El círculo infernal
Por C. Castillo, poeta popular de Rengo
(Delirios en el hospital)
CUARTETA DE ADVERTENCIA
¿Los personajes? ¡Paciencia!
pues me encontraba dormido,
entonces cualquier parecido
no es más que coincidencia.
GLOSA
La fiebre me consumía,
todas las camas giraban
y los santos me bailaban
una cueca muy movida;
la sala se oscurecía
en la penumbra espectral,
para colmo de mi mal
me bajó una pesadilla,
soñando por las canillas
con un círculo infernal.
En edificio sombrío,
el chasquido de la guasca
formaban gran alharaca
unos bichos mal paridos;
¡aún me dan escalofríos
recordando esa ocasión!
yo los vi con precisión,
el círculo que formaban
y el edificio en que estaban
se llama Club de la Unión.
Un sapo muy re guatón
con traje de padrecito,
plantó unos tremendos gritos
en lenguaje pelucón:
reclamaba este bribón
blandiendo una cachiporra
que metieran en mazmorras
a todos los proletarios
y después de este rosario
el hombre se fue a la porra.
Llegó volando una bruja
fallona de la mollera,
se creía relojera
¡hay que ver la vieja intrusa!
entonó una semifusa
de corte justicialista
y en medio de la pista
rindióle culto a … Nerón
y después de esta oración
¡zas! que se perdió de vista.
La canción del perseguido
cantó otro bicho al momento,
lanzando un largo lamento,
al del burro parecido;
luego dijo el presumido
“yo soy el gran Galvarino”
¡las cosas que hace el destino!
el indio perdió sus manos,
por valiente y espartano,
lució cuatro este cretino.
Un señor entonces vino
a ocupar el redondel
¡orgulloso el tipo aquel!
exhibió unos pergaminos
de su abuelo, su padrino,
de su estirpe yo le hablo
metió un bochinche macabro
discursiando de lo lindo
de pronto se fue pal limbo
y al descanso de los diablos.
Trabajó luego un payaso
¡chitas que lo hallé pesado!
se reía el desgraciado
repartiendo los abrazos;
vi exhibir los salivazos
tipo Primero de Mayo
con su voz de papagallo
recitaba “La Maldita”
“Pisagua”, “La Margarita”
hasta que lo partió un rayo.
DESPEDIDA
Finalmente la función
y el círculo terminó
y en masa se prosternó
a la guasca del patrón;
el hombre era formalón
llamábanle “Badulaque”
le hicieron tremenda xxlaque
y repartió unos denarios,
se me borró el escenario
y desperté del achaque.