Las aventuras del roto Juan García
Contada en versos por Antonio Acevedo Hernández.
(Inédito).–PROPOSITO.
Es un relato sin gloria
este que les contaré
de una vía que se jué
y que no guarda l´historia.
Lo conservo en la memoria
comu´una santa oración;
hombre bravo como lión,
alegre y muy bien plantao,
sufrío y considerao
y tierno pa´el amor.
Cuando yo lo conocí
ya se cabeza blanquiaba;
y aunque su voz no era brava
y su alma sin frenesí,
respeto m´infundió a mí
y a cuantos lo conocieron
muy pocos lo aborrecieron
siempre oyeron sus razones,
pesaron sus opiniones
y su franqueza quisieron.
Me parece que lo veo:
de regular estatura,
de juerte musculatura,
moreno; pero no feo.
Muy medio en su deseo,
en el hablar recatao,
generoso com´un rey,
er´un sujeto de ley,
más atento qu´el cuidao.
Mucho en la vía sufrió,
como lo van a saber,
no haber perdío la fé
jué su más alto valor.
Ningún trabajo esquivó,
l´oirán en mi versá,
lerda cual bestia cansá.
Hasta al morir jué sereno
yo me acuerdo y me apeno;
pero él dijo: “Esto no es ná”.
“ Yo me llamo JUAN GARCIA,
por otro nombre JUAN CHILE,
voy más contento qu´el trile
con la barriga vacía.
Amo a la virgen María
y por ella a su hijo santo,
amo la vía y el canto,
y l´amistá y el amor,
ser güeno m´hizo el favor
y razonable el quebranto.”
“Cuando voy por un camino
sé que amigos hallaré,
me darán y pagaré
con mi cantar cristalino.
El hombre es algo divino
cuando tiene voluntá,
si respeta la amistá
encontrará en el sendero
la bendición y el te quiero
aplastando a la ruindá.”
Este es el hombre, señores,
de cuya vía hablaré,
yo poeta no seré
tal como los payaores
que corrieron venceores
las tierras que alumbra el sol;
pero soy hombre de honor,
hombre de afeuto y confianza,
en Dios pongo mi esperanza
y empiezo mi relación.
(Continuará)