Bagre en Vinagre

Bagre en Vinagre
Por Rafael Pérez Cabello, Poeta Popular de Graneros

En todas partes ya se habla,
de aquel roncazo “El Vinagre”.
Comentan se halló una bagre
muy “guapa” y re-quete diabla
Dicen que riñas le entabla,
tupío y sin compasión
y que lo tiene chascón,
mucho más que don Juan La¹
Onde a peliar se la gana
lo tiene ya hasta orejón.

“El Vinagre” ronca juerte
comentan sus amigazos.
Pa tomar trago es bravazo,
y pa peliar no se invierte.
Pero ya muy bien se advierte,
que le han cambiado el sendero.
Ahora es manso cordero
que se halla bien humillao,
onde tanto le han tostao
con un grandazo lulero.

La coja de “Ña Jacinta”
la viuda de “Ño Meneses”
dicen que hace pocos meses,
lo vieron ojos en tinta
onde no supo hacer finta
ni tampoco hacerse un lao.
Dicen también le ha dejao
hundías varias costillas
y enfermo por las canillas
de hospital lo ha mandao.

El turco “Ño Estanislao”
y el zunco de “Ño Montoya”
dicen que ya está en la olla
“El Vinagre” bien guirao.
Lo aseguran los mentaos,
porque “la bagre”, tan cruel,
cuando sale va con él
y pa estarse más segura
se lo amarra a la cintura
con un gruesazo cordel.

Dicen lo ven encogio,
pasar mirando hacia abajo.
Como un pobre escarabajo,
se arrastra en tierra vencido
Rompió su hogar; aquel nido,
donde antaño bien roncó,
pero ahora se encontró
con la horma del zapato.
Lo silencia a garabatos
la bagre que recogió.

1  Falta sílaba, podría ser Lana o fonéticamente Lara.

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Colo Colo, campeón

Colo Colo, campeón
Por Rafael Pérez Cabello, Poeta Popular de Graneros

Otra estrella rutilante
Colo Colo se ha ganado
la que del cielo ha bajado
para adornar su estandarte.
Ella irá por todas partes
iluminando al cacique
para que el triunfo fabrique
junto con las otras seis.
Radiantes todas veréis
Para que el indio no abdique.

Se pregona en Chile entero
y esto nadie lo discute,
que el gran Misael Escuti,
es hoy el mejor arquero;
Manuel Muñoz, artillero,
Jaime Ramírez, virtuoso,
Cua-Cuá Hormazabal, coloso,
Cremaschi y Mario Moreno,
Dos titanes harto buenos,
Rodríguez, Cortés, valiosos.

Actuaron con gallardía,
Eduardo y Jorge Robledo.
Rogelio Núñez y Oviedo.
Y el sin igual Farías.
Derrocharon energías.
También Charles Villarroel,
Isaac Carrasco, fiel
en defensa de la enseña.
Junto a Caupolicán Peña.
Jamás se dieron cuartel.

Todos esos jugadores,
chilenos de corazón,
ungieron al gran campeón.
Jugando como señores.
Vencieron como mejores,
luchando como gigantes.
Por eso muy arrogantes
ciñeron en su cabeza;
la corono con nobleza
y con altivo semblante.

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Estay bien letriao

Estay bien letriao
por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros.

¡Güen dar questay bien letriao
Peiro Paulo Jaramillo!
vos que a mi manco tordillo
dejaste bien amansao.
¡Vieray que day almirao
como vos te despresay
en tu carta, y me contay
la vía tan re_güenaza
quen la capital se pasa
y de acá ni te acorday!

¡Cuando lo iba a pensar
que vos seríay letriao!
Creida yo sólo el arao
ibay vos a manijar.
Nunca debís olvidar
tu pega de carretero;
y cuando arriávay terneros
en aquel burro mañoso
como vos, feo y tiñoso
que jué tu güen compañero.

Si seguís en tu saber,
te aseguro que abogao
vay a ser, y deputao
luego poirís acender.
Bien te sé yo comprender,
tay agora inteligente;
y a lo mejor, Presidente
de Chile, poirís llegar,
pa que hagay de allí bajar
el vino y el aguardiente.

Poirís tamién con gran tino,
ordenar pa las chicuelas
se les construya una escuela
en tu pueblo granerino.
Fíjate, bajo los pinos
de la plaza allí estudéan
tamién allí se recrean
por falta de un güen local.
Si llegay a congresal
questas cosas no se vean.

Alumnas y profesoras,
se sientan allí en el suelo;
y yo al verlas me conduelo
porque son tan sufrioras.
Las hormigas sin demoras,
les pican sin compasión
y tienen que dar leución
a las poires estudiantas,
pero nada les espanta
por recibir la instrucción.

El pájaro que mentay,
elicoltero, pues Paulo:
puee ser el mesmo Diablo
que anda porey aonde estay.
Seguro ya no rezay
agora questay dimpliao
por eso el Diablo mentao
quiere e las mechas llevarte,
y allá enlinfierno dejarte
junto con los condenaos.

DESPEDIDA:

Quiero tamién avisarte,
que tu mamá me contó,
a tu novia es que la vió
con un turco, le dicen farte.
Esto es pa que no te ensarte;
tupiito le regala
medias, zapatos, percalas,
pa traje y ande elegante;
Esta más gorda que ante
y naide dice que iguala.

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Mi suegra, la fiera

Mi suegra, la fiera
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros

Mi suegra es re maciza
pesa ciento ochenta kilos;
yo sudo sin tomar tilo
y al verme se encoleriza;
tiembla el suelo cuando pisa,
la llaman la vieja clueca,
porque su voz es re hueca
y tiene nariz de echona,
unas polleras rabonas
pa lucir las piernas chuecas.

Es harto grande su boca,
un buque puede tragarse,.
Fíjense, sin asombrarse,
bigotes tiene la foca.
Al verla risa provoca,
sus dientes salen pa´ilante
cual colmillos de elefante,
si parece el mesmo diablo,
y está casá con Juan Pablo,
un viejo chico y tunante.

A mi casa yo al llegar
medio cureque y cantando,
a mi mujer preguntando
que tenía pa almorzar,
mi suegra al oírme hablar,
en cólera se desata.
Me pegó por las re chuatas
una tanda de esas gruesas,
y en mi espinazo a una mesa
le quebró las cuatro patas.

Entre medio aturdión,
más ligero que una flecha,
la pesqué yo de las mechas
pero jué pa pior, iñor.
Mi suegra con  gran furor
pescó un plato re gruesazo
y me dió de garrotazos
con ayuda de mi suegro;
me hicieron ver burros negros,
de unos que hay muy grandazos.

En la rosca macanúa
mi suegra a mí me gritaba
y abría hartazo la jaba
pa decir, taba desnuda.
Esto no lo pongo en dúa,
puede pasarle a cualquiera.
Yo le rajé las polleras
y una chomba colorá,
que un turco le dejó fiá,
a mi suegrita la fiera.

Enredao en mi chqueta,
al suelo yo me caí,
sentándose encima ´e mi
mi suegra me dió otra fleta,
con una de sus chancletas
que se sacó de una pata;
me pescó de la corbata
para poderme ahorcar;
pero me pude escapar
de esa vieja tan pirata.

Ayer cayó enfermaza;
dice le duele un riñón,
y que tiene el corazón
toito tapao ´e grasa;
pero a mí no me la pasa
aunque en llanto esté deshecha,
porque haré harto bien hecha
una manda pa que muera
y el diablo, quiera o no quiera
se la lleve de las mechas.

Y en la noche del velorio
harto yo voy a bailar
de gusto, voy a cantar
muy fuerte como tenorio.
En medio de un gran jolgorio
le voy a ir a enterrar
y al hoyo la voy a echar
con gustazo boca abajo
pa que vaya más pa abajo
por si se quiere arrancar.

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El beso de mi madre

El beso de mi madre
por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros.

Vistiendo tules de azahar
y un manto de eternidad,
viniste en mi soledad
madre mía, a mitigar
mi angustia. Tú al penetrar
a mi cuarto, vacilante.
Yo vi una nube radiante
que a tu sien la aureolaba,
y olor a incienso exhalaba
aquello tan rutilante.

Permaneciste a mi lado
contemplando mi semblante,
que antaño era arrogante
y hoy yace triste y ajado;
Seguramente ha pasado
por tu recuerdo tal vez
madre, ahora en tu vejez
cuando mecías mi cuna,
bañada por luz de luna
en mi primera niñez.

Campanas sus melodías,
tañeron con majestad,
porque era la Navidad
y anunciaban al Mesías;
Aquel momento en que hacías
entrada a mi cuarto oscuro,
yo lo sentí, te aseguro,
cuando enjugabas mi llanto
con tu vaporoso manto
plena de amor santo y puro.

Luego que en los campanarios
cesara el gran repicar,
empezaste tú a rezar
a mi Dios de los Sagrarios;
“Ampara a los solitarios
como a mi hijo doliente”
Tú lo dijiste entre dientes,
pero con santo embeleso
para luego darme un beso
sobre mi afiebrada frente.

Sentí yo un gozo infinito
que inundó todo mi ser,
me hizo a mí estremecer
aquello creí inaudito;
Entonces di un leve grito
para abrazar con unción
la sacrosanta visión
de mi madre idolatrada;
Pero se esfumó en la nada
dentro de mi habitación.

Otra ofrenda de ternura
luego mi ser constató,
cuando en mi frente brotó
una rosa blanca y pura;
Se disipó mi amargura
y toda entera ansiedad
porque aquí en mi soledad
vino mi madre amorosa,
a regalarme una rosa
y un beso en la soledad.

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Boda entre dos flores

Boda entre dos flores
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros

La Dalia con el Clavel
recién ayer se casaron,
y en avión luego embarcaron
en feliz luna de miel:
bendito idilio tan fiel,
un Cardenal sonrosado;
siendo muy bien ayudado
por un blanco Tulipán,
que ofició de sacristán
con mucho tino y cuidado.

El altar era exquisito
su arreglo, todo era gala;
estaban allí Las Calas
en unión con Farolitos,
Amapolas vi al ladito
de La Estrella de Belén,
que sostenían muy bien
dos cirios con mucha fe;
los sueños de San José
tenían otros también.

La novia con galanura,
lució corona de Azahar,
y un esplendoroso ajuar
de Ilusión muy blanca y pura
La cola larga, finura
la formó el Manzanillón;
teniendo de incrustación
los Copihues Blanco y Rojo,
sostenida de un manojo
de Lirios, con mucha unción.

Con sus modales, muy finas,
la Rosa con la Violeta
estaban las dos coquetas
sirviendo allí de madrinas;
Al lado de ésas divinas,
había un lindo Clarín,
con un precioso Jazmín
apadrinando orgullosos,
aquel idilio amoroso
que tuvo tan dulce fin.

Fragantes damas de honor
vestían muy exquisitas;
Diez jóvenes Margaritas
con diez Magnolias de albor.
Creció la boda en primor
cuando con pericia tal,
cantó la Marcha Nupcial
la Azucena entre un gran coro
de Camelias, con voz de oro,
y con dulzor celestial.

Repleto el templo se hallaba
con flores de Primavera;
Vimos a la Enredadera
que su esplendor resaltaba;
Un Junco con ella estaba
muy rebosante y feliz;
Manojos de Flor de Lis
flirteaban con una esquiva
maceta de Siemprevivas
de muy variado matiz.

Detrás de las dos madrinas,
estaba la Oreja de Oso,
con los Cartuchos piadosos
que oraban con un China.
Seguían las Clavelinas,
el Nardo, servil y atento
con los Suspiros, contentos
tras la Espuela de Galán;
que con la Hortensia allí están,
sonriéndole a un Pensamiento.

Al final, tumulto atroz,
se formó con barullo,
cuando allí la Flor del Yuyo
tiró a los novios arroz;
Flor de Cardo alzó su voz
con gran altivez y tino,
junto con la flor de espino
el tumulto disolvieron,
luego felices salieron
los novios a su destino.

Las pintadas Mariposas
con sus alas les formaron
un carruaje, e invitaron
subiera el novio y su esposa;
La deliciosa carroza
con majestad transportaron;
Cantando allí la escoltaron
un millón de Ruiseñores,
y otros pájaros cantores
hasta que al hogar llegaron.

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Tedio

Tedio
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros

Tedio: en harapos te encierras
y en gris desierto de luna,
mi campanario en laguna
degüella soles, que aterra;
Rutas rocosas aferra
tañendo dardo de abismos
que giran sobre espejismos
y entre larvas en asombro
que habitan sueño en mis hombros
y en el dintel del cinismo.

Por ti, mi huella en cortejos
va con sus pies en arrebol
donde medita allí el sol
en negro marco de espejos;
Roto péndulo perplejo,
vomita sed de tristeza
xxx¹ en torpe cabeza
su sed carne de hastío
con frases pobres y en ríos
bebe en señal de grandeza.

Tu me degüellas la danza
en alas de mariposas
que vuelan quedo y tediosas
rozando un vuelo que avanza;
Estatuas con sus venganzas
sueñan abismos de unción
y el arco en noches de acción
lloran albores sin trinos
y en surco en piel del camino
acalló bien su canción.

Te aspiro en pobres desiertos
y en lámparas en ocaso
tu bien me marcas el paso
por los breñales abiertos,
en donde tañe conciertos
la abeja en su colmenal
que en roca gris del lunar
zumba en la altura gozosa
y al vomitar asombrosa
sueña hundiéndose en el mar.

Por tí en desgracia va huyendo
el arco iris temblando
porque hay hogueras hilando
junto a tus muros muriendo;
Sarmientos hay feneciendo
en lecho gris de pavor
teniendo a ti en su redor
blandiendo espada tediosa
con ella hilando una fosa
para un muriendote fulgor.

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Canción esperanzada

Canción esperanzada
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros

Siento un rumor de esperanza
leve, cubierto de aromas,
como arrullar de palomas
que a pasos lentos avanza
hacia mí, cual la bonanza
de noche tempestuosa.
La espera mi alma animosa
porque viene allí anidar
de nuevo, para entonar
canciones con voz airosa.

Los temas de esos cantares
lo serán siempre variados
al mar inmenso encrespado,
o al que murió de pesares;
Al perfume de azahares,
al pie descalzo de un niño
que no ha tenido el cariño
de madre en su desamparo,
Y a ella que es luz de faro
y abrigo tenaz de armiño.

Al arco iris del cielo
que vemos en majestad,
como fin de tempestad
del invierno. Y a sus hielos;
Y también al dulce anhelo
con que el ave cuida al hijo,
A todo esto le elijo
para que vuelva a cantar
y al Dios que está en el altar
con sus tristes ojos fijos.

A las fuentes cantarinas
al ruiseñor y a las flores
al valle con sus verdores,
al rosal con sus espinas;
A ti mujer que caminas
con tu fardo de dolor,
que tiene tu corazón
por haberse muerto un hijo,
y hoy postrada al crucifijo
ruegas por el con unción.

Al verano, a las gavillas
de trigo y a los pinares,
a las selvas seculares
y a las hojas amarillas
con el otoño que en orillas
del camino va esparciendo
al agua que va corriendo
por el río cuesta abajo,
regando flores del bajo
que estaban de sed muriendo.

¡Canto mío! Siempre avanza
por el camino escabroso.
Sigue sin darse reposo
con mucha fe y esperanza:
Al canto honrado no alcanza
a herir la espina en su hodor
la hiel no te cause horror
no tampoco sobresalto
que al fin llegarás muy alto
como un viril vencedor.

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El cantar del carretero

El cantar del carretero
(Fragmento)
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros.

El carretero va andando
al lado de su carreta.
Con el alma siempre inquieta
va una canción entonando.
A los bueyes va picando
apresuren el andar
al son de aquel su cantar,
que lo entona placentero:
“Tira, tira, carretero,
tira, tira, sin cesar”.

Cuando despunta la aurora
en oriente, se levanta,
al son del ave que canta
su cancioncita sonora.
El ave le dice: es hora
del trabajo, carretero.
Y entonces, él, muy ligero,
la carreta va a cargar
y cantando sin cesar
tira, tira, carretero.

Los bueyes a paso lento,
van la carreta arrastrando
por campos, donde vaciando
está el sol sus rayos cruentos.
Felices esos momentos
lo son para el carretero.
Lleva en la mano el sombrero
y canta, sin desmayar,
tira, tira, carretero,
tira, tira sin cesar.

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“El Tonto Panchote”

“El Tonto Panchote”
Por Rafael Pérez Cabello, poeta popular de Graneros.

GLOSA:

Me dicen “Tonto Panchote”
porque yo a mi pior es ná
la dejé recién plantá
y anda agora dando bote;
me tiene ya hasta el cogote
por lo pesá y hostigosa;
se ha puesto agora celosa
con la señora Rufina
y también con la Martina
dos viejas bien achacosas.

Al pasar no se que día
por la calle un vendedor
le compré yo un prendeor
en dos chauchas que tenía,
allí empezó la porfia
porque me pidió mas plata
pa comprar causeo e’ pata
y sopaipillas pasás.
tortillas con empaná
quería. ¡por las rechuatas!

Un día no lice caso
cuando arriaba los terneros,
pero ella más que ligero
me empezó a tirar piedrazos;
me pegó en l’espinazo
y me dijo: “¡onde estey!
tiáy de seguir, yo porey
hasta que sea tu esposa”,
le dije entonces ¡mañosa!
pá que te comis el güey?

Puñetes me pegó ayer
porque yo no lay llevao
onde el cura, ni ley dao
anillos como un querer;
pero eso no luay de hacer
porque no soy ná de leso;
lo se muy bien y lo expreso
porque agora hay en Graneros,
remuchos carabineros
y me pueden llevar preso.

DESPEDIDA:

Cuantá yo amor, le tuví
pero hoy, no lestoy teniendo
porque apenao estoy viendo
quiere burlarse de mi;
al deshonrarme ella aquí,
yo puallá, también puacá.
buscare otra pior es ná
que tenga mucha virtú,
por eso tonta yo a tu
te dejó… ¡eco lecuá!

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