Gotitas de agua en el desierto

Gotitas de agua en el desierto
Por Gilberto Salinas, poeta suplementero de Santiago.

Atravesando el desierto
y casi muerto de sed
mis pasos eran inciertos,
gotitas de agua encontré.

Cuando a mis labios sedientos
una gota de agua acercaba
apareció un parvuliento
que más sed que yo llevaba.
– Tómate una ésta vez,
ya me tomaré otra yo.

Y seguimos caminando.
el sol quemaba, quemaba.
Se paró y me quedó mirando,
¡pobrecito! ya no andaba.

Con la frente afiebrada
me dijo: – No puedo más.
Lo tomé pues en mis brazos
y dí miles de pasos más.

Llegó la noche en el desierto
durmióse bajo las estrellas
yo lo contemplaba despierto
pensando en su vida pequeña.

Se despertó, ya repuesto
y me dijo: – tengo sed.
-Tómate otra de una vez,
ya me tomaré otra yo.

Luego al amanecer
reanudóse el caminar
en mis brazos iba él
pues lo cansaba el andar.

Y ya al salir del desierto
estaba salva su vida
y se fué corriendo
el muy despierto.

Y me dijo: –Tómate vos la última gotita.

Yo me quedé cansado
la boca como una hiel.
Todas las gotas de agua
que me había encontrado
se las había tomado él.

Nota: respetamos los cortes del impreso.

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