Disputa de amor
Por Rafael Martínez Navia, de Santiago
Disputaban por saber
tres galanes con ardor
que cosa tendrá mejor
en el cuerpo la mujer;
dijo el primero a mi ver,
y no soy hombre de antojos
me gustan los labios rojos
bucles rubios, permanentes,
unos blanquecinos dientes
y sobre todo los ojos.
Casi no me dejas nada
y me reduces a cero,
dijo el segundo al primero
con voz alta y bien timbrada;
francamente es alabada
una hermosa criatura
por su delgada cintura
y su nariz afilada
pero a mí lo que me agrada
es un talle con soltura.
Señores, dijo el tercero,
andan los dos muy errados,
sé que están equivocados
y a probarlo me refiero,
siempre será lo primero
no aquello que no se ve,
si no un pequeño pie,
coquetón y zalamero,
y unas piernas con salero
no me pregunten, ¿por qué?
Yo intervine con presteza
al fin de la discusión
y dije en tal ocasión:
una mujer con belleza;
no vale ni una paveza
si le falta animación;
y lo lindo, en conclusión,
y mejor, es su sonrisa,
con que a veces nos hechiza
¡y nos roba el corazón!