Fisonomía de la plaza Echaurren de Valpso.

Fisonomía de la plaza Echaurren de Valpso.
por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

En la plaza Echaurren
como el redondel de los cuatro vientos
con diez sutiles espadas
que le apuntan en el pecho,
y diez cintas que bordean
en su mantón de luceros.

Es cuenca de cien pupilas
que lloran cuando están riendo
la meseta en que Darío
levantó su canto al puerto.

Es mascarilla de mil pechos
con el corazón helado
porque de tanto apretarse
se exprimieron y secaron.

¿Qué decir de las mujeres
que son tuyas, Plaza Echaurren,
que en afán de ser de todos,
¡llegaron a ser de nadie…!
y que nacieron azucenas
se han hecho abejas de enjambre…

Vino hacia el puerto Serrano;
de oriente vino corriendo;
dió a Bustamante la mano
y se cortó medio a medio.

Has perdido la ternura
aún conservas los senos
con sostén de trebol blanco
encubiertos ante el cielo.

Y tienes tres abanicos
para refrescar el viento
tejidos en cintas verdes
en el telar del silencio.

Y tienes un delantal
bordado de acacias verdes
y una fuente de cristal
con caracoles alegres.

Para tus desvelos tienes
borbollones marineros,
con filos de vino fuerte
para recortarte el sueño.

Las guitarras de’ Cajilla
con cuerdas de viento negro;
las arpas de calle Márquez
con la voz del desconsuelo;
remecen los nubarrones
de tu mantilla de invierno.

Y eres un canto de estrellas
encerrado en tu pañuelo
con faldas para el olvido
con espigón de recuerdos.

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Canción del caminante

Canción del caminante
Por Luis Polanco, Poeta Popular de Santiago

Uvas del campo cubiertas
con el polvo del camino;
uvas tras cerradas puertas
que no son para mi vino
pasajero peregrino,
voy por las rutas pasando;
sin saber cómo ni cuando
he de gustar tus sabores:
yo tengo solo dolores
y al campo los voy tirando.

La tierra me dió la vida
por compensar un cariño
la tierra me dió una herida
que me duele desde niño:
canto mi dolor y ciño
en la noche mis pesares;
que sepan por mis cantares
que en la pobreza me empino
como el ave libre trino
la pasión de mis andares.

Lo que me niega el potrero
del amo que es poderoso
yo se lo cuento al lucero
en mis noches de reposo;
que sepa que el andrajoso
ama la luz, y en la aurora
que tiñe de oro la flora
que sombrea la vertiente,
le doy mi voz al torrente
de esperanza redentora.

Canta el camino y yo canto
al fin de la desventura
donde lloran seco el llanto
con solidaria ternura;
si hoy la fruta no madura
para todos en los huertos
digo que vendrán momentos
sin alambre en los sembrados
con rubios frutos dorados
y cariñosos sarmientos.

Canto cuando la tormenta
de las pobrezas golpea;
me rio sin sacar cuenta
cuando pierdo la pelea;
de la lucha sé que queda
la cicatriz en el pecho,
más, pelear por el derecho
a la vida, sin embrollos
es digno, aunque deje hoyos,
el odio, en mi libre techo.

Donde me sierran los ríos
donde los techos me niegan
desnudo el brazo y escribo
las cuentas que se me adeudan
pido a los astros que tengan
buena luz para guiarme
el día que recordarme
de los malos necesite;
el día que el pueblo grite
ven ¡es tu hora, no tardes!

LUIS POLANCO N.

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A los muertos de Pedro de Valdivia

A los muertos de Pedro de Valdivia
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago.

Hombre que buscando el pan
en la lucha te desangras
La muerte te echó a volar
como una estrella con alas.

Hombre que te echas a andar
por el camino del alba
que no detenga tu afán
la sangre en que te resbalas.

Odios de fuera y de dentro
se hicieron tropel de balas,
mellaron el sentimiento
y afilaron las espadas.

Odios contra las ideas
que la ruta te señalan
odios que quieren que seas
de los caminos que engañan.

Odios que levantan quejas
en las torres de la rabia
que despiertan rabias viejas
contra el sable y la metralla.

Odios hechos cruz de plomo
en nuestra bandera patria
que timbran con sangre el oro
que nos saquea el pirata.

Roja sangre de esperanza
que al derrame se eleva
adonde el fusil no alcanza
porque en el alma se queda.

“Magallanes” dijo O’Higgins
con la patria en la garganta;
con la bandera de Chile
Luis nos dijo: “Antofagasta”.

No hay tiempo para el olvido
de los nombres camaradas
el viento del norte herido
lo gritará en las llamadas.

Hombres que amasan el pan
sobre la costa salada
¡Gloria a vuestro capitán,
el de la mano cortada!

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Amanecer campero

Amanecer campero
Por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

CUARTETA

Una mañana de abril
la aurora estaba naciendo;
en llamas de oro y jazmín¹

GLOSA:

parecía estar ardiendo.
Suave, para las pupilas
como vertiente durmiendo
o como ensueño de lilas
que el céfiro está naciendo,
así está el cielo sonriendo
al duraznal y al jardín
al caserón y al perfil
de la parra y la ladera
y al buey y a la carretera
una mañana de abril.²

Alegre el agua, saltando
entre arena y peñascal
va sin saber, arrastrando
voces de auroras al mar
en la canción de cristal
la noche se va muriendo
en la tierra floreciendo
está el naranjo, el peumal
para este bello aclarar
la aurora estaba naciendo

Por el torcido camino
que se tiende en la pradera
con su cántaro y su niño
baja al corral la lechera;
el alba, su compañera
que siempre la vio partir
que vio correr su gemir
a través de la enramada
se despliega en la llamada
en llamas de oro y jazmín.

El bosque de manta verde
y el cerro de pecho gris
se tienden al viento alegre
y al sol que les da el matiz
es tan divino el desliz
de ilusión que va ascendiendo
hacia el cielo reluciendo
desde el trigal y la flor
que como canto de amor
parecía estar ardiendo.

Se hizo campaña el suspiro
en los jardines llaneros
La madreselva y el lirio
despiertan bajo el alero
cantó su diana el jilguero
repicaron las campanas,
el viento de la mañana
salió a bailar en la era
se levantó la pollera
de la selvilla serrana.

1  Faltó la última línea de la cuarteta: parecía estar ardiendo.
2 La décima tiene 11 líneas.

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Tristeza

Tristeza
por Luis Polanco, poeta popular de Valparaíso

Un hombre me dió motivo
para cantar sollozando;
un hombre muriendo vivo
en viejo violín cantando.
Iba como resbalando
por las cuerdas del dolor
los versos eran de amor
y la voz de desaliento;
era un sí o no es lamento,
mezcla de pena y rencor.

Era cual voz de desmayo
yendo por el questa arriba;
como hoja seca de mayo
que se rompe en la subida;
muerte que llama a la vida
en la hechicera canción
que más parece oración
que a Cristo le pide pan:
desconsuelo de un afán
que se amarra a la ilusión.

Aquí un niño o un anciano
van la tristeza tendiendo
uno alargando la mano
otro en el canto gimiendo
y el dolor corre cundiendo
en el turbión que no cambia
el martirio busca palma
que cambie la queja en trino
sale a invadir el camino
porque no cabe en el alma.

El violín en cada nota
y el hombre en cada decir
suenan a esperanza rota
de algo que quiere morir;
el cansancio de existir
a la estrofa se ha pegado
se va en el viento enredado
como un murmullo doliente
asimismo indiferente
como un suspiro cansado.

De la calle al corazón
entra la pregunta a vuelo:
– ¿Gobierno de la salvación,
donde tu pan del consuelo? –
El pueblo mostró el anhelo
de derrotar la miseria.
La promesa es cosa seria
y es malo matar la fe,
de esperanzas no hay por qué
llevar semilla a la feria.

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Desde la orilla del “Estero de Rauco”

Voces de ayer y de hoy
Desde la orilla del “Estero de Rauco”
Por Luis Polanco, poeta popular de Valparaíso

CUARTETA:

Si vienes a veraniar,
atraca loreja al río
lagüita te va a cantar
too lo que they querío.

GLOSA:

Tengo la luna soñando
bajo de la enredadera
cuando te vea llegando
se acostará en tu pollera;
Te cantará en la tranquera
mi diucón y mi zorzal:
la fragancia del rosal
se va a anidar a tu pelo
y aromará tu pañuelo
si vienes a veraniar

Vení muchacha, vení
vení tenderte en larena,
tengo ramos de alhelí
pa que te tapes la pierna;
te tengo una canción tierna
del Jacinto florecío
en el cristal del rocío
que descuelga la enramá
y pa que oigay la toná
atraca loreja al río.

Anoche soñé soñando
que ibay pasando el puente
y que por tarte mirando
se detuvo la corriente;
y se empinaban por verte
las pieiras y el arenal,
que te envolvía el sauzal
en su tierna ramazón:
que estay en mi corazón
lagüita te va a cantar.

Reondo fué mi rosal
y ahora se está alargando
como pa irte a encontrar
al camino tá mirando:
de tanto tar esperando
que vangay, ta entristecío
y en el botón ha escondío
de mi cariño el rumor
y va a decirte en la flor
too lo que thay querío

DESPEDIDA:

Yo quiero esconder mi amor
y se me enfría la fragua
si vos no me day calor
tiro tu cariño al agua;
Que importa que se deshaga
lazúcar de tus besares
si tengo en mis colmenares
el dulzor de frescas mieles
de manzanilla y claveles
de peros y de azahares.

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Verso de paz

Verso de paz
por Luis Polanco, poeta popular de Santiago

Torna paloma al olivo
tus arrullos a entregar,
que suba el amor esquivo
a la copa del palmar;
Que lo lleve el viento al mar
y que lo extienda en el llano;
que en la palma de la mano
lo lleve al prado el labriego
que sea el agua del riego
del alma del ser humano.

Paloma vuelve al alero
del caserón campesino,
echa tu arrullo al reguero
para que riegue el camino;
que adentre en el peregrino
tu voz de fraternidad;
que se haga honda ansiedad
tu ancha emoción de paz,
que no se ahogue jamás
en sangre la Humanidad.

Haz de abanico las alas
remonta las cordilleras,
toma las brisas del aura
para apagar las trincheras
que se arreen las banderas
donde el odio se proclama,
que nadie encienda la llama
para forjar las espadas;
multiplica las llamadas
a la paz, en la campana.

Con la fragancia el trigo
y el cariño de la flor,
reparte al mundo el abrigo
de surcos para el amor;
que barra tu ala el dolor
que a las almas da la guerra,
Que no se siembre en la tierra
el espanto de los niños;
echa a volar tus cariños
paloma: en la palmera.

Lleva el mensaje, paloma
en lenguaje universal
que al igual en todo idioma
el amor es inmortal;
el rubio o el negro, el mal
del mismo modo lo siente
el sur, el norte, el oriente
tiene meta parecida,
dale tu arrullo a la vida
y tu aletazo a la muerte.

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Así soy yo

Así soy yo
Por Luis Polanco, poeta popular de Valparaíso

CUARTETA:

Cuando me da rabia canto
y tiro al viento el rencor,
y ahogo en el pecho llanto
cuando me muerde el dolor.

GLOSA:

Llorando salí al camino
con el dolor a la espalda
y oyendo del ave el trino
hice liviana la carga,
no tuve canción amarga
en torno de mi quebranto
no doy cabida al espanto
ante Judas el traidor
en mi violín interior
cuando me da rabia canto.

Me clavaron los zarzales
de todas las injusticias
y canté a mis ideales
y el dolor supo a caricias;
y puedo hacer de delicias
la herida cuando es de amor
yo soy mi propio cantor
y trino en mi sangre sana
y repico en mi campana
y tiro al viento el rencor.

Donde el árbol tendió sombra,
me dormí mirando al cielo
el chepical fue la alfombra
que con amor me dió el suelo;
la tierra me dió el anhelo
de surcarla con un canto,
de flores de trigo, en tanto
el amor la inunda toda,
en su honor y por su boda
abrazo en el pecho el llanto.

Le pido luz a los astros
para cantarle a la vida
y en pilares de alabastros
dejar la letra esculpida,
llena de sol, redimida
la ruta del mundo en flor
con campanas de primor
saludando al alba clara
con risa puesta en la cara
cuando me muerde el dolor.

DESPEDIDA:

Vi el mundo triste y malo,
el dolor hizo ancho grito
sonó en campana de palo
el verbo que cantó Cristo;
en el odio se hizo tinto
el vino de la hermandad;
el templo sembró crueldad
Caín se ha multiplicado;
de nuevo oriente ha dado
Cristos a la humanidad.

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Canto campesino

Canto campesino
por Luis Polanco, poeta popular de Conchalí

Entraré a tu rancho amigo
para limar tus cadenas
para agradecerte el trigo
que es producto de tus penas;
para cantarle a las gemas
que fructifican tus llantos;
para borrar los espantos
que hay en tu vida presente
y darle en el sol de oriente
para tu esperanza un canto.

El hombre es dueño del monte,
cubre de espigas el llano,
y se abre nuevos horizontes
haciendo perenne el grano,
entregando al ser humano
nueva luz en¹ lontananza
proclama la bienandanza
en la faz del universo
y entrega al poeta el verso
pleno de fé y esperanza.

El hombre rompió el misterio
del mar, el cielo y la tierra;
terminó su cautiverio
e izó su propia bandera;
Se dió un mundo, sin frontera
para la paz y su gloria;
para inscribir su memoria
busca el futuro inmortal
y hará que cante el trigal
en violines de victoria.

Estira el brazo al futuro
por el camino del hombre;
escribe firme en el muro
ideas que tengan nombre;
donde el ideal se escombre,
pone un granito de arena
ya quien lo injusto condena,
dale en tu sangre la llama
que la simiente de grana
ha de redimir tu siembra.

¿Qué te dirán revoltoso?
¿qué “bandido” te dirán?
Diles que el nombre es glorioso
si con él se busca el pan;
Si por bien no te lo dan
has de obtenerlo peleando.
Los amos entienden cuando
ven los puños apretados.
Los yugos no son tronchados
si sólo se están mirando.

1  Hay error en el impreso con el corte del verso.

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Barrios santiaguinos

Barrios santiaguinos
por Luis Polanco poeta popular de Santiago

N. de la R. Esta composición fue recitada por su autor en el teatro Roma en homenaje a Ricardo Fonseca

Fonseca

Teteras con diez remiendos
sobre tres piedras cuadradas
maderas viejas ardiendo
sobre la tierra mojada
cáscaras de pan tostadas
para el pobre desayuno
hoy como ayer es ayuno
en la vida de los pobres
apenas le dan los cobres
para el agua y el pan duro

El hombre se va a la Vega
tal vez a cargar cajones
mientras la mujer refriega
los parchados pantalones
o remienda los jergones
en que entibió su desvelo
o zurce el viejo pañuelo
que servirá de mantilla
o quiebra con la escobilla
la escarcha que tiró el cielo

Hoy sólo tendrá la olla
cuando llegue el mediodía
el pan añejo y cebolla
en un poco de agua hervida
pero hay fuerza todavía
para seguir batallando
el pueblo sigue luchando
para quebrar su tristeza
bien sage¹ que su pobreza
no se termina esperando

Echa a la espalda la pena
y al corazón la esperanza
y a machacar su cadena
tira su grito a la plaza
y se eslabona y se abraza
al campesino, al minero
al empleado y al obrero
y al profesor y al artista;
ya no perderás de vista
su estandarte guerrillero.

Ya él se abraza con amor
si en el camino resbala
le clava el diente al dolor
y en la herida se apuntala
para él no existe mala
que no se pueda vencer
él ha formado el poder
que hará fácil el camino
él es Dios de su destino
nadie es tan grande como él.

Así son hoy tus soldados
que vigilan tus cuarteles
con los brazos estirados
para ofrendarte laureles
con tus enseñanzas fieles
tu pueblo se hizo un titán.
Yo al buscarte con afán
en el mañana te miro
de auroras es el suspiro
porque aún vives: ¡CAPITÁN!

1  Sic

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