El poeta agricultor de Ciruelos
Por Avelino Contreras M., de Santiago
En el pueblo de Ciruelos
vive el vate en su mansión
con los mejores anhelos
de su noble corazón.
Tiene al frente manantiales
al pie de árboles añosos,
rodeados de zarzales
que atraen por lo frondosos.
En lo suyo hay abundancia
de agua y vegetación;
sus jardines son fragancia
y en frutos buena sazón.
Y en cuanto a la agricultura
ese hombre de pensamiento
ampliar sus siembras procura
para tener más aumento.
Es amante del progreso
y no sólo intelectual,
que lo más hermoso es eso;
lo que sabe a carta cabal.
Nunca le niega al que pide
algo por necesidad,
para lo cual no se mide
y lo hace sin vanidad
Tiene huertas que producen
cereales abundantes,
bueyes mansos que conducen
sus carretas, arrogantes.
Tiene de todo bastante
y pan de hoja, de primera
allá en su terruño amante
donde todo le sonriera.
Sus caballos son muy buenos
de andar rápido y bien firme,
no podían ser los menos
lo cual aprecié al venirme.
Es que comen del buen grano
que les guarda por fanegas
puro y limpio de su mano
con el pasto de sus vegas
Les prodiga sus cuidados
con mucha dedicación
a sus corceles amados
dándoles buena ración.
Es muy digno de alabanzas
por eso y por muchas cosas
de que hace remembranzas
porque las haya graciosas.
Dichoso el que no piensa
separarse de sus lares
y con su sana conciencia
nunca ha sufrido pesares.
En mi viaje de hace poco
le aplaudí su parecer
y si su amor propio toco
a mal no lo ha de tener.
La modestia se lo impide
dar a conocer sus versos,
no siendo así donde vive
no haría grandes esfuerzos.
Todos dirían que es él
el poeta del lugar
y el más preciado vergel
sonriente lo ha de inspirar
Sería más distinguido
por tan bellas cualidades
y de todos muy queridos
no sólo por sus bondades
Vale la pena decir
grandes cosas en su honor,
no sólo por aplaudir
a ese joven trovador.
¡Que cante no más que cante
durante toda su vida;
su lira siempre vibrante
merece ser aplaudida!