pura
Para madre de su Hijo.

       Tercer dia

  Buenos dias, ña María,
Vengo a saber como está
El niño recien nacido,
Dígame cómo le va.

  De la chacra La Isolina
Le traigo con gran dulzura,
Para que le haga jarabe,
Una sandilla madura.
Es la primera, señora,

  Que en el sandial agarré
Esta que le traigo aquí
A la presencia de usté.

  Del fundo La Carmelina
Espresamente he venido
A ver a su hijo querido
Porque es la perla mas fina.

  Al fin, le traigo una alfombra
Que se la manda mi hermana,
Para que siente a la guagua
Enfrente de la ventana.

       Cuarto dia

  Cuando Dios formó la gloria
Con querubines i arcánjeles,
Yo era nacido mil veces
Antes de que hubieran ánjeles.

  De Dios el ser recibí,
A Dios ser comuniqué,
Así ser madre logré
Del que existió antes de mí.

  Para bien del cristianismo
A este mundo descendí,
Pobre i mísera viví
Por librarlo del abismo.

  Cuando la divina ciencia
A los cielos los formaba,
Presente i pura me hallaba
Solo por su omnipotencia.

  Al fin, cuando ya bajé
Al mundo i tomé el gobierno,
Hasta los mismos demonios
Temblaron en el infierno.

       Quinto dia

  Gloria al Salvador del mundo
I a la Virjen, gran señora,
Por ser madre del Mesías
Es la reina protectora.

  Se iluminó el firmamento
Con un entusiasmo santo,
I el gallo con dulce canto
Anunció su nacimiento.

  Las aves, cuando supieron
Que era nacido el Mesías,
Todas con sus melodías
A celebrarlo vinieron.

  En un pesebre botado
Fué nacido el Sumo Bien,
Bendiciendo con su gloria
A todo el pais de Belen.

  Al fin, fueron los pastores
Los que primero llegaron,
I a Jesus le presentaron
Ramilletitos de flores.

       Sesto dia

  Anjeles i serafines
Vestidos de buen ropaje
Descendieron de la gloria
A rendir el homenaje.

  Fué tan grande el regocijo
Que tuvieron los arcánjeles
I la multitud de ánjeles
Al ver al precioso Hijo.

  Aquel grandioso tesoro
Cuando ya lo divisaron,
A donde él se presentaron
Cantándole un nuevo coro.

  La celestial jerarquía
Con miles de entonaciones,
Decian en sus canciones
¡Glorias, glorias a María!

  Al fin, fué tanto el contento,
La armonía i el quebranto,
Que cada uno pues decia:
¡Jesús, santo, santo, santo!

       Sétimo dia

  Del pueblo de Machalí
Vengo, misiá Mariquita,
A dejarle unas guinditas
Coloradas como ají.

  Por la calle de Padura
Pasé derecho al Abasto,
I le compré un buen canasto
De uva rosada madura.

  También le compré ciruelas,
Damascos i duraznitos,
I se los vengo a dejar
Disculpe que son poquitos.

       Zapallito tierno i coles,
Arvejas i porotitos,
Lechugas i zanahorias
I unos choclos tiernecitos.

  Al fin le compré claveles
Jazmines, malva de olor,
Alelíes, margaritas
De lo mas lindo i mejor.

       Octavo dia

  ¿Cómo está, misiá María?
Vengo a dejarle un cuerito
Para que ponga en la cama
Por si se mea el niñito.

  Un canastito con flores
También traigo, ñor José;
Endonado para usté,
Un zorzal de esos cantores.

  Fuí entamañana onde Pancho,
I me dijo ña Catita:
Ya que va ir donde el niño,
Llévemele esta pallita.

  En el camino pillé
Un jilguero mui mansito,
I se lo voi a traer
Cuando crezca otro poquito.

  Al fin, misiá Mariquita,
Cogollito de azucena,
Para yo quitar mi pena,
Permitame una ramita.

       Noveno dia

  Anteayer pensé este viaje
I lo dejé para hoi,
I ya a su presencia estoi,
I varias cosas le traje.

  Por causa de ño Prudencio,
Que no me prestó el caballo,
No le traje de regalo
Una carga de zapallos.

  Me dijo la Estefanía
Que le dijera, señora,
Mañana a primera hora
A saludarla vendria.

  Le traigo, mi ñor José,
De becerro dos tiritas
Para que le haga al niñito
Un buen par de chalailitas.

  Al fin, pues, misiá Marica,
Cogollito de canelo,
Para que envuelva al niñito
Voi a dejarle un pañuelo.

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Versos
PARA EL NACIMIENTO DEL NIÑO
JESUS, A LO DIVINO

  Nació el Cordero pascual
En un tan glorioso dia:
Se cumplió la profecía
De mi Dios anjelical.

  Nació mi Dios con contento
De una preciosa doncella,
I una luminosa estrella
Llevó a ver su nacimiento:
Alumbró en el firmamento
Como la aurora boreal.
De aquel vientre virjinal
Que en su amor i aroma envuelve,
En Belen i en un pesebre
Nació el Cordero pascual.

  Fué tan grande el regocijo
Que tuvo el pueblo escojido
Al ver que habia nacido
El tan apreciado hijo;
Por todo el mundo se dijo,
Los hombres, con alegría:
Nuestro Dios hoi nos envía
Un dulcísimo consuelo,
Bajando del Reino al suelo
En un tan glorioso dia.

  Con razon todo creyente
Debe bendecir la hora
En que apareció la aurora
En su purísima frente,
Con esa luz refuljente,
Del cielo segura guia;
Antorcha fué que lucia,
Arca del Dios soberano;
Por esto diga el cristiano:
Se cumplió la profecía.

  Cuando el ánjel le avisó
A María en la cabaña
Que vendria en su compaña
El Verbo que se anunció,
Mui asombrada quedó
Con la nueva celestial;
Pues con amor paternal
Le dijo en nombre del Padre,
Que tendria que ser madre
De mi Dios anjelical.

  Al fin, el Verbo encarnó
En su vientre sacrosanto,
I con regocijo tanto
De rodillas se postró;
Mucho se regocijó
Esa fuente de dulzura,
I engolfada en gran ternura,
Como reina amante i fiel,
Por el mismo amor de él
Debia ser siempre pura.

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Versos de literatura

  Astros, Luna i Sol brillante,
Terrestre, de tierra pura,
Donde mora i permanece
Toda humana crïatura.

  Preciosísima centella,
Del relámpago naciste,
I con la tierra tuviste
Choque i te hundistes en ella;
Jirando en segura huella
Marcha el huracan tronante,
Por el aire traficante,
Descorriendo el denso velo,
Alumbrando allá en el ciello
Astros, Luna i Sol brillante.

  Salen los vientos furiosos
Hácia en la línea oriental,
Anunciando el temporal
En los dias nebulosos.
Todos los astros brillosos
Se ocultan en la altura,
Luego que Febo fulgura.
Según lo que se interpreta,
Es nuestro bello planeta
Terrestre, de tierra pura.

  De la mar salen los hielos,
De las olas vaporantes,
I los frios trasminantes
Los trasforman en conjelos.
Con las lluvias de los cielos
El campo se reverdece
I su calor nos ofrece
Toda planta con caricias;
Es un eden de delicias
Donde mora i permanece.

  El aire refresca al prado,
El calor lo caloriza,
I cuando corre la brisa
Se perfuma el despoblado.
Se destiende un alfombrado
Ostentando su hermosura;
Sus flores con preciosura
Adornan las selvas bellas,
I así se deleita en ellas
Toda humana crïatura.

  Al fin, cuando está laclarando,
En los prados deleitantes
Abren las flores fragantes
Con su aroma perfumado.
El pajarillo cantando
Sonrie tan lisonjero;
En su oculto habitadero
O en el lugar mas distante,
Trinan con voz arrogante
El ruiseñor i el jilguero.

ROSA ARANEDA
CALLE DE ZAÑARTU, NÚMERO 9
ENTRE SAN PABLO I SAMA

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Escursion
DE UN POETA DE GUITARRA

  Pulso el sonoro instrumento:
Cuando me pongo a cantar,
Llego a levantar neblina
Como las olas del mar.

  Recorrí todo el Oriente
Buscando sabios cantores,
I no hallé competidores
En todo ese continente.
Topé en Grecia un elocuente
De elevado entendimiento:
Me propuso un fundamento,
I yo como incompetente,
Por divertir a la jente
Pulso el sonoro instrumento.

  Con mi memoria, al maldito,
Me dije, si lo entretengo.
Haciéndome el zorro rengo
Me le fuí por debajito;
I pronto, mui lijerito,
Yo le principié a puntear
Las cuerdas, sin vacilar,
Lijero, de arriba abajo;
I no hai quien me ponga atajo
Cuando me pongo a cantar.

  Haciéndose mui cientifico,
Como formándome asunto,
El me siguió el contrapunto
Por un tema honorffico;
I yo como soi pacifico,
Con mi memoria divina,
Le versé en lengua latina,
Porque tenia razon.
Tocando en mi guitarron
Llego a levantar neblina.

  El, cuando se vió encumbrado,
Quiso darme a mí temor;
I armándome de valor
Le crucé como enojado.
Como era gran historiador
Luego me quiso encerrar;
I yo para completar,
Haciéndole competencia,
Me suspendí a la eminencia
Como las olas del mar.

  Al fin, dos noches i un dia
Cantamos por una historia,
De improviso i de memoria,
Tocante a mitolojía.
Viendo su sabiduría
Me le quise echar atras,
Hallándome ya incapaz
De igualarle en la carrera;
Me contestaban de afuera:
No le acobardes jamas.

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Lamentos
DE UN PRISIONERO

  ¿Qué haré en esta desventura
Si nadie me viene a ver?
Gusto no puedo tener
Si me falta la dulzura.

  Lloro mi infelicidad,
Siento de verme cautivo;
Sumerjido en pesar vivo,
Ya yo no tengo amistad;
I veo de que es verdad
Lo que el vulgo me asegura:
De que no hai pena mas dura
Que encontrarse prisionero;
I por esto me refiero
¿Qué haré en esta desventura?

  Infieles amigos mios,
Los que de mí han murmurado,
Ya todos se han acabado
Como se secan los rios.
Con todo, sus señoríos
Mudaron de parecer.
Cuando en sí quieran volver
Digo, según mi pensar,
¿Qué gusto podré pasar
Si nadie me viene a ver?

  Ven acá, mi infeliz suerte,
I dile a mi bien querido.
Que no me eche en olvido
En este trance tan fuerte.
Yo tan solo con la muerte
Mudaré de parecer;
Siempre tu negro he de ser
A la sombra de un deseo;
Considera, al verme reo,
Gusto no puedo tener.

  ¿A quién daré yo mi queja,
Fortuna contraria mia,
Viendo que de dia en dia
Mi dicha i suerte se aleja?
No hai quién se asome a la reja
A preguntar con premura;
Ninguno por travesura
Viene a verme en hora buena.
¿Cómo no he de tener pena
Si me falta la dulzura?

  Por fin, señores, yo digo
Que trabajar es mejor:
Del ladron i el hablador
Medio mundo es enemigo.
Muchos buscan el abrigo
Sin saber lo que les toca.
Con un corazon de roca
Esto lo doi a entender:
No les vaya a suceder
Que yo les tape la boca.

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Lamentos de un sabio

  ¿De qué me sirve tener
Talento i harto sentido?
Tendré que hablar a mi gusto
Cuando me tengan vencido.

  ¿De qué sirve la memoria
Si no se tiene completa?
De nada sirve ser poeta
Sin haber leido historia.
¿De qué le sirve la gloria
A aquél que se va a perder?
De nada sirve el saber
Cosas que no son verdades
Embustes i falsedades
¿De qué me sirve el tener?

  ¿De qué me sirve la ciencia
Si no me la han de aplaudir?
De nada sirve el vivir
Si no se toma esperiencia.
¿De qué sirve la obediencia
En donde es mal recibido?
¿De qué sirve el ser vendido
Para ser como José?
Le pido a Dios que me dé
Talento y harto sentido.

  ¿De qué sirve la honradez
Cuando la atención le llama?
Todos tienen mala fama,
Llegando a poder de un juez.
¿De qué sirve la altivez
Si no se saca producto?
Tener poder absoluto
¿De qué le sirve a un rei?
Por defender por la lei
Tendré que hablar a mi gusto

  Ser coronado en la tierra
¿De qué le sirve a un monarca
Cuando la opresora parca
Le tendrá que hacer la guerra?
Eso es lo que mas aterra,
Que pierda todo el sentido.
¿De qué le sirve al leido
Si lo reprende un moderno?
Apelaré al Padre Eterno
Cuando me tengan vencido.

  ¿De qué le sirve a un guerreante
Al fin, si entra en combate?
Va propenso a que lo mate
El enemigo triunfante.
¿De qué le sirve al andante
Andar por muchas naciones?
Porque en varias ocasiones
Le va a servir de tropiezo.
I de qué le sirve al preso
Hacer sus lamentaciones?

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Versos
DE LA LAMPARA MARAVILLOSA:
EL MAGO I ALADINO

  Lámpara maravillasa
De aquel palacio encantado,
Por el dón que Dios le ha dado
Eres del arte la diosa.

  Cuando el Mago africano
Donde Aladino llegó,
Le dijo, lo que lo vió:
Yo soi de tu padre hermano.
Le habló él con pecho ufano,
Con una voz imperiosa;
Sin pensar ninguna cosa
La suerte i dicha buscaba,
Que por nombre la llamaba
Lámpara maravillosa.

  Le contestó Aladino
Al perverso embaucador:
¿Cómo puede, ser señor,
Que yo sea su sobrino?
Pero bien pronto el indino,
Con su instinto malvado,
Ya lo que lo vió engañado,
Por la mañana temprano
Lo condució al suterrano
Del aquel palacio encantado.

  A una hermosa sastrería
Se llevó al sobrino el Mago,
I lo vistió con halago
De lujo i de fantasía;
También ese mismo dia
Dejó el asunto arreglado:
I a la esposa del finado
El le dijo sin demora:
Consuélate, pues, señora,
por el dón que Dios te ha dado.

  Al otro dia el perverso,
Para completar sus fines,
Le fué formando jardines
Hasta la hora de almuerzo.
El muchacho con esfuerzo
Dijo con voz temblorosa:
¡Qué marcha tan fatigosa
Decia, i cansado voi!
I por el jénio Lufoi
Eres del arte la diosa.

  Al fin, con gran prontitud,
Cuando a la puerta llegó,
Le entregó la que lo abrió
El anillo de virtud;
Lo recibió con quietud
I descendió con afan.
Abran la historia i verán
Con prodijio i con agrado,
Porque en ella está grabado
El dueño del talisman.

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