Gran salteo en Linderos
UN MUERTO I TRES HERIDOS

  Miéntras que la policía
Perseguia a los malvados
Que de Buin son escapados,
En Linderos sucedia
Otra grande fechoría,
Que a todo el pueblo alarmó.
Una partida llegó,
Sumamente bien armada,
A la hacienda mencionada
I un gran despacho asaltó.

  El propietario del fundo,
Al empezarse el salteo,
Salió, según yo me creo,
Con un esfuerzo profundo,
A prestar el mas fecundo
Ausilio en tal ocasion.
Bien armado aquel patron
Sale, pues, con sus peones
Atacando a los ladrones
Con un esfuerzo de leon.

  Al ver, pues, los salteadores
Que venia tanta jente,
Emprenden precisamente
Sus fugas los malhechores.
Patron i trabajadores
Dan de bala a los bandidos,
Entónces los forajidos
Responden tambien el fuego,
Cayendo cuatro mui luego
Entre peones i perseguidos

  El señor Moller aunque vió
Caer dos de sus sirvientes,
No temió a los delincuentes,
I aun mas fuego les dió.
En la descarga cayó
Tambien un bandido muerto
I otro herido, sé mui cierto,
Que en la refriega ha quedado,
I a otros dos ha logrado
Apresar, yo les advierto.

  Por fin, en este salteo
Hai un muerto i tres heridos.
Dos peones, dos bandidos
Quedan en el campo, creo.
Yo medio perplejo quedo,
En verdad, en este momento.
Al ver tanto hecho sangriento
Dan deseos de esclamar:
¡Pobre Chile, tan fatal!
Tiene sangre hasta el cimiento!

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Fuga de presos
EN LA CÁRCEL DE BUIN

  Una reyerta sangrienta
En aquel pueblo ha ocurrido,
De la cárcel se ha salido
Una multitud que afrenta
Sin darse siquiera cuenta
La guardia en ese momento.
Una falanje violenta
De un repente le asaltó,
I las armas se llevó
De aquel establecimiento.

  Afuera todos salieron
Dando fuego a los soldados,
I todos mui bien armados
Rápida fuga emprendieron;
Algunos guardias hirieron
Siendo siempre perseguidos,
Dos reos tambien heridos.
Caen según supe yo;
I en seguida se libró
La lucha con los bandidos.

  De todas partes mandaron
Fuerza en su persecucion,
I para mejor accion
Todos los pasos trancaron;
En los morros se apostaron
Como cinco o seis soldados,
Valientes y denodados
Ajentes de policía,
Los que ayer en pleno dia
Combaten con los malvados.

  Dicen que los forajidos
Entre algunos matorrales,
Burlan a los policiales
Permaneciendo escondidos;
Vistos i reconocidos
Por la buena policía
Con gran valor i enerjía
Les hace un fuego certero;
Pero el núcleo bandolero
Contesta con valentía.

  Como dos horas duró
Aquel combate sangriento,
I en el mismo pavimento
Gran parte de ellos murió;
Nueve muertos digo yo
Han habido i siete heridos,
Todos pues son reducidos
A la prisión por sus nombres;
Muriendo diez i seis hombres
Entre ajentes i bandidos.

  Por fin, pues, la policía,
Con su sangre está probando,
Que caro le está costando
Guardar el órden del dia.
Nuestra sociedad mui fria
Mira aquellos defensores,
Que por privarnos de horrores
Dan su vida a cada paso;
Por estirpar en tal caso
A todos los malhechores.

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VERSO POR EL REI ASUERO
EXALTACION DE AMAN A LAS DIGNI-
DAD SOBERBIA DE ÉSTE

  Despues de la exaltacion
De Aman a su gran poder,
Contra el buen tio de Ester
Se volvió su indignacion.

  Despues que fué coronada
Por reina la Ester hermosa
Como lejitima esposa
De Asuero quedó nombrada.
Su tio sin temer nada
Iba al palacio en cuestion;
Dos guardas una ocasion
Al judio mal miraron
Por lo cual los ahorcaron
Despues de la exaltacion.

  A los pocos dia fué
Ministro Aman el nombrado
I en la silla real sentado
Se vió sin saber porqué.
Reverenciado se vé,
Por el pueblo al parecer,
Solo Mardoqueo el ser
No cumplió la prescripcion
Despues de la exaltacion
De Aman a su gran poder.

  Luego que Aman observó
Que no le reverenciaba
Mardoqueo se irritaba
I contra él se volvió,
Guerra a muerte declaró
Al judio con placer,
Luego al rei le dió a entender
Lo que el mui cruel pretendia,
I sus golpes dirijia
Contra el buen tio de Ester.

  Así obtuvo de Asuero
El permiso requerido
Para que el pueblo judio
Fuera destruido entero.
El decreto mui lijero
Salió de la destruccion.
De muerte i desolucion
Por Aman, según me creo
Porque contra Mardoqueo
Se volvió su indignacion.

  Decretada, finalmente,
La suerte de los judios
Aquellos mui oprimidos
Lloraban sencillamente
Mardoqueo prontamente
Esto a Ester comunicó
La judia prometió
Obtener la libertad
De su pueblo a la verdad
Lo que luego consiguió.

Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesías
       Juan B. Peralta
       Gálvez 920

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LAS EVOLUCIONES POLITICAS
UN MAL QUE NECESITA REMEDIO

  La política mugrienta
Solo arruina la nacion
Veamos lo que va a dar
Ahora la coalicion.

  En este pais se ve
Solo ambicion i anarquía
Los partidos a fé mia,
Todo lo enredan, diré,
Ninguno de buena fé
Procede de buena cuenta
En vano el pueblo lamenta
Que el pais va a su fracaso
Porque no le hace ni caso
La política mugrienta.

  En los dias de elecciones
Los grandiosos candidatos
Leen programa sensato,
Que alarman las poblaciones.
Ofreciendo condiciones
De grandiosa proteccion,
Pero pasa la ocasion
I viene el partidarismo.
Que al decir con su cinismo
Solo arruina la nacion.

  Dictando leyes realmente,
Solo en favor de ellos mismos
Pasan ese sifilismo
El tiempo precisamente.
El pobre pueblo inconsciente
Cuentas no sabe tomar,
Al ambicioso vulgar
Que queda el pueblo en el olvido
I ahora en nuevo partido
A ver lo que nos va a dar.

  Ahí están los defensores,
De Chile contra el Perú,
Esperando la virtud
De nuestros lejisladores.
Esos ancianos señores,
Que en aras de la nacion
Con sangre en una ocasion,
Glorias nos supieron dar,
A ver si los va a premiar
Ahora la coalicion.

  Todo el pais, finalmente,
Espera que esos hermanos.
Que ya están mui veteranos
Se socorran prontamente.
Su estado es mui indijente,
Esto lo sabe el Congreso,
No hai que retardar por eso
Que la situacion es crítica,
I dejando la política
Luchemos por el progreso.

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SUEÑOS DEL REO

  No hallo como comenzar
A contarle al mundo entero
Un sueño que yo he soñado
En mi celda prisionero.

  El dia que me impusieron
De mi terrible sentencia
En capilla, en consecuencia,
En el acto me pusieron.
Luego que todos se fueron
Yo triste empecé a llorar
I loco ya de pesar
Dormido al fin me quedé,
I lo que aquí yo soñé
No hallo como empezar.

  A mis victimas realmente
Por primero vi salir
Perdon yo les fuí a pedir
Dándomelo francamente,
El juez llegó de repente
I me dijo: caballero,
Hacerle presente quiero
Que usted se halla perdonado
I voi mi sueño soñado
A contarle al mundo entero.

  El indulto me leyó
I me dijo a la verdad
Usted se va en libertad
Su inocencia se probó.
A la calle salí yo
Contento i regocijado
Esa noche con agrado
Todo el pueblo recorria
Por eso les cuento hoi dia
El sueño que yo he soñado.

  Me acababa de acostar
En mi casa ciertamente
Cuando sentí de repente
Que llegaban a golpear.
Luego salí a preguntar
Quien era pronto i lijero,
Dos guardianes i un primero
Somos, pues me contestaron
I en seguida me dejaron
En mi celda prisionero.

  En el momento amarrado
A la prision me trajeron
I los grillos me pusieron
Para seguir en mi estado.
El sacerdote a mi lado
En ese instante llegó
El banco se preparó
Yo a gritos estaba llorando,
I esto estaba soñando
Cuando al fin desperté yo.

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LA EJECUCION DEL REO
RUDECINDO GONZALEZ
Indulto solicitado por el pueblo
  de Curicó i el Congreso Obre-
  ro de Santiago.

  Hoi Rudecindo Gonzalez
En un triste calabozo
Arrepentido i penoso
Ve que las horas fatales
Avanzan mas que mortales
Para traerle la muerte;
Gonzalez ya casi inerte
Ha pedido a su Excelencia
El indulto a su sentencia
Que no consiguió por suerte.

  El pueblo de Curicó
Se ha dirijido primero
A nuestro Congreso Obrero
Por telegramas que envió.
A este cuerpo pidió
Que rogase a su Excelencia
Tuviese piedad i clemencia
Del pobre reo González,
I en estas horas fatales
Le indultaron la sentencia.

  Una comision nombrada
Por nuestro Congreso Obrero
Donde el Gobierno lijero
Fué con alma acongojada
I la peticion firmada
Por ellos precisamente
Le entregan al Presidente
Pidiéndole a la verdad,
Salvara por caridad
La vida del delincuente.

  El Gobierno prometió
A nuestros buenos obreros
Llamar a sus consejeros
Orden que en el acto dió.
Por desgracia no llegó
Número para sesion,
I el jefe de la nacion
Se quedó con su promesa,
I Curicó con certeza
Verá al fin la ejecucion.

  Gonzalez ejecutado
Hoi miércoles al fin será,
Si el indulto no le da
Nuestro Consejo de Estado.
Por esto es que el Juez Letrado,
De Curicó mui atento
Aplazó el afusilamiento
Por si el Consejo de Estado
Perdona aquel desgraciado
En sus últimos momentos.

  Gonzalez está aguardando
Al fin desde el calabozo,
Ese banquillo afrentoso
Que su cuerpo está esperando.
Su pueblo busca llorando
Para el pobre su perdon;
En prensa ya mi edicion
I hasta la hora en que escribo
No sé si está muerto o vivo
El desgraciado en cuestion.

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DETALLES DE LA BATALLA
Nomina de los muertos i heridos.—
El trabajo forzado.— Un remedio
eficaz.

  El permanente rencor
Que existe en los presidiarios
Es porque los sanguinarios
Miran con rabia i horror
Al pequeño salteador
Que solamente animales
Ha robado en sus anales,
I por eso a esta pandilla
La tratan de palomilla
Los perversos criminales.

  Cuando Arenalda mató
A Silva con cobardía
Que era de caballería
Rojas a vengarlo salió;
Desde entónces se formó
Un partido arenaldista
De palomilla a la vista
Que a Arenalda defendia,
I otro de caballería
Que se le llama rojista

  Los rojistas enojados
Con los de la palomilla
Juraron con sus cuchillas
Matar aquellos malvados.
El diezisiete indignados
Al taller todos llegaron
I sus armas prepararon
Para empezar la venganza,
I con valor i pujanza
El combate comenzaron.

  Meneses, López i Soza
Hirieron primero a Guzman
I luego adelante van
Con enerjia espantosa,
La palomilla angustiosa
Lucha con cierta enerjia,
Al ver que ya Fuenzalida
I el reo Armando Rivero
Caen bajo el cruel acero
De los de caballería.

  La batalla se empeñó
De un modo tan horrible
Que ya se hacia terrible
Cuando el director llegó,
La guardia toda escapó
A los tajos i reveses
Que aquellas fieras monteses
Brindaban con rapidez,
Capitaneados talvez
Por López, Soza i Meneses.

  Con lo que ahora a ocurrido
El gobierno habrá pensado
En formar para el malvado
Un destierro mui temido.
La perpetuidad al bandido
Lo insiste estar endiablado,
La bala no ha reformado
Tampoco al hombre temible,
I el remedio mas posible
Es el trabajo forzado.

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SANGRIENTO COMBATE
EN LA PENITENCIARIA
Dos partidos opuestos.—El par
tido de la palomilla i el de los
niños de caballeria.— Comple-
tos detalles.

  Voi por fin a relatar
El gran combate librado
En la penitenciaría
Que tanto al pueblo ha alarmado.

  En ese establecimiento
Dos partidos se han formado,
El de ratero es llamado.
Palomilla sin mas cuento.
Los mas diablos, si no miento,
Guapos en primer lugar
Se han hecho tambien llamar
Niños de caballeria,
I esta historia a sangre fria
Voi por fin a relatar.

  La muerte de Silva Vera
Por Arenalda a traicion,
Levantó la indignacion
En el partido de fieras
Los bandoleros deveras
De muerte han amenazado
Al partido mencionado
De palomilla o de plebe,
I a esta causa se debe
El gran combate librado.

  En efecto los rojistas
Tras de López i Salinas
Formaron la sabatina
Consiguiendo mil conquistas,
Como a nueve arenaldistas
Los de la caballeria
Hirieron con valentia
A pura daga i cuchilla,
Hundiendo a la palomilla
En la Penitenciaría.

  Los pisos se ven volar
Los bancos, zapatos i hormas
I armas de distintas formas.
Dan tajos sin descansar.
La plebe empezó a gritar
Porque toda se ha fregado
Con el gran triunfo alcanzado.
Por los de caballeria,
I esta es la gran fechoria
Que tanto al pueblo ha alarmado.

  Los jefes mas principales
De caballeria, pues,
Se han visto delante el juez
Con sus dagas i puñales.
Los palomillas rivales
Nada quieren declarar
Porque ya han oido hablar
Que Salinas, el mas pirata,
Al que algo diga lo mata
I esto les hace callar.

Imp. «El Debate»—S. Diego 291

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PLEITO entre UN HUASO, un
AJENCIERO I UN GUARDIAN

  Yo quisiera eño Ajenciero
Me vendiera una mantita
Buena, barata i bonita
I lo mismo un buen sombrero

—Como nó, mi caserito.
Aquí tiene usted una manta
Bonita i hasta le encanta
Lo mismo este sombrerito.

       EL HUASO

  ¿I cuánto vale patron?
Vaya diciéndome luego,
Porque si nó no le entrego
La chupalla i el ponchon.

       EL AJENCIERO

  La mantaca es bien barata
I el sombrero nada malo
I a usted todo le regalo
Por quince pesos en plata.

       EL HUASO

  Que me ha visto las canillas
Por que le de quince pesos
No crea que ahora hai lesos
Ni persona tan sencilla.

       AJENCIERO

Pero hombre no seas tonto
Lo que te vendo es barato
I si me insultas te mato
O te mando preso pronto.

       EL HUASO
  Si acaso me la soplai
No me mandai a mi preso
A putiá te contrapeso
Si con leseras andai.

       EL AJENCIERO

  Mira huaso impertinente
Del infierno bomitado
Preso te mando amarrado
Si me hablas tan insolente.

       EL HUASO

  Preso una buena rebreva
Me mandai miserable
Al paco le quito el sable
I le agarro el tongo i la leva.

       EL AJENCIERO
  Mozo vete a traer un soldado
Que sea bueno i fornido
Para que a este atrevido
De aquí lo saqué amarrado.

       EL HUASO
  No me vaya a quebrar lolla
Porque maindai trer el paco
A vó i él te aco
Los chunchules en la tramoya.

       EL GUARDIAN

  Mira te he visto insultar
Hace rato al caballero
I solo por altanero
Preso te voi a llevar.

                            (Continuará)

Juan Bautista Peralta Galvez 826 Santiago. NOTA: Estas poesias son propiedad del autor, Se prohibe su reimpresion.

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UN AMIGO DE CURICÓ
LE DEDICA ESTAS POESIAS
A LA FAMILIA PIZARRO
RESIDENTE EN PALMILLA

  Sobre Pizarro el perjuro
Amigo les hablaré
Sobre el tramposo diré
Todo lo que sea seguro.
Pasa de castaño a oscuro
Lo que éste hace en su Hotel,
De paja al parecer
Les dá alojamiento en grande,
I con diez cobres de carne
Da a sus clientes de comer.

  El sin vergüenza pelea
Con cualesquiera cirreta
A Rosa su hija coqueta
Que con todos maraquea,
Con todo el mundo pleitea
Si putean a su hijita,
Alfaro es el que hoi visita
La payasa sin vergüenza,
I en Silva i Guzman no piensa
La tal maraca Rosita.

  Este hombre miserable
Le manda a todos por nada,
A la justicia cansada
Tiene ya el intolerable,
Con el juego al monte estable
Que maneja el garitero,
Mata el hambre por primero
I citas paga el bribon,
I sobre este maricon
Hablarles a ustedes quiero.

  En la estacion estaba empleado
El bochinchin supe yo,
Cuando un dia, pues, pelió
Con una mujer del lado,
Del taller luego arrojado
Fué por leso i sin vergüenza,
Si vo le hago esta ofensa
Se la hago de un modo honroso,
Porque el perjuro trampozo
No debe ir a la prensa.

  Por fin alguien me asegura
Que este hombre condenado,
Sus hijas alcagüeteados
A todas las halla pura,
Hasta por un chico jura
Siendo que tiene esperiencia,
Este diablo sin conciencia
Friega a todo el mundo entero
Igual pues al bochinchero
Es toda su descendencia.

  Por fin amigo Pizarro
Usted que a nadie respeta,
I hasta a sus compadres reta
No se enoje si lo agarro,
Su alma ya parece barro
I en vida está condenado,
Porque nadie le ha tapado
El hocico con un perno,
I así creo que el infierno
A usted lo habrá bomitado.

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