Fúnebre plegaria
por René del Cerro, poeta popular de Linares.
Llegará seguro el día
que termine mi existencia
y se esfume mi presencia
de sobre esta tierra fría;
no habrá entonces armonía,
en mis músculos ya tiesos;
no habrán coronas, ni rezos,
ni campanas que se toquen
cuando en un rosario choquen
mis huesos con otros huesos.
Será una tarde intermedia
de invierno o primavera,
que la muerte majadera
ponga fin a mi tragedia;
la vida es una comedia
–dicen con filosofía–,
y yo digo que sería
al tener buenos actores
y a la vez espectadores
en escenas sin orgías.
Serán funerales tristes
los míos en lo ritual;
sin pésame en lo formal,
ni sollozar de dolientes;
pero en los campos ardientes
de tardes crepusculares,
las aves en sus nidales
trinarán de sentimiento
al no oírse en el viento,
el collar de mis rimares.
Al viejo sepulturero
que habrá de cavar mi fosa,
donde no crecerán rosas
haré un encargo postrero;
que trabaje con esmero
y me encierre silencioso
en lo más hondo del foso,
y no llegue el capital
con su máquina infernal,
a perturbar mi reposo.
Al final de mis plegarias
de fúnebre inspiración
a los poetas pido acción
y las plumas libertarias;
ardor en la lucha diaria
por un mundo más humano,
donde no hayan tiranos,
miserias, ni más peleas,
pa cuando este vate sea
el festín de los gusanos.