Evocando el triste roto
Por C. Castillo, poeta popular de Rengo.
En este seis de febrero
de nuevo han perdido el voto
de este muy sufrido roto
de corazón tan sincero;
yo les digo compañero,
lo he pasado tristemente,
sin poder mover el diente
sin tener que echarle a l’olla
porque las mismas cebollas
han subido frecuentemente.
Para el roto de las minas
la situación se complica
y aún le saca más pica
el precio allá en las cantinas;
esas modestas cocinas
tienen que alzar el puchero,
pues no les da más el cuero
comprando a precio de oro
y vayan callando el loro
que el pato paga el minero.
El rotito ‘e la ciudá
ta bien recontra embromao
ta bien re contra embromao1
con los precios del calzao
solo anda a pata pelá;
como si esto fuera ná
la mujer y los chiquillos
sin calzón ni calzoncillos
tocando arpa en las costillas
dos fideos por canillas
y re largos los colmillos.
Pero al roto campesino
le llega el agua al cogote,
el patrón lo pela a azotes
si pide un salario digno;
en seguida los cretinos
le niegan el familiar,
planillas hacen firmar,
se quedan con el dinero
y a la calle compañero
el que vaya a reclamar.
El gobierno por su lado
propone una solución;
apretarse el cinturón
y quedamos arreglados;
luego seremos finados
y se acaba la tragedia.
Que termine esta comedia
es el grito popular
si no saben gobernar
es del pueblo la querella.
Pero este roto chileno
de conciencia proletaria
quiere la Reforma Agraria
y por ella lucharemos;
las riquezas venderemos
a quien nos pague mejor,
pues esa es la solución
con respeto a la bandera.
Democracia verdadera
sin hambre ni represión.