Matices del canto

Matices del canto
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

Sea el canto, sin cercado,
dueño del espacio abierto,
ancho como el firmamento,
para todos entregado.
Sea el futuro enlazado,
afianzado en la hermandad
que exalte la libertad,
en el corazón del mundo:
tierno, fraternal, profundo,
buscando la eternidad.

Amo la voz que resuena
como al aurora clara;
la espada que proclamara
su divorcio a las cadenas
Amo la meta en las penas
la largueza, en el contento
la fe, en el advenimiento
de un mundo, para el amor
Amo al que apunta mejor
al corazón del tormento.

Amo el corazón henchido
para el cariño cordial,
ardiente en el palpitar,
mensajero, en el latido,
sin penas para el olvido,
alegre para el querer,
siempre presto a florecer,
en emoción concordante
y ante la ilusión distante,
fiel como el amanecer.

Amo la pluma acerada,
templada en sinceridad,
que al fustigar la maldad,
penetre como una espada;
libre y desapasionada,
balsámica y justiciera,
para el ideal sincera,
y para el tirano, esquiva
contra la vileza, altiva,
de la libertad bandera.

Amo los sanos motivos
del hombre para cantar;
los que hagan despertar
a todos los oprimidos;
en los campos redimidos;
amo el surco y la semilla;
en la aldeana sencilla;
a la paz para su camino;
y el mañana campesino
hecho esperanza en arcilla.

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Reflexiones

Reflexiones
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

CUARTETA

Muchos hermanos se irán
en este invierno de ruinas,
muchas penas nos darán
los días que se avecinan

GLOSA:

Ya llegó el invierno hermano
y el sol se nos va a esconder
y cuando empieza a llover
hasta el camino es tirano;
Nos van a sobrar las manos
y los panes nos faltarán
y desilusión nos darán
tantas promesas fallidas
y en la tierra oscurecida
Muchos hermanos se irán.

Se ha ido el sol del verano
que maduró los racimos;
Ya se guardaron los vinos
en las bodegas del amo;
Cosechaste ajeno grano,
y moliste ajena harina,
la paga fué tan mezquina,
para guardar no hubo nada;
habrá hambre en la barriada
en este invierno de ruinas.

Hermanos que están sufriendo
de la injusticia la herida:
la tierra les dió la vida
y en ella vivero muriendo;
Al rico están manteniendo
y el rico les niega el pan
Por tanto sudor nos dan
maltrato e incertidumbre.
Las largas noches sin lumbre
muchas penas nos darán.

Por ti da frutos la tierra
y se levantan ciudades
por ti sobre el mar las naves
lucen la patria banderas
por ti se venció la sierra
y su oro entrega la mina
y por ti alcanzó la cima
el esfuerzo hecho belleza,
por ti traerán grandeza
los días que se avecinan.

DESPEDIDA:

Eres Dios. Te hacen mendigo:
dueño del mundo, eres paría;
debiendo ser luminaria,
la oscuridad va contigo;
Su espiga te niega el trigo
sus tejidos los telares
sólo tienen tus hogares
desesperanza y tristeza;
“forjador de la riqueza
tirado a los basurales”.

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A los mineros del carbón

A los mineros del carbón
(Por Luis Polanco).

Qué podré yo decirle
al triste hogar deshecho
que medio a medio tiene
la visión de su muerto…?
Y qué podré decirle al pobre niño
huérfano…?
y a la llorosa viuda
con la rabia en el puño
y la pena por dentro…?
Y a sus mañanas lúgubres
sin luz, sin pan, sin techo…?
Y qué decirte a ti
buen hermano minero…
quizás próxima víctima
del permanente infierno…?

Qué le diré a la novia,
a la que el hoyo negro
le quebró la sonrisa
y le mató el ensueño;
y la esperanza dulce,
de un dulce compañero;
y le clavó en el alma
larga daga de fuego…?

Es tan largo el camino
que ha corrido la infamia
golpeándote en el pecho..
que la palabra es corta:
que hasta angosto es el viento;
que hasta la misma rabia
se parece al silencio;
si no es la voz precisa,
valiente y valedera
para vengar tus muertos.

Hoy mi voz sale en pena
para tender tu duelo
sobre todos los pechos;
sobre todos los llantos;
entre todas las rabias;
dentro todos los puños
que se estiran al cielo
a desgranar auroras.
a guiar las estrellas
del hombre; un mundo nuevo:
a buscar los hachones
que alumbren tus conquistas
de caminos sin sangre:
de jornadas sin hambres.

Hoy mi voz sale,
buen hermano minero,
para rubricar en tu calvario
mi juramento de estar siempre contigo;
con mi verso de sangre, hecho espada de acero.

Que se aprieten los puños;
que se expandan los pechos,
que no lloren tus duelos
para empeñar la aurora
de esperanzas: que vivió en tus muertos.

Santiago mata a todo aire
en los andamios;
Antofagasta e Iquique
mata a  todo sol en el desierto;
el campo mata en el surco
y en el bosque;
la nieve del invierno
mata en las barridas ciudadanas;
y en todas partes es el pobre
el que muere.

Y de esto sabe el peñasco
de la bocamina;
y el zarzal de los cominos;
y los barriales ciudadanos;
y las huellas pampinas,
y los amos lo niegan;
y las autoridades lo miran de soslayo;
y los gobernantes no le buscan remedio;
y lo disimulan los cobardes
de mentalidad chica
de los diarios grandes.

Pero hoy voces muy altas
que también lo saben,
que ninguna mordaza
hará que lo callen.
Lo saben los poetas
y tus estandartes:
la viuda y sus hijos,
las novias y las madres,
y lo sabe el pueblo
que es tu propia sangre.

¿Qué puedo decirte
hermano minero…?
quieres que te diga
que unidos luchemos…
por siempre… por siempre…?
que por siempre, siempre,
el grisú apaguemos…?
y pongamos la mina
en poder del pueblo…?
Ya está dicho, hermano
por eso luchemos…!

Nota: En este período la Lira Popular presenta cambios por la dirección de Agueda Zamorano, por esta razón encontramos este verso que no puede considerarse dentro de los estilos “populares”. Es una composición en romancillo, aunque presenta quizás problemas en su edición.

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Ancho amor

Ancho amor
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

CUARTETA

Amo al árbol, como al río
al camino y la vertiente,
al sol, al viento, al rocío.
Amo la vida y la muerte.

GLOSA

Con sed de amor y de pan
de canciones y luceros,
salí orillando senderos
sin meta dónde llegar.
A mi primer descansar
bajo el árbol le hice nido;
a mi primer desvarío
le dió agua la corriente.
Desde entonces muy fielmente,
Amo al árbol, amo al río1.

Desconociendo las huellas
de la tierra y del mar,
salí al camino a rodar
guiado por las estrellas.
Buscador de cosas bellas
hallé una aurora sonriente,
hallé un poema en la fuente,
en el camino hallé rosas.
Amo entre todas las cosas
al camino y la vertiente.

Espigas me dió el trigal,
la choza me dió un amor,
la justicia un rencor
el viento me dió un cantar.
El pugnio me dió el cristal
del venaje redimido,
el león me dió el rugido
de su soberbia altivez.
Amo la fiera; a la vez,
al sol, al viento, al rocío.

La pampa me dió una herida,
también me dió un ideal,
me dió un maestro ejemplar
que dió a la muerte su vida.
Me dió su fe no vencida,
un surco y una simiente,
puso una estrella en mi frente
y con ella una esperanza.
Por eso amo mi andanza
amo la vida y la muerte.

DESPEDIDA

Amo en la mujer el beso
el sentimiento y los ojos,
la alegría y los enojos,
el desdén y el embeleso.
Si soy poeta es por eso,
ella me dió sus primores,
por ella amo en las flores
la duración y el aroma.
Por su arrullo la paloma,
amo mis propios dolores.

1  Hay diferencia con la cuarteta.

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Te espero

Te espero
por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

CUARTETA

Un año que tengo un beso
hecho de miel y de guinda,
ven a buscarlo, mi linda,
ante que se ponga viejo.

GLOSA

Princesa de mi pradera,
ensoñación de mi vida,
en mi esperanza florida
eres fulgente quimera;
deseo darte en mi tierra
el sabor de los cerezos,
mi bella flor de embeleso
asómate a mi ventana:
para dártelo mañana…
un año que tengo un beso.

En la ladera del frente
abriendo surco en la breña
corre el agüita risueña
que te miró en la vertiente:
en la aurora transparente
que la mañana nos brinda
viene la magia que nimba
mi amor por ti, con unción,
a darte mi corazón
hecho de miel y de guinda.

Las celdillas del panal
diéronle miel a mi alma,
tu dulce pupila en calma
le dió la luz a mi andar:
cuando me da el palomar
el arruyo que se cimbra
el gorjeo de las cunas,
te acuño oro de lunas:
ven a buscarlo, mi linda.

La alondra se despereza
al oír tu nombre, y canta:
se mece el gozo en la planta
recordando tu terneza;
tiene el jardín más belleza
y es de la alegría espejo,
cuando en el verso te dejo
el mensaje de su flor:
ven a buscarlo, mi amor,
ante que se ponga viejo.

DESPEDIDA

Tengo conectado al viento
el timbre de mi ilusión,
sonará en mi corazón
si me das un pensamiento;
a veces sueño despierto
que tu cariño recojo,
y bebo en tus labios rojos
los efluvios de tu amor,
en medio del resplandor
en que me envuelven tus ojos.

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Canto póstumo

Canto póstumo
(A la memoria de mi madre)
Por Luis Polanco, gran poeta popular.

Alma de mi alma; ¡Madre!,
primer sol de mi pupila,
terneza que se perfila
en el alba y en la tarde;
celeste amor sin alarde,
tendido en mi tarde clara,
rosa de luz que dejara
tu canción sobre mi cuna;
me dio tu frente la luna
para que te la besara.

Línea blanca en mi destino,
suave estrella de mi cielo,
felpa de seda en el suelo
que fué mi primer camino;
del ave me diste el trino,
me diste alas de aurora,
en el rumor de la flora
y en los arruyos del nido
me diste “albo amor mío”,
el verso que canto ahora.

Tendido entre el cerezal
te anda buscando el clarín,
tu ausencia mató el jazmín
y ha marchitado el rosal;
junto al puquío de cristal
te está esperando el jarrón
reseco por la emoción
de no oírte, de no verte,
y te llora en la vertiente
el viejo sauce llorón.

Hoy, recostado en la tierra
que antaño fue tuya y mía
tendióse en la lejanía
mi nostalgia y mi quimera:
como portón que se cierra
frente a un paisaje de auroras
sentí el golpe de las horas
que están tronchando el amor,
y vi esconderse la flor
en tu voz ensoñadora.

Vos me dejaste en tu aliento
ésta voz dulce escondida,
que es voz de estrella y de viento
y que es fuente de mi vida.

Es voz que le di al rocío
para en el, hablar contigo,
voz que viajara en el río
cuando paseabas conmigo.

Alma de mi alma: ¡Madre!,
antorcha en mi caminar,
emoción primaveral
hecha palabra en mi sangre:
polvo de trigo en el hambre
de redención, con que sueño,
camino de sol, sin dueño,
aire puro en el taller,
e ilusión por florecer
en mi futuro risueño.

En donde se duerma el agua,
y donde sueñe la alondra,
donde la brisa haga alfombra,
donde sea espejo el alba,
donde sonría en la parva
el bienestar campesino,
donde el lucero y el trino
den al amor armonía,
habrás de hallarme, alma mía,
siguiendo un nuevo camino.

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Canto inolvidable

Canto inolvidable
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

Haré un canto en a piedra
que no me lo lleve el viento,
que no me lo barra el tiempo,
que se oiga cuando yo muera;
que viva en la primavera
de los tiempos venideros,
que sea fresco venero
para la vida del hombre…
¿ Dónde está la piedra, dónde,
para este canto que quiero?

Quiero hallar el corazón
del camino más andado,
Para alojar a su lado
el alma de mi canción;
quiero que lo oiga el terrón
que esconde el sudor amargo,
que despierte los letargos
de milenarios dolores
que dé esperanza de amores
a los calvarios más largos.

Quiero que vibre en las huellas
mi canto, yendo al trigal,
quiero que en el despertar
del pobre se haga estrellas;
en medio de sus tragedias
sea fe, puesta en la frente,
que en el ir de la corriente
del estero se haga grito,
y que vaya al infinito
venciendo el mal y la muerte.

Un canto de árboles verdes
para sombra del camino,
que le entregue al peregrino
harina del trigo y mieles;
canto de pan y manteles
tendido en manos fraternas
hacia las rutas eternas
de solidaria hermandad,
plenos de “luz de verdad”
ancho, como luna llena.

Con tinta de los dolores,
con quejas que no se oyeron,
con ansias que no surgieron,
con la hiel de mil rencores,
con los trágicos rumores
que despeñó la risquera,
con voz de la sementera
que al pueblo negó su grano,
con mi odio a los tiranos
haré mi canto en la piedra.

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Más mejor que no me case

Más mejor que no me case
Por Luis Polanco, poeta popular de Conchalí

Taita, no quiero casarme
no me gusta ser marío
yo prefiero contra el frío
más saquitos pa taparme;
yo no quiero preocuparme
de plata pa la comía
que es la canción repetía
que canta cada mañana
esa famosa fulana
que uno compra pa maría.

Yo no estoy pa tanto enreo
quiero arreglármelas solo
si tengo que comer como
y si no me chupo el deo;
en cuanto a mujer yo pueo
buscármela en cualquier lao
siendo soltero, y casao
nadie me va a dar pelota
voy a verme con ojotas
y los bolsillos planchaos.

Veo que no me corre prisa
pa eso del casamiento
y vi cuando fui pa dentro
algo pa morir de risa;
andaban en lo hortaliza
bien pescaos de la cintura
la mujer de ño Ventura
y el marido de la Juana
no quiero que la Cipriana
me haga la misma figura.

Dígale usté a doña Eusebia
que no estoy pa la patilla
que se guarde la chiquilla
pa que la ofrezca en conserva;
que me devuelva la yerba
que yo le mandé pal mate
yo no soy tonto e remate
soy encachao y suetúo
no paso por el embúo:
que la ofrezca en otra parte.

DESPEDIDA

Soy como el pez volador
no me clavo en el anzuelo
me refresco en el estero
me río del pescador;
y aquí no hay causa mayor
yo la carná no hey mordío
déjenme libre en el río
que quiero seguir nadando
yo voy a avisarle cuándo
de nadar esté aburrío.

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Buscando besos

Buscando besos
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

CUARTETA

Me enfrente con el camino
en distintas direcciones
para enlazar emociones
con que tejer mi destino.

GLOSA

Llegué al bosque y me acosté
sobre la tierra sombría
yo oí que el dolor crujía
en las hojas que aplasté
ví cuando al cielo miré
besarse al ave en el trino,
fue en ese beso divino
en donde encontré emoción
por ese lazo de unión
me enfrenté con el camino.

Andando llegué a la mar
y eché pupilas adentro
con el oleaje al viento
vi en armonioso besar
vi al ciclón entrelazar
besos con los farellones
vi besarse a los rumores
del agua con las arenas,
como amadoras eternas
en distintas direcciones.

Oí al andar por la sierra
la voz del león y el jilguero,
que al besar el ventisquero
amaban a su manera
rugiendo amaba la fiera
el jilguero con canciones
pero en ambos corazones
igual pasión inspiraba,
se rugía y se cantaba
para enlazar emociones.

Al entrar en las ciudades
de los grandes edificios
subí pisos sobre pisos
y en todo hallé ruindades:
se estudiaban veleidades
para atacar al vecino
sin importar que el camino
quede con sangre manchado
la altura odio me ha dado
con que tejer mi destino.

DESPEDIDA

Ví que el cristiano sermón
que remeció la montaña
se usa como artimaña
para que engorde el ladrón
a quien busca redención
se persiguen forma vil,
preciso es para vivir
renegar del pensamiento
por matar este tormento
pongo mi fe en el fusil.

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Para todas

Para todas
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

CUARTETA

Para las chicas de diez
Para las chicas de veinte
Para las de treinta y tres
Pá las de cuarenta y siete

GLOSA

Vestido multicolor
y un chocolate menier,
un helado y un pastel
y azucenitas en flor;
un jaboncito de olor
y postre de miel y nuez.
un diccionario de inglés
tratado de castellano,
y un paseo de verano
para las chicas de diez.

Un ramo de pensamientos,
una ilusión floreciendo
un amor azul viviendo
acariciado por dentro;
un novio de gran talento
un espejo en la vertiente,
amplia alcobita celeste
y cama de plaza y media
azahares y camelias
para las niñas de veinte.

De mimbres un costurero,
dedal de plata purita,
para hacer la mañanita
blanca lana de cordero
para su ideal primero
un recuerdo de niñez
para el que vino después
deseos que nunca muera,
canciones de primavera
para la de treinta y tres.

Olvido para las cenas,
esperanza en las mañanas
tierna voz de la campana
para sus tardes serenas;
y albahacas y verbenas,
toldos de cielo celeste
auroras para que acueste
sus sentimientos mejores,
de juventud mil rumores
pá las de cuarenta y siete.

DESPEDIDA

A las que no he mencionado
mi cerezal madurando.
con un columpio cimbrando
sus cariños del pasado;
haciendo ronda a su lado
niños de blanco vestido
bajo el brazo florecido
las mieles de mis panales
y embelesos de aclarares
en todo lo que han querido.

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