Canto a Egipto

Canto a Egipto
Por José Emilio Mora

Te han llevado cadenas y cerrojos
para atarte de pies sobre tu tierra.
Aviones, barcos, bombas de Inglaterra
y de Francia sobre el fusil los ojos.
La soldadesca cruel y mercenaria
obedece las órdenes del Imperio
el fuego lleva sin ningún misterio
para quemar tu carne milenaria.
Pero han de pasar, hermano Egipto,
El mundo entero repudia la matanza.
Te acompaña y va con tu esperanza
Impedirá por cierto, el nuevo “edicto”
Edén y Pinaud destruirán sus manos
quebrado el brazo por el Nuevo Mundo.
Sólo odio obtendrán en lo profundo
Desde el mapuche al pueblo musulmano.
También yo voy allí con mi homenaje
Y te llevo mi canto por bandera
Y porto este fusil en bandolera
en contra este sanguinario ultraje
como un fusil está mi pluma esgrimo
y le pregono al mundo la verdad
¡No pasarán! ¡Detente iniquidad!
Con tus designios brutos y asesinos
Y no tendrás, Egipto aquel sudario
que te llevan los tories y la Francia.
Sepulta en el desierto la arrogancia
de los bárbaros y viles cavernarios
Y vencerás, Egipto, hermano mío
a la sádica fuerza y la metralla.
A la que en puerto Said hoy día estalla
con un sentido calculado y frío.

10 de noviembre de 1956

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El asalto a “El Siglo”

El asalto a “El Siglo”
Por José Emilio Mora

Cobardes, asesinos y matones
el pueblo asuelan en la vieja Hungría
Pero no contentos con la cruel sangría
hacen actuar en Chile a sus hampones
EL SIGLO asaltan. Sus máquinas destruyen.
Sádicos a periodistas allí hieren.
Las verdades son duras y les duelen.
Luego, después, felices, huyen, huyen.

Es el fascismo contumaz y puro
que quiere para el mundo las cadenas.
Es el mismo de antaño que la escena
de la historia volver quiere a lo obscuro
Son los hijos de Hitler. Son sus Tropas
de Asalto y guardias blancos
que heredaron sus botas y sus trancos,
junto con caducas actuaciones y sus ropas.

Pero no pasarán. No pueden ¡No!
Encontrarán el puño bien cerrado
del pueblo entero, firme, atrincherado
lo mismo que antes cuando los barrió,
EL SIGLO dirá siempre la verdad.
Enhiesto, alto y duro en el combate
No nos amedrenta el nuevo embate
del laque, la pistola y la arbitrariedad.

Aquí estaremos siempre defendiendo
la causa de los pueblos sojuzgados,
al obrero que lucha, al empleado,
y al campesino que vive muriendo
Y puede el cruel fascismo estar seguro
que no silenciaremos nuestra voz
Por cada golpe devolveremos dos,
porque el pueblo de Chile es hueso duro.

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