El tremendo temporal
por Guillermo Hernández, poeta popular de Santiago
Temporal de proporciones
el que se dejó caer
con perjuicios a granel
en humildes poblaciones;
destruyendo habitaciones,
dejó a muchos sin hogar,
es todo ruina el lugar
donde una casa existió,
todo en el suelo dejó
el maldito temporal.
Daba lástima de ver
las poblaciones enteras,
las callampas las primeras
que tenían que caer;
al comenzar a crecer
los ríos como bribones,
verdaderos aluviones,
dando mortales abrazos
con sus asesinos brazos
arrasando poblaciones.
Como siempre ha de pasar,
la fregá es la clase obrera,
como si nadie pudiera
tratar algo de evitar;
no se trata de atajar
cuando viene inundación,
si no que de previsión,
dar terrenos apropiados,
seguros y urbanizados,
como primera cuestión.
A quiénes les corresponde,
no se deben olvidar,
pronto hay que solucionar,
atacando fuerte donde
la raíz del mal se esconde
y no sólo con promesas,
que la gente no es muy lesa,
sabe lo qué necesita:
menos tanques, más casitas,
menos teatros, más franquezas.
DESPEDIDA
Por fin, que los afectados,
algo en limpio han de sacar,
con unidá a batallar,
por que sean escuchados;
que no sean tramitados,
cuartel no pedir ni dar,
y no vuelvan a esperar
que estudiarán la cuestión,
que la mejor solución
la unión la tiene que dar.