Flor marchita
por Azucena Roja, poetisa popular de Santiago.
El hambre llamó a mi puerta
y ha truncado mi canción.
La fe de mi corazón
va con mi esperanza muerta.
GLOSA:
Tal vez se hayan extrañado
que hace tiempo nada escribo,
tan solo yo lo concibo
que sé lo que me ha pasado.
Perdón al que me ha cantado,
por si hubiera una protesta,
doy las gracias en respuesta
y aquí les voy a contar
diciendo para empezar
el hambre llamó a mi puerta.
Cuando llamó estaba sola
entonando un dulce canto,
mas éste se trocó en llanto
y marchitó mi corola;
mis ojos pintan aureolas
de llorar mi situación,
tengo seco el corazón
desde que un ”pulpo” ese día
me arrastró a la cesantía
y ha truncado mi canción.
Desde aquel día fatal
mi tez se tornó morena,
color que le dió la pena
******¹ impidiera cantar;
no se puede una alegrar
ante tal preocupación
el hambre es una razón
demasiado poderosa
y ha hecho oscilar quejosa
la fe de mi corazón.
Mi morada es un jardín
en una zona sin agua,
y el hambre es como una fragua
que le abrasa con mal fin;
con un toque de clarín
llamó a mi puerta entreabierta,
dentro quedaba una incierta
promesa en la que creí,
la que al marcharse de aquí
va con mi esperanza muerta.
DESPEDIDA:
Y aquí va mi despedida
repudiando a las promesas
que enagenan las cabezas
de las masas oprimidas;
se han tornado envilecidas
y van en contra del pobre,
sin importarles ni cobre
a aquellos que en un vil acto
han vendido con un pacto
la vida de nuestros hombres.
1 Nuestro ejemplar está roto en esta zona.