La madre obrera
Por Águeda Zamorano
CUARTETA:
Trabajo sin descansar
y no me alcanza el ajuste
más aquel con sus embustes
me ha querido alimentar.
GLOSA:
Desde que amanece el día
yo tengo que trabajar
y por tanto descuidar
un hogar y cinco crías
que dado la carestía
ya no alcanzo a alimentar;
teniéndolas que dejar
por ser una madre obrera
que en una industria cualquiera
trabajo sin descansar.
Desgracia la de ser pobre
y de hambre estarse muriendo
sin embargo enriqueciendo
al Estado con los cobres;
que del escuálido sobre
sin vergüenza se nos hurta
pues por ley aunque disgusta
los tenemos que largar
sin derecho a reclamar
y no me alcanza el ajuste.
Pior aún las sanguijuelas,
miserables y soplones
vende la patria y pulmones
al gringo que se nos cuela;
le entregaron la tutela
y nos darán con un fuste,
maldigo sin que me asuste
que de sufrir estoy harta
que a todos mal rayo parta
más aquél con sus embustes.
Dicen en cada discurso
que no tendremos más alzas
pero mañana rebalsa
la medida con abuso;
porque sólo le dan curso
al que quiere negociar
sin cansarse de explotar
con el hambre y la pobreza
así es como con promesas
me ha querido alimentar.
DESPEDIDA:
De la guerra vil y sucia
mi país se ha de librar
de los que quieren calmar
el hambre con sus argucias;
pues solamente con Rusia
se habrá de relacionar
que es el continuo gritar
que del pueblo se desprende:
¡Oód, Salvador Allende
con la URSS debes pactar!