Réquiem de una casta
Por Manuel Urbano, poeta popular de Puente Alto
El átomo desataron
pa poder sobrevivir
y el mundo solos regir;
ahí mismo se suicidaron.
Los pueblos no acobardaron
y en cambio es hora presente
del fin de los prepotentes
con una ciencia ´e progreso
querían un retroceso
y éso no acepta la gente.
El hombre está más vidente
el capital agoniza;
la religión, que idiotiza,
va en un plano decadente
y, sin embargo, surgente
aluvión incontenible
frena el hombre lo punible
de una casta que ya muere,
se termina un miserere
y el pueblo se hace invencible.
Creían que era posible
ser arrieros conductores,
se creían redentores
por la potencia infalible
del átomo indefectible.
Creían asegurado
eterno pa sí el reinado
de indolente paraíso
y la evolución deshizo
lo que se habían tramado.
Cruel el momento ha llegado
–boomerang de doble muerte–
solos sellaron su suerte,
el cálculo fué fallado,
la ciencia no ha claudicado
en beneficio de viles,
en cambio marchan por miles
los hombres del pensamiento
preclaro el conocimiento
de convivencia y trabajo.
Despotrican a destajo,
lloran y mienten, infames,
y en hipócritos alardes
aferran lo ruin y bajo
queriendo poner atajo
a su fin impostergable
su vivencia miserable
está en tapete de historia,
así, sin pena ni gloria
huyen viles y cobardes.