El cantar de una fea y el poeta
Por Luis Polanco, poeta popular de Conchalí.
GLOSA
Soy fea, ya me lo han dicho,
de cuando niña y después,
y yo lo digo esta vez
que no rechazo el bautizo;
no soy fea, por capricho
más, lo soy, a pesar mío,
pues, yo hubiera preferido
ser bonita y agradar
a tener que soportar
mi dolor incomprendido.
Me pasan cosas tan raras
que a veces no las entiendo
en el alma las retengo
sin que asomen a la cara;
siento como si gritara
dentro de mí, con terror,
un tan amargo dolor
que no se atreve a aflorar,
lo suelo a veces curar
con un canto o una flor.
Evito cuanto más puedo
el espejo y la mirada
y en la celeste alborada
mis pensamientos recreo;
y es el mejor galanteo
que desde niña he sentido;
el del jardín florecido,
el de la vertiente clara
el trino que al aire enviara
el ave tejiendo el nido.
Al espejo he ensayado
dulce sonrisa ensayar
sólo he podido lograr
ver mi dolor reflejado;
el dolor de haber amado
y de no ser comprendida;
de no hallar para mi vida
sino triste soledad,
sentir de amor ebriedad
para beberlo a escondidas.
DESPEDIDA
A través del ventanal
pupilas al cielo estiro,
le envío al alba un suspiro,
y ella me viene a encontrar;
me pide en dulce arrullar
que no escatime el amor,
que lo entregue en el rumor
de la brisa y la vertiente,
y lo fecunde en la fuente
que tengo en el corazón.
RESPUESTA DEL POETA
¡Qué linda, qué linda fea …
¡qué linda que yo te encuentro!,
no, si te miro por fuera,
sí , si te miro por dentro.
Echa tu alma en el agua,
tiende tu voz en el viento,
hazte llama de la fragua
que templa los sentimientos.
Dadle al ensueño de sol
transparentado en el lirio,
ya que es azul tu ilusión
que cante la flor tu idilio.