Después de la tempestad nace la calma
Por Máximo Ramírez, poeta popular de Santiago.
Ya la noche va pasando
rasgando su denso velo,
ya se vislumbra en el cielo
el día que está alborando;
ya todo se va aclarando
trina el ave de alegría
mientras despierta la vida
al tiempo de amanecer
en ese dulce esplendor
pletórico de armonía.
Así también el error
y el nefasto oscurantismo
de la crueldad y egoísmo
habrá de acabar su horror;
para que haya paz y amor
y así venga el esplendor
de ese dulce amanecer
que anhela la humanidad
y que es la fraternidad
a que aspira nuestro ser.
Cuando una madre futura
sufre el natural proceso,
bastante sufre por eso
hasta ver su criatura;
bien envuelta en su ternura,
así también conjeturo
lo reafirmo y lo aseguro
que hoy día la humanidad,
por falta de hermandad
pasa por terrible apuro.
Pero llegará aquel día
nadie lo puede evitar,
en que se habrá de acabar
todo error y vil falsía;
hasta surgir la armonía
en los cuentos sinsabores
de las guerras y dolores
que sufre la humanidad
debe triunfar la verdad
y los futuros amores.