El incendio de La Aguada
Por Jorge Obrero del Carbón, poeta popular de Coronel
CUARTETA
Con lo del Zanjón de la Aguada,
que horroroso cataclismo
vamos cayendo al abismo
con tantas encrucijadas.
GLOSA
Se ensañó la suerte impía
nuevamente en el país,
conmovido de raíz
a toda la pobrería;
con lo que pasa hoy en día
esto es más que puñaladas,
con sus cositas quemadas
en la población callampa
ya Chile pierde su estampa
con lo del Zanjón de la Aguada.
La desgracia en nuestra raza
de escombro allí remató
porque el incendio arrasó
a más de trescientas casas.
Perdieron todos en masa
y luego hallaron cinismo
desamar sin patriotismo
en nuestro propio Gobierno,
fué dantesco como infierno,
¡que horroroso cataclismo!
Según versiones del diario
que es nuestro diario oficial,
fué incendio fenomenal,
con muertos y quemados varios;
fué un siniestro extraordinario.
En presencia del despotismo
en esta época de egoísmo
que no se esmeran por nada
con promesas olvidadas,
vamos cayendo al abismo.
De aquel macabro suceso
de grande consternación,
hay que tener corazón
para hacerse siempre el leso;
lo que más conmovió en eso
fué que en grandes llamaradas
hubo guaguas calcinadas
tan sólo en pobres huesitos,
esto es colmo, Dios bendito,
con tantas encrucijadas.
DESPEDIDA
Al fin por los angustiados
que perdieron sus hogares
van los llantos y pesares
a tristes damnificados;
también son pobres esforzados
que han tenido que luchar
por tener dónde albergar
a sus hijos y mujeres
que terribles padeceres
tienen hoy que soportar.