A Luis Emilio Recabarren

A LUIS EMILIO RECABARREN
Por Agueda ZAMORANO, poetisa popular de Santiago

La honra de Chile entero
es Recabarren tu nombre
y en la lucha cada hombre
lo lleva por compañero;
un homenaje sincero
se le rinde a tu memoria
y el recuerdo de tu historia
late en cada corazón
vibrando con la emoción
de igualarte en la victoria.

Recibe pues los honores
de este pueblo tus hermanos,
que envidiarán los tiranos
por no ser merecedores;
solemnes los escritores
y poetas populares
desde remotos lugares
te envían un homenaje
y todo aquel que trabaje
y también de los hogares.

Si tu alma se hace presente
cual volar de mariposa
se ha de sentir orgullosa
de saber de buena fuente;
y comprobar que no miente
el minero masacrado
cuando al llegar te ha contado
la ardua lucha justiciera
de toda la masa obrera
que en la unidad se ha empeñado.

Has de ver con alegría
cómo esta generación
forja su emancipación
del yugo y la tiranía;
y han tomado en armonía
como base tu heroísmo
sin distinción ni egoísmo
unidos van a luchar
y el repudio a acrecentar
contra el yanqui-imperialismo

DESPEDIDA
Aquí te digo al final
lo que tú ya bien lo sabes
son todos los hechos graves
maniobras de un desleal
que sufrimos por igual
obreros e intelectuales
que para bien de los males
de remedios a saber
hay uno ya en el poder
unidad de sindicales.

Volver

Miseria y riqueza

Miseria y riqueza
Por Agueda Zamorano (poetisa popular obrera de Santiago)

CUARTETA:

No sólo muertos entierran
cuando a la tierra los bajan
se entierran los que trabajan
y viven bajo la tierra.

GLOSA:

En este país hermoso
donde florecen riquezas
don de la naturaleza
del que se siente orgulloso;
tesoros tan fabulosos
que sus montañas encierran
rivalizando se aferran
las riquezas de su mar
muy fácil de comprobar,
no solo los muertos entierran.

Los seres que sus riquezas
extraen para su bien
son mirados con desdén
azotados con bajezas;
y contrasta su pobreza
con los tesoros que sacan
y el salario les rebajan
a tal punto a los sujetos
que parecen esqueletos
cuando a la tierra los bajan.

La miseria se acompaña
con el peligro presente
cuando la mina se siente
al herirle sus entrañas;
con un ruido les regaña
y sus peñas se quebrajan
los maderos se relajan
y al hundirse el socavón
sin ninguna salvación
se entierran los que trabajan.

Para prueba el del carbón
que al explotar el grisú
no habrán de decir Jesús
al presentir la explosión;
enterrados vivos son
y ahí termina la guerra
por la triste vida perra
unos mueren sepultados
por otros son reemplazados
y viven bajo la tierra.

DESPEDIDA:

Peligro y dolor latente
soportan con patriotismo
mientras acá el egoísmo
impera en algunas mentes;
esas que en todo presente
debiera estar la razón
allá con gran corazón
con fé y mucha valentía
fortalecen la agonía
con su triste situación.

Volver

Ay cuándo, mi patria, ay cuándo!..

Ay cuándo, mi patria, ay cuándo!…
Por AGUEDA ZAMORANO, poetisa popular de Santiago

CUARTETA:

Al oligarca mezquino
que no le tengan piedad
al relucir la verdad
que hará luz en el camino

GLOSA:

Ay cuándo, mi patria, cuándo
tus hijos ya no tendrán
que suplicar por el pan
que el hambre va reclamando:
cuándo no habrán de ir gritando
por calles y por caminos
como parias que el destino
obligado a mendigar
teniendo que repudiar
al oligarca mezquino

Cuándo no habrá de llevar
la muerte al obrero en masa
cuándo no habrán amenazas
para el que quiera gritar;
pidiendo ya terminar
con justicia la maldad
del que hoy en la impunidad
vive siempre masacrando
y cuándo será ese cuándo
que no le tengan piedad.

Cuándo serás toda entera
dueña absoluta del oro,
cuando de tí tus tesoros
tu cobre tus salitreras;
no te los robe el de afuera
para su comodidad
cuándo la necesidad
se ahuyentará de tus lares
y la justicia te ampare
al relucir la verdad.

Cuándo se hará por la infancia
lo que la infancia merece
que mendigando va y crece
arrastrando su ignorancia;
cuándo será ya la estancia
de tus hijos campesinos
que piden cambiar su sino
mediante Reforma Agraria
que es la estrella solitaria
que hará luz en el camino.

DESPEDIDA:

¡Ay, cuándo! pregunto, cuándo
la fertileza que encierra
la majestad de tu tierra
se alzará altiva mirando;
que la están aprovechando
para hacerte poderosa,
noble patria generosa,
y cuándo por fin, ¡ay, cuándo!
lo que hoy estoy preguntando
tendrá una respuesta hermosa?

Volver

El campesino orador

El campesino orador
Por Águeda Zamorano, obrera de Santiago

Yo conocí un orador
que el campo fué su destino
nacido de campesinos
que dejaron en su honor
el ser un buen labrador,
además de inteligente
pues viviendo en este ambiente
muy junto con el cultivo
de su tierra muy altivo
fué cultivando su mente.

Pronto en el fundo adquirió
la fama de bien hablado
y un día muy enojado
el patrón se le acercó:
una respuesta exigió
por lo que a él le ofendía
cuando mi amigo decía:
“compañeros del sembrado:
somos los más explotados
por la vil oligarquía”.

“Mirad cómo el feudalismo
a costa de tu sudor,
de tu miseria y dolor
prospera con egoísmo;
ejerciendo el despotismo
que dicta su vanidad
y tú palpas la verdad”…
decía el campesinado
que le oía entusiasmado
predicar la realidad.

Ese señor no podía
aguantar ya más los insultos
de aquel campesino culto
y le amenazó ese día
con llamar la policía
para hacerlo encarcelar:
mas mi amigo sin temblar
le contestó harto altanero:
“Lo que digo es verdadero,
aunque me mande matar”.

DESPEDIDA:

Se supo al día siguiente
que en la noche fue sacado,
de su rancho fue llevado
sin saber nada al presente;
pero asegura la gente
de que ha muerto con honor
y al recordar su valor
de algo más están seguros:
que no ha muerto en el futuro
el campesino orador.

Volver

Y no la puedo cantar

Y no la puedo cantar
Por Águeda Zamorano, obrera de Santiago.

CUARTETA:

Hoy ya no puedo cantar
“esa canción” con calor
y me causa un gran dolor
que hasta me ha hecho llorar.

GLOSA:

Yo canté con alegría
desde cuando era una nena,
porque no tenía pena
y gozaba el alma mía;
de entonar la melodía
de algún canto popular
y aun más al entonar
“esa canción” tan hermosa
si ayer yo canté gozosa
hoy ya no puedo cantar.

Sus versos que son divinos
dicen del campo un edén
pero serían  muy bien
si del campo el campesino
fuera dueño y no inquilino
que gozara el esplendor
que como savia el sudor
a las mieses elevara
para que entonces cantara
“esa canción” con calor.

Al azul veo nublado
y la brisa envenenada
la campiña profanada
y los “libres” masacrados;
villanamente vejados
por mano del opresor
que no se pierda el valor
que nos legó el araucano
sufro el hambre de mi hermano
y me causa un gran dolor

Hermosa fue esta verdad
en un tiempo ya lejano
cuando luchó mano a mano
el indio con lealtad
conquistando libertad
que del triunfo fue el cantar
que me enseñaron a amar
y canté con entusiasmo
hoy me parece un sarcasmo
que hasta me ha hecho llorar.

DESPEDIDA:

Hoy la escucha mi emoción
y me quedo meditando
tendré que ver ese cuando
Chile libre de opesión;
y entonaré la canción
que así han osado burlar
y que al oirla cantar
siento un nudo en la garganta
como algo que me atraganta
y no la puedo cantar.

Volver

La madre obrera

La madre obrera
Por Águeda Zamorano

CUARTETA:

Trabajo sin descansar
y no me alcanza el ajuste
más aquel con sus embustes
me ha querido alimentar.

GLOSA:

Desde que amanece el día
yo tengo que trabajar
y por tanto descuidar
un hogar y cinco crías
que dado la carestía
ya no alcanzo a alimentar;
teniéndolas que dejar
por ser una madre obrera
que en una industria cualquiera
trabajo sin descansar.

Desgracia la de ser pobre
y de hambre estarse muriendo
sin embargo enriqueciendo
al Estado con los cobres;
que del escuálido sobre
sin vergüenza se nos hurta
pues por ley aunque disgusta
los tenemos que largar
sin derecho a reclamar
y no me alcanza el ajuste.

Pior aún las sanguijuelas,
miserables y soplones
vende la patria y pulmones
al gringo que se nos cuela;
le entregaron la tutela
y nos darán con un fuste,
maldigo sin que me asuste
que de sufrir estoy harta
que a todos mal rayo parta
más aquél con sus embustes.

Dicen en cada discurso
que no tendremos más alzas
pero mañana rebalsa
la medida con abuso;
porque sólo le dan curso
al que quiere negociar
sin cansarse de explotar
con el hambre y la pobreza
así es como con promesas
me ha querido alimentar.

DESPEDIDA:

De la guerra vil y sucia
mi país se ha de librar
de los que quieren calmar
el hambre con sus argucias;
pues solamente con Rusia
se habrá de relacionar
que es el continuo gritar
que del pueblo se desprende:
¡Oód, Salvador Allende
con la URSS debes pactar!

Volver