La miseria azota los hogares del pueblo
Por Pablo Tralcahuemnu, de Santiago
CUARTETA
Si no luchamos unidos
nos podemos morir de hambre
en esta tumba e’los libres
onde nos yerve la sangre
GLOSA:
Ya no se encuentra trabajo
donde ganarse la vida,
y con tanta carestía
muchos se dan un balazo
pa irse al mundo de abajo
onde los fiambres unidos,
no sienten hambre ni frío,
más helados que la mar,
onde iremos a parar
si no luchamos unidos.
Es mucha ya la miseria
que azota nuestros hogares
que por todos los lugares
onde uno quiera que juera,
encuentra puras leseras
en vez de matar el hambre
que nos tiene como alambre
por su gran necesidad
que con tanta calamidad
nos podemos morir de hambre.
Son miles ya los chiquillos
que son tuavía mocosos
y mueren tuberculosos
y más flacos que un pitillo,
víctimas de tanto pillo
desta “nación de los libres”
que se güelven como tigres
contra el pueblo para hambriar
y que no temen masacrar
en esta tumba‘e los libres.
Vagando de un punto a otro
entristecidos cesantes
quedan muchos atorrantes
mientras los ricos golosos,
viven tranquilos y gozosos
sin calentarse la sangre,
más negra que algún enjambre
de esos güenos pa chupar
en la vena yugular
onde nos yerve la sangre.
DESPEDIDA:
Y así nos vamos muriendo
en nuestra tierra quería,
y llegando muchos días
a tener que andar pidiendo,
con nuestros cabros sufriendo
más hambre que un pobre quique,
andando como alambique
por los caminos terrosos,
sin encontrar güen reposo
ni en el fondo de algún pique.