La poesía chilena
por Jose Liguay, poeta popular de Longaví
GLOSA
Desde que Alonso de Ercilla
llegara a tierra chilena,
de poesía está llena
nuestra patria que ahora brilla;
con poetas sin mancilla
que miran de cara al sol
y junto al gran español
que Arauco mostro a la fama,
mi voz ahora proclama
a un noble hijo de Angol.
A Pedro de Oña quisiera
nombrar poeta chileno
y le doy aplauso pleno
aunque español se sintiera;
fue el primero que naciera
en Chile y guarde la historia
su gran nombre envuelto en gloria
para ejemplo venidero:
de un poeta verdadero
hay que ensalzar la memoria.
Y como padre querido
de poetas populares
progenitor de cantares
que en Chile siempre han vivido;
por todos reconocido
y con fama bien ganada,
hay una figura amada
por la paya poderosa
que tuvo con De la Rosa:
el gran Mulato Taguada.
Y ya que tomé el camino
de poetas de la tierra.
esta lista no se cierra
sin mencionar a un nortino;
a un hombre cuyo destino
lo debía de juntar
con el que nos iba a dar
de rendiciones el grito:
por Abraham Jesús Brito
aquí vengo yo a cantar.
Y siguiendo en el recuento
de nuestro grandes poetas
sin fijar lindes ni metas
podrían pasar de cientos;
pero mi humilde comento
nunca así terminaría;
Cruchaga Santa María
sí que merece una loa,
y junto a Carlos Pezoa,
Jorge González Bastías.
Y no podría dejar,
antes que mi lira calle,
de dar a Juvencio Valle
su puesto en este cantar;
él lo ha sabido ganar
con su hondura y emoción
con su tranquila pasión,
con su silencio sencillo
con verso que luce el brillo
de una diáfana canción .
Todos son grandes señores
de las letras nacionales;
todos con títulos tales
merecen nuestro honor
y ellos mismos, servidores
de las glorias nacional,
se ponen de pedestal
para colocar xxx1
en lo más alto a Neruda
junto a Gabriela Mistral.
1 Ilegible en el impreso.